Hola a todos, le traigo un nuevo fic, es mi primer AU de varios capítulos, y básicamente tiene lugar en el que Korra no fue llevada con el Loto Blanco, espero que lo disfruten, adiós.
LO HARÍA TODO POR TI
Tonrak miró nostálgicamente la gigantesca ciudad que se alzaba ante sus ojos. Por supuesto, en el Polo Sur habían ciudades, pero nunca tan grandes como aquella, después de todo, el inclemente clima de su tierra natal no era el propicio para la mayoría de la gente.
En ese momento el sonido de voces y pasos interrumpió sus pensamientos y se dio cuenta de que los demás pasajeros del barco en el que se encontraba se hallaban dispuestos a desembarcar.
— ¿Finalmente llegamos a Ciudad Republica? — le preguntó a su acompañante una anciana que se encontraba al lado de Tonraq.
— Si abuela, pronto desembarcaremos— contesto este.
Al escuchar aquello, Tonrak dejó la borda del barco, y se dirigió al camarote en donde se encontraba su esposa y su pequeña hija.
— Senna— llamó el hombre— tenemos que alistarnos, pronto desembarcaremos— dijo con voz grave.
— Si— contestó la mujer con expresión sombría, la misma, que había mantenido durante todo el viaje.
— Mami mira— dijo la niña de cuatro años desde el suelo mientras que invocaba una llama del tamaño de una manzana.
— ¡Korra! — gritó Senna mientras se arrodillaba frente a ella, la tomaba por las muñecas y la sacudía ligeramente. — ¿Qué es lo que te he dicho acerca del fuego control y la tierra control? — preguntó la mujer sin despegar sus furiosos ojos azules de los de su hija.
— Que no debo practicarlos— respondió Korra en un tono casi inaudible.
— Korra, es muy peligroso, nadie, nadie debe saber que tu puedes controlar más de un elemento — le explico Sennna en un tono irritado. — nadie puede saber que tú tienes este poder, de lo contrario, podrías estar en peligro ¿me entendiste?
— S-si— contestó nerviosamente la niña. A continuación, Senna aumento la presión en sus muñecas y le dirigió una mirada aún más intensa.
— Korra… necesito tu palabra, necesito que me prometas que no vas a volver a utilizar tus poderes. — pidió Senna.
— E-está bien mamá, lo prometo— dijo Korra nerviosa, en ese momento, Senna no resistió más y abrazó a su hija en tanto que estallaba en lagrimas, de manera tal, que bien parecía que hubiera estado conteniéndolas por días — está bien mamá, te lo prometo, no llores, te prometo que no los usaré más, no llores— le pidió Korra respondiendo el abrazo.
Tonrak, quien había contemplado la escena en silencio, comenzó a darle los toques finales a su equipaje, mientras que observaba a su esposa acunar a su hija y acariciarle la cabeza en tanto depositaba suaves besos en su frente. Fue en aquel instante en que el maestro agua no pudo evitar preguntarse en qué momento su vida se había convertido en aquel desastre.
La respuesta la encontró tres semanas atrás, el día en el Tonrak había decidido dar aviso al Loto Blanco de que la Avatar era su hija. Si bien, el maestro agua ya tenía serias sospechas de que Korra era la "elegida", no se había atrevido a hacer pública la noticia hasta encontrarse completamente seguro. Su hija de tan solo cuatro años ya podía controlar tres elementos con una habilidad tanto instintiva como magnifica.
Tonrak sabía que de ahora en adelante todo cambiaría, y la seguridad de Korra se convertiría en su mayor prioridad, no solo porque se trataba de su hija, sino porque aquella niña tenía un valor incalculable. El mundo ya había padecido la ausencia del Avatar por cerca de 100 años en los que no hubo más que guerra, y era un lujo que la humanidad no podía permitirse.
Los Loto Blanco no tardaron en llegar a la aldea de la pareja, y si bien fueron recibidos con escepticismo por parte de los miembros de la orden, en cuanto vieron a la niña desplegar su poder, se convencieron de que estaban ante el verdadero Avatar. Tonrak junto con los demás miembros de la orden , los hijos del difunto Avatar Aang y su esposa Katara decidieron que lo mejor era que Korra permaneciera en el Polo Sur, puesto que se rumoreaba que el grupo de los "igualitarios" planeaban atacar al Avatar en cuanto se hubiera confirmado que este había reencarnado.
Hubo muchas preparaciones y dispositivos de seguridad el día de la mudanza de Korra. Cuatro soldados del Loto Blanco los acompañarían durante el trayecto que se haría a pie. Sin embargo, justo cuando se encontraban a medio camino, en la mitad de la tundra, Senna se acercó a él y le susurro "cuidado", Tonrak miró a sus lados y en seguida se dio cuenta de lo que se refería su esposa: dos de los soldados se veían cada vez más nerviosos.
No pasaron más de un par de minutos desde la advertencia de Senna, para que uno de los soldados que iba en la parte trasera de la caravana hiciera un ágil movimiento con su lanza enterrándola sin problemas en la espalda de uno de los soldados que se hallaban en la parte delantera del grupo.
Rápidamente, Senna y Tonrak rodearon a su hija quien apenas había emitido un grito ahogado al ver el cuerpo del soldado caer en un charco de sangre. Después, el guardia de la lanza se aproximó a ellos lentamente.
— Denos a la niña y no habrá más heridos — dijo. en ese momento, otro Loto Blanco se dispuso a atacarlos pero el otro guardia que aún quedaba con vida le enterró la lanza por la espalda, y en ese momento estuvo más que claro que todo aquello era una trampa. Sin embargo, aquellos inexpertos atacantes no habían contado con que Tonraq y Senna eran dos de los mejores maestros agua de todo el Polo Sur, quienes además se encontraban completamente rodeados de su elemento natural.
Rápidamente, Senna dirigió una gigantesca ola de agua cortante hacia atrás. El guardia, quien no esperaba ser atacado, apenas pudo moverse para evitar una herida fatal, sin embargo, la mujer había logrado producirle una severa cortadura en el brazo.
En ese momento el primer soldado, el que se hallaba enfrente de ellos, corrió hacía la pareja con la lanza en su mano, con gran habilidad Tonraq controló el agua en sus pies y este resbaló, por lo que el maestro agua formó una serie de estacas de agua que se incrustaron en el pecho del sujeto. A continuación, Senna dirigió una mirada asesina al que aún permanecía herido, quien retrocedió unos cuantos pasos al darse cuenta de que no podía ganar, y salió corriendo perdiéndose así entre los glaciales y la nieve.
Tonraq y Senna desistieron de continuar su viaje al complejo de los Loto Blanco, pues estaba más claro que el agua que Korra no estaría segura en este lugar. Habían tan solo unas pocas personas que conocían la ruta que seguiría la familia, entre ellas se encontraban los tres líderes del Loto Blanco, los hijos de Aang y su esposa.
Muchas ideas cruzaron por la cabeza de los jóvenes padres, pero, finalmente, la única que tuvo algún sentido fue la de huir a Ciudad República aquella misma noche, con tan solo las pocas pertenencias que llevaban al complejo, cambiarían de entidad y empezarían una nueva vida lejos de allí.
En ese momento, el sonido del barco interrumpió los pensamientos de Tonraq , y les dio el aviso de que era hora de irse. Senna tomó a su hija y su esposo cargó las maletas con el escaso dinero que llevaban consigo, y juntos se dirigieron a la que sería su nuevo hogar.
La llegada a Ciudad Republica no fue amable en lo absoluto, ya que con ellos llegó una pequeña multitud, por lo que los trámites de migración les tomaron un par de horas, pero, finalmente, tras una ardua mañana, la exhausta familia pudo desembarcar por completo en el puerto de Ciudad Republica, en donde no serían más que una familia extranjera pobre, atrás había quedado la vida de Tonraq como el hijo del jefe de la Tribu Agua del Norte, y todo aquel honor de tener como hija a la Avatar, de ahí en adelante, él y su familia pasarían a formar parte de la masa difusa y gris que vivía en aquel lugar.
Tonraq, su esposa e hija caminaron hacía la calle, en tanto que una serie de dudas inquietaban al maestro agua. ¿Dónde dormirían?, ¿Cómo lograría sostener a su familia?, no tenían a donde ir, ni dinero, ¿Y si alguien los encontraba?
— Tonraq… mira esto— le dijo Senna muy seria en tanto que le señalaba un periódico que colgaba en un quiosco y luchaba por mantener a su hija quien dormía en sus brazos.
El maestro agua fue hacia él, sacó un par de monedas, lo pagó y leyó rápidamente el artículo, en el que decía que la Avatar , quien hubiera sido hallada una semana antes, se hallaba muerta, y que sus padres habían sido asesinados, pues sus cuerpos habían sido hallados en la nieve junto con dos miembros de los Loto Blanco, sin embargo, sus atacantes aún eran desconocidos.
— Alguien quiere ayudarnos — murmuró Tonraq — dijeron que habíamos muerto, al igual que Korra
— Pero, ¿por qué? No entiendo— murmuró Senna.
— Piénsalo bien querida— comenzó Tonraq en voz baja— si dicen que estamos muertos nadie nos buscará, nadie nos seguirá, estaremos a salvo. Nadie conocía el rostro de la niña aún, ni tampoco su nombre, probablemente, quien quiera que nos hubiera atacado debe estar buscando en el Reino de la Tierra al Avatar reencarnado en un maestro tierra, mientras tanto, nosotros estaremos a salvo— murmuró emocionado.
— Tienes razón— aceptó Senna — ahora, nuestro deber es mantener la a salvo — dijo mientras frotaba la cabeza de Korra quien se hallaba dormida en los brazos de su madre.
— Eso lo haremos, te prometo que lo haremos.
…
…
…
…
Trece años después.
…
…
…
Korra salió de la academia sintiéndose completamente aliviada, finalmente había llegado el fin de semana, lo que significaba dos días libres, dos días en los que no habría adultos dándole ordenes sin sentido, dos días sin tener que usar ese estúpido uniforme, y sin tareas. Pero, sobre todo, dos días en los que podría ir a ver los juegos de pro- control con su papá.
En cuanto llegó a la entrada de su escuela, la chica se sintió observada por lo que levantó su rostro, y se dio cuenta de que se trataba de un chico de su edad quien la miraba desde el puesto de comida rápida callejera al otro lado de la calle.
Al darse cuenta de que Korra le devolvía la mirada, el muchacho le sonrió ampliamente. La chica estaba al tanto de quien era aquella persona, se trataba de Bolin, quien era bien conocido por ser uno de los tantos ladronzuelos que se habían unido a las triadas al llegar a la adolescencia, este sujeto en particular, era un maestro tierra, que tenía mucha popularidad entre las chicas y un hermano, llamado Mako con cara de pocos amigos.
— ¡Korra! — la llamó la voz de su mamá quien se aproximaba a su lado. Casi de inmediato, Senna se dio cuenta de que el chico la observaba, por lo que le tomo fuertemente el brazo.
— Vámonos— murmuró.
— Si mamá— dijo cansadamente Korra en tanto se soltaba de su agarre y continuaba el camino al lado de ella.
— Por favor…— empezó Senna nuevamente— dime que no estás involucrada con ese muchacho— dijo la maestra agua.
— ¿Qué? ¿él y yol? Claro que no— dijo Korra casi riéndose ante la sola idea— siquiera he hablado con él, siempre está en aquel puesto cuando salgo de la escuela, eso es todo— respondió Korra en tanto se reacomodaba la tira de su maleta sobre su hombro. Senna guardó silencio, pero frunció el seño y apretó los labios, por lo que se dio cuenta de que a su mamá no le había gustado aquella respuesta.
— No importa, no te quiero ver cerca de él— dijo Senna.
— ¿Porqué? Pensé que él y su hermano te simpatizaban, cuando eran más pequeños tu siempre les reglabas comida — discutió Korra irritada.
— Lo sé, en el fondo son buenos chicos, pero tú no debes involucrarte con ellos, trabajan para las triadas, sería muy peligroso— contestó Senna.
— Si mamá — respondió Korra con desgana.
Korra entendía su situación, ella no era cualquier persona, era el Avatar, y por alguna razón, sus papás debían protegerla. Desde su llegada a Ciudad Republica, la familia había hecho lo posible por mantener su identidad en secreto en tanto trataban de sobrevivir en las duras calles. Por suerte, tras una semana de búsqueda Tonraq había conseguido trabajo como obrero en una fábrica, mientras que Senna, gracias a la ayuda de otros miembros de la comunidad de emigrantes de la Tribu Agua halló un puesto de venta en uno de los tantos mercados de la Ciudad.
— Oh no… — dijo Senna al ver un grupo de hombres que se dirigían hacia ellas— son la Triple Amenaza, mantente a mi lado, no te separes— dijo tomándola nuevamente del brazo.
— Buenos tardes señora…— dijo uno de los hombres melosamente en tanto se detenía a su lado.
— Hola Korra— agregó un sujeto Joven de descendencia de la Tribu Agua que se encontraba atrás del líder, a quien la chica no conocía y que le dedicó una desagradable sonrisa.
— hemm... hola… quien quiera que seas— lo saludó Korra nerviosa, por lo que la sonrisa del muchacho se desvaneció al ver que ella ni siquiera conocía su nombre. Al escuchar esto, Senna le golpeó suavemente en el tórax con el codo dándole a entender que debía mantenerse callada.
— Buenos días— respondió Senna finalmente la mujer con una sonrisa fingida.
— Señora, usted sabe muy bien que mañana se cumple se cumple un mes, lo que significa que le haremos una pequeña visita a su puesto, espero que tenga el dinero— dijo el sujeto sin separar su mirada de Senna .
— Oh por favor… usted sabe perfectamente que las ventas no han sido buenas, y…
— ¿Tiene usted el dinero, señora? — la interrumpió bruscamente el sujeto. Por su parte, Senna tomó una fuerte bocanada de aire y finalmente contestó:
— Sí, lo tengo.
— Perfecto, pasaré mañana — dijo el hombre, después, le dedico un gesto con su sombrero a modo de despedida y se fue con sus demás hombres.
— Adiós Korra— se despidió el mismo chico que la había saludado, por lo que Korra le dedico una gesto de asco. No podía creer su descaro, ese sujeto se atrevía a coquetear con ella después de haber extorsionado a su mamá, y por alguna razón, él le daba miedo, a diferencia del maestro tierra en el puesto de comida.
— Vámonos— dijo Senna tomando el brazo de su hija.
— No es justo— opinó Korra de repente — no es justo, tu trabajaste muy duro, y ellos se llevan el dinero, alguien debería hacer algo, creo que la policía de Ciudad Republica es la más inútil de todas. Oh, por favor, todo el mundo sabe donde están ubicadas las triadas pero jamás los arrestan, y cuando lo hacen los dejan ir tras un par de días en la cárcel— se quejó la chica.
— Lo sé Korra, lo sé. Pero no podemos arriesgarnos, tenemos que pagarles para que nos dejen en paz — trató de calmarla Senna.
— Si yo fuera el Avatar…— comenzó Korra.
— ¡Suficiente! — le ordenó Senna en tanto reanudaban su camino. Korra le dirigió un mohín con sus labios pero decidió seguir a su mamá en silencio.
— Se me olvidaba, hoy tendrás que acompañarme al mercado y hacer tu tarea allí— dijo Senna. Korra bufó en respuesta.
La chica odiaba tener que ir al lugar en el que trabajaba su mamá, el pescado apestaba, y tenía que ver de primera mano como las triadas extorsionaban a todos los vendedores del lugar. Si bien, sus padres habían conservado sus mismos trabajos desde su llegada, la familia había cambiado de hogar en innumerables ocasiones, por lo que Korra estaba al tanto de cómo eran cada una de las triadas de la ciudad. Por ejemplo, ella sabía a la perfección los monzones rojos eran quienes cobraban los impuestos más altos, o que los más sangrientos eran los Agni Kai, pero sin duda, los peores de todos eran los Triple Amenaza.
Sonaría estúpido, pero Korra tan solo quería ayudar a la gente, probablemente, al ser el Avatar, aquello era parte de su naturaleza. Pero jamás podría ayudar a nadie si no conseguía aprender los tres elementos que aún no dominaba completamente, su papá tan solo le había enseñado a manejar agua control, pero no tenía la menor idea acerca de fuego control o tierra control, y ni siquiera pensar en aire control, pero, la sola idea de aprender aquello era imposible con la constante vigilancia de sus padres las veinticuatro horas del día.
— Siéntate Korra — le ordenó su mamá una vez hubieron llegado a su puesto en el mercado. Korra obedeció y tomo asiento detrás del mostrador.
— ¿Te dejaron deberes? Será mejor que te pongas a trabajar en ellos señorita — dijo Senna mientras se colocaba su delantal y guantes de trabajo.
— No entiendo porque los demás pueden salir con sus amigos los viernes, mientras que yo estoy aquí sentada haciendo deberes, es aburrido— se quejó Korra.
— Hija, por favor, tu sabes que no puedo atender el negocio yo sola, necesito tu ayuda— dijo Senna
— Eso no es cierto, tú jamás me pides que haga nada, lo único que quieres es tenerme vigilada, ni siquiera quieres que camine sola desde la escuela— volvió a quejarse la chica.
— Korra… por favor, no quiero que hagas esto más difícil de lo que realmente es, solo te pido que permanezcas cerca de mí, es por tu bien— comentó Senna con una suave sonrisa. Al ver los brillantes y amables ojos azules de su mamá mirarla Korra no tuvo otra opción que ceder.
— Si mamá — respondió Korra, por lo que la mujer se agacho ligeramente y le dio un beso en la frente.
— Buenas Tardes— saludo una voz al otro lado del mostrador.
— oh, buenas tardes Mako, ¿se te ofrece algo? — preguntó amablemente Senna. Korra lo miró por un momento, realmente era una coincidencia encontrar al maestro fuego a tan solo unos minutos de haber visto a su hermano menor, sin embargo, la chica perdió el interés y decidió enfocarse en sus deberes.
— Sí, quiero tres salmones, los necesito frescos, por favor— pidió el maestro fuego.
— Si claro, te daré los mejores que tengo. Serían 45 yuans— dijo Senna.
—Tengo un billete de 100 ¿tiene cambio?
— Me temó que no, pero espérame aquí, voy a buscarlo— dijo la mujer. Después, se dirigió a su hija — Korra, dijiste que querías ayudarme, así que por favor ven aquí y ayúdame a empacar la compra de Mako— bromeó Senna.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO OOOOOOOOO
Mako, quien había estado observando disimuladamente a Korra leer su libro desde que había llegado al puesto de Senna, se hizo a un lado y permaneció a la espera desde que la chica acabara de empacar sus salmones.
—Oh, había olvidado que tu eres el hermano simpático ¿Siempre eres tan hablador? — bromeo Korra dedicándole una mirada furtiva desde el mostrador.
— Si, siempre— respondió Mako quien estaba resuelto a no entablar conversación con la chica.
— Hoy vi a tu hermano— comentó Korra, quien obviamente si tenía intención de hablarle. Aquello llamó la atención de Mako.
— ¿En serio? ¿Qué te dijo? — preguntó Mako genuinamente curioso.
— Nada, en realidad, lo veo casi todos los días desde hace un par de semanas, parece que le gusta almorzar en un puesto de comidas en frente de mi escuela— comentó con una sonrisa.
—No lo sabía— mintió Mako. en realidad, el chico ya sabía que era lo que su hermano estaba intentando hacer, tras tener un feo rompimiento con su novia de turno, Boilin había recordado la existencia de Korra, la hija de una de las vendedoras del mercado, que los ayudaba cuando eran pequeños.
Para ser honesto, a Mako no le había gustado aquello. Personalmente, al maestro fuego no le simpatizaba mucho la chica, nunca lo había hecho, a pesar de que se conocían desde pequeños, en aquellas raras ocasiones en las que Senna dejaba que su hija jugara con los dos hermanos sin perderla de vista ni por un momento.
No obstante, había algo en Korra que lo inquietaba, no sabía porque, pero siempre quería estar al tanto de lo que pasaba con ella, le gustaba que le hablara, y mirarla hacer sus deberes en aquellas ocasiones en que iba a comprar en la tienda de Senna, incluso, tenía un par de conocidos que estudiaban con ella y lo mantenían informado.
— Olvídalo galán — le dijo uno de ellos — ella es demasiado buena para ti, tu sabes, buenas notas, excelente en los deportes, además, sus papás saben que tienen algo especial en sus manos. Su linda mamá te quitaría la cabeza con sus manos si intentas acercarte a ella. Tu y yo somos basura de las triadas, ella no es para ti — bromeó.
—No es eso, a mi no me gusta Korra, solo es una amiga de la infancia — solía responder Mako.
A menudo, Mako se cuestionaba, pues era contradictorio que pasara tanto tiempo pensando en una persona que no le gradaba mucho, pero no podía evitarlo. Tal vez, por eso era que se había molestado cuando su hermano comenzó a intentar hablar con Korra a la salida de su escuela, afortunadamente, Boilin aún no lo lograba, ya que Senna jamás la perdía de vista.
O tal vez, por esa misma razón, era que le aterraba que Kuruq, uno de sus compañeros en la Triple Amenaza, también estuviera mostrando interés en la chica. Si bien él y su hermano no eran lo "suficientemente buenos", Kuruq sería catastrófico para ella. El sujeto había ingresado a la pandilla desde que tenía trece años, y ahora con veintiuno, era uno de los miembros más "exitosos" de ella.
Personalmente, Mako no entendía cómo es que existían personas en el mundo que disfrutaran haciéndole daño a los otros cómo lo hacía Kuruq, ya que él siempre había intentado escapar de aquel callejón sin salida que eran las triadas.
— Hey Mako— lo saludó una voz a su lado.
— Hey Bo— respondió este.
—Hola Korra— dijo nuevamente el menor mientras miraba a la chica con una amplia sonrisa.
— Hola Boilin ¿cómo estás? — preguntó.
— Bien, supongo, y ¿cómo va todo para ti?, ¿aún te gusta el pro control? — preguntó Boilin por lo que Mako ya sabía hacía donde iba toda la conversación.
— ¡Claro!, voy a ir a ver un partido con papá en la noche— respondió emocionada.
— No me digas, ¿sabes quien juega hoy en la noche? — preguntó nuevamente Boilin.
— oh, oh, oh, ¡por los espíritus! Entonces, es cierto, pensé que solo era un rumor ¿ustedes dos tienen su propio equipo? — prácticamente chilló Korra , mientras que Mako rodaba sus ojos "genial, otra fanática loca más " pensó.
— Si señora, los Hurones de Fuego, justo como Pabu — dijo mientras que le enseñaba a Korra el animalito que siempre cargaba consigo.
— Genial… — murmuró Korra maravillada — entonces creo que nos vemos más tarde — concluyó la chica con una enorme sonrisa.
— Perfecto, nos vemos el viernes, no dudes en pasar a saludarnos — comentó Boilin alegremente.
— Mako… aquí tengo tu cambio — dijo Senna mientras se ubicaba nuevamente tras el mostrador y le entregaba el dinero al chico.
— Mamá, mamá, Boilin y Mako son jugadores de pro control ¿puedes creerlo? —Dijo Korra emocionada. En seguida Mako se dio cuenta de que Senna le dedicaba una mirada reprobatoria a su hermano, probablemente, ella a diferencia de Korra ya se había dado cuenta de lo que quería Boilin.
— ¿Es eso cierto? — preguntó Senna mirando a Mako
— Sí, es cierto, señora— respondió el maestro fuego.
— Entonces… eso significa que ustedes ya no trabajan para las triadas ¿o me equivoco? — preguntó. Mako dudo por un momento, pero finalmente le contestó.
— No señora, nosotros ya no trabajamos para las triadas— respondió.
— ¿Estás seguro? — volvió a preguntar Senna.
— Sí señora— confirmó Mako.
— Eso es maravilloso muchachos — dijo dirigiéndoles una sonrisa mientras le entregaba el paquete a Mako. Quien se dio cuenta de que estaba más pesado de lo que esperaba.
— Señora, yo solo le pedí tres— dijo el chico confundido.
— El cuarto es cortesía de la casa— respondió Senna.
— Gracias, hasta luego señora— se despidió Mako,
— Adiós para ti también chico listo— le dijo Korra al ver que no se había despedido de ella.
— Oh, lo siento, Adiós Korra— respondió Mako quien se reprocho a sí mismo ya que había sonado más agresivo de lo planeado.
— Adiós Señora, Adiós Korra, nos vemos el viernes— lo imito su hermano, pero a diferencia de él se oyó encantador y amable como siempre, después, las dos mujeres se despidieron de ellos y los muchachos continuaron con su camino.
Mako no había esperado que Senna se pusiera tan contenta al escuchar aquella noticia, y que su opinión acerca de Boilin hubiera cambiado tan rápidamente con tan solo darse cuenta de que él ya no trabajaba con las triadas, lo más sorprendente es que incluso ya no parecía tan irritada al verlo hablar con Korra.
Para ser honesto, el maestro fuego no podía culpar a Senna, el tampoco hubiera querido que un miembro de la Triple Amenaza se hubiera inmiscuido con su hija. Mako conocía muchas mamás que prácticamente prostituían a sus hijas para que se involucraran con miembros de la pandilla, pero estaba más que claro que ella no era de ese tipo de personas. Nuevamente al muchacho se le revolvió el estomago al pensar en Kuruq, no quería ni llegar a imaginarse lo que un sujeto como ese podría hacerle a una chica como Korra, y lo que significaría para Senna verla con ese sujeto.
— Hey Mako— lo llamó Bolin. — ¿Por qué les dijiste que no tenemos negocios con la triadas? Tú sabes que eso es mentira Mako.
— Lo sé Boilin, lo sé, aún es mentira, pero una vez acabe el torneo de pro control, no volveremos a involucrarnos con ellos, pagaremos nuestra deuda y finalmente seremos libres— dijo Mako casi como si se lo hubiera asegurado a sí mismo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO OOOOOOOOO
Aquella noche llegó rápidamente, pero Tonraq aún no llegaba a su casa por lo que Korra estaba comenzando a desesperarse.
— ¿Por qué no llega? — se preguntó Korra en tanto miraba por la ventana. Senna quien se hallaba recogiendo los platos de la cena sonrió al ver a su hija.
— No te preocupes linda, papá no tarda — trató de camarla Senna. Justo cuando hubo pronunciado aquellas palabras, el sonido del teléfono las alertó.
— Hola oh… bien… bien, entiendo, se lo diré, no te preocupes— dijo Senna mientras estaba en el teléfono.
— Korra… — empezó Senna nerviosa— lo lamento, Tonraq llamó, lo necesitan y tendrá que hacer un turno extra, no podrá llevarte al pro control— murmuró.
— ohh…— se quejó la chica— ¿y no me puedes llevar tu? — preguntó.
— Tu sabes bien que no, no tengo dinero para comprar la entrada, tal vez podría llevarte, pero no podría estar allá contigo— dijo.
— Lo entiendo. Y si… — empezó nerviosamente Korra— y si solo por esta vez pudiera entrar yo sola, podría pedirle a Boilin que me trajera a casa— murmuró. De inmediato los ojos de Senna se abrieron de par en par como si su hija hubiera dicho la peor de las blasfemias.
— ¡Claro que no! — negó Senna en tanto volvía su atención a los platos sucios.
— ¿Por qué? — Preguntó Korra perdiendo la calma — ¿Por qué soy su prisionera? ¿Por qué no tengo derecho si quiera a hablar con nadie sin que tú o papá lo sepan? — preguntó furiosa.
— Korra, ya hemos hablado de esto, tu sabes bien que tu eres diferente…
— No soy diferente, yo soy el Avatar, mamá, ya lo sé— la interrumpió Korra subiendo el tono de voz, por lo que Senna corrió hacia ella y rápidamente le tapo su boca con ambas manos.
— ¿Te volviste loca?, no vuelvas a gritar algo como eso— dijo Senna retirando sus manos de la boca de su hija.
— ¿Por qué Mamá? ¿Por qué negar lo que soy? Yo soy la Avatar, se supone que mi deber es mantener la paz y la armonía entre las naciones, ustedes lo dejaron todo para salvarme, pero ese sacrificio será inútil si ni siquiera puedo caminar las tres cuadras del mercado a la escuela yo sola, no puedo seguir mintiendo, esto es quién soy yo, ¡yo soy el Avatar! — Dijo Korra en un tono más bajo, mientras que señalaba la estatua de Avatar Aang a través de la ventana. Al ver el terrible estado de ira en el que se hallaba su hija Senna tomó fuertemente ambos lados de su rostro y pegó su frente a la de ella.
— Tu no vas a ir a ninguna parte sola ¿me escuchaste?, es muy peligroso, tú eres mi niña, mi tesoro, y yo no voy a permitir que te pase nada— dijo Senna de tal manera que Korra tan solo se le quedó mirando completamente petrificada. Después, la mujer tomó a su hija del brazo y la haló hasta llegar a su habitación, en donde cerró con llave antes de salir.
— Eso está por verse mamá — murmuró Korra .