Nunca la Dejaría
Capítulo Uno: En el Camino
¿En serio esto es lo que quieres Maur? – Jane exhaló un suspiro frustrado mientras recogía las últimas cosas que necesitaría llevar consigo para el paseo de fin de semana. Era una salida de chicas o al menos eso era lo que Maura pretendía luego de que Jane le contara de su nuevo rompimiento con Casey. Él seguía en Afganistán y no volvería pronto, cosa que a Jane si bien tenía un poco triste, en secreto se sentía aliviada. Ella quería mucho a Casey pero también sentía muchas cosas por la mujer que en esos momentos se acercaba a ella con una maleta de diseñador y ropa elegante. "¡Era un paseo al campo por el amor de Dios!" – pensó casi con humor Jane mientras la veía guardar la maleta con quizás que tipo de cosas en el maletero – "¿Por qué siempre tiene que verse como a punto de salir a una pasarela y yo, Jane se miró su propio atuendo, pantalones de chándal, zapatillas y una sudadera de los Medias Rojas, me veo como vagabundo a su lado? ¡Oh mierda!
El lenguaje Jane – amonestó Maura cuando escuchó la maldición de Jane. La miró con detenimiento para entender qué era lo que pasaba con su compañera pero no vio signos de tristeza en ella, sino simple estrés.
Está bien Maura lo siento – se disculpó con un suspiro pasándose una mano por el cabello para dejar de pensar y luego volvió a mirar a su amiga – Yo no sé Maur, pero no creo que necesites llevar esa maleta a nuestro paseo de campo. Jane se acercó un poco más al maletero para acomodar todas las cosas que llevaban. Jane dudaba que la puerta pudiera cerrarse, porque además de la maleta de Maura y el bolso de gimnasio de Jane, su madre Ángela también había decidido mandarles una carga extra. Un cooler lleno de bocadillos y bebidas.
Por supuesto que sí Jane – dijo la forense con una sonrisa de suficiencia en la cara – En la maleta llevo todo lo que necesito para que este día de campo sea un éxito – enfatizó con emoción – Ya sabes, llevo un cambio de ropa, artículos de aseo biodegradables, hay que ser amable con el medio ambiente. ¿Sabías que los norteamericanos son una población altamente contaminante? – Jane asintió con paciencia a la eterna explicación de Maura, sobre el medio ambiente y la contaminación pero sonrió. Para ella siempre fue adorable su diatriba intelectual incluso cuando Maura insistía en corregir su gramática o su manera de hablar. Con la genio que tenía por amiga había aprendido muchas cosas sin tener que ir a la Universidad. Maura era su Wikipedia ambulante.
No has oído nada de lo que he dicho estos últimos cinco minutos, ¿No Jane? – la voz de Maura se había convertido en un serio susurro y su expresión revelaba preocupación – Sigues pensando en Casey, ¿No es así?
Jane no dijo nada al principio. Se limitó a negar con la cabeza y suspirar para luego sonreírle a su amiga.
Lo siento Maur es sólo que estoy algo distraída – admitió con desgana, teniendo que guardarse las verdaderas razones de su ensimismamiento que en realidad era por culpa de ella. Se concentró en conseguir cerrar el maletero del Prius de Maura y lo consiguió sin mucho esfuerzo, mientras todos sus movimientos eran atentamente vigilados por la forense que seguía preocupada por ella, pero que por una vez decidió no presionarla más.
Luego las chicas se subieron al auto, Maura conduciría esta vez, se pusieron los cinturones de seguridad y se fueron.
Jane vio que Maura instalaba su iPhone en la cabina inalámbrica y lo conectaba a los parlantes. Cuando se dio cuenta que iba a programar su propia lista de reproducción de música la detuvo con un poco de brusquedad.
Ah no Maur, yo cedí que tu tomaras el volante pero de ninguna manera cederé a escuchar tu lista de canciones, ¿Acaso quieres matarme de aburrimiento?
La mirada acerada en los ojos de Maura le dijeron a Jane que ella estaba bastante ofendida, pero la rubia decidió suspirar para calmarse del mal rato y volver a sonreír. En el fondo sabía que Jane estaba en lo cierto.
Está bien Jane, puedes poner la música que quieras, menos (Y esto lo dijo lo bastante alto para darle énfasis) a Led Zeppelín, recuerda que hay estudios que han demostrado que la música rock metálico…
Incrementa el riesgo de sufrir accidentes automovilísticos en la carretera, lo sé Maura no te preocupes. – por supuesto que Jane recordaba esa charla. Había tenido que ir con ella a un supuesto retiro espiritual donde estaba el que creían que era el Sensei Matta, cuando acabaron siendo chocadas por los secuaces de éste que en realidad era un asesino. Había matado a una estudiante agropecuaria y a un loco ambientalista cuando ambos habían descubierto que tras la fachada de una clase de Yoga, escondía un turbio negocio de extracción de gas en un lago que además de contaminar las aguas del mismo era ilegal.
Jane todavía podía recordar que habían estado a punto de morir, que había tenido que cortarle la pierna a Maura para evitar que se le gangrenara debido al golpe que había sufrido con el choque. Luego que había aparecido el supuesto Sensei con unos hombres armados y ella sólo contaba con su arma de servicio. Jane se había sentido muy impotente mientras aferraba con un brazo el cuerpo herido de Maura en el suelo y con el otro apuntaba a aquellos hombres. O como tuvo que contener las lágrimas cuando estaban atadas al auto a punto de ahogarse en aguas contaminadas. Sobre todo cuando Maura le pidió a Jane que le dijera a Ángela que ya eran amigas de nuevo.
El no poder salvar a Maura de los peligros inherentes de su trabajo era una de sus peores pesadillas además de Charles Hoyts. El sólo imaginar que podría perderla le daba escalofríos.
¿Tienes frío Jane? – la voz preocupada de Maura volvió a sacarla de su ensoñación y sus recuerdos, se quedó mirando a su compañera sin comprender lo que estaba hablando y alzó una ceja preguntándole a qué se refería.
Tiritaste – le respondió Maura con el entrecejo fruncido alzando su mano para tocar la frente de Jane. Y aunque a Jane no le gustó el tono preocupado en la voz de Maura igual dejó que la tocara y cerró los ojos, de alguna manera para ella, estos pequeños gestos de Maura la hacían sentirse protegida.
Estoy bien Maur sólo pensando – fueron sus únicas palabras y decidió enfocar su atención en la lista de reproducción que guardaba en su propio móvil. Dejando el teléfono en el segundo compartimiento del reproductor del auto, Jane lo encendió y una música bastante más relajada que el metal pronto llenó el silencio entre ambas.
No sabía que te gustaba el rock acústico Jane – dijo Maura mirándola sorprendida mientras escuchaba los acordes acústicos del tema Black de Pearl Jam.
Jane sonrió emocionada de saber que podía sorprender a Maura con algo de buen gusto como la música. Tenía mucha música acústica y rock en versión clásica. Le gustaba oírla cuando necesitaba pensar y más cuando estaba triste, excepto esta vez que lo hizo porque quería escuchar su música favorita sin los constantes peros de Maura.
Viajaron en un silencio cómodo por bastante tiempo hasta que se les hizo de noche cuando llegaron al descampado que daba a la cabaña de Maura. Para Jane fue una sorpresa saber que la rubia tenía una cabaña cerca del lago. Cosas como casas de veraneo eran un lujo para personas como ella, pero con Maura podía disfrutarlas.
Espera a que lleguemos Jane la cabaña es una verdadera delicia, tendremos todo el fin de semana para olvidarnos de los hombres y hacer lo que queramos. – dijo la forense con una sonrisa que contagió a Jane.
Estoy segura de eso Maur… - Jane suspiró rezando para poder contenerse. Un tiempo junto a la mujer que le quitaba el sueño era muy peligroso, con todos sus sentimientos a flor de piel y sus hormonas en ebullición iba a ser muy difícil no fantasear con ella. Y la noche, la noche iba a ser muy complicada para la detective, si iban a dormir juntas… - Ay Dios… otro suspiro más llenó el ambiente y trató de enfocarse en la charla de Maura que le hablaba del clima, la vio buscar algo en la guantera y gimió cuando se dio cuenta que con su cercanía podía oler su perfume floral. Sin embargo aquel instante de segundos, fue llenado de pronto por un grito de espanto de Jane cuando Maura pierde el control del volante y chocan de costado contra un árbol saliendo bruscamente de la carretera.