Disclaimer: Los personajes y el mundo de Shingeki no Kyojin son obra de Hajime Isayama.
Personajes: Rivaille y Jean.
ADVERTENCIA: Historia chico x chico. Yaoi.
SPOILER: Capítulo 47.
Ilegal
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Jean estaba en el patio, en medio de la oscuridad escuchando los grillos y quejándose en silencio.
Quejándose de Armin y sus locas ideas de titanes formando las murallas, quejándose con el destino en caso de que eso fuese cierto, quejándose de Eren por… por ser Eren, quejándose de Mikasa por vivir pendiente de él, del líder de su escuadrón por estirado. Incluso de los titanes, por escoger justamente a los humanos para comer habiendo tantas especies más en el planeta, en fin quejándose del mundo entero.
Recordó la imagen de Mikasa quedándose en el cuarto de Eren… de nuevo. Cada vez que el idiota era secuestrado o acababa en líos, terminaba en cama por días con ella pendiente de cada respiración del imbécil. Se irritó.
Había salido para despejarse y no pensar en nada, pero le resultaba imposible.
Eren era un imbécil, sin otra cosa que los titanes en su cabeza, por eso acabo convertido en uno, fue un castigo cósmico. Y Mikasa por su parte dedicando toda su existencia a Eren, quien por cierto tendía a dejarla de lado sin dudar.
¿Qué educación de mierda recibieron esos dos?
Resopló irritado lanzando una piedra lejos. Recordó la primera vez que vio a Mikasa.
—Hermoso cabello negro— dijo a la oscuridad.
Entonces una sombra se movió y ante él, casi materializándose de la nada, estaba nada más y nada menos que el sargento Rivaille. Tragó grueso, no lo había sentido acercarse ¿Desde cuándo estaba ahí?
Contempló el metro sesenta que era la totalidad de la altura del soldado más fuerte de la humanidad, lo que cuando supo le pareció irónico, pero dejó las burlas de lado y notó el cabello.
"Hermoso cabello negro"
Rivaille lo miraba impasible y la sangre se agolpó en su rostro. ¿Él lo había escuchado? Y también tenía cabello negro.
—Y...yo no me refería a usted— soltó desesperado por aclarar el malentendido.
El soldado alzó una ceja y Jean temió haberlo ofendido.
—Quiero decir, tiene un cabello bonito pero yo... — ¡oh mierda! ¿Qué estaba diciendo? —Eh pe... pensaba en otra persona.
Jean quería encogerse y desaparecer, o al menos que el sargento dejara de mirarlo. La cosa más irreal sucedió entonces. Un sonido sofocado le llegó y al mirar sorprendido al hombre, casi podía jurar que fue una risa ahogada.
Y es que para Rivaille un chico alto sentado en un muro, parecía encogerse deseando esfumarse mientras balbuceaba sobre cabello negro. Además había algo en ese joven… no podía explicarlo.
—Eso imaginé, nunca han elogiado mi cabello.
Lo dijo muy serio, viendo como el tono rojo en el rostro del chico se extendía a las orejas y a su cuello.
— ¿Qué hace afuera de todas formas soldado?
Jean confundido ante el giro de la situación fue como siempre, sincero.
—Pensando en la mierda del mundo.
Luego se arrepintió al ver como el hombre lo miraba intensamente, y dándose cuenta tarde que dejó el "señor" de lado.
—También eres del escuadrón de Eren— No lo preguntó, lo recordó junto a Armin el otro día.
Jean hizo mala cara y asintió. —Sólo espero no convertirme en un jodido titán. O acabar muerto por uno de ellos, si no es mucho pedir.
Rivaille pasó al lado del particular muchacho y se sentó en el muro, no muy cerca del chico, pero lo suficiente para ponerlo nervioso. Empezaba a creer que el escuadrón 104 dio reclutas de lo más interesantes.
— ¿Quedan muchos de ese escuadrón?
Jean sentía su pulso dispararse, el hombre lo ponía nervioso y eso le molestaba. ¿Por qué se sentó? ¿Planeaba en serio conversar con él? ¿Un simple novato?
— ¿Humanos? — dijo con oscuro humor pensando en Reiner y los otros. Se puso serio segundos después y le respondió —Algunos, los únicos dementes que entramos a la legión y que seguimos vivos, somos Sasha, una loca con problemas de alimentación, Connie el enano, y yo.
¡Mierda! - Pensó Jean de inmediato. Dijo enano ¿Cierto?
—No es que tenga problemas con los enanos, yo... — Por todos los cielos, iba a morir y no a manos de un titán, si no por las de un enano.
—No sabes cuándo cerrar la boca ¿no?
Jean asintió pensando que en medio de la oscuridad nadie se daría cuenta de su cadáver hasta la mañana.
—Es un hábito— se excusó aunque nunca le había importado, sólo quería salvar el cuello.
Rivaille podía entenderlo mejor que nadie. —Puedo imaginarlo.
—Créame no puede.
Quiso taparse la boca por ser tan irreverente, pero el hombre no le reclamó.
—Entonces aparte de Eren, Armin y Mikasa, hay una loca de la comida, un enano y un bocazas.
Jean rió nerviosamente al pensar en sí mismo como el bocazas, dándole un punto al hombre a su lado.
—Un grupo bastante particular.
— ¿No lo son todos en la legión? Hay que tener algo de subnormal para elegir este empleo. — Vio al soldado que lo miraba de nuevo —Eh lo que digo es... que es algo que debes elegir y no muchos tienen el valor de hacerlo.
El soldado no contestó y Jean trató de concentrarse en el sonido de los grillos. En olvidar quien estaba a su lado, poco a poco logró tranquilizarse. No supo cuanto tiempo pasaron en la oscuridad sin decir nada mas, viendo la noche avanzar lentamente.
Rivaille se levantó de improviso sorprendiendo al chico, caminó hacía él hablando con un tono aburrido.
—Debería ir a dormir ahora soldado, no conseguirá nada aquí afuera delirando sobre el cabello de Mikasa.
— ¡Ah! No era de ella— de inmediato Jean sintió la cara arder.
Rivaille no pudo evitar seguir molestándolo.
— ¡Oh! ¿En serio se refería a mí entonces?
El chico abrió la boca y la volvió a cerrar, repitió la acción unas dos veces más viendo su cabello negro. Como decidiendo si era o no "hermoso". Era demasiado para el sargento que no se divertía desde hace mucho.
Se aproximó al rostro del muchacho y vio como el rubor cubría toda su cara. El chico seguía boqueando y no se pudo resistir. Lo tomó de la camisa y acercó sus labios a los del joven. Cuando lo vio cerrar los ojos con fuerza, casi sonrió en silencio liberándolo. Pasó una mano por el cabello del novato que abría los ojos turbado.
—También tiene un lindo cabello soldado.
Se fue sin mirar atrás, pensando que hace bastante no sentía el cosquilleo de una risa contenida, como la que reprimía en ese momento. La manera de soltar lo que le venía a la cabeza y esa hosca sinceridad le recordaba a sí mismo.
Jean se quedó en la oscuridad unos instantes más, aún sin poder reaccionar. ¿Había estado el sargento Rivaille a punto de besarlo? No, no podía ser cierto, sin embargo estaba seguro que...
Se levantó tambaleándose, procesando poco a poco lo sucedido. Jean no era la clase de persona que se engañaba a sí mismo, la verdad era inesperada, y algo desconcertante también.
Y es que si el sargento lo hubiese besado, él lo habría permitido. Definitivamente empezaba a creer que tenía una seria debilidad por las personas anormalmente fuertes de cabello negro.
...
Armin fue llamado por la líder Hanji y el comandante Irvin, Jean que había estado con él en el almuerzo, se vio arrastrado a las reuniones. Iba nervioso porque si estaban los líderes de la legión, iba a estar el sargento, y después de la noche anterior no estaba seguro cómo actuar frente al hombre.
Había estado pensando en eso durante la madrugada y toda la mañana, es más, no fue hasta que Armin mencionó a Mikasa que recordó porque había salido el día anterior.
—Yo no creo que deba ir.
Armin le lanzó una mirada que dejaba en claro que no quería ir solo.
Resopló —Como sea, probablemente me despachen en cuanto entre.
Como temió todos estaban ahí, resaltó de inmediato, no sabía si porque estaba pendiente de su presencia, o porque era el que menos espacio ocupaba en las sillas.
Tenía esa actitud de siempre y tras verlos una vez, no le dedicó una segunda mirada. ¿Acaso había soñado todo? No, no tenía sentido, él no tenía porque soñar con otro hombre. Bueno, sus últimos descubrimientos de sí mismo le indicaban que eso no era totalmente cierto, pero estaba seguro que no se inventó lo sucedido.
—Armin— Hablo Irvin a modo de saludo —Y tu compañero es...
—Jean, Jean Kirschstein.
Al ver que Rivaille ni siquiera miró en su dirección se sintió molesto. Cuando los demás se vieron entre sí como preguntándose quien diablos era, su molestia aumentó.
—No tengo nada que hacer aquí en realidad, el genio es el enano.
Remarcó lo de "enano" al decirlo mientras señalaba a Armin y disfrutó cuando el sargento lo miró, fue su turno entonces para ignorarlo. Hizo el saludo militar despidiéndose. Se giró y vio a Armin.
—Te veo luego.
—Detente.
Todo el valor que tuvo para hablar hace un momento se había ido al reconocer la voz del sargento.
—Tú también eras compañero de ellos. Puedes compartir lo que recuerdas con nosotros.
Se volteó tratando de ocultar su nerviosismo. Escuchó al comandante Irvin apoyar la idea y supo que no podría marcharse, Armin se relajó a su lado mientras él sólo se sentía más tenso.
Estuvo conversando de los detalles de su tiempo en la academia, ayudando a Armin a recordar ciertos aspectos y aportando otros que el rubio ignoraba.
Trató de evitar el uso de palabras como bastardos, basura y mierda, se felicitó por lograrlo. Bueno, puede que dijera bastardos un par de veces, pero no podían pedirle tanto. También se sintió orgulloso de evitar deliberadamente la mirada del sargento.
Se retiraron después de escuchar a todos debatir y a Armin dar sus conclusiones.
Pasó lo poco que quedo de la tarde en la cocina, riéndose de Sasha y su terrible castigo por ser atrapada robando patatas, debía pelar todas las de la cena y no probar ninguna.
Iba de vuelta a las habitaciones tras cenar con los demás ese mismo día, había estado entretenido, pero ahora lo sucedido regresaba a su cabeza. Resopló irritado, lo que no necesitaba en su vida, era justamente una turbia obsesión más. De repente de una puerta semi abierta escuchó una voz.
—Entra bocazas.
Se detuvo en seco. Calculaba la cantidad de pasos que le tomaría llegar al final del pasillo y huir, cuando recordó que quien lo llamó era el soldado más fuerte de la humanidad, no le pareció lo más prudente. Aunque tampoco le parecía muy cuerdo entrar y ver que quería. En especial después de soltar lo de enano genio, obviamente tuvo que haber comprendido que no lo dijo por Armin en aquel momento.
Armándose de un valor que no tenía entró en la habitación, puede que él no fuera un Armin, pero se le ocurrió dejar la puerta abierta como plan de emergencia.
El sargento Rivaille estaba situado tras un escritorio en una silla alta, bueno tal vez la silla no era tan alta, pero se veía grande con él sentado ahí. Su corazón redobló la marcha al verlo y se concentró en lucir normal. No iba a dejar que lo intimidara.
—Cierra la puerta.
¡Uh! tenía que decirlo, su plan de emergencia se fue a la mierda. Tomó aire con fuerza, y casi podía jurar que en los ojos fríos del hombre había una perversa diversión. Obedeció y se quedó de pie.
—Acérquese soldado no voy a morderlo.
Maldijo al sentir su rostro arder, y ver como el soldado ocultaba lo que tenía que ser una semi sonrisa tras un sorbo de café.
Caminó firme hasta situarse frente al escritorio que ocupaba el sargento y esperó.
— ¿Necesitaba algo señor?
—Escuché que obtuvo el sexto puesto en la academia.
Jean no ocultó su confusión y acabó diciendo lo primero que se le ocurrió.
—Tal vez habría obtenido un puesto más alto si los primeros lugares no hubiesen sido ocupados por titanes infiltrados, ya sabe si contamos sólo los enteramente humanos sería el segundo. — Y no estaba seguro que Mikasa fuera enteramente humana.
Le pareció ver otro vago intento de sonrisa oculto tras la taza de la que bebía, pero no podía asegurarlo.
— ¿Por qué entró a la legión entonces? Tenía más opciones.
Rivaille percibió fácilmente el cambio en el muchacho, el sarcasmo se fue y parecía genuinamente serio. Había mencionado casualmente el nombre de Jean a Eren y el chico le soltó toda la historia, dijo que había cambiado de decisión pues al principio planeaba entrar a la policía militar.
—Una persona vio algo más en mí.
— "Es algo que debes elegir y no todos tienen el valor de hacerlo"
A Jean le sorprendió que recordara sus palabras.
—No soy fuerte, ni el más ágil, tampoco soy valiente en realidad, y no planeo sacrificar mi vida. Hago lo que debo hacer porque así lo elegí.
—El valor no está en no tener miedo— dijo el hombre dejando la taza y levantándose.
Rodeó a Jean que aunque lo superaba en altura, se sintió presionado por su presencia.
—Es tomar la decisión de enfrentarlo. — Recordaba los rostros de cientos de soldados muriendo a manos de titanes, con una mueca de terror, pero aun luchando hasta el final.
— ¿Aunque ese miedo pueda comerte?
—Entre más grande el temor, más valor se necesita para enfrentarlo. Si no tuvieses miedo no valorarías tu vida.
Jean experimentaba un aumento peor en su pulso cardíaco y empezaba a sentirse acorralado. Pensó que tomando en cuenta lo que dijo, no se requería mucho valor para enfrentarlo a él, pero valoraba suficiente su vida para reservárselo.
— ¿Necesitaba algo mas señor?
—No, puedes irte.
Genial, ahora sólo necesitaba que sus piernas obedecieran a su cerebro y se movieran, o que su mirada se apartara de la oscura del sargento. Incluso esperaba que sus manos dejaran de sudar o su mente detuviera la avalancha de ideas sobre el acercamiento de la noche anterior y lo que eso significaba.
—Jean— Rivaille dio un paso y el chico trastabilló chocando con el escritorio.
El sargento puso una mano en su pecho, sentándolo en la mesa e igualando sus alturas. Luego lo tomó de la nuca y lo acercó despacio.
Jean simplemente lo veía acercarse sin pestañar y casi sin respirar. Estaba seguro que si un hombre se te acercaba de esa forma lo normal sería que lo apartarás, pero él sólo podía concentrarse en los latidos de su corazón y el vacío en su estómago. Cerró los ojos por reflejo sin pensar en nada más.
Rivaille había pensando en molestarlo un poco más y dejarlo ir, pero que se mostrara tan dispuesto... Más aun el chico le parecía francamente interesante. No debería permitirse un desliz como el que iba a cometer, pero después de todo nunca sabía cuando acabaría su vida.
Jean estaba por abrir los ojos cuando los labios del sargento rozaron los suyos, al inició firmes luego se movieron lentamente guiándolo a imitar el movimiento, lo hizo sin dudar, y segundos después se percató de la humedad de la lengua que invadía su boca. Lo sorprendió, pero se limitó a aspirar con fuerza y de un momento a otro se encontró libre y aturdido.
—Sobrevive un par de años más, novato— El soldado se dirigía a la puerta.
— ¿P... por qué? — su cerebro a penas y formuló la pregunta.
—Porque lo que quiero hacerte a tu edad, por ahora es ilegal.
Se fue dejando a un escandalizado Jean, que mientras fue reaccionando e imaginando lo que quiso decir, pensó que de todos modos no planeaba morir pronto. Al percatarse de su pensamiento enrojeció peor.
Oh cielos, realmente tenía una gran debilidad.
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Hola,
¿Tienen algún punto débil? XD el mío son los lentes. Pasando al fic, algo loco pero que me ha divertido muchísimo escribir, iba a ser un corto para historias de soldados, pero se alargo y terminó como oneshot.
La idea de la pareja me atraía mucho antes, pero después de sentarme a escribir de ellos me gustan aun más.
Espero les gustara mi intento de este… particular dúo y si también les gusta aumentemos el amor por ellos XD
Saludos
PD: Puede que me salga una continuación, pero no prometo nada todo dependera del tiempo y la inspiración, por ahora estaría completo.