Non, je ne regrette rien
Hessefan
Disclaimer: Si Shingeki no Kyojin me perteneciera sería un Eren/Levi repleto de sexo salvaje y pernicioso, no apto para persona cardíacas, embarazadas y menores de setenta años. Todo de Hajime-sempai.
Prompt: 001. Hamaca. [Fandom Insano].
Extensión: 2610 palabras.
Notas: Mi percepción del "amor" puede chocarles un poco XD.
Despertó, deseando que todo hubiera sido una simple pesadilla, pero la expresión de Mikasa le revelaba una vez más que la quimera de siempre era su realidad. Miró hacia la pared sintiendo como los ojos se le llenaban de lágrimas. Hizo un esfuerzo heroico para no llorar frente a ella mientras Armin se acercaba a la cama.
—¿Está vivo? —Fue lo primero que preguntó. Era lo único que le importaba después de verlos a ellos dos allí, enteros.
—Sí —respondió el chico y Eren se relajó.
—¿Qué… qué pasó?
—Nosotros no lo sabemos. —Mikasa aferró la manta, conteniendo la ira y la impotencia.
—¿Quedó muy herido?
En esa ocasión Armin asintió con la cabeza, sin palabras. Fue Mikasa la que lo reveló.
—Todavía no despierta, los médicos ya llegaron, pero dicen que ha perdido mucha sangre y- —vio que su hermano se levantaba—, ¿qué haces, Eren? Debes descansar.
No obstante sabían que sería en vano tratar de convencerlo, Eren podía ser muy terco, más en esas situaciones cuando la culpa lo consumía.
Hacía frío en la fortaleza y las heridas le dolían pese a que cicatrizaban con rapidez. Logró recorrer las inmediaciones sosteniéndose de las paredes y aferrándose el vientre con la otra mano, como una fatua manera de mitigar el dolor. Recién desapareció, todo el pesar, el cansancio y el sufrimiento, cuando encontró el cuarto en donde descansaba el sargento.
Tuvo que esperar unas cuantas horas para poder pasar a verlo; recién en la quietud de la noche logró escabullirse. Le sorprendió encontrarlo despierto y sentado en la cama; no parecía tratarse de una persona que había estado a punto de morir escasas horas atrás, según dijeron los médicos que lo atendieron.
Levi vio en los ojos del chico su tormento. No supo cómo hacer para explicarle que no era su culpa. En tal caso el responsable de su incompetencia era él mismo. Eren abrió la boca, impulsivo, sin sospechar que lo primero que le nacería sería un reproche amargo.
—¿No era que jamás ibas a dudar?
Levi exhaló el aire a modo de apagada carcajada irónica.
—Eso era antes de que empezaras a follarme.
Había sucedido poco después de ceder a la curiosidad que el chico le despertaba, el responsable de ello había sido el mismo Eren, según juzgaba. El muchacho lo había acorralado contra el marco de la ventana para darle un fugaz y precipitado beso, que apenas había sido un contacto efímero y brusco de labios.
Levi había soltado el palo de escoba consiguiendo que Eren diera un respingo hacia atrás, con toda la intención de echar a correr en cuanto surgiera la primera amenaza letal; pero fue atinado al aguardar, porque después de quejarse y decirle que no sabía besar, Levi lo arrinconó contra el escritorio.
La primera vez que lo besó, fue la primera vez que Eren se desnudó frente a alguien en esas condiciones, y también fue la primera vez que tocó un cuerpo ajeno con esas intenciones. Había sucedido muy rápido, pero Eren no se había quejado y, en cambio, se había dejado llevar.
No fue una experiencia idílica, los nervios por la inexperiencia, junto a que esa tan temida y sobrevalorada "primera vez" fuera con un hombre como el sargento, no le permitieron relajarse de buenas a primeras. Temía cometer algún error imperdonable.
Levi no lo quería tenso, pero no podía negar que esa actitud le excitaba a niveles absurdos. El chico había eyaculado con unas pocas certeras caricias mientras él le develaba sus gustos sodomitas con un siseo ronco de insondable apetito sexual.
—Me da asco meterla en el culo. Si no te molesta…
A Eren esa expresión le causó algo de rechazo y también desconcierto, hasta que logró interpretarla: Al sargento le desagradaba la idea de ensuciarse, pero no que lo ensuciaran de esa manera.
Y pese a que Eren había acatado todos sus déspotas pretensiones en la cama, Levi se había dado el lujo de decir, primero, que no había sido un encuentro ideal, para después consolarlo.
—Tranquilo, las primeras veces no suelen ser de novela. A decir verdad es un poco difícil saber lo que el otro quiere si no lo dice.
Eren había estado callado como un muerto, mientras Levi no dejaba de indicarle cómo tocarlo, cómo besarle y cómo moverse dentro de él. Gimiendo, volviéndolo loco. Para Eren el encuentro había sido especial, quizás no tan perfecto como se lo figuraba en su imaginación, pero sí único y trascendental.
—Volveremos a follar, no pienso quedarme con las ganas.
Esa había sido la amenaza y la razón por la que volvió a ocurrir, una y otra vez. Cualquiera creería que Levi era difícil de complacer como amante, pero Eren no tardó en darse cuenta que ponía como excusa aquello para tener un pretexto por el cual regresar a él.
A partir de la segunda vez fue sublime y maravilloso tocarlo, besarlo y poder eyacular dentro de él.
En el presente, sentado en esa misma cama, Levi parecía querer darle un mensaje implícito con la mirada, pero las palabras que sus pretendidos labios profesaban eran ásperas.
—Si yo muero seguramente habrá una larga lista de candidatos y candidatas dispuestos a ocupar mi lugar… Encabezado por el comandante Smith.
—Oh… veo que has aprendido a discutir conmigo —terció con gracia, tratando de ocultar cuánto le había fastidiado llegar tan rápido al meollo del asunto.
Eren era así: cuando algo le molestaba no podía ocultarlo por mucho tiempo.
—No sabía que estábamos discutiendo.
—Discutir también es cuestionar. Y parece que es lo que estás haciendo, me estás cuestionando mi estilo de vida.
Eren suspiró, agotado. No había ido allí con la idea de protestarle a su sargento lo que ya le había reclamado horas atrás, antes del altercado. Se acercó a la silla que había dejado el comandante y se sentó.
—Perdí el control.
—Me he dado cuenta.
—¿No piensa reprochármelo?
—Lo hiciste por despecho y por eso te sientes culpable —afirmó—, ¿te haría sentir mejor si te lo reprocho?
—No —confesó, escondiendo la cara para evitar mostrarse tan vulnerable ante él—. Yo… lo siento. No imaginé que-
—¿Convertirte en titán después de saber que no eres el único en esa larga lista iba a descontrolarte? —completó Levi.
Lo sabía, aunque Eren no lo hubiera dicho en su momento y hasta incluso en el presente se lo negase, sabía que los celos habían hecho su parte. Ni siquiera el mismo Eren intuía que estaba celoso, al menos hasta ese momento.
Cuando lo supo trató de mostrarse maduro y entero.
—¿Es cierto, sargento? Lo que dicen todos… que usted y el comandante Smith…
Levi se lo había confirmado, sin ningún tipo de remordimientos, para luego dejarle en claro que el emblema de la legión representaba la libertad en todas sus manifestaciones.
Sintió bronca, había querido humillarlo, pero no encontró la manera y se quedó con toda esa hiel atragantada.
—¿Te molesta saberlo?
—No —había mentido.
—Es bueno saberlo, porque me agrada follar contigo.
—¿También con él?
—Claro.
—¿Lo ama?
Levi no había podido responder esa pregunta, porque Braus había interrumpido la conversación llevándose, de una manera literal, la puerta por delante. El titán simio había hecho su primer movimiento.
Eren necesitó transformarse y cuando se dieron cuenta que la furia desencadenada en él era anormal, Levi no tuvo la fuerza ni el temple necesario para rebanarlo.
Esperó a que las voces de sus amigos lograran algo en el chico, llegar a él y despertarlo. Incluso lo intentó él, pero más le hablaba, más furioso se ponía. Para nadie pasó desapercibido que el titán de Eren buscaba matar a Levi. Era su enemigo en ese momento y el sargento no sabía hacer otra cosa más que ir de un lado al otro, esquivándolo.
Fue Erwin quien destrozó al titán cuidando de no darle en el punto débil, cuando Levi ya no tenía fuerzas para huir ni temperamento para enfrentarlo. No en vano más de uno creyó que ese sería el fin del sargento de no haber sido por la oportuna intervención del comandante.
¿Por qué? ¿Por qué no lo había detenido? Por cortar brazos y piernas, cabeza y torso, no lo mataría. No a Eren. Acaso, ¿quería morir? No, desde ya que no. Ni siquiera el mismo Levi se explicaba su propia flaqueza.
Eso sería un problema, porque se suponía que su función consistía en vigilar a Eren; si no cumplía con su trabajo nada de lo expuesto el día del juicio, ni todo el circo montado, tenía razón de ser.
—La próxima vez que tenga algo para decirme, soldado, preferiría que lo haga antes de salir al campo de batallas. No se guarde nada.
—No quiero traerle problemas.
—Matarme es algo más que traerme problemas.
—Con el comandante —lo interrumpió; la inusitada energía puesta en sus palabras daban cuenta de que estaba enojado más que nervioso.
Levi chistó por dentro, el chiquillo estaba tan celoso que se lo llevaban los demonios. Maldición, ¿cómo haría para lidiar con ello? Nunca antes había pasado por esa clase de situación y, aunque tenía su lado malo y fastidioso, admitía que también le agradaba recibir esas emociones tan intensas.
—No le temas.
—No le temo —agregó incapaz de poder mirarlo a los ojos—, y aun así prefiero correr el riesgo.
Con esas sencillas palabras Eren le estaba dando a entender que aceptaba su lugar, pero que no estaba dispuesto a negociar.
—Él… es una buena persona —admitió Levi pensativo, descansando la cabeza sobre la almohada—. Deberás estar esperando a que diga algo así como… "no se merece esto", ¿cierto? —alzó una ceja, pillándolo a Eren con esa pregunta.
—¿Lo sabe? El comandante Smith sabe que usted… conmigo…
—Lo supo antes que yo.
Eren esbozó una cálida sonrisa, apenas perceptible. Le daba cierto alivio comprender que el comandante no tomaría represalias en contra de Levi. Sin embargo el sargento no había dado el brazo a torcer y Eren sabía que no lo haría. No era quién para cuestionárselo, recién en ese momento se daba cuenta del peso que tenía el comandante en la vida de su sargento. Ya no se sentía con el derecho de reclamarle o exigirle.
—¿Me lo va a decir?
—¿Qué cosa? —Levi volvió en sí, viendo la sonrisa bribona del chico. Ahí iba de nuevo con esa insistencia. Le tocaba los cojones y no de la manera literal en la que, por supuesto, tanto le gustaba.
—Dígamelo.
—No tengo por qué.
—Dígamelo...
Levi gruñó, Eren entonces sospechó que debía tratarse de un nombre muy feo para que nunca se lo hubiera revelado. En su momento decidió probar suerte con Erwin, pero el comandante sonrió para después destrozarle las ilusiones.
—Ve y pregúntaselo a él.
La primera vez que se lo cuestionó había sido poco después de tener intimidad.
—¿Para qué quieres saberlo? —En su pregunta iba impresa toda su alteración. Iba a golpearlo si seguía insistiéndole con ello.
—Bueno, pues... —Titubeó. ¿Qué podía decirle? ¿Para que cuando te esté follando duro pueda gritar tu nombre y no uno ficticio? No era peso suficiente. Al menos no convencería a Levi con ello—. Porque... porque el nombre es parte de la identidad de uno. Quiero conocerte, Levi, y si ni siquiera sé tu nombre... —reprochó con informalidad, disconforme con su pretexto.
—Me conoces mucho mejor de lo que crees. No necesitas saber mi nombre verdadero.
—¿No te gusta, es por eso? Si no te gusta, prometo que no te llamaré nunca por tu nombre ni se lo diré a nadie; pero si no confías en mí con algo tan... —había empezado con energía, pero esta fue drenando ante la dura mirada de su superior—… deja, no importa.
Levi suspiró, ese chico sabía doblegarlo en demasiados sentidos. Y le molestaba reparar en ello en esa penosa circunstancia.
—Lance.
—¿Qué? —Había sido un susurro apenas audible.
—Que mi nombre es "Lance", sordo idiota.
Eren sonrió.
—Es un nombre lindo, no sé por qué-
Un almohadazo lo calló.
—No salgas con un comentario cursi o te muelo a golpes —amenazó—. Odio mi nombre. Sabes lo que significa.
—Servidor.
—Solo una persona me llamaba así, con tanta confianza.
—¿Y te recuerda a esa persona?
Levi perdió la mirada al frente, asintiendo. El silencio fue interrumpido por sus palabras, parcas, apagadas, pero con profunda revelación.
—Cuando murió… quería que con ella también muriese esa parte de mí que era tan optimista y fantasiosa. Esa parte que creía en un mundo mejor y en todas esas idioteces en las que personas como tú creen —cerró los ojos, el dolor físico de las heridas lo sometía—. Ella fue la única que no me despreció.
—¿La amabas mucho?
—Como un hermano a su hermana. Sí.
—¿Puedo llamarte Lance?
—No, Eren —fue firme—. Nadie puede llamarme por mi nombre.
—¿Y si muero algún día, cómo te llamarás después?
Levi pestañeó, creía haber interpretado mal la indirecta, pero era evidente que no, que el muchachito se creía muy importante. Pensó en gritarle que no se concibiera tan importante en su vida. "¡No te amo, pendejo engreído!"; pero una parte de él no le permitía ser hiriente a esos niveles, porque entendía que muy a su pesar había descubierto ese sentimiento.
—Tú no morirás —terció con autosuficiencia—, después de que ella murió me hice fuerte, muy fuerte... para no tener que ver morir frente a mis ojos a las personas que amo.
Eren sonrió sintiéndose satisfecho al verse incluido en esa larga lista, que no era tan larga como juzgaba. Levi contaba sus afectos con los dedos de una sola mano y aun así le sobraba, porque la gran mayoría de esos apegos ya no estaban con él. Había visto morir a mucha gente en su corto paso por la tierra.
Con esa misma mano con la que contaba sus afectos, acarició la mejilla de Eren, atrayéndolo hasta su cuerpo. Le mordió los labios y la lengua, hasta profanarle la boca para saborearlo. Eren se encendía con esa clase de besos tan versados, que parecían nacer con el fin de humillar su escasa experiencia en esos terrenos, pero Levi no quería darle con el gusto en esas condiciones.
—Me siento muy sucio. Ayúdame a bañarme.
Eren se puso de pie, trabó la puerta y bañó a su sargento. En la tina Levi ya no experimentaba culpa, aunque sí miedo.
Mientras sentía las manos del chico recorriéndole con parsimonia el cuerpo para enjabonarlo, se preguntaba si el afecto era real y sincero. Si al igual que él, lo de Eren no era una simple utopía de juventud.
Le confortaba saber que así como él había tomado una decisión, el día de mañana Eren podía amar a otra persona y de todos modos volver a sus brazos.
Ahora lo comprendía mejor.
—¿Por qué llora, sargento?
—Así es como debe sentirse Erwin —murmuró, tocándose la mejilla, sorprendido con ese acto involuntario, pues Levi no lloraba, al menos no con público y sin ser consciente a esos niveles ridículos de que lo estaba haciendo.
—¿Qué?
—Nada. Cambia el agua —se sintió inmerso en un déjà vu horrible, uno que le atormentaba—. Eren… ¿me amas?
—Más que a mi vida.
Levi le sonrió con ternura.
Era la primera vez que había una mueca tan clara en su rostro inexpresivo, ahora cubierto de lágrimas. Eren nunca lo había visto tan hermoso y perfecto, tan humano y frágil, como en ese momento.
Prefería esa imagen endeble a la mítica figura que Levi representaba para la gran mayoría. Le reconfortaba conocer ese lado en el hombre, y atesoraba esa debilidad como lo más preciado y sincero que él podía darle.
Fin
Já, terminó un poco parecido a Maracuyá. Encima lo que dice Levi es muy a lo Luffy de One Piece XD. Sin quitar que el diálogo que tienen los dos, toca puntos similares a otro fic (El mundo de hoy), en fin. La originalidad no es mi fuerte en este fandom :D; por eso decía que era un híbrido, un rejunte de plots. Lamento que el Señor Mono no haya tenido más participación, pero expliqué en la primera parte que estos eran dos one shot's por separado, solo los uní porque hablaban de lo mismo y tenían sus conexiones.
Es curioso, siempre pensé que prefería más el Levi/Eren, sin embargo las pocas veces que escribí sobre ellos dos no pude evitar pensar en el Eren/Levi. No es que le dé demasiada importancia a eso del seme y uke, pero es curioso como uno cree conocer sus gustos y a veces está muy equivocado XD. Me ha pasado en otros fandoms, de tener una OTP inamovible y que de pronto un video, un fic, un DJ o un art me haga cambiar de parecer y termine shippeando a otro par como si no hubiera un mañana XD.
Muchas gracias por leer y por los comentarios en anónimo.