Los personajes le pertenecen a la gran Meyer y la historia es completamente mía, queda prohibida su publicación sin permiso.

Chapter 3

Edward Pov.

Yo era un niño feliz, tuve todo lo que siempre quise: el último juguete, la súper televisión, la mega casa, en resumen todo lo que un niño podría pedir, o soñar con tener. Menos el amor de mis padres, aunque tenía a mi hermana mayor, Sami, y a mi nana, Eli, que me daban todo aquello que mis padres se negaron a darme.

Esme y Carlisle Cullen eran las personas más secas que conozco, ella metida en su negocio de decoración y beneficencia y él, era el típico médico cirujano que todos alaban, y sumados sus dos hijos éramos la representación de la familia perfecta, pero eso no podía estar más lejos de la realidad.

A mis 5 años, yo ya sabía que mis padres nunca me quisieron, ellos estaban felices con Samantha como única hija y además tampoco era que le hacían mucho caso, pero si la atendían en las noches, yo fui un producto de una noche de copas y un olvido.

Odiado desde mi concepción, nunca creí en Santa Claus, el conejo de pascua o el hada de los dientes, ya que a los 3 años me dijeron que ninguno de ellos existía y me dieron un cheque para que fuera a comprar lo que me provocara.

Todo empeoró en mi cumpleaños número 9, mis padres no recordaron que día era y como siempre se fueron temprano a trabajar, pero Sami como siempre fue a despertarme con mucho amor y cariño, me dio un obsequio y prometió que haríamos algo especial, ese día faltamos los dos, yo al colegio y ella al instituto, ya que ella tenía 17 años. Eli me preparó un pastel y me cantaron feliz cumpleaños, pasamos el día entre risas y juegos, a la tarde Sami me dijo que me llevaría al cine, vimos una película de caricaturas –ya que me dejó elegir por ser mi cumpleaños, -la disfrutamos mucho pero luego ocurrió el suceso que destrozaría mi vida para siempre, cuando íbamos de regreso para nuestra casa un conductor borracho se saltó el semáforo e impactó con mucha velocidad el carro del lado del conductor. Yo quede semi-inconsciente al principio, recuerdo como se veía mi hermana, toda ensangrentada y yo lloraba, llamándola a gritos, lo último que escuche de ella fue "no te preocupes, que todo estará bien" luego debo haberme desmayado.

Cuando desperté no sabía donde estaba, todos esos pitidos me aturdían la cabeza y la luz era muy molesta, cuando logré abrir los ojos noté que mi nana estaba dormida en la silla al lado de mi cama, mis padres no estaban y asumí por el color de las paredes y todos los equipos que me encontraba en un hospital.

- Na… nana – intenté decir, tenía la voz muy rasposa y me dolía un poco la garganta. Ella abrió los ojos en cuanto escuchó mi voz y lágrimas empezaron a brotar de ellos.

- Mi niño, estás bien, gracias a Dios que te trajo de vuelta conmigo – Me dijo mientras me abrazaba y lloraba.

- ¿Qué sucedió nana? – le pregunté, quería saber donde estaba mi hermana

- Ay, mi niño – me dijo con una profunda tristeza en la cara – tuvieron un accidente cuando volvían del cine en tu cumpleaños, un conductor los chocó del lado donde estaba Sami.

- ¿Y dónde está mi hermana? – hice la pregunta que me rondaba en la cabeza, quería verla.

Mi nana me miró con lágrimas en los ojos y negó con la cabeza – Ella no sobrevivió mi niño, no aguantó la operación.

No podía comprenderlo, ¿cómo que no había sobrevivido? ¿Quién me leerá mis cuentos y me abrazará cuando tenga miedo? empecé a llorar desconsoladamente, no podía creer que no iba a ver a Sami nunca más, luego llegó el doctor y vi como colocaba algo en la vía que tenía en la mano y poco a poco me fui quedando dormido de nuevo.

Cuando desperté estaba solo, mi nana no estaba y mis padres tampoco, me quede tranquilo un rato y de pronto se escucharon unas voces afuera.

- Ese niño estúpido ya despertó, por culpa suya perdimos a nuestra niña, ¡ah¡ Ojalá y hubiera sido él quien muriera – dijo una voz que reconocí rápidamente como la de Carlisle.

- Señor, con todo respeto le pido que no hable así de Edward, él también es su hijo y debe alegrarse de que esté bien. – dijo mi nana en un tono de molestia.

- Pues sinceramente no me importa, ha pasado mes y medio gastándose un seguro sólo por que se antojó de ir al cine, además que su hermana murió por su culpa, sinceramente no se como me puedes pedir que lo quiera. –el tono hosco de su voz no hizo más que dolerme todo, era casi físico.

- No se antojó señor, era su cumpleaños y Samantha, que si lo amaba, trató de hacérselo especial, aunque ustedes ni se acordaran, y discúlpeme pero él no ha estado gastando nada apropósito, estaba en coma.

- Si, si, si, cualquier cosa que tu digas, iré a hablar con el médico a ver cuando me dejará llevarme al mocoso este.

Escuché pasos de que se acercaban a la habitación y traté de hacerme el dormido, no quería que se enteraran de que había estado escuchando.

- Mi niño sé que estás despierto – me dijo mi nana en cuanto me vio, cosa que me sacó una sonrisa y de inmediato abrí los ojos para verla. – Lamento que hayas escuchado todo eso

- No te preocupes nana, siempre he sabido que no me quieren, pero si me siento responsable por la muerte de Sami – dije mientras empezaba a llorar de nuevo – quizás si hubiera decidido que no quería ir al cine, nada de esto hubiera pasado.

- Sabes que no es tu culpa, era su momento así que si no hubiera sido por eso quizás hubiera sido ella sola o cualquier otra cosa, pero ya nada puede cambiar lo que pasó – me dijo mientras me abrazaba y me consolaba. A los pocos minutos entró el médico diciendo que ya me podría ir.

- ¿Y cómo es eso doctor? Si apenas acaba de despertar hace un día más o menos – dijo mi nana visiblemente preocupada.

- Su padre ha firmado el alta en contra de indicación médica, así que no hay nada que pueda hacer yo al respecto, en caso de fiebre, desvanecimientos, olvidos o convulsiones por favor tráigalo inmediatamente al hospital.

Dijo el médico y salió de mi habitación con cara de no estar contento con ésta decisión. Al tener un brazo y una pierna con yeso mi nana me ayudo a cambiarme y llamó a las enfermeras para que me trajeran una silla de ruedas, afuera nos esperaba un taxi que nos llevaría a casa.

Habían pasado tres días desde mi regreso y mi nana me tenía muy consentido, yo no podía hacer nada más que leer, hacer las tareas del colegio que mi nana me buscaba y ver televisión. Una noche llegó ella a mi cuarto con mucha molestia.

- Ven mi niño que tengo que cambiarte –soltó.

- ¿Qué sucede nana? ¿A dónde tengo que ir?

- Tus padres quieren hablar contigo.

Puse cara de molestia pero no me quedó de otra más que obedecer ya que no podía llevarles la contraria. Con mucho esfuerzo me puse una camisa, pantalones y zapatos de vestir y con las muletas baje al comedor para 12 personas aunque sólo éramos 3. Ya estaban ellos ahí, Esme revisando su celular y Carlisle leyendo el periódico, mi nana me ayudó a sentarme y se fue mientras la señora de la cocina traía la comida.

Comimos en silencio, nadie habló, no se escuchaba nada más que el sonido de los cubiertos cuando chocaban con el plato, luego del postre Carlisle se aclaró la garganta y yo voltee a verlo.

- Edward te llamamos porque queremos hablar, estamos muy molestos por lo que pasó con tu hermana, y creemos fielmente que fue tu culpa, pero ya nada se puede hacer al respecto, depositaremos mensualmente para tus gastos en una cuenta, que hasta que cumplas 16 la manejará Eli, a partir de ahí pasa a ser tuya, sinceramente no te queremos ver ni hablar contigo y bueno por obligación de tu médico para que te dieran el alta tienes que ir a terapia con el Dr. Newton 3 veces a la semana.

Tuve muchas ganas de llorar, mis padres no me querían y ésta era la gran prueba de ello, solo pude asentir con la cabeza a sus palabras.

- Muy bien entonces, ya te puedes retirar.

Con mucho dolor agarré mis muletas y subí a mi habitación, no quería que mi nana me viera así por lo que tranque la puerta con seguro y lloré hasta que me quedé dormido.

A los tres días fue la primera consulta con el psiquiatra, mi nana me llevó y me esperó afuera. No me gustó ese hombre, se veía raro y me miraba extraño pero no hice caso y le conté mis problemas, rápidamente se fueron las dos horas y me regresé a mi casa.

A si poco a poco fueron pasando las semanas, me quitaron los yesos por lo que con un poco de terapia pude volver a valerme por mí mismo, volví al colegio y todos me miraban con cara de lástima al saber lo que había sucedido.

Así llego mi cumpleaños y con él, el aniversario de la muerte de Sami, llore como nunca esa noche antes y le pedí a mi nana que me llevara a su tumba en mi cumpleaños, cosa que más adelante se convertiría en un ritual para mí, lloré sobre ella y le recriminé el haberme dejado aquí solo, en vez de llevarme con ella o ella quedarse conmigo.

Así pasaron otros años más, yo estaba deprimido, no tenía amigos era muy retraído y no hablaba con nadie, en el colegio fui víctima de mucho bullying porque no tenía a nadie que me defendiera y era pequeño en comparación a los demás, pero todo empeoró después de mi cumpleaños número 13, yo seguía yendo con regularidad donde el Dr. Newton, Mike, como me había dicho que lo llamara, le contaba todo y él me respondía y me decía que hacer, a esa edad me empezaron los cambios hormonales, me empezó a cambiar la voz y crecí muchísimo y con eso vinieron las erecciones matutinas, yo no sabía qué hacer ni tenía nadie que me lo explicara, me daba pena contarle eso a mi nana y decidí que lo hablaría con Mike.

Ese día llegue a su consulta temprano como siempre, salude a su secretaria y esperé que fuera mi turno, a mi lado tenía a una mujer que se encontraba viendo su teléfono con la misma actitud con la que veo siempre a mi madre, y cuando salió el que estaba en consulta vi que era también un niño, pero era muy grande tendría 14 años más o menos, iba cabizbajo y triste, vi como llamó a su madre, está ni lo miró, sólo se paró y se fue, me di cuenta que no era el único que vivía así de triste. Mike me llamó y salí del trance en el que me encontraba, entré al consultorio, el cerró la puerta con seguro como siempre y se sentó frente a mí.

- Hola Eddy, ¿que me cuentas hoy? – me dijo con su tono de siempre nada profesional.

- Buee… eeh.. eno, me da un poco de pena decir esto – le dije mientras me ponía rojo.

- ¿Qué te sucede? – Me preguntó, pero noté que su mirada estaba cambiada, me veía muy diferente y como con mucho interés.

- La verdad no lo sé, todas las mañanas me levanto con un dolor en una parte de mi anatomía y está muy duro y no sé qué hacer con él - dije en voz baja mientras miraba mis manos, no obtuve respuesta sino que escuché como movía la silla y se arrodillaba frente a mí.

- Eddy, Eddy, Eddy, ya estas entrando en la adolescencia, y hiciste muy bien en venir a contarme a mí, yo te ayudaré – me dijo en un tono de voz ronco – Levántate – me dijo mientras el también hacía lo mismo, me hizo señas de que quedara de espaldas a él y eso hice.

- Ahora cierra los ojos y solo siente – Yo le hice caso, de repente sentí como me besaba el cuello, no tenía idea de que estaba haciendo pero lo dejé, era solo un niño, poco a poco me fue tocando y aunque no me gustaba nada mi cuerpo me traicionó y mi pene tuvo una erección, sentía tanto asco conmigo mismo por reaccionar así, pero él dijo que me enseñaría, luego me bajo el cierre del pantalón, lo desabrocho y me los llevó hasta las rodillas junto con los bóxers, me agarró en pene con su mano y empezó a moverlo

- Abre los ojos Eddy, mira qué bien se ve mi mano alrededor de tu pene – me deje llevar por su voz, pero sentía repulsión y no entendía porque a mi cuerpo le gustaba esto aunque a mi mente no, cuando abrí los ojos todo lo que veía era su mano alrededor de mi pene, de repente empezó a moverla más y más rápido y yo sentía que iba a explotar hasta que no pude más y sentí que algo salía de mi pene y luego me sentí mucho mejor físicamente pero emocionalmente estaba como una basura.

- Mmmm tu primera corrida Eddy, es mía, y sabes delicioso – me dijo mientras vi como lamía su mano donde tenía mi semen – toma pruébate – me obligó a abrir la boca y lamerle el dedo, trate de morderlo para que me dejara en paz pero me agarró el pene y las bolas y las apretó, me dolió mucho por lo que me obligó a abrir la boca y caer al suelo.

- No, no no Eddy, tú no eres un niño malo por lo que te voy a castigar para que eso no vuelva a suceder. – tenía miedo de lo que ese castigo podía conllevar, se bajó los pantalones y se sacó su pene, era mucho más grande que el mío y estaba duro al igual – ahora vas a hacer exactamente lo mismo que yo te hice a ti, si no quieres que haga algo peor – no tuvo que repetirlo dos veces para que antes de yo siquiera tener oportunidad de pensar en algo peor lo agarrara y empezara a moverlo de arriba abajo, no me gustaba para nada hacer esto pero no tenía otra opción – escupe en tu mano para que se deslice mejor – me dijo, le hice caso y seguí con lo que estaba haciendo, el se movía contra mi mano y gemía hasta que se corrió, mi mirada de asco a lo que tenía en la mano no le paso desapercibida, hizo un gesto reprobatorio y me dijo:

– Te castigaré porque ya van dos cosas que no puedo soportar, párate, voltéate y coloca una mano sobre el escritorio y me das la otra.

Hice lo que me dijo y le di la mano que tenía sucia, yo seguía con los pantalones abajo y no tenía idea de que me haría, me quitó lo que tenía en la mano con la suya – muérdete esta mano y no la sueltes hasta que yo te lo diga, aprenderás a respetar – me dio mucho asco pero lo hice antes de que se le ocurriera alguna otra cosa peor, de repente sentí dos dedos en mi ano junto con un líquido y me empecé a mover y llorar.

- No, no, no, Eddy, este es tu castigo por ser un niño malo y tienes que aguantarlo como un hombre, pero tranquilo que al final te gustará – me dijo mientras metía sus dedos en mí, el dolor era insoportable y la sensación muy desagradable, todo lo que hacía era llorar y rogar porque terminara rápido, en un momento empezó a mover los dedos y tocó un punto que hizo que mi pene empezara a despertarse por mucho asco que yo sintiera.

- Uhmmm aquí está la próstata de Eddy, veamos que tan duro se te puede poner y que tanto te puedes correr.

Me toco ese punto una y otra vez, mientras mi pene se endurecía como nunca antes y yo lloraba de lo mal que me sentía. Cuando pensé que no aguantaría más me dijo – Voltéate – hice lo que me ordenó y el volvió a meter sus dedos tocando ese punto que me hacía llorar por tantas razones, solo que esta vez introdujo mi pene en su boca – éste es tu castigo – me dijo y me toco en ese punto muy duro y me chupo por un largo rato hasta que me hizo correrme de nuevo, yo no podía con la indignación y lo mal que me sentía por lo que luego solo me vestí y me senté en la silla a esperar.

- Mmm, sabes muy bien Eddy, y como bueno ya sabes esto se quedará entre nosotros, si se lo dices a alguien tendrás graves consecuencias.

Yo no pude nada más que asentir y bajar la mirada. Me sentía repulsivo, quería llorar o gritar, morirme. Y no podía hacer nada al respecto, el pánico me inundaba más que cualquier cosa.

- Muy bien, ya te puedes ir – dijo con un tono de voz complacido.

Salí del consultorio y me despedí de la secretaria, la cual me saludó como siempre por lo que imagino que no se enteró de nada, me sentí terrible por lo que me pasó más no había nadie a quién yo le pudiera contar, ya que a nana ni loco le decía esto, por lo que deambulé por las calles hasta que se hizo de noche y decidí regresar a mi casa.

Eso siguió sucediendo al menos una vez a la semana durante 3 años, me hizo hacer cosas terribles que prefiero no recordar y lo único bueno que saque de eso es que conocí a mi mejor amigo, o mejor dicho el único, Emmett, era el niño que vi aquella vez y que es un año mayor que yo, también tenía graves problemas y por eso lo mandaron con Mike, por lo que ambos estábamos atrapados con ese tipo que abusaba de nosotros, en más de una oportunidad al mismo tiempo.

Cuando cumplí 16 decidí que ya había sido suficiente, le conté todo a Carlisle y todo lo que dijo fue que resulta que ahora era gay y que me gustaba el psiquiatra, hasta ese momento nunca había estado con una mujer porque la vez que lo intente me trajo graves consecuencias con él y decidí no intentarlo, pero Em lo denunció, dijo que estaba abusando de nosotros y lo sacó a la luz, nuestros reales problemas vinieron cuando tanto sus padres como los míos apoyaron a Mike, diciendo que ellos habían ido a consultas y que todo era normal y que nosotros además de problemáticos éramos gays, Em y yo quedamos destruidos después de eso, resignados a que no habría nada mejor para nosotros, hasta que un día en esas vacaciones antes de empezar el último año de instituto, cuando llegue a casa vi no quedaba nada y que había un camión de mudanza saliendo, Carlisle estaba en la puerta esperándome

- Móntate en el carro que nos mudamos – fue todo lo que me dijo y se fue al lado del conductor, y con esa rapidez dejé toda la vida que conocía atrás.

Bueno chicas aquí estoy de nuevo, Feliz navidad y Feliz año a todas, que este sea un año muy próspero y fructífero para ustedes, disfruten mucho y vivan su vida como mas quieren :* Muchas Gracias a mi Beta aleshita-luvs-paramore.

Nota de Beta: lamento un montón el retraso de semanas, sé que muchas –como yo esperaban este capítulo –y no es más que mi culpa. Lo siento no es suficiente pero aquí está y no pienso demorarme de nuevo. Por cierto ¡Agh! Si tuviese a Mike Newton frente a mi vomitaría sobre él todo lo que comí en estas dos semanas, es el cerdo más despreciable del mundo, sin contar con Esme y Carlisle, par de putos. Disculpen las palabrotas.