Dolor
Por: DollyPop12
Traducción por: GirlSchiffer


Disclaimer: Shingeki no Kyojin y sus respectivos personajes pertenecen a Hajime Isayama.

De igual manera, el fic no me pertenece, la propietaria de este escrito es el usuario DollyPop12. Por lo tanto, esta es solo una traducción inglés-español autorizada.

Lo único que me pertenece es la adaptación al idioma.


Su vida era mala. Desde el principio esta se vio llena de suciedad, tristeza, decepción, pero sobre todo: muerte.

Pero a pesar de todo esto, también la tenía a ella ¿así cómo iba a quejarse? Petra Ral era tan incesante en su vida, siempre estuvo allí para él, siempre tan carismática, brillante y hermosa.

A sus ojos era perfecta.

Nunca en su vida Levi pensó conocer a alguien tan radiante, de ojos vivaces y pelo sedoso.

Petra Ral, sin duda, un enigma viviente.

La confianza de la chica fue digna de él. Sin embargo, Levi pensaba que aquella joven siempre puso su fe en cualquier cosa del cruel mundo donde tuvieron la dicha de nacer. Ella era una mujer verdaderamente amable para ser un soldado, con su sonrisa tan constante, que aun estando tan cerca de la muerte terminaba por regalar y por ello no puede evitar sacudirse de pies a cabeza al recordar su cadáver. Tal vez esa fue la razón por la que se fue, después de todo en ese mundo no eran bienvenidas personas de buen corazón y de cálida sonrisa.

Nunca lo negó, la confianza que le otorgó a la muchacha de pelo marrón siempre sobrepasó a la que le tenía a los demás. Siempre entendió del porque hay tan pocos soldados de la legión que sobreviven, aun así había veces en las que se sentía el único. Pero este pensamiento desapareció cuando la conoció. Él siempre fue bueno en notar a los soldados capaces de sobrevivir. Petra era una de las que cazaban y no permitían ser presa de los titanes, por eso y más la joven llamó la atención de Levi, hasta al punto en el que él mostró respeto hacia ella.
Desde que la vio llegar a la legión notó su esmero por sobresalir. Prácticamente la mujer se estrenó, hasta que logró llegar a la cima, desgraciadamente, al ser un sobreviviente de los exploradores, uno tenía que acostumbrarse a caminar entre cadáveres y llevar la carga de los caídos, es por ello y más que le admiraba, Petra era capaz de soportar todo eso y aun así seguir sonriendo.

Así aprendió a respetarla, al igual que envidiarla al descubrir que era una experta del trabajo en equipo. Sin duda, ambos eran excelentes para hacer muertes en solitario, pero en conjunto, eran la victoria impecable. Ellos eran la esperanza.

Ella era su esperanza.

Era tan extraño tenerle en un mundo tan feo, tan lleno de maldad, sangre, lágrimas y donde la misericordia se desconoce por completo, pero algunos tenían la maldita suerte en eludir tanta desgracia. En cambio la confianza, la fe, la esperanza y el amor eran desconocidos en su mundo.

Levi siempre consideró a los soldados asesinos, incluso a él mismo, después Petra entró en su vida, y al igual que él, ella era un soldado, a pesar de esto, él siempre la consideró bella. Por lo tanto, esto fue suficiente para convencerle que el asesinato era bello.

Solía verle entrenar, sus movimientos siempre fueron suaves y elegantes, por lo cual le encantaba observarle por minutos, a veces con una mano en la mejilla. Solía oír a Hanji suspirar como si estuviera viendo algún tipo de romance. Pero nunca le reprochó nada, ya que Petra en verdad era para admirar, sin duda, una belleza de pelo marrón, él a veces pensaba que tanta delicadeza en ella reflejaba lo pura que era su alma, como si fuese un faro de luz, la única luz de su oscura vida.

Recordaba que la chica solía llorar demasiado por la pérdida de sus compañeros y su cara se teñía completamente de lágrimas. Él siempre encontró esto como algo impuro en los demás, pero lo toleraba en ella. Él aun siendo inmundo, nunca podría manchar algo puro y perfecto. Una parte de él quería limpiarla: "todo lo que es sucio no debe ni puede existir", pero siempre hacia una excepción con ella.

Es decir, se hizo una excepción.

Porque la vida, la vida era fea y se la llevó a ella para que al fin pudiese quejarse. Nada bueno realmente le sucedió al sargento antes de que ella entrara en su vida. Un día simplemente se encontró mirándola con tanta fuerza que se imaginó cómo se sentiría tocar su piel, su cabello, como se sentiría hacerle el amor. Y al ser tan curioso, lo comprobó. La hizo completamente suya una noche, y esta no se reusó en entregarle todo su ser.

Fue glorioso, pero ahora, sólo le dejaba un sabor agridulce en la boca y un dolor escondido en sus ojos. Ahora, ella se había ido, arrebatada en lo que le pareció un instante, aun así se fue como una de las mejores, luchando contra aquel monstruo de aspecto femenino y por ello siempre viviría en él, llevando consigo su voluntad, al igual que su recuerdo.

Después de divagar se da cuenta que ahora se encuentra en su habitación, con aquella carta en sus manos sintiendo aquel vacío en su estomagó incrementar, la rabia se apodera de su cuerpo y no le queda más que romper la almohada en pedazos. La imagen del padre de su amada acude a su cabeza y recuerda como el hombre se quebró de igual manera al enterarse de tal pérdida.

Esto sólo logró hacerlo dos veces más terrible para él.

Apretó sus puños con la carta en mano, y la abrió de nuevo, trazando sus dedos sobre la escritura mientras sacaba una foto.

La foto de su boda.

Observó el retrato mientras una pequeña gota de agua recorría su mejilla. Maldice aquella lluvia y no se da cuenta que esta está en su interior.

Ella se ha había ido y el mundo era feo de nuevo, o mejor dicho, más feo, porque nunca fue hermoso. Sólo fue una utopía suya, la cual recreó cuando ella estaba con él. Ahora, no la tiene, ya jamás podrá pasar las noches con ella, oler su embriagador aroma, acariciar su tersa piel o mirarle a los ojos. Ella ya no puede estar allí para revolver su cabello y despertarlo de alguna pesadilla. No puede estar allí para abrazarlo y hacer desaparecer el vacío que se acumula en él después de una expedición. Petra fue la luz de su vida, la que hizo su mundo mejor.

Sin embargo, el sargento siempre tuvo una tarea y tenía que cumplirla, pero Erwin notó lo frio que Levi se había vuelto cuando ella falleció. El comandante siempre insistió en ayudarle, pero el pelinegro negó rotundamente el apoyo por parte de los demás. Erwin sabe que la muerte de Petra fue la más dolorosa de todas para él que para los demás, por lo que le tiene permitido llorar, aunque él agregue que no es necesario. Por eso precisamente el comandante le dio tiempo, tiempo para olvidarla. Tiempo que el sargento suele gastar recordando el brillo de las mejillas de la chica cuando la beso por primera vez.

Irritado toma su almohada aún más fuerte y solo siente aquel vacío en su estómago acumularse hasta hacerse insoportable. La imagen de Petra viene de nuevo a su mente, recordando la vez que le prometió protegerla de cualquier daño. Se inclina en su cama y se aflige.

Aunque sólo sea por una noche, él se permitirá sufrir por aquella pérdida. Siente la humedad de la almohada, y la caída de la foto que tenía en la mano; mantiene aquella imagen en su mente. Maldice a la lluvia, su lluvia interna.

El hecho de guardar todo lo que siente se le hace insoportable, por lo cual, al fin después de tanto deja salir todos los sentimientos acumulados en su ser.