Los personajes no me pertenecen, son de Nickelodeon. Esto sólo lo hago por diversión y no con fines de lucro.
He aquí mi segundo fic que constará de tres capítulos. Tendrá un poco de Slash (si, poco), pero en este capítulo no se deja ver mucho. ¿Lograrás ver el futuro Slash?
—¡OH POR DIOS! ¡¿ESO ES-ES SANGRE?!
La señora Knight dejó escapar un grito completamente horrorizada cuando al abrir la puerta apareció la imagen de su hijo y Logan bañados en un llamativo y espeso líquido rojo que cubría sus cabezas y gran parte de su ropa. Lejos de parecer adoloridos, los chicos mantenían expresiones de molestia, pero eso lo olvidaron rápidamente cuando vieron a la madre de Kendall caer de espaldas al suelo para no volver a levantarse.
—¡Te dije que primero debimos quitarnos las manchas antes de venir al departamento!
Kendall se apresuró a levantar a su madre para después dejarla reposar en el sofá naranja que llenaba de vida el 2J.
—¿Y donde planeabas tomar una ducha? ¿En la piscina, donde todos nos vieran? —comentó regañadientes el más bajito.
—¿Y cómo voy a saberlo? ¡Tú eres el cerebrito! ¿Recuerdas?
Logan decidió ignorar los gritos de su amigo el rubio y rápidamente se dirigió a la habitación que compartían, de esa forma tomaría el primer turno para utilizar la ducha. Pero poco le duró la placentera sensación de logro porque se dio cuenta de que no podía soltar la perilla.
—¡Kendall! —gritó asustado—. ¡Kendall! ¡Me quedé pegado en la puerta!
Su amigo, quien en esos momentos colocaba una almohadilla bajo la cabeza de su madre, tardó en reaccionar ante la desesperación en la voz del chico listo. Rápidamente corrió para auxiliarlo y no tardó en comprobar que por más que jalaba por la espalda a Logan, la mano de este no cedía.
—¡Esto ha llegado demasiado lejos! —Sin ningún resultado aparente, Kendall tomó asiento en el suelo, quedando frente a su amigo que ya tenía el rostro enrojecido por la rabia—. Ahora tendremos que llamar a un médico para que nos diga como separar tu mano de la perilla. Y no creo que en este caso el doctor Hollywood sea de mucha ayuda.
Logan se calmó un poco cuando vio que su amigo estaba comenzando a arrancarse unos cuantos mechones de cabello. Él tenía razón, esta vez sus amigos habían llegado demasiado lejos pero debían mantenerse con la cabeza fría si no querían más sorpresas. De ese modo decidió tratar de calmarlo con unas palabras de apoyo, pero la tierna voz de Katie irrumpió en la habitación con una olla de agua caliente y un par de mantas pequeñas. Ella salió del baño.
—Toma —le dio el recipiente a su hermano, distrayendo sus pensamientos—. El pegamento se disuelve con agua caliente y un poco de sal. James me lo dijo después de colocarlo en la perilla de la puerta.
Kendall tardó en razonar la información que le dio su hermanita, pero después de un sonoro carraspeo por parte de su amigo se apresuró a empapar una de las mantas y la exprimió en la mano que Logan mantenía unida a la puerta. Después de unos segundos de girar violentamente la perilla, la mano comenzó a separarse del frio aluminio.
—Debo admitir que últimamente las bromas que les juegan James y Carlos son bastante buenas, e inesperadas para ustedes —rió Katie mientras Logan revisaba si su mano había sufrido algún daño.
—¡Katie! —reprendió Kendall.
La chiquilla parecía divertida con la escena frente a sus ojos, sólo que una enorme duda comenzó a crecer en su interior.
—¿Cómo fue que comenzó esto de las bromas? ¿Qué no hay un día al año sólo para embromarse unos a otros?
—Eso es diferente Katie —contestó Logan—. Para ese día en específico hay reglas, y cuando eres embromado quedas descalificado y no puedes seguir haciendo bromas. En este caso, todo comenzó después de que Kendall le hiciera una simple broma a James.
DIAS ANTES
Como casi todos los días, el sol brillaba sobre Los Ángeles y cuatro chicos aprovecharon para pasar una agradable tarde en la piscina de Palmwoods. Kendall y Logan saltaron directo a la piscina, Carlos decidió perseguir un rato a las Jennifers, y James se recostó en una de las sillas de playa para obtener un mejor bronceado.
No pasaron ni cinco minutos cuando vieron a Carlitos caer a la piscina, armando un gran alboroto y llamando la atención de los demás residentes del hotel. Seguramente las chicas lo habían bateado.
—Fue divertido —sonrió el moreno cuando sus amigos lo sacaron a flote.
—Bien, ¿Por qué no ignoras a las Jennifers por un día y hacemos una competencia de voleibol acuático? —mencionó Logan mientras colocaba el casco en la cabeza del moreno.
—¡Sí! ¡Voleibol! —dijo Kendall eufórico—. Ahora, necesitamos a James para hacer un juego de dos contra dos. ¡James! —El chico rubio levantó la mano y levantó la voz para llamar la atención del más alto— ¡Ven aquí y tengamos una competencia de voleibol acuático!
—Lo siento chicos, pero debo insistir en el bronceado. Hace días que no lo hago y mi piel puede perder el tono que la hace ver sexy.
Kendall y Logan rodaron los ojos, decidieron ignorar a James, así que buscarían a alguien más para poder jugar. Vieron a Carlos nadar alrededor de la piscina; el joven hizo una pequeña pausa para botar la playera que llevaba puesta y que las Jennifers no le dieron oportunidad de quitarse antes de entrar al agua. El rubio noto algo en el pequeño que le dio una buena idea para darle una lección al niño bonito; tenía unas ligeras líneas de bronceado en los brazos y el cuello debido a que no había tomado precaución en utilizar protector solar.
—¿Y qué tal si le damos a James una buena razón para no broncearse en mucho tiempo? —preguntó divertido a Logan.
—¡Uh! ¡Olfateo un plan! Pero… ¿Cómo podrías lograr que James deje de tomar el sol así de fácil? —preguntó.
Kendall pidió que lo siguiera, se enredaron en las toallas y fueron directo al 2J. Entraron a la habitación de Jennifer y tomaron algunas de sus cremas. Logan aún no comprendía lo que estaban haciendo hasta que regresaron a la piscina y se escondieron detrás de los arbustos que estaban situados al lado de la silla donde descansaba James. El rubio tomó el protector solar en crema que el más alto aún no se aplicaba, derramó el contenido en los arbustos y lo reemplazó con la crema perfumada.
—James te matará cuando se entere de que fuiste tú quien hurtó su protector solar —comentó Logan.
—Fuimos —recalcó Kendall—. Estás conmigo en esto, Logie.
El chico pálido chistó un par de veces antes de salir cuidadosamente del escondite junto con quien lo hizo cómplice de un delito que provocaría por lo menos un par de días en los que la cara bonita no les dirigiría la palabra.
Regresaron al interior de Palmwoods y verificaron que el chico puso algo de la crema en toda su piel expuesta para después seguir recostado en la silla. Logan y Kendall no soportaron soltar una carcajada y prefirieron regresar al 2J y organizar una competencia de videojuegos. Todo iba perfecto, hasta que pasadas tres horas se preguntaron qué fue lo que pasó con el chico lindo y su bronceado.
—Definitivamente será gracioso, Logan —dijo Kendall sin apartar su vista de la pantalla de televisión—. No sé porqué te preocupas tanto, James nunca sabrá que fuimos nosotros quienes reemplazamos el protector.
Logan tenía intenciones de contradecir a su amigo y demostrar que se encontraba muy nervioso por esa situación, pero no pudo continuar gracias a que la puerta del departamento de abrió de golpe mostrando a un rojo y enojado James mientras el pequeño Carlos asomaba su cabeza por un costado del cuerpo de su alto amigo. El cerebrito del grupo soltó un fuerte grito debido al susto, pero cuando Kendall comenzó a reír divertido no tardó en seguirle la corriente, pues el aspecto de James era apto para una mala película de comedia; tenía los brazos un poco separados de sus costados, lugar por donde Carlos se dejaba ver de vez en cuando. Su piel era de una combinación entre color rojo y marrón y parecía algo hinchada gracias a que era muy reciente, pero lo que dio el toque final fue la blanca silueta de los lentes de sol que cruzaba su rostro. Había tomado el sol con ellos y gracias a eso no se había quemado alrededor de los ojos.
El chico alto caminó tal y como un robot hecho por estudiantes de secundaria lo harían y eso provocó más carcajadas por parte de sus dos culpables amigos.
—¿Qué tienen que decir en su defensa? —Más que una pregunta pareció una orden.
—¿Nosotros? —respondió Kendall con fingida indignación—. ¿Por qué nos culpas a nosotros? ¡Nos ofendes!
—¡Carlitos los vio escondidos junto a mí antes de colocarme mi protector solar!
Kendall y Logan fulminaron con la mirada a Carlos, este abrazó a James por la espalda debido al miedo y el chico alto no pudo más que gritar debido al ardor que el abrazó provocó en su piel expuesta.
—¿Por qué lo hiciste Carlos? —preguntó el pálido con molestia—. Se suponía que era una broma.
—¡¿Y yo como iba a saberlo?! —se defendió el chico del casco saliendo detrás de su amigo—. ¡James me preguntó y yo simplemente contesté!
—¡Rayos! —dijeron Logan y Kendall al mismo tiempo.
—¡Vamos Carlitos! —ordenó James—. Ayúdame a ponerme algo para las quemaduras.
Los tres observaron a James dar media vuelta y volver a andar como robot defectuoso. Tuvieron que tapar sus bocas para no emitir el sonido de las risas que murieron en sus gargantas. Carlos fue fulminado nuevamente pero esta vez por la mirada de James. Su risa paró rápido y no dudó en seguir a su mejor amigo.
Los dos miembros restantes de la banda observaron en silencio durante un par de minutos, ya que el más alto no podía avanzar rápido debido al ardor en su cuerpo.
—Esto traerá repercusiones, ¿Lo sabías? —se alteró Logan.
Kendall le contestó con un gesto de "¿No me digas?" al mismo tiempo en que le dio un ligero empujón. Por supuesto el más bajito no se quedó de brazos cruzados y respondió a la agresión con otro empujón un poco más fuerte, comenzando así una guerra de empujones que no tardó en llegar a una lucha de fuerzas en el suelo.
Los siguientes días fueron una completa tortura para los jóvenes bromistas, pues cada persona que los saludaba, les ofrecía algo o simplemente pasaba por un lado de ellos era considerada la venganza de James. Así pasaron dos largas semanas en las que Logan y Kendall no podían ni siquiera dormir, asegurando con varios muebles la entrada a la habitación que compartían.
Por su parte, Carlos parecía ignorante de la situación y James tan fresco como una lechuga mientras día tras día el color rojizo de su piel desaparecía. Ninguno de los dos parecía poner atención a los malestares de Kendall y Logan, los cuales se manifestaban como tics nerviosos, falta de apetito, poca atención y grandes ojeras.
—Esto no puede seguir así, Kendall —dijo Logan mientras daba vueltas en la habitación después de colocar un buró, una silla, una mesa y un pequeño sofá individual en la puerta previamente asegurada con llave—. ¡Hace días que no dormimos nada! ¡Mis nervios se desbordan!
—Bien, dejemos esto por la paz —dijo el rubio mientras escuchó a su amigo frenar—. James y Carlos no han dicho absolutamente nada del asunto, y parecen totalmente ajenos a todo esto. Deberíamos olvidarlo todo y dormir un poco.
Kendall parecía tan convencido que le pidió a Logan que guardara silencio y se enredó en la sabana de su cama. No tardó en conciliar el sueño gracias a que estaba desesperado por dormir un poco. Logan no parecía convencido, pero decidió seguir el ejemplo de su amigo y rápidamente se arrojó a los brazos de Morfeo.
Todo pareció tan tranquilo al día siguiente; se levantaron y encontraron a la familia completa desayunando juntos. Ellos se unieron inmediatamente tras darse cuenta que también tenían hambre. El día siguió tranquilo; escuela, ensayos, grabaciones y una merecida competencia de videojuegos de dos contra dos para olvidar todas sus responsabilidades. Todo parecía completamente normal a los ojos de Kendall y Logan, hasta que;
—¡Es la mejor competencia que hemos tenido en años! —dijo el chico del casco con mucho entusiasmo mientras se movía de un lado a otro sobre el sillón naranja.
—¡Lo sé Carlitos! —respondió Kendall a su pareja de videojuegos de ese día—. ¡Hace mucho que no obteníamos tantos cristales de poder para hacer esto!
Un estallido invadió la pantalla y la leyenda de Game Over apareció bajo los nombres de Logan y James. Ambos chicos arrojaron los mandos sobre la mesa y cayeron exhaustos en el sillón después de darse un apretón de manos.
—¡Esto merece una celebración! —dijo Kendall palmeando la espalda de los perdedores— Traeré chatarra y algunas malteadas para compartir con los que no ganaron. ¡Vamos Carlitos!
—En la alacena que está sobre el refrigerador están dos bolsas de frituras, tráelas también —le pidió James mientras era correspondido con un pulgar hacia arriba en señal de mutuo acuerdo.
Carlos lo siguió, viéndolo marchar con ligereza, solamente que no soportó la presión y volteó a ver nerviosamente a James después de quedarse de pié junto a la mesa y dejar que Kendall siguiera su camino. James hizo gestos para que Calos ocultara su nerviosismo pero fue demasiado tarde; Logan lo había visto todo.
—¡Kendall! ¡No abras la…!
¡SPLASH! Cuando Kendall abrió la puerta del mueble de la cocina, un enorme globo pegado a esta se arrastro y pegó justo en el rostro del rubio, reventándose irremediablemente. Kendall se quedó quieto mientras un montón de pintura rosa chillante lo bañaba con descaro.
Cuando el ruido que provocó la pintura al caer al suelo cesó, el embromado giró despacio mientras escupía chorros de pintura. Sólo pudo ver a Carlos tapándose la boca para no emitir sonidos de risas, Logan con la boca abierta mientras se dirigía hacia él y a James soltando la carcajada más sonora que le había escuchado desde que se conocieron.
—¡James! —soltó Kendall—. ¿Qué es esto?
—Mi venganza —dijo con voz madura y una sonrisa pícara.
El más alto se levantó y fue directo con Carlos para rodearlo con un brazo y caminar a la habitación que tenían juntos, sólo que en todo el camino no le quitó la vista a Logan. Este lo tomó como una advertencia de que él era el siguiente. Después de ver a la pareja de bromistas cerrar la puerta tras ellos, el listo del grupo corrió hacía Kendall y lo estrujó con desesperación.
—¡Kendall! ¡Kendall! ¿Qué voy a hacer? ¡Estoy seguro de que James no tardará en hacerme una broma igual o peor a esta! —dejó de estrujar a su amigo cuando con cara de asco se dio cuenta de que sus manos estaban llenas de pegajosa pintura rosa.
—Esto es la guerra —susurró Kendall, ignorando por completo las suplicas de Logan.
Los días siguientes en la escuela fueron toda una tortura para el líder de la banda, pues resulta que la pintura que James utilizó para la broma era bastante fuerte, dejándole un vivo color rosado en el cabello por casi una semana. Por su parte Logan había vuelto a su crisis diaria, pues estaba seguro que en cualquier momento James atacaría en complicidad con Carlos.
Fue entonces que la brillante mente de Logan se activo antes de colapsar por la ansiedad que sentía. Sería él quien ataque antes, y su estrategia ya la tenía definida; atacaría al más débil. Después de los ensayos, regresaron a Palmwoods y puso en marcha su plan; pegó varías monedas de distintos valores al suelo y esperó la rutinaria llegada de Carlos que iba a diario al parque por una salchicha envuelta.
Y así pasó. Carlos entró por la puerta principal con dos salchichas en cada mano y no pudo evitar que las monedas en el suelo llamaran su atención. Logan permanecía escondido detrás de uno de los sillones y pudo ver como Carlitos giró la vista un par de veces para asegurarse que nadie lo estuviera viendo. Corrió hacia las monedas e intentó levantarlas, cosa que jamás pasó y causó desesperación en el chico más inocente de la banda. Logan aprovechó la distracción de Carlos para salir detrás del sofá con una cerbatana lista para disparar chicles previamente masticados.
—¡Logan! ¡Auxilio Logan! ¡Ayúdame!
El grito de terror que Kendall dejó escapar cuando entró corriendo hizo que el chico listo se tragara uno de los chicles que iba a ser utilizado como proyectil. El joven temporalmente con el cabello rosado se escondió detrás de Logan en un intento de evadir aquello que le provocaba miedo. Lo que el más bajito no pudo creer fue la escena que ocurrió a continuación; un James totalmente rojo de la ira entró con unas esposas en su mano derecha que lo unían a… ¿Una botarga de perro?
—¡Ya te vi Kendall Knight! ¡Estás detrás de Logan! —El más alto lo señaló acusadoramente—. ¡Quítame estas cosas de inmediato! ¡Este perro tiene pulgas!
—¡Es una botarga! ¡Tonto! —respondió Kendall.
El acusado corrió directo a los elevadores para escapar de la furia de James, lo que provocó que este lo siguiera, pero no pudo avanzar gracias a que Carlos seguía intentando despegar las monedas del suelo y tropezó con él. La botarga terminó sobre ambos y Logan no tuvo más remedio que seguir a su compañero de bromas.
Continuará…
¿Logrará James hacer una buena broma a Logan? Esto y el desenlace del recuerdo en el siguiente capítulo.