MI VERDADERO AMOR

Final Alterno

Te deseo lo mejor… sesos de algas—

A pesar de todo ella me sonrió, tan dulce, tierna… y cálida.

Te quiero—

La imagen se apagó.

La carta cayó de mis manos, y luego la seguí cayendo de rodillas… Mis lágrimas no dejaban de caer como ríos, quería morir, quería desaparecer, quería desvanecerme de la existencia… quería que me ocurriera cualquier cosa mala a cambio de que ella volviera.

Pero eso no pasaría. La desventaja de ser inmortal.

Lloré y lloré con todas mis fuerzas como si intentara compensar el error que había cometido en mi vida, si hubiera sido más comprensivo para aceptar su relación con Luke o más atento para darme cuenta de lo que sintió por mí en primer lugar, no habría tenido que pasar esto.

Ahora no me queda más que aprender a vivir con ello… por toda la eternidad.

—Annabeth… Annabeth… Annabeth…—


Luego de dos horas frente a la tumba de la mujer que amé sin importarle que la eternidad transcurriera a mi alrededor… Atenea apareció.

—Te advertí…— comenzaba a incendiarse. —…que no te acercarás a mi hija—

Apenas si la noté, pero no me importaba… ya no me importaba nada, ni la vida o la muerte.

—Vas a ensañarte conmigo— apenas balbuceé con la voz quebrada.

Ella no dijo nada pero no tenía que hacerlo, note como sus ojos se humedecían un poco al estar junto a la tumba de su hija, a la cual hice daño.

—¡Pues adelante!— le grité en medio de un llanto. —Ya no me importa— Sus ojos se encendieron, como si aquella fuera la respuesta que esperaba levantando su mano.

Un grandísimo agujero se abrió debajo de mí, y caí en él. Un abismo de fuego y lava me recibió.

Atenea me había arrojado al tártaro.

—¡Saludos!— dijo una voz oscura y poderosa, pero familiar. —Pero que sorpresa tenerte por aquí, dios Aquos— Cronos se burló.

La poderosa esencia del titán al cual envié aquí ahora estaba listo para darme las gracias por frustrar sus planes… mis poderes me habían dejado así que estuve a la total merced de sus castigos.

Desde un calor extremo, hasta un frio que calaba huesos, pasando por afiladas hojas de espada cortando y punzando hasta ser golpeado una y otra vez por lluvias de rocas, cada hueso y musculo de mi cuerpo, todas las fibras de mi ser gritaban de dolor.

Lo único que lamento en verdad es no poder estar con mi hijo, pero aquí era donde debía estar… después de lo que te hice Annabeth, Cronos se deleitaba con mi sufrimiento y dolor pero cuando vio que las torturas ya no me hacían sentir más mal, escudriño en mi mente y descubrió el castigo perfecto.

—¿Ahora veamos qué te parece esto?—

Las torturas desaparecieron a mi alrededor y de repente me encontró en una litera en medio de la oscuridad conmigo en ella y debajo de mí.

—¿Annabeth?— murmuré.

Pero ella me veía horrorizada, de pronto mi cuerpo se movía solo… mi cabeza estaba fría pero aun así mi cuerpo no respondía y actuaba automáticamente, los gritos de Annabeth ahogaron mis oídos mientras se repetía la misma desagradable escena, solo que ahora estaba consciente de lo que hacía y no podía detenerme.

—¡NO! ¡BASTA!— Habían encontrado el castigo perfecto, obligarme a revivir mi acto de carnalidad desenfrenada contra ella, verme violar a Annabeth una y otra vez con los mismos ruidos, sonidos y acciones que realicé.

Simplemente era insoportable.

—¡ALTO! ¡YA NO MÁS! ¡POR FAVOR!— Ella continuaba gritando y yo no podía parar, la risa de Cronos fue sublime cuando finalmente llegué al mismo final.

Luego tuve que oír sus sollozos amargos, y sus llantos desgarradores… me quería volver loco.

—¿Qué pasa, por qué actúas así?— me pregunto estúpidamente. —¿Acaso no lo disfrutaste aquella vez?— Mi odio por él no era mayor que el odio que el que tuve por mí mismo. La misma escena volvió a repetirse de nuevo, sin piedad ni compasión…

Esto realmente era el infierno.

—¡PERCY! ¡PERCY!— me gritaba Annabeth mientras todo se me ponía oscuro.

Continúo gritando su nombre horrorizada… luego sorprendida… después de forma piadosa… hasta que finalmente se escuchaba suplicante.

Una luz brillante lo cubrió, el dolor en mi cuerpo desapareció.


—Percy… Percy!— oía suplicar. —¡REACCIONA POR FAVOR!— oigo sollozos, luego un llanto, me cuesta concentrarme a causa de un tremendo dolor en mi espalda pero al fin abro los ojos.

Me topo con el lloroso rostro de Annabeth

—Percy?— balbucea, al verme despertar. —¡Oh dioses! Gracias— finalmente estalla en llanto.

Lo siguiente que veo es que ella me abraza con todas sus fuerzas por la espalda, evitando la zona baja con pavor, y enterrando su rostro al lado de mi cuello. También veo a otros campistas rodeándonos en la enfermería de la casa grande.

—¿Qué… qué…?— comienzo a balbucear, cuando veo que encima de mí aparecer Travis y Connor muy preocupados.

—¡PERCY LO SENTIMOS MUCHO!— dice travis. —¡DE VERÁS!—

—¡FUE UN ACCIDENTE, TE LO JURO!— afirma Connor temeroso —¡PALABRA!—

Aun me dolía la espalda baja y luego de oír su disculpa supe que ellos tenían algo que ver.

—¿Por qué todos llevan casacas de beisbol?— preguntó al ver sus coloridos trajes amarillos y rojos.

Will solace se sorprendió de que no recordara nada cuando fue idea suya que jugaran un partido de béisbol americano, eso explica lo de las casacas, pero el fortísimo dolor de espalda.

—Esto… una bola rápida que los gemelos Stoll lanzaron cuando intentaron evitar que Clarisse se robara la segunda base— explicaba Katie Gardiner mirando feo a los susodichos hijos de Hermes quienes se disculpaban.

Resulta que yo estaba de receptor, pero al concentrarme demasiado en la carga frontal de la hija de Ares le di la espalda a la pelota y esta me pegó justo en mi punto de Aquiles.

—¡CREÍ QUE HABIAS MUERTO!— Annabeth se expresó con dolor sin separarse de mí. —¡Pero estuviste en coma desde la mañana…— las lágrimas aun bajabn de su rostro

Observé la ventana y vi que ya era muy de noche, eso lo explica todo. La verdad es que tuve mucha suerte.

—Entonces… todo fue un sueño— murmuro bajo para mí.

—¿Qué sueño?— pregunta al oírme.

El sueño en el que ella me reemplazaba por Luke, al cual previamente salvé de Cronos, dejándome con el corazón roto al cual busco alivio convirtiéndome en dios, pero al final mi amor por ella me lleva a abusarla sexualmente, arruinando su vida y la de su esposo mestizo, para luego dar a luz a mi hijo al cual logro poner a salvo pese a luchar contra la propia atenea, después de escuchar cómo me perdonaba por haberle hecho daño para finalmente estar frente a su tumba recibiendo una nota suya en el que me confiesa, antes de morir, que aún me quería pese a todo.

Una historia muy loca, y demasiado larga para contar. Si me lo preguntan.

—¿Tú y yo besándonos en una cama de rosas?— fue lo primero que se me ocurrió.

¡¿QUÉ?!

—Percy…— balbucea conmovida antes de unir nuestros labios.

Y mientras nos besábamos apasionadamente, pensaba en cuál será la mejor forma de vengarme de los Stoll.

¡FIN!


¿Qué tal? XD

Nos leemos :)