Paralelos

La mentira/Amistad.
Shuuya Kano.Todo sucedió con tal prisa que no alcance a pestañear. Aún recuerdo los ojos sin vida que mi madre llevaba mucho antes de su muerte; su vida me la intentó dar a mí, quien no la merecía, pero a pesar de sus intenciones, caí tal como ella, resignado.

¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué mis pulmones siguen trabajando? ¿Por qué ella no está a mi lado? Mi querida y amada madre desapareció junto a mi vida o, antigua vida. La sangre seguía en mis recuerdos tal como la cuchilla que me clavaron en el pecho, insertándose cada vez más hondo, buscando llegar a lo profundo de mis entrañas y enloquecerme.

Cierro mis ojos y miro por la ventana, el día es precioso; nauseabundo como yo y todos.

— ¡Monstruo! —me gritaron una vez unos muchachos del orfanato donde me tiraron.

Yo solo volteé y los observé sintiendo mis ojos cálidos y extraños. Esa fue la primera vez que lo pude notar, el color rojo de mis ojos era evidente y ellos temieron de mí, se alejaron. Tuve miedo de mi propia persona, del fenómeno que me estaba afectando en esos momentos, pero mientras que yo tenía miedo, ellos veían una gran sonrisa en su lugar. Engañaba sus miradas o algo similar, podía hacer lo que quisiese mientras que el iris de mis ojos se tornara carmesí.

En un momento me sentí absolutamente feliz, aquel deseo que antes pedí a calladas se había cumplido completamente…pero ya era tarde. Tan solo eran muestra de la mala broma que el destino me jugó, que me recalcaba el mal hijo que fui y lo débil que me mostraba frente a todos, aquel fruto de los dolores de mi madre, además.

Excluido, molestado. Esas cosas no me interesaban para nada, pero no pude evitar sentirme como un ser solitario, que actuaba producto de una rutina y estaba sentenciado a la soledad. Comía a solas y me dormía antes que mis compañeros de habitación, quienes ni se atrevían a tocarme por miedo.

—Shuuya-kun es raro—susurraba uno de los niños, menor que yo, a otro muchacho—, siempre anda sonriendo y sus ojos son raros.

—Tranquilo—le devolvía el otro con voz calma—. Tan solo ignóralo, tal como los monstruos que creías que se escondían bajo tu cama.

Rebajado a ese nivel, me dedicaba a cerrar los ojos y esperar al siguiente día.

Tantas noches pasé así, pensando que todo permanecería igual como un castigo para mis pecados, hasta que cierto día todo cambio. Aquello que creí imposible se reveló ante mí sin ni siquiera pedirlo. Siempre comía solo, por lo que tomaba mi comida y me escapaba de las mesas del comedor, donde a todos nos ubicaban uno al lado del otro.

Todo normal, pero gracias a un torpe muchacho, caí con todo al piso, revelando mí no realizado escape con un gran estruendo. Le dediqué una mirada feroz y me levanté sin ayuda, aunque por su parte, se quedó en el piso también víctima de la caída, sollozando como un bebé.

— ¿Dónde creen que van? —exclamó nuestra amable y dulce cuidadora. Realmente se veía como si ambos quisiéramos escapar e ir a comer a otra parte (acción que yo sí iba hacer). — Shuuya-kun, Kousuke-kun y… ¡Tsubomi-chan! —el último nombre lo llegó a gritar del susto. Volteé nuevamente y efectivamente, éramos tres las personas en la escena del crimen. Al final la mujer colocó su mano en el pecho con alivio— ¡Niña, no me asustes así, Dios!

Antes que pudiera utilizar esa distracción para mi huida, vi por el rabillo del ojo unas reverencias tímidas que me resultaron familiares… A mi pesar, eso bastó para que me tomaran de la ropa y dieran vuelta para encarar mi merecido.

— ¿Saben que significa lo que intentaron hacer? —vi como un tic en su ceja crecía peligrosamente. Ninguno de los dos, que estaban a mi lado, respondió.

— ¿Significa que volveremos a la mesa a comer todos juntos como hijos de Dios? —me aventuré a decir con una nerviosa sonrisa que solo causó que su ira subiera de nivel y evolucionara a algo peor. — ¡Vamos, solo era una bromita!

— ¿Bromita? —me debatió alzando una ceja.

Intenté recordar los nombres de los otros dos niños. De eso dependía mi pellejo.

—Kousuke-kun se sintió algo enfermo, así que Tsubomi-chan y yo lo ayudábamos a salir a tomar un poco de aire fresco—mi tono era perfecto. Mis ojos empezaron a calentarse ante mi mentira. Tomé un hombro de ambos y sonreí. — Así que, vamos Kousuke-kun, levántate.

Un silencio atormento la sala y las voces de los otros niños en el comedor nos atacaban al igual que sus rostros.

—Ya veo… ¿eso es cierto, Kousuke-kun? —casi la teníamos. Estaba cayendo redondo en mi trampa. Tan solo faltaba la respuesta del lloroso chico, quien me miraba y luego miraba a la mujer con miedo.

No sé el porqué de la falla de mi plan, pero sentí una llave en el brazo por parte de Tsubomi-chan y el ruidoso llanto de Kousuke-kun. A pesar que mi cara realmente estaba sudando de los nervios, mis ojos estaban abiertos de la sorpresa al notar como mi engaño se arruinaba.

—No me toques. — gruñó la niña apretando más mi brazo. La quedé mirando con total impacto; ella había actuado tan tímida y de perfil bajo que ese cambio tan radical me dejo sin aliento.

— ¡No es cierto! —lloró Kousuke-kun mientras que su voz resonó por cada pared y plato del comedor— ¡Yo que-quería huir de aquí! L-lo siento tanto.

¿En dónde me había ido a parar? Un nene llorón y un fantasma agresivo. A mi pesar, nos mandaron a la sala de castigo.

Yo creí que luego de eso jamás nos volveríamos a topar, pues no quería tener que lidiar con la honestidad culpable de Kousuke y menos con la falsa debilidad de Tsubomi. Los tres éramos tan compatibles como una patata con sombrero, un sombrero feo. Espero que mi deseo se hiciera realidad, pero creo que al destino no le agradaba del todo mis mentiras.


Yo no fui el único con problemas. Kousuke y Tsubomi era iguales a mí.

Sus ojos se tornaban rojos y eso causaba el miedo entre sus compañeros de habitación, por lo que éstos exigieron un cambio. No los querían cerca, tanto a mi persona como a ellos y al final lo obtuvieron. Nos exiliaron a la habitación más lejana de todo el orfanato, con los baños cerca para evitar que saliéramos tanto a causar pánico al resto.

Los tres monstruos de ojos rojos. Era gracioso.

Yo mentía, Seto lloraba y Tsubomi desaparecía.

Muchas veces nos venían a molestar, gritando e insultando, dándonos recitales que aludían a nuestras muertes. Yo solo reía por la ventana, intentando personificar al demonio que ellos invocaban, pero empezaba a doler, no por mí, sino por las lágrimas de mis, ahora, compañeros.

Eran inseguros y frágiles, evitaban salir y lloraban mucho. No sabía muchos de ellos, pero, lamentablemente quise incluirme en su mundo y conocerlos; sus miedos y decepciones, los tormentos que en su vida mantenían.


Seto Kousuke era el menor del nosotros, más pequeño en todos los aspectos que habían y quien más lágrimas derramaba, así que evitaba molestarlo…tanto. Debido a mi carácter burlón me metía en varias peleas tanto con niños del orfanato como con Tsubomi, quien solo me inspiraba una nostalgia que no quería profundizar. El llorón descubrió antes lo que yo no quería saber.

—Tsubomi-chan es tan poco femenina—molesté mientras saltaba de cama en cama, o eso veían, pues en realidad estaba acostado y dándoles la espalda. —, no me extraña que desaparezca todo el tiempo por la vergüenza.

Escuché sollozos desde un extremo de la habitación y como si parpadeara varias veces, la imagen de ella abrazando sus rodillas aparecía y se iba. Me maldije, sus ojos eran propensos a los sentimientos y se alteraban con facilidad. Yo estaba siendo el causante de su tristeza y su miedo esta vez.

A es-este paso voy a de-desaparecer…—sollozó con aún más fuerza. Kousuke se tapaba sus oídos y cerraba sus ojos con fuerza.

No supe que hacer. Cualquiera de mis palabras sería solo un golpe que avivaría las llamas.

—"Shuuya-kun cambió mucho"—dijo el llorón abriendo sus párpados y mostrando el rojo que había bajo ellos. Lo miré con una ceja alzada rompiendo así mi engaño, aunque para él no fue sorpresa eso—. "Cambió mucho"

Ahí fue cuando comprendí dos cosas: la mirada de Kousuke era peligrosa para mí y Tsubomi era la Tsubomi-chan que conocí.

Tan ciego me sentí y a la vez tan estúpido. Ella solía usar elegante ropa y su cabello siempre lucía pulcro y ordenado, su andar era tímido y su risa serena… Ahora, podía ver su cabello cortado con tijeras y vestida con ropas grandes y de colores toscos, pero su rostro era el mismo. Yo mismo era el que me impedía ver con claridad, el que estaba trancando sus recuerdos para evitar sufrir.

Preso del pánico sostuve mi cabeza con ambas manos. Yo no quería causar eso… ¡Yo no debería estar aquí en primer lugar! Solo causaba dolor, tal cual como con mi madre... ¡Yo era un maldito verdugo para quien se me acercara!

— ¡Basta, por favor!—gritó Kousuke. Un torrente de lágrimas cursaba sus mejillas mientras que su llanto empezaba a aumentar al punto de no escuchar mis pensamientos. — ¡No quiero escuchar más, no quiero ver más! — Sus gritos me llegaban a doler, pero me despertaron completamente de mi burbuja—Por favor, no piensen más así… duele…

Tsubomi fue la primera en levantarse y acercarse a Kousuke. Ella había vuelto al igual que yo y trataba de consolarlo con palabras, inútiles, pero llenas de sentimientos. Secaba sus lágrimas, pero estas regresaban y llenaban el doble de espacio que las anteriores. Sus propios ojos se cristalizaron por la frustración y desesperación.

Al final, sin saber el porqué de mi acción, utilice mi mirar para transformarme en un gato negro y pasear entre ambos con insistencia, jugando con sus dedos y colocando mis patas diminutas en sus caras con la intención de molestar. Subí por la cortina y "caí", causando que las risas estallaron en los tres al verme normal, boca arriba y con el torso en alto. Reí de alivio, de felicidad, de estúpido. Todo era tan natural, tan espontaneó que solo más risa me atacaba.

Nos miramos con el rostro con una gracia difícil de simular.

—Seto Kousuke. — susurró un apenado llorón. Tanto Tsubomi como yo sonreímos.

—Kido Tsubomi. — ella soltó una risilla, aquella que me recordaba con abundancia a las tardes en el jardín.

—Kano Shuuya. — y bueno, yo simplemente me burle de nuestra anterior desesperación.


Fin del capítulo V


Próximo capítulo:
El Fantasma. (Kido)


Capítulo dedicado a la linda Ibicita (Ib Tears), por quien subí éste capítulo
Debo agradecer a quienes sigue y darles todo mi amorsh, además quiero decirles que… ¡Seto tendrá capítulo!
Peeero, el romance tardará un rato y me centraré en las perspectivas de Kano y Kido (Seto es tan sexy que también estará). Esto fue un descanso feliz, pues de vendrán cosas feas antes de que lleguemos al deseado color de los héroes.
Gracias a todos. Espero que el capítulo sea de su agrado a pesar de cambiar la narración… jeje.
¡Se despide un PonyElefanteAzul!