Nada más llegar al puerto, directamente desde Tenroujima, la avalancha de admiradores acorraló a los magos de Fairy Tail. Juvia pudo despedirse de Gray y pudo escapar de la multitud para terminar de cerrar todo lo que quedaba sin terminar.

La joven maga no sabía por dónde empezar. ¿Sabría James que ella quería hablar con él? Si había visto el examen a través de las lácrimas sí lo sabría… Aunque también cabía la posibilidad de que no hubiera visto nada. Entonces sí que estaría perdida, pero tenía que encontrarle a toda costa.

A Juvia no se le ocurrió nada más que regresar donde todo había comenzado, así que con calma, hizo memoria y caminó sobre sus pasos para volver a esa playa, en esa pequeña ciudad. Incluso revisaría la posada donde se hospedaban. Si tenía que ser honesta consigo misma, les echaba de menos, tanto a él como a su hermana. Estaba segura que en otras circunstancias hubieran sido buenos amigos. Pero la vida no es tan fácil, y muchas veces el camino se abre en dos, obligando a las personas a escoger uno u otro.

Mientras viajaba como podía, mayoritariamente a pie, a veces se subía a un carruaje, y también tomó un tren, tuvo mucho tiempo para pensar en todo lo que empezaba a echar de menos. A Gray.

Le había costado hacerse a la idea de tener que irse tan repentinamente, otra vez. Al menos ahora no estaba huyendo, ni estaba dolida con él ni nada semejante.

El caso es que moría de ganas por regresar a casa y empezar una nueva etapa de su vida con Gray, después de tanto tiempo, tantos y tantos meses demostrándole su amor por fin daba resultados. Iba a ser feliz, por derecho lo sería. Se lo merecía, y ella estaba convencida de ello.

Tardó una semana en llegar a la playa. Cuando la visitó, vio que había mucha gente, ya que era verano y era lo más normal del mundo, así que se armó de paciencia, se colocó bien su mochila a la espalda, abrió su parasol y se puso a recorrer la playa de cabo a rabo.

La gente se quedaba mirándola, no era normal ver a una chica así, vestida por completo y con ese sofocante calor. Y era más alarmante cuando había quien la reconocía.

-¡Mirad, es la maga de la lluvia!- decía la gente al verla, sin disimulo alguno.

Ella apretaba el paso cada vez oía algo así, se moría de vergüenza.

Ese día no encontró a James, además recorrió la ciudad y visitó la posada, pero sin éxito. Ya no sabía qué hacer, así que regresó a la playa, ya de noche, para dar un último vistazo por si acaso, teniendo la mala suerte de encontrarse a varios jóvenes, más o menos de su edad, bebiendo y riendo alrededor de una hoguera, no muy alejados de la orilla del mar, sobre la arena. Se sentían tan ociosos que al ver a Juvia sola y desprotegida intentaron atacarla y forzarla entre todos. Si esos chicos ya eran agresivos de por sí, el alcohol no les ayudaba a mejorar la situación.

Juvia no necesitaba ayuda para deshacerse de ellos, pero no quería llamar la atención, así que se limitó a soltarse de ellos y correr. Correría hasta quedarse sin aliento. De vez en cuando echaba la vista atrás, y le pareció que poco a poco esos jóvenes iban desistiendo, hasta encontrarse a salvo. Pero alguien más apareció, corriendo tras ella como si la vida le fuese en ello.

Juvia volvió a correr, sin apenas haber tenido tiempo de coger el aliento.

-¡Juvia!- gritaba el perseguidor.- ¡Juvia, detente!

Juvia supo que debía detenerse, le vino por impulso esa idea. Más que eso, se dio la vuelta y corrió en dirección hacia el que iba tras ella.

Juvia por fin se reencontró con James, dejando de correr a pocos pasos de toparse con él. James también se detuvo, apoyándose en sus rodillas y cogiendo aire.

-James-san… Juvia te estaba buscando.- dijo ella feliz.

-Me lo imaginaba.- decía él, todavía casi sin respiración.- He estado aquí desde que se terminó el examen de promoción. Supuse que a ambos solo se nos ocurriría este lugar.

Ambos se quedaron en silencia, mirándose con satisfacción.

-¿Puedo darte un abrazo? Te he echado de menos…- dijo James de repente, sin querer sonar empalagoso.

Como respuesta, Juvia se acercó hasta él y le pasó los brazos por la espalda, mientras la abrazaba también.

Ambos se pasaron la noche en la playa, hablando a la orilla del mar sobre la arena. No se les terminaba la conversación; hablaron de la última vez que se vieron, también de qué habían estado haciendo desde entonces, del examen, de sus resultados…

Amaneció y todavía seguían allí, en el mismo lugar. Finalmente y para sorpresa de Juvia, también se encontró con Era, la hermana de James, que no pudo evitar llorar al reencontrarse con la maga. No estaba enfadada con ella, como pensaba, por haberle roto el corazón a su hermano. Lo comprendía, pero prefirió marcharse porque pensó que era lo mejor.

El caso es que finalmente la obligaron a quedarse cuatro días allí con ellos. Juvia no quería ser maleducada, y le encantaba estar con ellos, pero no podía esperar para ver a Gray de nuevo. El caso es que la chantajearon, la sobornaros y todo tipo de trucos para que siguiera allí, disfrutando con ellos.

Cuando llegó el momento de la despedida, cayeron las lágrimas.

-Juvia, no olvides que somos tus amigos.- le djo Era tomándola de las manos.

Ella miró a James, quería ver si él pensaba lo mismo que su hermana.

-Te echaremos de menos, Juvia…- dijo él.

-Venid algún día…- pensó ella.- ¡Venid a Magnolia, a Fairy Tail algún día! Juvia no quiere despedirse para siempre.

Se despidieron con la promesa de volverse a encontrar en un futuro.

Juvia llegó por fin al gremio, tras tres semanas de viaje y estando en paz con ella misma. Ahora es cuando podía vivir plenamente y sin remordimientos.

Se encontró con Gray en la terraza del gremio, y Gray la abrazó y tocó por todos lados, comprobando que era realmente ella, y no un sueño.

-¿Ya está todo?- dijo Gray, atrayendo la cabeza de Juvia hacia él.

Ella asintió, mientras aspiraba el aroma del cuello de Gray, apretando su espalda posesivamente.

Se besaron como en la vida, mientras Juvia lloraba de emoción. No podía creerse que eso fuera tan real, su felicidad casi era palpable.

En mitad del abrazo y el beso, las piernas de Juvia le fallaron y se dejó caer. Gray la agarró antes que tocara el suelo y ayudó a que se incorporara.

-¿Estás bien?- se preocupó él.

-Sí, Juvia solo está cansada por el viaje…- dijo ella.

No lo había pensado realmente, pero ahora que se detenía, estaba exhausta. Necesitaba un tiempo para recuperarse de tantos viajes y tensión.

-Deberías irte a descansar.- dijo simplemente Gray, pensando en la sorpresa que se llevaría Juvia cuando viera lo que le tenía preparado.

Así que él la tomó de la mano, cogió su mochila y caminó junto a ella. Para no cansarla de más, Gray no le preguntó nada sobre el viaje, es decir, nada que pudiese molestarla. No quería nombrar a James ni nada de eso, porque era evidente que Juvia había regresado a su lado por su propia voluntad. Se sintió estúpido por haberlo dudado.

Llegaron a Fairy Hills y se despidieron con un beso, justo en la puerta del edificio, ya que Gray no podía dar ni un paso más adentro. A Juvia le dolió esa maldita norma, no quería estar sin Gray ni por un segundo, ni para dormir. Pero para sorpresa de Juvia, la puerta de su cuarto estaba abierta, y no había nada dentro de la habitación. Entró a comprobarlo, no se lo podía creer.

-¡Ahhhhhhhh!- lanzó un grito desesperado.

Gray, que estaba fuera de los dormitorios, la escuchó gritar y no pudo evitar reírse.

-¡Juvia, sal!- le gritó, conteniéndose la risa.

Ella salió muy acalorada a atender su llamada, con lágrimas en sus ojos y asustada.

-¡Ven conmigo, creo saber quién es el responsable, tenemos que darnos prisa!- le alentó Gray, cogiéndola de la mano mientras ambos corrían desesperadamente.

-¿Ya no estás cansada?- le preguntó Gray mientras corrían.

-¡Déjese de bromas, esto es importante para Juvia!- respondió ella agitada.-Las cosas de Juvia…

Muy lejos de sentirse culpable por preocuparla tanto, e innecesariamente, Gray se moría de ganas por ver la cara de Juvia cuando llegasen a su destino.

Finalmente llegaron, a la puerta de donde vivía Gray, aunque eso Juvia lo desconocía por completo, ya que no tenía ni idea de dónde vivía él.

-Es aquí, dentro de esta casa están todas tus cosas.- le dijo solamente.

-Así que el maldito ladrón que le ha arrebatado a Juvia todas sus cosas vive aquí…- dijo ella cerrando el puño con furia.- Apártese, Gray.

-Oye Juvia, no hace falta que…- dijo él empezando a preocuparse.

-¡Agggggggggh!- gritó ella, echando la puerta debajo de una patada.

Sin dudarlo, Juvia se adentró en la casa gritando como una posesa y atravesando con la vista cada rincón de la casa.

-¡Si Juvia no encuentra sus cosas destrozará esta basura de casa!- gritó.

Gray empezó a asustarse, e intentando calmar a Juvia, abrió el armario y le mostró su ropa, bien doblada y preparada.

-¿Qué significa esto?- dijo ella petrificada.

-El ladrón soy yo.- confesó finalmente.- Quería darte una sorpresa, pero no a costa que me destroces la casa.

-¿Sor…presa?

-Vive conmigo, en esta "basura de casa".

-Juvia no… ¡Juvia no ha querido decir eso!- respondió nerviosa.- Es una casa muy bonita. Sí, sí, Juvia piensa que…

-Olvídate de eso ahora. ¿Te gustaría quedarte aquí?- dijo Gray mientras el corazón no dejaba de sonar.- Sé que es muy pequeño y bueno… Podremos buscar algo más grande si quieres.

Juvia saltó a los brazos de Gray mientras abrazaba lo que podía de él, besándole sin descanso.

Gray detuvo el beso.

-Empecemos bien esto.- dijo él.

Así que todavía en Juvia en brazos, Gray salió de la casa, y se detuvo donde antes estaba su puerta, mientras miraba el hueco que había abierto Juvia a la desesperada.

-Juvia lo siente.- se disculpó ella.

-Luego haré una pared de hielo…- pensó él, y ahora miró a la mujer que llevaba en brazos.- ¿Quieres vivir conmigo?

-Sí. Juvia quiere estar con Gray hasta el final. Sea donde sea.

Y terminaron el día volviendo a entrar a la casa sin puerta, pequeña y desordenada, pero con acompañados absolutamente de la presencia de un amor mutuo, que ninguno de los dos dejaría que se secara jamás.

Nota del autor: ¡Y ahora sí se acabó! Este fic es algo curioso, ya que lo empecé a escribir porque me había estancado en otro fic que estaba escribiendo sobre One Piece, entonces me vino la inspiración tras leer el capítulo donde Gray "rechaza" a Juvia (siento el spoiler), y decidí escribir una historia de completo desamor. Como veis, no lo he conseguido y ha terminado siendo una historia de amor correspondido (esto puede que se deba a que en los posteriores capítulos de Fairy Tail, la relación entre Gray y Juvia todavía no esté del todo en punto muerto, cada vez menos).

El caso es que empecé (en verano, qué rápido pasa el tiempo) sin saber qué escribiría y sin nada en la mente, solo por aburrimiento, y ha terminado siendo el fic donde más reviews me habéis dejado, y ahora entro a eso.

Muchísimas gracias. Gracias de verdad. Honestamente, me hubiera cansado hace 10 capítulos de esta historia si no fuera por vuestros comentarios de apoyo y curiosidad, incluso "riñéndome" para que no tardara tanto en escribir. Lo agradezco todo, y espero que leáis lo que tengo en mente para mi próximo fic.

Mientras pongo en orden mis ideas y empiezo a escribir, podéis revisar mi perfil y ver si mis otros fics os puedan interesar, que seguro que es el caso.

Resumen de mi próximo trabajo, sin título de momento: La historia rondará única y exclusivamente a la vida de Juvia, desde su gestación, pasando por su nacimiento, infancia y madurez, hasta que se une a Fairy Tail. Por lo tanto, no puedo asegurar que sea una historia Gruvia, así que si no os encanta tanto Juvia como a mí, puede que os aburra un poco.

Nos leemos pronto,

William Egret.