De verdad lamento la tardanza, pero ando muy ocupada. Exámenes, trabajo, bla bla bla D: Tratare de actualizar mas rápido esta historia, pero no prometo nada. Ténganme paciencia, haha (:

Agradezco a los que se han tomado la molestia de dejarme un review, es grato ver eso, me saca una gran sonrisa :D

Victorious ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Nickelodeon y de Dan.


"No podemos cambiar la situación en la que lleguemos a estar, lo único que podemos cambiar es la manera en la que decidimos lidiar con ello"

JADE POV

Había pasado una semana desde mi funeral, y desde entonces no me había movido del techo de Vega. No me daban ganas de moverme o de siquiera intentarlo. Miraba una y otra vez a las personas salir de sus casas, algunos eran felices, otros simplemente amargados. Los pensamientos de cada uno de ellos eran como leer un periódico en la mañana. Las noticias fluían en ellos, algunas eran buenas, otras… daban pena.

Algunas veces escuchaba a los padres de Vega pelear, y déjenme decirles, pelean demasiado últimamente. Sus pensamientos eran algo confusos, y sus sentimientos cada vez eran más… insoportables.

Sus peleas me hacían recordar a las que mis padres tenían. Por la mañana era una pelea, por la noche era otra y a la madrugada solo gritos. Y para completar, las hermanas Vega eran testigos de dichas peleas, igual que yo como cuando era pequeña.

Note que, por muy hermanas que fueran, las dos tomaban la situación muy diferente. La Vega mayor se estaba llenando de mucha ira, se estaba empezando a frustrar y quería con todas sus ganas callarlos de una vez, pero no lo hacía. Aún no he podido descifrar en concreto, que es eso que la detiene, qué es eso que no le permite ir y callar a sus padres.

Por otro lado, Tori… me fastidiaba. Sí, tengo que decirlo, me fastidiaba extremadamente. Estaba preocupada, tenía miedo, sentía dolor, mucho dolor, y por alguna extraña razón sentía ese dolor y esa tristeza más de lo que debería. Casi llegaba a dolerme físicamente, y me irritaba, me fastidiaba. — Suspire. — Aunque por otro lado, no solo me fastidiaba, me sentía algo mal por ella. No sé si es porque siento el dolor de ella casi físicamente, o porque pase por lo mismo cuando era más pequeña, pero lo sentía, me sentía mal.

Mi muerte todavía seguía muy presente en Vega. Cada vez que entraba a la ducha, y no escuchaba peleas, o murmullos, se sentía algo tranquila. Pero era entonces donde más vulnerable estaba. La tranquilidad y el silencio hacia que pensara en mí. No podía leer sus pensamientos, pero si podía sentir esa energía que me indicaba que yo ocupaba su mente.

Anoche mientras se duchaba, la escuche murmurar. - ¿Qué haces aquí? –

Preguntaba lo mismo una y otra vez. Tenía demasiada curiosidad por saber cuáles eran sus hipótesis, me había visto en el techo de su casa toda la semana y cada vez que me veía, lo hacía con mucha curiosidad, con una y mil preguntas expresadas en su rostro. No hacía mucho contacto visual con ella, siempre apartaba la mirada y me enfocaba en otras cosas. No he tenido muchas ganas de acercarme, de explicarle y todo eso. Pero sé que tengo que hacerlo lo más pronto posible, porque cada día que pasa siento menos tranquilidad y más odio, dolor y rencor. Y aunque me cueste admitirlo, me aterra la idea de quedarme aquí para siempre, de estar llena de odio y todo eso. No quiero ayudar a Vega, no quiero ni siquiera tener que verla, pero quedarme aquí para siempre, seria clavarme una daga en el pecho una y otra vez. Y por mucho que me encante ser masoquista en algunas cosas, no sentiré eso una y otra vez por el resto de mi vida como fantasma. ¿Pero que haré con el hecho de que no me agrade Vega en lo absoluto? ¿Y si con aguantar no es suficiente? — Coloque mis brazos alrededor de mis piernas y baje la cabeza. — Llevo pensando lo mismo toda la semana, y ya me tiene agotada mentalmente.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuche el portazo de la puerta principal. Cuando observe, el señor y la señora Vega estaban caminando hacia sus autos, gritando a todo pulmón. Entraron a sus vehículos, se gritaron un poco más y tomaron caminos diferentes. — Voltee mis ojos y decidí bajar. — Creo que es un buen momento para una platica con Vega. Espero no me saque mis casillas.— Entre a la casa y me topé con Trina. Estaba murmurando algo a regañadientes, cogió sus cosas y salió de la casa. — Mal día para todos. — Pensé. No son los únicos.

Escuche un suspiro, y voltee a mirar. Vega, estaba en el comedor, dándome la espalda y por lo que puedo notar está terminando su desayuno. ¿De verdad tiene hambre? ¿Con toda esta peleadera?

Estaba de mal humor y demasiado impaciente. No es que me importe, pero su preguntadera y su curiosidad sobre mí la tiene muy impaciente, y puedo sentir esa impaciencia correr por mi cuerpo.

Se levantó de mala gana y empezó a lavar la losa. Cuando me acerque por detrás sin que ella pudiera verme, note que tenía la mirada perdida.

Creo que es el momento para dejar esa impaciencia por un tiempo. — Buenos días, Vega. ¿Bonita mañana? — Pregunte con sarcasmo, queriéndola asustar.

— ¡Jade! — Exclamo asustada, votando el plato al fregadero y colocando la mano en su pecho.

Sonreí con malicia. — Buenos días para ti también, Vega.

Tomo aire por un momento y se calmó. — Sé que en algún momento me ibas a hablar, pero no pensé que fuera hoy. ¡Que susto me pegaste! — Exhalo y me miró fijamente. Se quedó callada pensando. ¿Pero qué estará pensando? — ¿Estas bien? — Pregunto.

No. — Si, no me pasa nada. — Fruncí el ceño. — Tu impaciencia y cara de mil preguntas me irrita, por lo tantos vamos a terminar con esto de una vez. Pregunta. — Me senté en el comedor y apreté mi mandíbula. Si este era el único modo para dejar de sentir su impaciencia en mí, lo hare sin cuestionarme.

Me miro algo curiosa y sentó en la otra silla. Note que no está asustada como en pasadas ocasiones, pero si tiene el corazón acelerado.

¿Por qué estás aquí? — Pregunto. Porque tengo que ayudarte a quien sabe que estupideces y bobadas, Vega. — Tengo…asuntos que resolver todavía. Lo sabrás con el tiempo. — No tengo porque contarle en si todos los detalles. Que se conforme con la verdad a medias.

Frunció el labio y me miro curiosa. — Eres un fantasma ¿Verdad? — Sentí su dolor al preguntar eso y me dolió a mi también.— Asentí irritada. — ¿Cambias de forma? ¿Tienes poderes o algo por el estilo?

Voltee mis ojos. — No soy Casper, Vega. — Murmure irritada y me cruce de brazos. Pero que pregunta más estúpida. — Suspire y chasquee la lengua. Tengo una extraña conexión contigo, y puedo sentir lo que sientes más de lo que debería. — Puedo a travesar las cosas, y aparecer en donde yo quiera. Y puedo leer la mente de las personas, excepto la tuya.

¿Por qué? — Quiso saber

Me encogí de hombros y me sentí fastidiada. — No sé. Aun no logro saber eso.

— ¿Por qué soy la única que te puedo ver?

Me fastidie aún más. — Tampoco lo sé, Vega. No me dieron un manual al morir.

Enarco las cejas. — ¿Por qué me hablas? Por lo que recuerdo, me odias.

Apreté mi mandíbula. — Porque aun después de la muerte, tengo que lidiar contigo y tus estupideces. ¡Porque aun después de la muerte tengo que soportarte! — Explique con tanta ira y odio que vi como todo a mí alrededor se volvía oscuro por un momento. ¿Pero qué…?

Y-ya veo… — Escuche murmurar a Vega desanimada, y cuando la fui a mirar, solo vi lo que parecía ser su sombra. ¿Qué rayos? — Empecé a mirar a todos lados sobresaltada y trague saliva. Me empezó a doler el pecho terriblemente, sintiendo como si mil agujas pujaran desde adentro queriendo salir. Cerré mis ojos y mis puños, luchando para soportar el dolor. — ¡Basta, basta, basta, basta!

¿Jade? ¿Estás bien? — Pregunto Vega algo preocupada y sentí su mano en la mía. Trate de calmarme y poco a poco el dolor desapareció.

S-si… — Abrí mis ojos y afloje mis puños. Todo volvía a ser como antes y me sentí mas tranquila. Me aclare la garganta y aleje mi mano de la suya. — Estoy bien. — Respondí de mala gana y aparte la mirada. ¿Qué diablos acaba de pasar?

Después de unos minutos en silencio, sentí que ella suspiraba con desgane. La mire fijamente y ella bajo la cabeza.

Exhale. — V-vega, tus papas han estado peleando últimamente ¿No? — Pregunte en broma, cambiando de tema. No quiero otra apagada de luces a mi alrededor. — Y vaya que si pelean. — Me cruce de brazos y entrecerré mis ojos. Quería ver la forma en que se lo tomaba.

Frunció el ceño y apretó la mandíbula. — Da igual. — Se levantó rápidamente y tomo un vaso con agua. — Ya me tengo que ir a clases. — Evadió el tema y empezó a coger sus cosas. — Ok, ya entendí el indirecta, no quiere hablar de eso. Está bien, no importa, tendrá que enfrentarlo tarde o temprano.

Antes de abrir la puerta, se acordó de mí y me volteo a ver. Supuse que me iba a preguntar algo, pero fui más rápida y aparecí detrás de ella. — ¿Uh, Jade? — Pregunto confundida y miro por toda la casa.

¿Qué? — Se sobresaltó y dio la vuelta para mirarme desanimada. — ¿Vendrás…? — Dejo la pregunta en el aire y suspiro bajando la mirada.

Sentí de nuevo esa tristeza, y me irrite. — No tengo porque ir. Estoy muerta, ¿Lo recuerdas? — Hable con mucha sequedad y levante mi ceja.

Bajo la mirada. — J-jade… ¿Qué se siente?... ¿Q-que se siente…morir? — Me miró a los ojos, y sentí de nuevo una gran depresión.

Fruncí el ceño y apreté mi mandíbula. — Es la sensación más horrible que he podido llegar a sentir en toda mi vida. No sé cómo describirlo en concreto, pero te puedo asegurar que es la sensación más desesperante que alguna vez podrás sentir. — Me acerque más a ella y no aparte mis ojos de los suyos. — Y no se lo deseo a nadie, ni siquiera a mi peor enemigo, o incluso a ti.— Levante mi dedo indice cuando me acorde de algo esencial. — Miento, si se lo deseo con toda mi alma, al imbécil que me arrebato mi vida. — Hable con desprecio y enarque mis cejas.. — Ya vete, vega. Aunque este muerta, tu presencia no me agrada del todo. — Me quite del camino y señale la puerta con mi dedo pulgar. Ella salió de la casa sin decir nada.

Me senté en el sofá y cruce mi pierna sobre la otra. Por lo menos no tengo que pretender ser una persona que no soy en lo absoluto. Dulce, amable, tierna y sentimental. La sola idea me repugna y no hay reglas de como tengo que ayudarla. El fantasma ese no dio un método. — Eche mi cabeza para atrás y suspire. — Si tendré que ayudar a la estúpida de Vega lo haré a mi manera, no como todo el mundo pretende. ¡Ni en broma cambiare por Vega! ¡Ha!

Después de un tiempo de ver cada rincón de la casa, decidí ir a Hollywood Arts. No faltaba mucho para que las clases terminaran, pero si iba estar aquí por un tiempo, tenía que acostumbrarme a la idea de que ya no podría estudiar aquí.

Aparecí en el corredor y una sonrisa pequeña curvo mis labios. Tenía buenos recuerdos aquí.

Todo seguía igual para muchos, pero yo lo veía muy diferente. Tan cerca pero a la vez tan lejos. Tan añorado, pero tan imposible a la vez. — Suspire. — Como ha cambiado todo para mí.

Escuche a Lane llamar a Vega, y preste atención. ¿Por qué Lane esta tan afanado?

¡Tori! ¿Puedo hablar contigo un momento? — Pregunta el algo preocupado y tratando de ser paciente.

Vega abrió su casillero y asintió apresurada. — No te demores tanto, Lane. Llego tarde a clase de Sikowitz. — Miro su horario y empezó a sacar y a guardar libros.

Se aplicó loción en la palma de su mano izquierda y empezó a difundirla en ambas con suma suavidad. Mientras lo hacia, escogía las palabras correctas para poder decir lo siguiente. — Veras… ya es hora de que alguien se lleve las cosas de… Jade. He tratado de contactar a sus familiares, pero no ha sido fácil. — Supongo que mi padre no ha salido de su depresión y por lo tanto se está alejando de los demás. Se está aislando.

Lane se quedó callado por un momento. — S-si… no recogen sus cosas, tristemente… se irán a la basura. — Me dolió y se que a Vega también. Aparecí al lado de Lane, y Vega lo miro con gran seriedad.

No pueden hacer eso. Son las cosas de ella, porque este… muerta, no significa que no tiene valor para algunos. — Y aunque me fastidie reconocerlo, le agradezco a Vega por decir eso. No quería que las votaran, eran mías después de todo. Pero no entiendo, ¿Porque no le dice a Beck, o a Cat? ¿Porque a Vega?

Tori, por supuesto que no quiero eso, por eso vengo a hablar contigo. — Aplico más loción y suspiro con desgane. — Los demás… me han estado evitando. Son grandes actores, pero malos con las excusas. — Negó con la cabeza y frunció los labios. — Eres la única que… queda.

Y sentí decepción. Una gran decepción que me dolió. — No quiero que lo hagas, Vega. Deja que voten mis cosas, después de todo, no valen nada. — Me miro con gran asombro y sintió un gran dolor. — Vamos, Vega, no estoy para tus sentimientos en este momento.

Se quedó mirándome por unos momentos hasta que Lane le chasqueo los dedos. — ¿Tori? ¿Aquí estoy? ¿Qué tanto ves? — Pregunto verdaderamente curioso y fijo la vista hacia mi dirección.

Me separe un poco y levante mi ceja.

Lo haré. — Respondió. ¿Perdón? — Después de la clase de Sikowitz, iré con una caja y guardare todo, no te preocupes, Lane. — La mire incrédula y me cruce de brazos.

Gracias, Tori. De verdad te lo agradezco, y sé que… tal vez Jade muy en el fondo lo haría. — Le sonrió con dulzura y se marchó.

Ni loca. — Murmure.

Lo dudo. — Murmuro ella. Cerró su casillero y empezó a caminar, dejándome atrás.

La seguí. — ¿Vega, que parte de no lo hagas, no entendiste? Reclame molesta y la fulmine con la mirada.

Suspiro. — Entra al salón, y entenderás. — Murmuro y entro al salón.

No quería hacerle caso, no quería entrar y ver a los demás. Pero lo hice después de unos minutos cuando fije la vista en Cat.

Estaba tan irreconocible, tan cambiada y diferente. Traía puesta ropa oscura y no veía nada de esa alegría que siempre cargaba en sus ojos. Su rostro estaba serio, y tenía una batalla interna entre pensar en mí u olvidarme. Quería sacar ese dolor que tenía, pero por más que intentaba pensar cómo hacerlo, solo se le venía una opción a la cabeza y se rehusaba a tomarla. No quería olvidarme.

Me senté en la esquina del escenario y observe a Beck cuando escuche mi nombre en sus pensamientos. Tenía la mirada fijamente en el vacío y se sentía vacío, exhausto, engañado, enfadado. Era intenso lo que sentía, y me sentí mal de nuevo.

Apreté mis puños y me trague mis lágrimas, luche por que no salieran. — Ya entiendo porque ellos dos evadían a Lane. Aunque saben cómo es la realidad, no quieren que nadie se las recuerde, y mucho menos quieren tener que lidiar con algo que les recuerde esa realidad. La realidad de que me fui para siempre. — Trague saliva y sople para evitar el llanto. — Creo que la vida y en este caso la muerte, no quieren o quisieron darme una tregua. No solo tenía que perder mi vida y mis sueños, no solo tenía que ayudar a alguien que no me agrada en lo absoluto para no tener que pudrirme en sentimientos llenos de odio y dolor, si no que también tengo que ver como mis amigos sufren de la manera más intensa mi muerte. ¿Qué acaso no es suficiente con todo lo que viví en un pasado y lo que tendré que sacrificar para irme de aquí? ¿¡Que acaso no es suficiente!?

Vi como todo se volvía de negro de nuevo y me detuve. Me detuve en mis pensamientos, en mis sentimientos y en mi forma de expresarme. ¡Ni te atrevas a aparecer de nuevo jodido dolor! — Advertí un tanto calmada y apreté mi mandíbula. No quiero tener que sentir eso nunca más.

Todo volvió a ser normal y suspire aliviada.

Me fije en André y Robbie. Me extrañaban y les dolía, eso era seguro, pero tenían miedo. Miedo de perder a sus demás amigos por mí. Miedo de decir o hacer algo que los hiciera sentir peor. Miedo de obtener una reacción inesperada en ellos. Y por ende, se estaban alejando, se estaban empezando a sentir inútiles, estorbos, y algo estúpidos también.

No querían darse por vencidos, lo podía ver en sus pensamientos. Querían ayudarlos, hacerles entender que tenían un apoyo en ellos, que tenían en alguien en quien contar, pero no sabían cómo decirles, como expresárselos sin que lo fueran a tomar a mal. — Tendré que hablar de eso con Vega, de verdad espero que puedan acercarse a ellos, ayudarles a superar ese dolor tan grande que están cargando.

Afloje mis puños y suspire. — No solo me sentía mal de nuevo, no solo añoraba esa tranquilidad otra vez, también me sentía... impotente. Impotente de no poder hacer nada por ellos. Cuando estaba viva no demostraba demasiado mi afecto hacia mis amigos, es mas, creo que no lo hacia en lo absoluto, pero me preocupaba... un poco. Difícil de creer, lo se, pero es la verdad. Jade West muy en el fondo si se preocupaba. Un poco, claro esta.

Suspire de nuevo y baje la cabeza.— Esta espera por mi tranquilidad que a mi parecer se esta volviendo eterna me está empezando a dejar mal, me está haciendo cambiar a una persona más deprimida, mas dolida, mas solitaria, y definitivamente no me está gustando para nada.

Mire a Vega, y note que estaba triste, pero a la vez estaba tratando ser ser fuerte por todos. Pero al no poder leer sus pensamientos o entender mas allá de los sentimientos de dolor y tristeza, me frustre y deje eso a un lado.

Por las siguientes dos horas, observe a mis amigos. Observe cada una de sus reacciones, cada uno de sus pensamientos y como la intensidad de sus sentimientos cambiaban notablemente en unos. Pero al sonar el timbre de salida, desapareció todo. Solo un alivio de poder irse y estar a solas cruzo por sus mentes.

Vi como todos se fueron y aparecí al lado de Vega. Estaba caminando hacia Beck. Se le acerco en su casillero y suspiro cansada. — Hey, Beck. — Saludo ella con suavidad y le sonrió un poco. El la miro de reojo y volvió a lo suyo. — Tori. — Saludo el.

Vega se desanimo por un momento y tomo aire. — Te quería recordar sobre nuestro trabajo, ya sabes, la investigación sobre arte medieval para la otra semana.

Apretó su mandíbula y decidió mentirle. — Lo lamento, Tori, pero yo ya lo hice. — Fingió estar apenado. — No me acordaba que era en parejas, de verdad lo siento. — No quería lidiar con trabajos todavía, y tampoco quería tener "esa" conversación con ella sobre mi. Sabia que ella lo hablaría con el en cuanto estuvieran a solas.

— Te esta mintiendo. — Le informe con simpleza y me apoye en uno de los casilleros. — Ni siquiera ha empezado.

Ella me miro por unos segundos y después le sonrió a medias. — No pasa nada, Beck. Te entiendo. — Acomodo su maleta y suspiro con desgane.

El fingió una sonrisa y cerro su casillero. — Lo lamento de verdad. Nos vemos mañana, Tori. — Dio media vuelta y se marcho sin decir mas.

Vega cerro sus ojos y tomo aire profundamente. Note su dolor y fije la vista por donde se había ido Beck. Pero que mal estas, Oliver.

Me acerque a ella — Ten cuidado con mis cosas, Vega. Son... importantes. — Murmure con suavidad y la mire a los ojos, haciéndole entender que ya entendía el porque de las cosas. Ella asintió desanimada y fue al cuarto del conserje.

Cuando se fue, me acerque a mi casillero. Quería verlo por ultima vez como yo lo había dejado, como yo lo había decorado mientras estudie aquí. Y por mas que luche, no pude contener unas cuantas lagrimas. Me dolía de nuevo el pecho. Me dolía perder esto. Me dolía enfrentar mi muerte todos los días aquí. — Trace mi mano sobre mis tijeras, y sonreí con gran tristeza. — Extrañare ver esto en las mañanas. — Murmure melancólica.

De reojo vi a Vega con la caja y rápidamente me seque las lagrimas. Le di la espalda y tome una gran cantidad de aire. — No me iba mostrar de esta manera ante ella.

Guardo mis cosas una por una en la caja. Eran solo cuadernos, notas, libros, y una que otra cosa extraña. Extrañas para Vega, interesantes para mi.

Sentí una punzada en el corazón cuando termino lo de adentro y fue a lo que estaba en el exterior. Tijera por tijera fue entrando en la caja, en donde tal vez ya nadie las volvería a usar, en donde estarían como yo. Atrapadas sin poder salir.

Vega cerro la caja al terminar y me miro preocupada. Sentí que quería decirme algo, pero no se lo permití. — No digas nada, Vega. — Sentencie con firmeza y apreté mi mandíbula. — Llévatela a tu casa.

Aparecí en su auto y espere a que llegara. Después de unos minutos, me vio en su auto y por un momento se sorprendió. Dejo la caja en la parte trasera y entro al auto.

A mitad de camino mientras miraba por la ventana, sintiendo un enorme dolor, sintiendo una enorme tristeza dentro de mi, la voltee a mirar. — Gracias. — Le dije.

Frunció el ceño. — Perdona... ¿Que? — Pregunto verdaderamente confundida.

Gracias. — Repetí con seriedad. — Por todo el asunto de mis cosas. — Nunca daba las gracias a menos que fuera por educación o porque la persona se lo mereciera de verdad. Y en este caso, Vega se lo había ganado. Se había ganado un "gracias" mio.

Me sonrió y asintió con un breve brillo en sus ojos. — No es... nada. — Murmuro muy bajo.

Llegamos a su casa y fui directamente a su techo. No quería estar con ella, no quería que me hablara, no quería verla. Quería estar aquí arriba, sufrir en silencio y a solas. Eso quería.

.

Al anochecer, salí de mi trance de atontamiento cuando sentí los sentimientos de Vega. Sus padres estaban peleando en este mismo momento, y ella no lograba distraerse para dejar de sentir lo que sentía. - Ira, y tristeza. Tenia una batalla interna. De nuevo.

Fui a su habitación y me acerque a ella — Ponte los audífonos y escucha música a todo volumen. Yo hacia eso cuando mis padres peleaban. — Se lo dije porque le debía una, le debía a Vega por guardar mis cosas cuando nadie quiso hacerlo.

Cerro su libro y se quito las gafas. Bajo la mirada y suspiro cansada. — Hazlo rápido, Vega. Te quedaras dormida con la música, no con los gritos de tus padres y tus sentimientos comiéndote viva.

Saco su Ipod de su maleta y antes de ponerse los audífonos, me miro. — Gracias.

La mire seriamente. — No te queda lo masoquista, Vega. Deja de escuchar cuando puedas y cuando escuches, que no te llegue.

Se desanimo. — No tengo murallas como las tuyas, Jade.

Me cruce de brazos y la mire enojada. — Pues constrúyelas, Vega. No te dejes. — Eso era algo que me molestaba de ella, que se dejara afectar, que fuera débil.

Y cuando ella iba a responder, vi a mi hermano en una ambulancia. Sacudí mi cabeza confundida, y vi a tres paramédicos alrededor de el. — ¿Pero que? — Baje mi brazos y con preocupación seguí viendo lo que mis ojos captaban de un momento a otro. — Mi hermano menor en una ambulancia, con los ojos cerrados y el cuerpo lastimado, luchando entre la vida y la muerte. — Necesita sangre O negativa y no hay suficiente. ¡Va a morir! — Escuche decir a uno de los paramédicos con bastante preocupación.

¡No! — Murmure asustada. El no puede morir.

¿Jade? ¿Que pasa? — Pregunto Vega preocupada acercándose a mi.

Sacudí mi cabeza de nuevo y la mire fijamente. — Es mi hermano, algo paso y necesito que lo ayudes.


¡Review mis queridos lectores! ¿Por mi cumpleaños? ¿Si? :3 - Ay no sean malitos y déjenme un review como regalo de cumpleaños (:

Aunque técnicamente fue ayer, pero bueno, haha n,n

Espero no demorarme con el próximo capitulo, de verdad que si. Haré lo que pueda. Cuídense :D