Disclaimer: Los personajes e historia original le pertenecen a Rumiko Takahashi. Esta historia pertenece a una chica del foro ¡Siéntate! (luego, revelaremos a quien).
Fic participante del juego del foro ¡Siéntate!, Mes de la Amistad: Amigo Secreto. Este fic particular está escrito para Yuki no shimizu, de su amiga secreta.
¡Le dejamos la pequeña viñeta para que lo disfruten!
Los inugamis y su habitad.
1.- Cómo mantener feliz a un Inugami.
La felicidad es fundamental para cualquier ser, no importa el origen de su naturaleza y los Inugamis no son la excepción. Puede que él no sonría, no ría, ni haga ningún tipo de demostración de emociones positivas que todo el mundo hace, pero sin dudas él es feliz. Eso sí, es una felicidad a base de varias cosas que son un tanto difíciles de mantener, yo te voy a enseñar como.
Sí, puede que lo primero que se te vino a la cabeza fuese temas sobre guerras, batallas, el camino de la supremacía y un gran etcétera, no te lo voy a negar, es parte fundamental de la vida de mi señor Sesshomaru, una prioridad para él, pero como que responde a su instinto de "yo soy el macho alfa de aquí y tú eres un ser insignificante, lame el suelo por donde camino" es su necesidad de sentirse superior y es algo en que yo no puedo meterme, trataré por asuntos un tanto más simples, como dicen "en las simplezas de la vida está la felicidad".
Primero que nada hay que darle su espacio, no me refiero a un espacio físico, sino más bien emocional, un lugar en dónde se sienta tranquilo, en el que pueda ser él mismo sin preocuparse de sus grandes títulos ni sus responsabilidades con sus tierras y la gente, así que por lo menos una vez a la semana nos quedamos recostados en nuestra habitación o en un claro de bosque o en la bañera o donde sea lo suficientemente privado como para que él y yo no hagamos absolutamente nada.
—Rin…— Me llama. No es que quiera decirme algo, es curioso ¿verdad? Le gusta decir mi nombre, sólo por decirlo y yo le sonrío, a él le gusta que sonría. Nos encontramos en el balcón de nuestra habitación, él se encuentra recostado de uno de los pilares y yo me encuentro sentada entre sus piernas, soy más pequeña que él, así que con su estola y sus piernas fácilmente me rodea, no me abraza, no es propio de él.
A él le gusta el silencio, a mi me cuesta un poco mantenerlo, pero lo respeto muchísimo y trato de no molestarlo, pero de todos modos hablarle no está prohibido, a veces me da la impresión que le gusta que yo le converse, me mira casi sin pestañear mientras le platico sobre cualquier cosa que se me ocurra, pero hay momentos que me ordena que haga silencio.
Otra cosa muy importante es el orden y la presencia, sí suena extraño, pero él es un ser muy pretencioso (no le digan que yo se los dije) jamás verás un cabello fuera de lugar si no está en una batalla, así que como mínimo hay que estar presentable para estar su altura, delicadeza y nada de vulgaridad. Hoy llevo un kimono rosa pastel con florcitas blancas, acompañado de un uchikake de un rosa un tanto más oscuro y detalles en dorado, así además no siento el frío del invierno.
Él acerca su nariz a mi cuello y lo olfatea, siento sus colmillos y la punta de su lengua pasar con una suavidad que es difícil de creer en él, me hace cosquilla y no puedo evitar que se me escape una risita tonta, el gruñe muy bajo, me cuesta escucharlo, parece un ronroneo.
—Deliciosa— Dice en un susurro que me estremece, es tan "cariñoso" cuando quiere…
Eso nos lleva a otro punto: El olor, los Inugami se dejan llevar mucho por el olor de sus parejas, es algo fundamental para ellos, alguien que no huela a su gusto quedará automáticamente eliminado de las posibilidades, así que asegúrate de bañarte seguido o usar perfume como mínimo.
—Mi señor Sesshomaru ¿Le agrada estar así conmigo? A mi me gusta mucho, lo extrañé tanto— Comento coqueta mientras lo rodeo por el cuello, él hunde su nariz en mi escote y siento nuevamente su "ronroneo".
Como el ser con el ego más grande y aplastante que existe sobre la faz de la tierra, gusta de que lo halaguen, aunque no hay que ser excesivo, con tantos años a su servicio el abuelo Jaken aún no aprende eso y termina llevándose un gran maltrato, hay que ser sutil, con el tiempo lo observé y me di cuenta, a veces sólo con una mirada "que lo diga todo" y él se sentirá satisfecho.
Levanta su mano hasta atrapar mi cabello, siendo poco delicado hace que levante la cabeza , con la otra mano saca el uchikake de su camino y afloja mi kimono para que el escote sea más pronunciado, sus ojos lo delatan, es como un niño a punto de cometer una travesura.
—Ahora sí, más que deliciosa— Dice sobre mi cuello, repasa con sus colmillos la marca que dejó allí hace un poco más de dos años, siento como si reafirmara su "estampa de propiedad"
La posesividad, un tema delicado cuando se trata de Inugamis, al igual que sus símiles animales son territoriales, celosos y los perfectos guardianes, para ellos querer y proteger es prácticamente lo mismo, van de la mano, pobre de aquel que toque algo que sea motivo de afecto para ellos, es una sentencia de muerte asegurada y harán lo que sea con tal de proteger al ser querido, incluso pueden llegar a la inmolación como fue el caso del padre de mi señor Sesshomaru, perder la vida de la persona amada no es opción para ellos. Así mismo son exigentes también, necesitan sentir que una está dispuesta, puede que mi señor lo oculte bajo una capa de hielo en apariencia impenetrable, aún así jamás rechaza una muestra de afecto de mi parte a pesar de su supuesta indiferencia a temas sentimentales, nunca permitió que yo me apartara del todo, siempre se aseguró de tener mi cariño cuando era una niña y mi amor cuando ya fui mayor y la marca en mi cuello estoy segura que es algo que le encanta contemplar.
Se aleja un poco de mí soltándome, se sienta derecho y me mira como esperando una respuesta mía, me acerco pidiendo un beso, pero me da uno rápido, chiquito y después cierra los ojos y se recuesta mejor del pilar, parece que ya consiguió su objetivo, no tenía mayor interés que mi cuello, suele hacer cosas así y una queda "vestida y alborotada". Me acomodo la ropa y volvemos a la posición inicial, miro por el balcón, pronto va oscurecer y las noches son heladas, buscando calor me recuesto en su pecho, soy bien recibida.
Algo importante es no forzar las cosas, él odia que le digan qué hacer o se impongan a su voluntad, eso lo hemos trabajado bastante a decir verdad, si le sugiero algo lo toma en cuenta, hay veces también en que hace cosas sólo por que a mí me gustan, como quedarnos tardes enteras entre los jardines del palacio o me lleva de paseo a la aldea de la abuela Kaede, cosas así, pero a su vez hay cosas que no tranza, jamás hay que hablarle sobre su padre, es un tema tabú o nunca me puedo meter en "asuntos domésticos" no limpiaré, ni lavaré, ni me mezclaré con la servidumbre por mandato de él y no hay forma de hacerlo cambiar de opinión. A su vez, en asuntos mucho más pequeños y cotidianos es muy tozudo, si bien no me rechaza un beso o un abrazo que le de, no quiere decir que pueda comportarme toda empalagosa con él, demasiada efusividad lo incómoda bastante y si hay público peor, tampoco hay caso cuando le ofrezco algo de beber o comer, come sólo cuando él quiere comer.
Ya oscuro el viento se levanta contra nosotros, una brisa helada hace que nuestros cabellos y ropas se muevan, trato de estar lo más apegada a él buscando calor, él notando mi incomodidad se levanta conmigo en brazos, en nuestra recámara me deja en el futon, sin demora comienza a desvestirse para colocarse una yukata de dormir, me sonrojo, no importa la cantidad de veces que lo vea así, siempre me sonrojo, desviando la vista hago lo mismo y nos metemos dentro del lecho.
—Va a nevar— comento después de que diera por vencida en intentar dormir, él no duerme por varias noches, así que no me preocupo por sí lo pudiera despertar.
—Es probable— me sigue la corriente— ¿No tienes sueño?
Niego con la cabeza, me estiro dentro de las gruesas cobijas, lo miro, él me devuelve la mirada y lo entiendo, sonrío, sin decir nada me apego a él y siento como se deshace del obi de mi yukata, en un parpadeo tengo su cuerpo sobre el mío, su calor corporal me abraza como una caricia de cuerpo completo, mi boca busca la de él y nuestras caricias se vuelven mucho más íntimas, nos unimos en cuerpo y alma.
Oh, "eso" también es importante, como dicen: los calladitos son los peores y mi señor Sesshomaru es la mejor ejemplificación de aquello, hay veces que me cuesta llevarle el ritmo ¡no te voy a dar detalles! Es algo... ¿Cómo decirlo? Algo como una contemplación de ambos, como un entendimiento, no es que él sólo sea el gran lord y yo su "deliciosa" como él dice, es mucho más, no sé cómo explicarlo.
Si un día te encuentras con un Inugami como mi señor Sesshomaru ya sabes que hacer, en pocas palabras: Mímalo mucho, él te dirá que no le interesan los afectos de los que hablan tanto los humanos pero en realidad es mentira, como cualquier ser sobre la tierra necesita de atenciones, no te dejes llevar por la primera apariencia, dentro de él hay todo un mundo y es fascinante descubrirlo y recuerda siempre disfrutar tú también, no sólo se trata de la felicidad de él nada más, es la de ambos, lograr un espacio que disfruten ambos. Creo que lo único que me falta para coronar la felicidad de mi señor y la mía es lograr lo que estamos intentando hace un par de meses, espero que esta noche lo logremos, deseadme suerte.
FIN
¡Gracias a todos por leer! Esperamos ese comentario.
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