El joven Austria observó al pequeño Italia con un tic en la ceja.

— ¿Porqué Italia está vestido así? —le preguntó a Hungría, frunciendo el ceño. Ella dejó de cepillarse el cabello, le lanzó una mirada soñadora a la fotografía de Prusia que descansaba sobre su cómoda (fotografía que, cabe destacar, fue tomada mientras el prusiano estaba distraído comprando pan), y observó al austriaco como si la respuesta fuera la cosa más obvia del mundo.

—En casa de Bélgica es el festival de los gatos—contestó la húngara.

— ¿Eso significa que tú y ella son amigas? —inquirió el austríaco, tomando nota mental de esa nueva posible amenaza.

—Algo así, podría decirse—Hungría hizo una pausa—Hace mucho tiempo, cuando una enfermedad se expandió, dijeron que los gatos eran sirvientes de las brujas e hicieron que muchos desaparecieran. Para compensar a esos animales se hace un festival en el cuál te vistes de gato.

— ¡Sigues sin explicar porqué yo estoy vestido de gato! —se quejó el pequeño Italia, pataleando y queriendo sacarse las orejas de gato que coronaban su cabeza. La chica de cabellos claros lo observó de forma intimidante, y el pequeño castaño le sostuvo la mirada firmemente… mientras se iba alejando lentamente a esconderse en otra habitación.

Austria se frotó las sienes. Era lo último que le faltaba. Él preocupado por posibles guerras, y su compañera en lo único que pensaba eran en festivales ajenos. Pero seguía sin explicar una cosa.

— ¿Porqué tanto interés en festejarlo? No es como si te gustaran tanto los gatos—quiso saber el austríaco.

—Ah, eso tiene fácil explicación—la húngara sonrió de oreja a oreja— ¡Es porque sería adorable ver a Prusia vestido así!

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—Odio a las mujeres—dijo Austria, terminando su séptima jarra de cerveza—Sobre todo a Hungría. Odio a Hungría.

— ¿Qué hago aquí? —preguntó Suiza, temblando y observando muy asustado a su vecino.

—Compañía—contestó el austriaco rápidamente, fulminando al otro con la mirada—Si no quieres, puedes irte ya.

—… Lo veo difícil—murmuró el rubio, dirigiendo una mirada a las cuerdas que lo mantenían atado al taburete.

El dueño de la taberna simplemente continuó sirviéndole cerveza al austríaco, mientras intentaba no reírse de las cosas de aquél personaje tan estrafalario.

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El Diario de Prusia, Parte II.

Tomo 158 de mi diario. Es un soleado 19 de Abril. ¡Hoy también hice buenas acciones!

(Y Hungría estuvo un poco raro).

Hungría se estaba sujetando el estómago fuertemente. Parecía estar muy deprimida. Prusia se acercó a ella lentamente… aunque claro, en ese entonces estaba convencido de que "ella" en realidad era "él".

— ¿Por qué estás tan mal? —preguntó inocentemente el prusiano, aunque manteniendo la distancia. A veces el "húngaro" tenía esos arranques que… bueno, que no debería tener un hombre con otro hombre—Parece como si te hubieras enterado que tu superior debe ser exorcizado.

—No. Turquía me derrotó—explicó la nación húngara, sonrojándose levemente con la presencia del albino.

—Ah. Pero hay cosas peores—contestó, pensando en Rusia. O Satanás. O volviendo a pensar en el ruso y su hermana ucraniana.

—Además, estoy preocupado por otras cosas.

— ¿Cómo cuáles? —la curiosidad pudo con él.

—Quizá esté enfermo—murmuró. Prusia puso una cara triste. A pesar de que Hungría era un "tipo" extraño, no le gustaba que la gente estuviera enferma. Tal vez hasta podría rezar por "él" —Últimamente me duele mucho el pecho y siento extrañas punzadas. Y hacen que me sienta extraño.

El teutón frunció el ceño. Eran síntomas muy extraños. Pero a pesar de estar un poco triste, el "húngaro" no parecía enfermo del todo. No era como si tuviera algo raro en el pecho. Algo parecido a esas dos protuberancias que algunas mujeres tenían… o eso le habían contado sus superiores. Nunca lo había comprobado por sí mismo.

Pero Hungría era hombre, no se suponía que le pasaran cosas extrañas de mujeres.

Aún así… tenía sus dudas.

Pensando que había pecados peores que la curiosidad (y no estaba del todo seguro de si eso era un pecado), se acercó lentamente a la otra nación. Extendió un poco su mano, dispuesto a palpar el pecho de su "vecino". Sólo era un simple examen. No iba encontrar nada raro…

Y en efecto, no lo hizo. No hasta que retiró su mano, se tocó su propio pecho, y entonces se dio cuenta que la nación húngara tenía algo ligeramente distinto a él.

Se puso pálido (y eso que ya tenía piel muy blanca de por sí), mientras Hungría lo miraba con los ojos rosáceos abiertos como platos.

—T-tú…—tartamudeó Prusia—T-tienes un… eso, ¿verdad?

—Eso, ¿qué? —preguntó la húngara.

—Eso… ya sabes… no es correcto decirlo.

—… No sé a qué te refieres. Sé más específico…

—Lo que tenemos entre las piernas.

—…No entiendo. ¿Qué se supone que debo tener entre las piernas?

—Un… ¡lo que empieza con P!

— ¿Piernas? Claro que tengo piernas, dos para ser exacto…

Nooo, lo que tienes que tener en medio de ellas. Lo que todos los hombres tenemos…

— ¿Algo para orinar? Ah, eso…

—Sí, eso. Lo tienes, ¿verdad?

—Claro.

—Uf…

—Bueno, o lo tendré. Creo que tarda en crecer.

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— ¿Qué le pasó a tu amigo? —preguntó un soldado húngaro.

—No sé. Salió corriendo—dijo la nación femenina, decepcionada—En fin, tal vez golpear un poco a Turquía me alegre~.

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—Dios. Creo que hice algo malo—murmuró el pequeño prusiano, asustado—Es decir, no lo sabía. Sé que está mal, pero sólo quería ayudar al prójimo. ¡No pretendía profanar a alguien de esa manera! —berreó.

— ¿Y a ti qué te pasa? —preguntó Austria, acercándose. Prusia se sobresaltó, poniéndose de pie rápidamente y negando con la cabeza compulsivamente.

—No entiendo.

— ¿Qué no entiendes?

— ¡Los demonios no deberían entrar en la casa de Dios!

—…Algún día voy a matarte—dijo entre dientes el austríaco.

Fin~.


Uf, es raro escribir "Fin" en vez de "Continuará" :(. Me han preguntado si seguiré escribiendo series del estilo 2P!... pero creo que no. El año que viene estaré en hiatus en lo que se refiere a escritura, con suerte traeré algún drabble u.u Aunque todo depende de como vaya. En fin, esto queda terminado. Muchas gracias, como siempre digo, a todos por leer, comentar y seguir la historia. Pero siempre el agradecimiento más grande va para aquellos que estuvieron acompañando desde el principio hasta el final :') Aunque no crean, una acción pequeña como esa marca una gran diferencia.

Y con esto me despido, por ahora~. Creo que todavía hay un par de cosas más para escribir antes de que acabe el año ;) Ya se acabaron las clases, así que tiempo habrá. Saludos a todos :)