El cielo se partió en dos y perdió su poder...
Face
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El tiempo parecía haberse detenido en la habitación, todos estaban estáticos incluyendo al siempre inquieto Lambo.
-Reborn ¿es verdad lo que dices? – Bianchi fue la primera en romper el silencio.
-Si – contestó igual de serio.
-E… eso no puede ser verdad – Gokudera seguía en shock.
-Solo debe ser una broma, ¿no? Niño – Yamamoto rio un tanto forzado.
-¿Parece que estoy bromeando? – soltó Reborn ocultando sus ojos bajo la sombra de su fedora.
-¡Pero nosotros nos hemos ganado el derecho a tenerlos al EXTREMO! – reclamó el peli blanco.
-Onii-chan – intentó calmarlo Kyoko pero ella misma se sentía aturdida con todo lo ocurrido.
Al igual que Haru, no podía creer lo que pasaba. Aun cuando ambas no sabían mucho del mundo mafioso entendían la importancia, el valor que tenían los anillos; en especial por el valor que los chicos les daban.
-Ese derecho no importa cuando el Jefe no reconoce a los poseedores como sus Guardianes – siguió el bebe con voz seria.
-Pero fue el Jefe quien nos los dio – Chrome se llevó la mano al pecho.
-Técnicamente los anillos nos los dio el Padre de Tsunayoshi – habló Mukuro reemplazando a Chrome – nosotros fuimos escogidos por él y el (ex) Arcobaleno – sonrió con sorna.
-¡Lambo-san no regresara la cosa brillante! – gritó de pronto el niño vaca - ¡Le pertenece a Lambo-san!
-¡Lambo, cálmate! – I-pin agarró a su amigo evitando que saliera huyendo, primero tenían que aclarar todo.
-¡No importa quién nos diera los anillos! ¡Nosotros somos los Guardianes del Decimo! – bramó Gokudera encarando al Ilusionista.
-Es verdad, somos los amigos de Tsuna – dijo jovial el espadachín.
-Oya, oya ¿y él los recuerda? – preguntó sin inmutarse – No, no lo hace – dijo burlón.
-¡Bastardo!
-Tranquilo, Hayato – Bianchi tomó al menor por la espalda.
-¡Basta ya! – Reborn regresó la atención a él mismo.
Entendía perfectamente cómo se sentían todos, pero no era el momento para estupideces. El Noveno había dado un orden y debía ejecutarla sin importar que.
-Niño – Yamamoto lo vio significativamente en espera de algo que no pasaría.
-Todos, sin excepción, regresarán los anillos – dijo al momento que sacaba el pequeño cofre y lo abría – es una orden del Noveno y debe cumplirse.
Mukuro fue el primero en pararse y acercarse a Reborn.
-Bien, desde el principio nunca acepté el titulo de Guardián – dijo mientras se sacaba el anillo – yo me encargaré de Chrome – puso el anillo en el cofre.
A pesar de sus palabras una extraña sensación se apoderó de él, pero simplemente la ignoró, después de todo no es como si le importara lo que pasara con Vongola o Sawada Tsunayoshi. Le dio una última mirada al anillo, si, nada de eso tenía importancia para él.
-Kufufufufufu – con una última risa desapareció del lugar.
-¡Chrome-chan! – gritaron las chicas.
-Ella estará bien – tranquilizó Reborn, las chicas no pudieron más que quedarse en silencio una vez más.
Hibari, que había estado recostado el tejado, entró por la ventana y sin decir nada se acercó al cofrecito y depositó el anillo de la Nube. Aunque le causaba cierta curiosidad el cambio en el extraño herbívoro, la situación no podría importarle menos y el regresar el anillo no suponía nada extraordinario.
Le dio una última mirada al bebe, ya encontraría la forma de tener su batalla. Saltó por la ventana y se fue ignorando la extraña sensación de estar dejando algo importante atrás.
-Mukuro, Hibari – Yamamoto se quedó viendo a la ventana ¿realmente era tan fácil para ellos dejar todo esto?
-Esos bastardos – gruñó el peli plata.
-Es su turno – la voz de Reborn los trajo de vuelta a la realidad.
-¡Yo no quiero entregar mi EXTREMO anillo! – Ryohei se paró decidido - ¡hablare con Sawada y aclararemos todo esto al EXTREMO!
-No puedes hacerlo – el Sicario lo vio fríamente – solo entrega el anillo, Ryohei.
-¡Me niego!
-Onii-chan – llamó Kyoko, no quería ver a su hermano de esa forma, pero no tenían opción y para ser sinceros, de cierta forma se sentía aliviada. Al regresar el anillo su hermano se vería fuera de todo ese mundo peligroso, por muy doloroso que fuera dejar a sus amigos.
-Ma, supongo que no hay otra opción – el pelinegro se sacó su anillo.
-¿¡Que crees que haces, Estúpido freak!? – Gokudera se revolvió en los brazos de Bianchi - ¿¡Vas a dejar al Decimo así de fácil!?
-Claro que no, Tsuna es mi amigo aunque no me recuerde – dijo mientras ponía el anillo en el cofre – pero en lo que encontramos una solución para esto lo mejor es cooperar. Además ¿Qué si no tenemos los anillos? Eso no nos hace menos o más cercanos a Tsuna ni tampoco quiere decir que dejaremos de protegerlo. Nuestros lazos con él no se mantienen por meros anillos, estamos más allá de eso ¿no crees?
Todos en la habitación vieron con asombro al beisbolista, sus palabras eran ciertas.
Reborn sonrió sutilmente, su alumno tenía buenos amigos.
El peli plata lo observó por largos segundos y después pasó su vista al Hitman. Con un movimiento brusco por fin se soltó del agarre de Bianchi.
-Esto solo será momentáneo – dijo mientras se sacaba el anillo, nunca lo admitiría pero fue tocado por las palabras de Yamamoto
-¡Estoy con ustedes al EXTREMO! – Ryohei regresó el anillo - ¡Nuestra unión con Sawada es más que esto!
-Chicos – sonrieron las chicas presentes.
-¡Wuaa! – el llanto de Lambo se hizo escuchar - ¡Estúpido Reborn!
-Bien, con este estamos completos – el bebe colocó el anillo del rayo con los demás y los observó.
-¿Qué pasará ahora, Reborn-chan? Des~u– preguntó Haru tras unos segundos de silencio - ¿Con los anillos y con Tsuna-san?
Reborn levantó la mirada al momento que cerraba el cofre.
-El Decimo Vongola no puede estar sin Guardianes y los anillos no pueden estar sin dueño. Buscaremos nuevos Guardianes para Tsuna.
Un silencio pesado y frío cayó en la habitación.
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La tarde había caído y Tsuna por fin regresaba a casa.
El día fue bastante aburrido y anormal, no lograba entender cómo es que el extraño estudiante transferido lo mirara tanto y sin cansarse. No le incomodaba que lo vieran fijamente sino el que lo viera con una mezcla de añoranza y tristeza, sin olvidar la adoración ¿Desde cuándo un hombre miraba de esa forma a otro hombre? Vale, tal vez el chico era gay y no tenía problemas con ello, pero si estaba interesado en sus huesitos que no fuera tan obvio, por favor.
Y no solo era el extranjero, también la estrella del beisbol no dejaba de sonreírle bobamente y llamarlo con tanta familiaridad. No recordaba haber hablado alguna vez con el peli negro ni haber hecho algo bueno por él como para que ahora lo tratara tan amigablemente.
También estaban el sempai del boxeo y su hermana, sin mencionar al temible prefecto, que desde su llamada de atención parecía estar vigilándolo a cada instante. Luego un ruidoso niño vaca y una ¿niña? de curiosa cabeza se atravesaban en su camino cada vez que salía de su casa, al igual que una chica castaña que lo acechaba y seguía. Y no olvidemos las extrañas alucinaciones sobre piñas.
Todo se había vuelto tan extraño desde que encontró a esas mismas personas en su casa el otro día. En serio ¿Qué se traían con su persona?
Soltó un suspiro alejando esos pensamientos de su mente.
-¡Estoy en casa! – anunció una vez entró en su hogar.
Por un momento le pareció tan silenciosa y vacía.
-Bienvenido, Tsu-kun – Nana salió - ¿Qué tal tu día?
-Lo de siempre – se encogió de hombros.
La mujer rio un poco.
-Por cierto Tsu-kun, he contratado un tutor privado.
-¿Un tutor? No necesito uno – la vio confundido, no creía requerir a un tutor. Sus calificaciones eran regulares y fuera de su actitud, no tenía problemas escolares.
-Lo sé, pero tu Padre lo envió, dijo que te haría bien – le sonrió con aire soñador al pensar en su marido.
El castaño frunció el ceño - ¿Desde cuándo le importo a ese hombre? – gruñó.
-¡Él es tu Padre, Tsu-kun! – regañó la mujer – y yo también creo que te caería bien un tutor. Así que nada de 'peros', ahora ve a tu habitación y preséntate – con eso dicho dio media vuelta y regresó a la cocina.
Tsuna hizo un mohín y subió las escaleras, no tenía oportunidad cuando su Madre decidía algo. Una vez llegó a su habitación abrió la puerta de golpe.
-Hola, mi nombre es Sawada Tsunayoshi y… - su presentación murió al no ver a nadie dentro - ¿No se suponía que el tutor estaba aquí? – se dijo a sí mismo y estaba a punto de salir a preguntar a Nana cuando una voz aguda se escuchó.
-Ciaossu – Tsuna bajó el rostro y se encontró con un bebe vestido de traje y fedora.
-¿Quién…-.
-Soy el Katekyo Hitman, Reborn – el bebe le sonrió – y estoy aquí para convertirte en un Jefe mafioso – terminó esperando ver la expresión que pondría su estudiante.
-¿¡Que!? – gritó el castaño.
Reborn sonrió.
Si, era la misma expresión patética de la primera vez que se conocieron.
Tsuna seguía ahí.
... y nos alejamos más, más y más.
N/A: Despues de taaaanto tiempo, por fin he actualizado y no solo esta historia. Señoras y señores, mi regalo para este fin de año, una actualizacion combo!
Oh yeah (ewe)
En fin, gracias por sus comentarios y por seguir leyendo esto. So, tambien espero sus comentarios y si gustan(?) dense una pasadita por mis otros fic's.
¡Feliz Navidad -atrasada- y que tengan un genial fin de año y comienzo de otro!
Pd. Disclaimer: Como siempre, los personajes de KHR no me pertenecen -por desgracia-.