Epilogo
Los pequeños ya se encontraban en su primer año de escuela primaria, Antonio y Lovino habían estado pensando sobre dejarlos ir o no al campamento que organizaba la escuela.
Al final habían decidido dejarlos ir.
-Cuida bien de tu hermana- le indico Antonio a Giovanni.
-¡Pero si yo soy la mayor! Yo soy la que va a cuidar de él.
-¡No es cierto! Sólo porque naciste antes no significas que seas la mayor, el mayor siempre es el que nace al último, además yo soy más alto y dije mamá y papá antes que tú.
-Pues mis papás me quieren antes, y yo camine antes que tú.
-No es cierto, fuiste un accidente, me esperaban sólo a mí.
-Ya niños. No peleen- interfirió el ojimiel.
-No mami- dijeron al unisonó.
Les dio un pequeño beso en la frente a ambos.
-Compórtense como es debido- ordeno el castaño.
Antonio se agacho para besarles a ambos las mejillas y les indico que debían subir al autobús.
De vuelta a casa se sentía algo sola por la ausencia de los pequeños.
Lovino estaba sentado en la sala y Antonio se acerco a él y lo abrazo.
-Se siente un poco solitario sin esos dos por aquí- señalo Antonio.
-…
-¿Los extrañas?
-… Sí.
-Mañana volverán, mientras podemos hacer algo juntos.
-¿Cómo qué?
-Salir a divertirnos un poco.
-Ya estamos algo grandes para ir a algún club nocturno.
-No necesariamente a un lugar así.
Se levantaron, pero Daisy, la mascota de los pequeños, se metió entre sus piernas provocando que cayeran.
Lovino cayó sobre Antonio, éste podía sentir el aliento del castaño en el cuello , tomó el rostro del ojimiel y le dio un apasionado beso, cuando se separaron por falta de aire Antonio hablo.
-También podríamos darles un hermanito a Isa y Giovanni.
-Podríamos intentar- dijo ocultando el rostro en el cuello del más alto.
Antonio se levanto y cargo al castaño en brazos.
Lovino se abrazaba al cuello de éste mientras subía las escaleras.
Cuando estuvieron en la cama Antonio comenzó a besar con gran pasión a Lovino, éste enredaba los dedos en el cabello del moreno, de pronto bajo las manos a los botones de la camisa para comenzar a desabrocharla.
Cuando por fin logro deshacerse de la prende puso sus manos sobre los abdominales del ojiverde.
Fueron quitándose el resto de la ropa hasta deshacerse por completo de las prendas y estuvieron listos para lo que seguía.
Habiendo terminado permanecieron juntos en la cama con tan sólo una sabana cubriéndoles el cuerpo.
Daisy, el cocker spaniel, subió a la cama y comenzó a lamerles la cara.
-Basta Daisy- dijo Lovino entre risas tratando de separar un poco a la cocker.
-Debe extrañarlos- Antonio comenzó a acariciarle la cabecita.
Ésta se hecho en medio de ambos.
Antonio acerco el rostro de Lovino para frotar sus narices.
-Tu cara está llena de saliva de perro.
El hispano comenzó a reír ante el comentario del italiano.
-¿Sabes Lovi…? Cuando los niños iban a nacer sólo pensamos en vivir juntos, no pensamos en algo más serio.
-¿A qué quieres llegar con esto?
-Lovi, ¿te casarías conmigo?- saco un anillo de compromiso de debajo de la almohada y lo sostuvo entre sus dedos.
El ojimiel se quedo estupefacto, a continuación levanto la mano y deslizo el dedo anular dentro del anillo, después de esto se dieron un largo beso.
-Creí que te opondrías.
-Llevo casi 18 años contigo. ¿Por qué no dar el siguiente paso?