Iremos juntos, caminando hacia el futuro...
Face
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Una broma.
Tenía que ser una maldita broma.
No había manera de que lo que estaba ocurriendo fuera real. Que de un día para otro su realidad, aquello por lo que pasaron y lucharon en todo ese tiempo se hubiera esfumado para él.
Al despertar esa mañana no esperaban los cambios ocurridos, nada los había preparado para eso y estando ahí, con él frente a ellos aun esperaban que su rostro mostrara la radiante sonrisa que tanto amaban, les mirara nervioso y les dijera que no era más que una broma.
Los minutos pasaban y eso no ocurría.
Sawada Tsunayoshi solo mantenía una expresión indiferente, sus ojos siempre cálidos y transparentes los miraban con ajenidad y un deje de frialdad, la mirada que les dedicaba era la misma que le das a un completo extraño. Su expresión era la misma, aunque un tanto más relajada, que cuando estaba en Hyper modo, con la diferencia de que sus ojos se mantenían del mismo color caramelo y que ¡no estaba en Hyper modo!
-¿Quiénes son y que hacen en mi casa? – su voz tranquila, pero brusca y cautelosa no hizo más que presionarles el corazón.
-Déjate de juegos, Dame-Tsuna, no va contigo – Reborn fue el primero en hablar desde el hombro de Yamamoto.
-¿Dame-Tsuna? ¿A quién crees que llamas así? Bebe – el castaño lo vio con irritación y sin una pisca de temor como solía hacer.
Reborn lo vio enojado, pero no hizo nada, lo que importaba ahora era aclarar la situación… una que por primera vez, no lograba entender.
-Vamos, vamos – Yamamoto tomó la palabra en vista de que el resto seguían callados, incluso el siempre gritón Ryohei – seguro estás enfermo, ¿no? Tsuna – le sonrió como siempre, deseando estar en lo correcto.
El castaño lo vio con una ceja alzada, claramente dudando de la mentalidad del pelinegro.
-Tú eres el chico del beisbol ¿no? – inquirió sin la mas mínima curiosidad.
-S… si – vaciló un poco forzando su sonrisa – soy Yamamoto Takeshi.
-Oh, sí – aceptó indiferente.
-¡No entiendo nada al EXTREMO! – Ryohei gritó dejando salir lo que sentía - ¡pero estas muy extraño, Sawada! – replicó dando un paso hacia el moreno.
-Lo extraño es que personas que no conozco estén invadiendo mi casa – dijo a su vez tapándose el oído izquierdo, claramente aturdido por el grito – aunque me sorprende que el Presidente del Comité Disciplinario este aquí – comentó al reparar en la presencia del carnívoro en una esquina de la sala.
Hibari solo lo miraba, obviamente también estaba intrigado por el comportamiento del herbívoro, pero todo esto ya estaba de más, las ganas de morderlo hasta lamuerte aumentaban con cada palabra.
-Esto no es divertido, Sawada Tsunayoshi – Mukuro lo vio con burla, pero podía notarse cierta tensión en él.
-¿Tú crees? – respondió sarcástico, era claro que nada ahí era divertido – por cierto, ¿Qué onda con tu cabello? – lo vio raro.
-Boss – musito Chrome sosteniendo en sus brazos a un par de llorosos Lambo e I-pin.
-De… decimo – Gokudera por fin se decidió a hablar, era por mucho el mas shockeado de todos, no podía creer la actitud de su amado Jefe.
Tsuna volteó a verlo con la misma expresión.
-¿Por qué me llamas asi? – preguntó, si ya era molesto tener gene desconocida en su casa lo era aun mas que lo trataran con tanta confianza y que además lo llamaran con extraños apodos.
-Decimo, ¿usted realmente no nos reconoce? – preguntó ignorando la pregunta del castaño, lo único que quería era saber que sucedía, no había forma de que su Decimo los tratara así.
-¿Se los digo con manzanas o qué? – dijo ya irritado – no conozco a ninguno… nunca en la vida había visto a ese bebe – señaló a Reborn, quien no dejaba de analizarlo con la mirada – al par de piñas – pasó por alto la mirada enojada del chico y la triste de la chica – al chico del beisbol, al Prefecto y al gritón, creo que van a la escuela; a ti y a esos niños extraños tampoco los conozco – pasó su mirada por cada uno de los presentes – no sé quiénes son y no creo que me interese saberlo – dijo por ultimo.
Eso dejo a todos helados, no había forma de que su Tsuna les dijera todas esas cosas, pero ahí lo tenían. Tan indiferente y frio como nunca imaginaron.
-Tsu-kun, ¿tú y tus invitados quieren algunos bocadillos? – Nana salió de la cocina con su siempre amable sonrisa, claro que el verla era igual de doloroso que con el castaño.
-¡Mamma! – gritaron Lambo e I-pin.
-¿Are? – la mujer vio a los pequeños – es lindo que me digan así, pero no soy su Mamá – dijo de manera inocente sin saber el daño que les hacía, incluso Reborn sintió una opresión en el pecho.
-Gracias, Kaa-san – Tsuna se volvió a su Madre – pero ellos ya se van y yo saldré un rato – informó sonriéndole levemente.
-Ya veo – asintió tranquila – fue un gusto conocerlos – se despidió del grupo – y ten cuidado en tu paseo, Tsu-kun – con eso ultimo regresó a la cocina.
Eso no había sido más que una escena completamente ajena para todos ellos.
-Me iré por ahora, cuando regrese espero no verlos por aquí – Tsuna les dio una última mirada y luego se dirigió a la puerta.
Los Guardianes y Reborn se mantuvieron estáticos en su lugar siendo acompañados por los sollozos de los niños. Escucharon el sonido de la puerta al cerrarse y entonces su mundo se vino abajo.
Todo había pasado tan rápido que incluso el día anterior, justo el día en que festejaron el cumpleaños número dieciséis de Tsuna, les parecía un recuerdo lejano.
Y es que no había manera de que lo comprendieran, el día anterior había sido completamente normal, Tsuna era el de siempre; patoso, torpe, amable, sonriente y hoy… hoy no era más que un chico completamente diferente.
Su precioso y amado cielo había cambiado de un día para otro de manera inexplicable y terriblemente dolorosa para ellos, aunque algunos no lo admitieran, hasta la dulce Nana no los reconocía.
En medio de toda aquella confusión y aunque todo indicara lo contrario, no hacían más que desear que todo se tratara de un sueño o una simple broma de mal gusto. Ellos deseaban de la misma manera que habían deseado la noche anterior… si tan solo se pusieran a pensar un poco en ello tendrían la respuesta y esta pesadilla no estaría sucediendo.
Todos tenían una sola pregunta en mente.
-¿¡Qué demonios está pasando!?
... El día que nos demos cuenta que el Cielo es uno, que es grande y maravilloso.
-Disclaimer: KHR pertenece a Akira Amano, la trama de este fic es mia-.
Las palabras en negrita son de: History, Exo-K.
N/A: Nueva idea
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