Capítulo doce

Cierre del caso


La bala no le lastimó lo suficiente como para dejarlo incapacitado, sin embargo la bala hizo su trabajo al atravesarlo hasta quedarse en alguna parte de él donde podría hacer de un tapón temporal, el tiempo suficiente hasta que llegó al hospital y fue sometido a una operación de emergencia. Salvar su vida fue cosa de Kyôya quien había llamado al departamento de policía desde que ese hombre había aparecido. Los policías habían llamado al servicio de ambulancia casi al instante.

Reborn sabía que sin la morfina el dolor en el costado sería una hija de puta, sin embargo estaba tan drogado que su mente funcionaba al mil para respaldar el hecho que su cuerpo no respondía conforme a sus pensamientos. El primero en visitarlo fue Kyôya quien tenía una expresión pétrea en el rostro mientras ingresaba con pasos firmes, Reborn no quería un gracias, no quería un gracias cuando había cometido un error que le había valido poder capturar a un delincuente, lo mejor que había tenido en un largo tiempo (tal vez desde lo de Bianchi).

—No debiste de hacerlo, perdimos todo por eso. —Kyôya gruñó entonces, su boca en una línea tensa, Reborn se sentó entonces.

—Soy consciente que cometí un error.

—Acuéstate. —Salió la orden en forma de gruñido, era evidente que Kyôya resistía la tentación de escupirle en la cara.

Reborn le dirigió una mirada obtusa antes de desviarla, recostado en la cama ahora. Kyôya se levantó de la silla entonces (porque se había sentado), frunció el ceño y sus ojos se cubrieron de una bruma, rabia.

—No debiste de haberlo hecho… ¡NO debiste!

—Vete Kyôya, deja que alguien con sentido entre aquí y me explique lo que va a suceder ahora.

Son las palabras lo que revientan a Kyôya, supuso Reborn. De un brinco el menor se acercó y le apretó con fuerza, es doloroso donde sus dedos le sujetan, pero Reborn evita el gemido de dolor que quiere salir de su garganta y en cambio emite un gruñido.

—Vete a la mierda… ¡No lo hagas de nuevo! ¡Pudiste haber muerto! ¡Que hubiera hecho el maldito mocoso sin ti! Piensa maldita sea, ¡Piensa!

Para este momento es evidente todo, los sentimientos de Kyôya, su miedo, su amor y su desesperación, también el hecho que probablemente va a marcharse y que ahora mismo está haciendo un esfuerzo para no golpearlo. Reborn soltó una risa, no era divertido pero esto era común para él. Así como Mukuro se fue de su lado ya esperaba que Kyôya hiciera lo mismo.

—Lo mejor será que te vayas.

Soltó Reborn suavemente, no esperó que Kyôya le hiciera caso, estuvo en lo cierto ya que el menor no se movió, sin embargo tampoco dijo algo. Aunque al final ambos sabían que no sólo se refería a ese momento, se refería a toda su vida. Lo mejor para Kyôya era marcharse ahora, el amor o cariño que sintieran era algo temporal y que el tiempo podría eliminar, Reborn no tenía futuro más.

Había cometido un error humano y a cambio había perdido algo que le hacía funcionar como el mejor oficial, caer en los sentimientos había sido su peor error. Lamentablemente no se arrepentía de conocer a Tsuna, no se arrepentía de quererlo y tampoco se arrepentía de haber tenido relaciones con un menor.

¿Divertido? ¿Enfermo? ¿Confuso? En algún punto todo eso era verdad, pero ahora prefería ignorarlo todo.

Kyôya volvió a su asiento, cruzó los brazos y de una forma mordaz comenzó con lo importante. —Iemitsu dice que revelará información, hoy en la tarde se encontrara con mi hermano mayor y hablaran. —Hubo un silencio mientras el menor se acomodaba. —Han hecho pruebas a los residuos de la taza, es tal y como decías. El caso se reabrió por eso.

—¿Dónde está Tsuna?

—Consideramos que está en peligro ahora que ese sujeto sigue suelto, va a quedarse con Kyoko, con los asistentes sociales y pondrán seguridad con él. —Hibari se levantó. —En vista que no puede aceptar a los hombres se ha permitido que Luce hable con él para encontrar el alcance de su problema. También, han reconocido al hombre: Zakuro, 25 años, trabaja en conjunto con Torikabuto, 22 años, ambos buscados por crímenes menores y evidentemente han estado ocultos en la mafia.

—Lo sabes Kyôya, la mafia es peligrosa. —Soltó en burla, como si fuera una broma, luego fue seriedad. —Timoteo Sawada no debe tardar en poner manos en esto, debes saber cómo actuar ahora.

Kyôya lo miró. —Tú sigues a cargo del caso.

—Ahora lo estoy dejando en tus manos.

Se hizo el silencio, entonces Kyôya lo interrumpió. —¿Por qué?

—Voy a retirarme.

Por un momento algo en los ojos de Kyôya brilló, incredulidad probablemente, pero luego todo pareció encajar para él y se levantó precipitadamente. Reborn no se preocupó por ello, tenía tiempo pensándolo y ahora que estaban en una pequeña pausa supuso que sería el momento indicado para soltarlo.

—No puedes ser serio. —Pero lo era y eso debía de entenderlo el menor. —Realmente, no puedes ser serio. —En vista que tampoco parecía ser una broma Kyôya se erizo. —¿Por qué ahora?

—¿Por qué no?

—Este caso es tuyo, tú llevas todo esto, tú sabes lo que está ocurriendo.

Reborn se encogió de hombros. —Tú también debes de saber lo que ocurre, estás al tanto de todo. Cuéntame, Kyôya, ¿qué opinas de todo esto? No eres más un ayudante, el objetivo de trabajar conmigo era aprender y es justo lo que estás haciendo. ¿Qué has logrado aprender por tu cuenta? Dime tus deducciones.

Suavemente Kyôya volvió a su asiento, entonces soltó. —Nana se casó con Iemitsu Sawada con el conocimiento que él tenía peculiaridades, sin embargo Timoteo Sawada estaba en contra del matrimonio he de suponer que en el pasado ya había tenido relaciones con un civil y las cosas resultaron complicadas, evidentemente quería evitar que su hijo experimentara algo similar. Alejó a Nana con la intención de alejarla de su mundo, sin embargo ella ya estaba demasiado adentro, Iemitsu tampoco podía dejarla ir. Su matrimonio dio como resultado…

—Tsunayoshi.

Kyôya asintió con la cabeza. —Timoteo no permitió que ellos se vieran y dejó a ella en claro que debía de marcharse y cuidar a su hijo, si quería evitar los problemas. Nana era una mujer llena de amor, amaba a Iemitsu pero con un hijo todo su amor fue dirigido a él. Por otra parte Iemitsu supo, por su padre o por él mismo, que Nana tenía un hijo y él debió enviar a alguien para investigar, ahí es donde entra Zakuro. Investigó, pero dentro de él corre una vena que rosa a la pedofilia. Abusó de Tsunayoshi y en su estancia con él Timoteo debió llegar a su rescate, el verlo causo en Tsunayoshi un trauma. Nana también desarrollo un trauma y a su vez la paranoia. —Entonces se detuvo, mirando a Reborn.

—Supongo que eso no es el final.

—Iemitsu debió de haberle dicho que era su culpa y Nana ocultó al niño. —Soltó de repente Kyôya. —Si no podía confiar en el propio padre del niño no sabía en quien podría hacerlo. Para ella era mejor mantenerlo ocultó, así Tsuna nunca sufriría.

Ni ella.

Reborn sonrió. —Básicamente lo tienes todo. Puedes continuar con el caso entonces.

Fue buen momento para que la puerta se abriera, pero esta no se abrió. Con el silencio pesado Kyôya se levantó una última vez mientras se dirigía a la puerta, bueno, si él se iba todo sería mejor para Reborn. Pero en lugar de salir cerró el pestillo de la puerta. Esto no supo cómo interpretarlo. Se trataba de Kyôya y podría matarlo, no dudaba de ello; así como Alaude lo había intentado en el pasado el menor podría hacerlo.

—Sí o no. —Soltó mientras volteaba a verlo. —¿Tu relación con Sawada Tsunayoshi va más allá de lo profesional? ¿Sí o no?

Mentir, podría hacerlo. Era buen mentiroso. Pero no valía la pena. —Sí.

Tentativamente Reborn intentó sentarse, Kyôya lo retuvo en su lugar dejando caer una mano sobre su pecho. —Te lo advertí. Te dije que no lo hicieras. —Algo helado se sentía en el ambiente. —Todo tu trabajo… lo has dejado por un niño.

—Te equivocas. —Soltó entonces. —Ser un detective me dio lo que necesitaba en el momento. No te confundas Kyôya. —Sujetó la mano que estaba sobre su pecho y la apartó. —Puedo estar del lado de la justicia, resuelvo crímenes, a veces puede hacer altruismo. Pero yo no soy uno de ustedes. Esta justicia me da lo que necesito. O al menos me lo dio por un largo tiempo. —Enfrió su mirada. —Ya no me sirve. —Sonrió. —Y en vista de eso buscaré algo nuevo.

—¿Y se supone que Tsunayoshi es eso nuevo?

No logró evitar la risa sarcástica que salió de sus labios. —Por favor, pensé que me conocías un poco mejor. —Realmente, si todo se tratara de Tsunayoshi esto sería mucho más fácil. —Se trata de mí Kyôya, siempre se ha tratado de mí. Si puedo disfrutarlo entonces estaré contigo, de lo contrario no puedes retenerme. Si tuvieras mi lealtad todo sería más fácil para ti, pero nadie la tiene. Mi lealtad sigue en mí mismo.

—¿Y Tsunayoshi?

—Es una parte de todo.

Probablemente lo debió ver venir.

Kyôya lo golpeo tan fuerte que sintió un tirón en la herida de la bala, soltó un gruñido y sintió una niebla cubrir sus sentidos. Para su buena fortuna fue un solo golpe, el menor pareció quedar satisfecho con ello y lo dejó ir. Kyôya abandonó la sala tan rápido que cuando Reborn volvió a abrir los ojos ya no estaba, se acomodó en la cama entonces. Suponía que pronto lo vería de nuevo.

~0=0~

Tsuna miró a Luce frente a él, extrañamente esa mujer le hacía sentir cómodo, supuso que fue porque Reborn le había dicho que era su amiga, no había hecho referencia de nadie de la misma manera. Amigos eran personas cercanas a alguien. Por ende Luce era cercana a Reborn y eso significaba que no le haría daño. Entonces pensó en el hecho de que alguien pudiera hacerle daño.

No recordaba lo que era daño.

La sensación de vació le dejó con un mal sabor de boca, de todas formas Tsuna se sentó en la silla reclinable, al otro lado podía ver a Kyoko y junto a ella a dos hombres. Sentía miedo, pero no sabía por qué. Realmente le gustaría que alguien le dijera algo sobre Reborn, se sentía tan intranquilo desde hace tanto tiempo, pero nadie le decía nada.

—Hola, ¿me recuerdas? —Luce saludó, Tsuna asintió. —Eso me alegra mucho. Hoy, si no te molesta, hablaremos un poco del pasado, ¿qué te parece?

Momentáneamente intentó recordar el pasado, no había muchas cosas que recodara, pero tal vez no había mucho que recordar. —¿Qué del pasado?

Luce sonrió. —Hay tantas cosas del pasado que podrías recordar, por ejemplo: ¿Cuál es tu primer recuerdo? Lo primero que recuerdas de tu vida, cuando eras más niño.

Tsuna miró a Kyoko, podía recordar a su madre y siempre que veía a Kyoko le recordaba un poco más. Era más grande que Kyoko, pero sin duda se parecía mucho, el cabello largo y castaño, los ojos grandes y cafés, ella sonreía, se veía feliz y llena de vida. También podía recordar el Sol. Un Sol rojo bañando su rostro. Era precioso, todo en ese momento era precioso para él.

—Era tarde, el Sol entraba por la ventana y mamá estaba conmigo, me sonreía.

—¿Estabas en una habitación? —Tsuna asintió con la cabeza. —Pero ahí no fue donde te encontraron, ¿cierto?

Era verdad, había estado antes en otro lugar, tenía ventanas, era tan bonito. Podía ver a los vecinos. Recordaba a una chica, mamá le había llamado Haru y era tan linda, sonreía mucho como mamá. Pero luego mamá dijo que no era segura la habitación. ¿Por qué?

—No. Estaba en la otra habitación, la que era segura. —¿Por qué era segura? No podía recordarlo.

—¿Eso te dijo tu mamá? ¿Qué era segura? ¿Segura de qué, de quién?

Quien.

De su padre.

Tsuna comenzó a temblar.

~0=0~

Bebe, por aquí.

Lo siguió, era una habitación bonita, tenía muchas ventanas y el cielo se veía a través de ellas. Nunca había notado que le gustaba el cielo hasta que lo vio. Papá se colocó a su lado y luego se hincó, se veía triste y Tsuna se puso triste también. Acarició su mejilla.

¿Por qué estás triste papá?

No soy tu papá. Lo siento.

Pero se veía tan triste, muy triste. Tsuna siguió acariciando su mejilla y luego le sonrió. —No estés triste, yo te voy a dar mucho cariño. Aunque no seas mi papá.

¿De verdad? —Asintió alégreme, ahora se veía tan feliz. —¿Está bien que pida lo que quiera? —Tsuna asintió de nuevo.

Entonces esta persona colocó los labios sobre los suyos.

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No. No era su padre. Él dijo que no era su padre. Él dijo que lo sentía, sin embargo lo besó. Tsuna no quería besarlo, pero él lo beso y luego… y luego.

Fue horrible.

El sabor desagradable de algo salado en su boca, sintió cosas dentro de su boca que eran horribles, entonces recordaba que le habían metido algo por detrás, fue como Reborn pero fue horrible. El realmente no lo quería. Siempre deseo que se detuviera, pero no lo hizo. Él le pidió, inclusive dijo por favor porque mamá dijo que debía de decir por favor. Pero no se detuvo y Tsuna estaba muy asustado.

—Oh.

Entonces todo se borró de su mente.

Mamá dijo que la habitación nunca permitiría que algo malo le pasara. Ni siquiera tendría pensamientos malos, pero los estaba teniendo ahora. Debía de volver a la habitación. Pero no quería volver a ella, si volvía a la habitación entonces no vería a Reborn y eso sería tan horrible, peor que los pensamientos era no tener a Reborn. Tsuna quería estar con Reborn.

Debía de estar con Reborn.

Volviendo en sí escuchó los gritos a su alrededor. Estaba pegado al pecho de Kyoko mientras ella le pedía tener calma. Luce le sujetaba el brazo, los otros hombres no se habían acercado.

—¿Tsuna?

—Quiero a Reborn.

Gimió, con miedo. Si tenía a Reborn podía superar los pensamientos feos. Quería estar con Reborn. La única persona que lo entendía, la única persona que podía entender lo que realmente pasaba en su mente. La única persona que podía disipar los malos pensamientos. Luce le miró con suavidad, como si fuera un bebe.

—Tsuna, dime, ¿qué es eso que pasó ahora por tu mente?

No quería decirlo. Era horrible, sabía que era horrible.

Quería seguir siendo un niño por mucho más tiempo. Quería seguir siendo tratado con suavidad y cuidado, no lastima y aprensión, como si fuera a enloquecer y hacerse daño. Sin embargo Reborn dijo que tenía que crecer, ¿decir esto le haría crecer? Tal vez esto era lo que significaba crecer.

—No quería que sucediera, le dije que no quería. Pero esa persona me tocó y luego lo hizo de nuevo. Yo le dije que no, pero nunca me escuchó.

Y él realmente quería que sólo le tocara Reborn. Sin embargo era consciente de una cosa que le hizo sentir desdichado. Alguien había abusado de él. El recuerdo estaba en su mente, como si hubiera ocurrido a alguien ajeno, sin embargo el suceso era suyo y él era horriblemente consciente que estaba asustado.

El miedo era ajeno.

Este miedo había sido algo que su madre había integrado en él durante años, con él fin que evitara salir de esa habitación, consciente o inconscientemente su madre le había hecho crecer un miedo irracional; simplemente era horrible. Tan horrible que Tsuna sintió miedo. Su madre estaba enferma y él nunca lo supo, entendía ahora la razón de su situación. Era diferente y anormal. Sencillamente todavía no podía entenderlo pero era seguro que estaba mal.

—¿Qué pasará conmigo ahora?

Preguntó con miedo, lentamente se alejó de Kyoko, esa protección ya no la necesitaba. Tampoco la de Reborn, por esas razones estaba asustado. Si su problema era mental, estaba seguro que todo sería mucho peor.

—No tienes que asustarte. —Luce sonrió, pero era una sonrisa tan tranquila que Tsuna terminó contagiándose de eso. —Las cosas van a cambiar, eso es verdad y no quiero mentirte. —Kyoko, detrás de él, dejó caer una mano suavemente sobre él. —Pero, ¿no las cosas cambian todos los días? Los seres humanos somos seres de cambio, ayer yo tenía tres, hoy tengo más de treinta. Sólo debemos acoplarnos a esos cambios. Aceptar es lo primero.

Tsuna la miró.

Aceptar, siempre, fue lo más difícil.

~0=0~

Esa misma tarde Reborn recibió la visita de Alaude, luego de la Adelheid y finalmente, entrada la noche, recibió la visita de Timoteo Sawada.

De alguna manera sintió que eso iba a pasar tarde o temprano. La morfina comenzó a ser suministrada en dosis más pequeñas y ahora era demasiado consciente de todo inclusive para poder dormir. El dolor de la bala y después de la operación era agotador, todo su cuerpo estaba adolorido. Timoteo llegó en un momento de debilidad, hubiera deseado que fuera en otro momento (en el que todo dejara de ser tan real) pero era evidente que el hombre tenía prisa.

—Buenas noches, Reborn. —Comenzó el viejo, era un hombre mayor, se veía digno, algo que sin duda la mafia vería como poderos. —Supongo que no me conoces, soy Timoteo Sawada, es un placer.

Pudo ver detrás de la puerta dos sombras, supuso entonces que el lugar estaba custodiado. No era una sorpresa, Timoteo parecía ser importante.

—Igualmente.

Soltó secamente, el hombre mayor sonrió. —Por lo visto no estás sorprendido de verme aquí. —Reborn no se movió, la respuesta era obvia. —Como supuse, un excelente elemento. Alaude debe de tenerte cariño. No todos los oficiales pueden hacer algo como tú.

—Evidentemente no está aquí para hablarme de eso.

Timoteo se sentó en la silla que estaba al lado de su cama. —Claro, esa no es la razón, pero nunca está demás conocer un poco a alguien. Eres muy fiel, Reborn. Lástima que nadie ha sabido obtener tu fidelidad.

Estaba seguro que esto tenía un trasfondo, simplemente no podía decir cuál. —¿Qué piensa hacer ahora? El caso está reabierto y Tsunayoshi probablemente nunca esté preparado para vivir con su padre.

Timoteo lo miró con tristeza. —Siempre he querido lo mejor para mi familia. Sé que ello me ha llevado a cometer muchos errores. Nunca voy a dejar de lamentar lo que sucedió a Nana, era una buena mujer, hubiera deseado que nunca conociera a mi hijo. —Reborn se tensó de nuevo. —Permitiré que capturen a Zakuro. Pero debo tener la garantía que nada recaerá a mi hijo.

—Fue él quien envió a Zakuro en primer lugar.

—Lo sé, sin embargo lo que él hizo no tiene nada que ver con mi hijo. —Timoteo tenía un brillo extraño en su mirada. Era peligroso. —Yo mismo entregaré a Zakuro y Torikabuto. Es lo mínimo que puedo hacer por Nana. —Un suspiró pesado salió de entre los labios del hombre mayor.

—¿Y Tsunayoshi? —Se sentía un poco ansioso, esta respuesta era la que más le importaba.

—Es mi nieto, y mi hijo y yo somos simplemente empresarios que pueden darle todo lo que necesita. Terapias, él tendrá a los mejores. Luce Millefiore, Knuckle Brow; ellos están dispuestos a ayudarme con mi nieto.

Reborn sintió que se erizaba, ¿Luce trabajaba para la mafia? Viéndolo desde un punto más objetivo era un poco obvio, el otro hombre también le sonaba conocido… ¡Claro! Ellos dos eran los terapeutas de Nana, el hombre primero, Luce llegó después. Tsuna estaría en buenas manos, algo le decía eso.

—Él no puede soportar a su padre. —Declaró, aún podía recordar el miedo cuando lo vio.

Timoteo se levantó. —Tuvo una cita con Luce esta tarde. Ha recordado que mi hijo no fue quien le hizo daño, pudo verlo y no gritar por ello. Va a terminar aceptándolo. —Lo sabía, Tsuna era un niño fuerte, ese trauma no iba a detenerlo. —Sin embargo, él no va aceptar irse con nosotros por un solo motivo.

Los ojos del hombre fueron insistentes sobre Reborn, el pelinegro se sentó en la cama, el dolor perforo su estómago, pero lo ignoró. —¿Y eso tiene que ver conmigo? —Soltó con una voz peligrosa.

Colocándose a los pies de la cama, Timoteo sonrió. —Eres más fiel de lo que piensas Reborn. Estas leyes te han dado lo que quieres; pero es lamentable que al final no iban a ser suficientes. Puedes continuar aquí, buscando un camino que sabes que ya encontraste o puedes tomarlo directamente.

Estaba pidiendo su unión. Reborn lo miró fríamente, pero este hombre tenía algo que le hacía inmune. Era luz, como la de Tsuna y estaba tan desconcertado por ello.

—¿Y qué hay sí quiero irme después?

—Bianchi Gokudera es un claro ejemplo de que trató bien a mis empleados de confianza, inclusive si quieren marcharse.

Bianchi, quien dejó de ser un médico de la mafia, todo por un pequeño amorío que tuvieron y poco después porque conoció a Romeo y ella decidió que quería estar con él. Ella nunca mencionó que la mafia estuviera molestándola y siempre hablaba de su anterior jefe con cariño. Síndrome de Estocolmo, sin duda se trataba de un poco de ellos. También amor a la adrenalina y al peligro.

Reborn saboreo el peligro y la adrenalina comenzó a crecer en su cuerpo.

—¿Y qué se supone que haría yo ahí? —No estaba aceptando, pero no podía negar su interés.

—Dicen que nunca has fallado un tiro, eso podría ser algo de lo que puedo beneficiarme. —Timoteo sonrió. —Mi querido nieto, tomará un largo tiempo para que puede recuperarse y un tiempo aún más largo para ser adecuado en su nuevo mundo. Necesitará un tutor.

Debía de estar bromeando. —¿Y piensas que yo…?

—No sólo lo pienso, lo creo. Eres muy apto para ello, lo has estado haciendo todo este tiempo, he de creer que puedes hacerlo por un tiempo más.

Ni siquiera sabía que pensar o decir a este punto. —… Quieres que sea su tutor.

Entonces el hombre sonrió. —Nos veremos más tarde, Reborn.

Timoteo asintió con la cabeza en forma de despedida y salió de la habitación. Cuando Reborn volvió la vista a la silla al lado de su cama notó que había una tarjeta. Este hombre era peligroso.

~0=0~

Tsuna pudo ver a Reborn el día siguiente en la mañana. Kyoko le llevó a ese lugar, Kyôya había estado antes que ellos llegaran pero se había ido sin decir nada, ni siquiera los había mirado. Kyoko le dejó entrar solo y Tsuna estuvo bien con ello. Tenía muchas cosas que decirle a Reborn y no podían ser tratadas con espectadores.

Reborn estaba recostado en la cama con un montón de papeles, por un momento pensó en irse y volver más tarde, pero realmente quería verlo y hablar. No podía esperar. Reborn dejó de hacer lo que estaba haciendo en cuanto lo vio. Dejó los documentos en el mueble al lado de la cama.

—No pensé que fueran a darte permiso de venir aquí.

Tsuna se acercó suavemente, sonriendo. —Les dije por favor y ellos aceptaron. —Se sentó en la silla y se acercó tanto como pudo al mayor, pudo sentir un poco de su calor y fue agradable. —¿Cómo te encuentras? Kyoko me dijo que recibiste una herida de bala.

Debió de haber dicho algo extraño ya que Reborn le miró a conciencia. —Te ves diferente.

Oh, se trataba de eso. Tsuna asintió. —Pude recordar cosas. Me siento diferente.

Ahora era un poco más consciente de las cosas, estaba avergonzado de muchas cosas que había dicho y hecho con Reborn. Pero había algo que quería asegurar para poder sentirse mejor consigo mismo.

—¿Te arrepientes de haber tenido relaciones conmigo?

No desvió la mirada de Reborn, si había algo que tenía claro es que necesitaba mirarlo a los ojos para confiar un poco más en sí mismo y la respuesta que Reborn le daría. Los ojos de Reborn eran oscuros, como pozos sin fondo, pero siempre había un brillo que Tsuna podía entender. Tal vez por ello fue la única persona en la que pudo confiar cuando estaba tan fuera de tierra.

—Nunca lo he hecho.

Eso fue como quitarse un peso de los hombros. —Bien. He visto a… mi papá. —Soltó entonces, aun recordando al hombre. —Aún no puedo confiar en él, pero sé que él no fue quien me hizo daño. Sé que no fue él pero estoy asustado de verlo. —Reborn no cambió. —Luce dice que es porque mi mamá insertó en mi un miedo extraño. Aunque no estoy asustado no puedo evitar sentirse como si lo estuviera.

—Sé que ella era una buena madre.

Tsuna asintió. —Lo era, ella no tuvo la culpa de todo lo que le sucedió. Y a pesar que me mantuvo oculto y cortó mi libertad yo aún la amo. —Lo que le llevó a decir lo siguiente. —Mi papá ha dicho que me iré con él en cuanto tu caso se cierre. Dice que nos iremos a Italia. —Los ojos de Reborn brillaron, Tsuna lo detectó como reconocimiento y un poco de decepción, rápidamente habló. —Pero no quiero irme. Tú estás aquí y yo quiero estar contigo.

Haciendo su punto, Tsuna saltó de la silla y dejó caer parte de su peso al costado de la cama, su rostro cerca del de Reborn y besó sus labios. Reborn sonrió contra él y Tsuna se separó. Lo miró con miedo, ¿y si quería terminar todo? No le parecería extraño, se suponía que no podían hacer lo que estaban haciendo, Reborn era detective y mayor de edad, él era una víctima y menor de edad. Era ilegal, pero no le interesaba.

—Voy a renunciar a mi trabajo.

Eso sorprendió mucho al moreno. —¿Cómo?

—Esos papeles es mi renuncia, en cuento termine este caso voy a irme. Kyôya estaba furioso. —Lo último lo dijo con burla, pero Tsuna estaba preocupado ahora.

—¿Y a donde piensas ir? ¿Puedo ir contigo?

Reborn lo miró de reojo y sonrió. —Un tal Timoteo Sawada me contrató, para ser tutor de su nieto. No es lo que hubiera esperado una vez salir de aquí, pero sin duda puedo soportarlo, tal vez su nieto no sea tan aburrido.

Tsuna abrió los ojos con asombro, entonces recordó que el nombre de su abuelo era el mismo y todo encajó en su mente. Sonriendo como tonto Tsuna se lanzó al mayor, luego lo lamentó cuando Reborn soltó un gruñido de dolor.

—Lo siento, lo siento. Perdón. —Lo miró con suavidad. —Sólo… estoy muy feliz.

Reborn sonrió para él, se inclinó un poco y lo besó de vuelta. Le gustaban los besos de Reborn, eran tan dulces y oscuros, un poco de todo, cariño, posesión, calor. Cuando se separaron Tsuna estaba rojo y el mayor sonrió ante eso. Realmente, esto era muy bueno, Tsuna se dejó caer entre los brazos de Reborn.

—Mi caso está casi concluido. Esperaré a recuperarme un poco más, mientras tanto tú irás a Italia con ellos. Más tarde nos reuniremos. ¿De acuerdo?

Tsuna asintió. —Entendido. Eso es muy bueno.

Cuando la puerta comenzó a abrirse Tsuna se alejó inmediatamente. Kyoko entró lo más silencioso que pudo. —Tsuna, es hora de irnos.

Eso había sido tan poco tiempo, pero lo entendía, debía continuar con sus citas con Luce, su tratamiento apenas estaba comenzando.

—Nos veremos más tarde.

Tsuna aceptó las palabras de Reborn, tomó su mano y dio un apretón antes de dirigirse a la salida con Kyoko.

Deseaba tanto que todo terminara pronto.

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No fue sorpresa para Alaude encontrar a Zakuro y su aliado días después, alguien los había delatado y ellos fueron por los dos hombres. Este caso en particular tenía mucho que ver con la mafia, Timoteo había estado en busca de esos hombres y en vez de encargarse él mismo de ellos los dejó bajo su jurisdicción. Cosa que realmente no estaba agradeciendo, era su trabajo y si estuviera en sus manos hace mucho que hubiera arrestado a Timoteo Sawada, el problema radicaba en que no había pruebas contra el hombre, el gobierno italiano no decía nada y en la superficie ese hombre era un simple empresario, muy exitoso.

Con el trabajo de la mafia pudo encontrarse pruebas que comprobaran los crímenes de ese hombre. Sin embargo, con el final de este caso, Alaude se encontró con una sorpresa desagradable: la renuncia de Reborn. No es como si él fuera el único buen oficial, pero la renuncia de Reborn desencadenaría un montón de sucesos molestos. Primero, perder a un elemento con tan buenas estadísticas ya era molesto, también perdería a una de sus mejores doctoras, Bianchi Gokudera y finalmente la molestia de su hermano menor.

La que tal vez le estaba molestando más era saber que Reborn no se quedaría sin hacer nada, su naturaleza no era de ese tipo y estaba pensando que en el futuro Reborn podría significar problemas para él. No era un secreto que cuando el pelinegro entró en la policía no confiaban en él, a pesar de tener un historial limpio era evidente que guardaba muchas cosas.

Además, había notado que Timoteo tenía cierto interés en Reborn desde hace un tiempo y si el hombre por sí mismo era problemas no quería ver lo que sería trabajando juntos. Sin duda, debió de haber enviado a Mukuro con él niño en vez de Reborn (aunque hubiera sido igual, era evidente que Timoteo estaba recolectando personas interesantes y Mukuro era de los más interesantes junto con su propio hermano menor).

Adelheid fue la fiscal a cargo, Zakuro no tenía nada que pudiera defenderlo pero se buscó reducir su condena. Fue imposible, de eso se encargó el propio Timoteo Sawada.

El día en que el caso se cerró Reborn dejó de ser un elemento.

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Ser tutor era parte de su trabajo, la otra parte era un sicario. Reborn estaba sorprendido que la idea de matar le diera esa adrenalina que quería. Lo único desagradable fue notar que estaría bajo las reglas de esta familia llamada Vongola. Debía de obedecer ciertos códigos y finalmente tener en cuenta que la familia era lo primordial. Se descubrió sorprendido al notar que estaba dispuesto a hacer eso.

Tuvo una recuperación rápida y finalmente salió del hospital. Kyôya no había vuelto a ir, desde que el caso había terminado no lo había visto de nuevo, no es que estuviera sorprendido, era algo de esperar desde que le dijo que iba a renunciar, aún podía recordar que el día siguiente le había llevado los papeles necesarios para su renuncia. Se veía desdichado; sin embargo pronto se encontraría con una sorpresa al notar que Reborn estaría del lado de los 'malos' y Kyôya podría ser uno de sus perseguidores. Este juego podría ser divertido.

Sus pasajes de avión habían sido enviados desde que se había dado su alta. Bianchi había estado con él desde la mañana y le había mencionado que ella pensaba marcharse a Italia también, al parecer Romeo era italiano y estaba dispuesto a obedecer cualquier cosa de su querida esposa. Aún se preguntaba que había exactamente entre Bianchi y ese hombre, sin embargo, lo que hubiera los mantenía juntos y probablemente pasaría un largo tiempo antes que si quiera pensaran en separarse. Todo era cosa de Bianchi, de ella dependía esa relación.

Así como su relación con Tsuna sólo dependía del menor. Como adulto debió de haberla parado hace mucho, pero como hombre le daba igual lo que pensaran de ella y podría (quería) seguirla tanto como fuera posible, simplemente si Tsuna lo quería de esa manera.

Cuando llegó a Italia sintió una atmosfera diferente, se sintió volver a casa y supuso que tenía que ver con que Italia era su hogar antes de mudarse a Japón por su independencia, de eso hace más de diez años.

Timoteo ya le esperaba en el aeropuerto y con él se encontraba Tsunayoshi, el menor se veía tan diferente, más diferente que antes. Cada vez que evolucionaba sentía que lo dejaría atrás, pero al verlo sonreír supuso que aún no era el tiempo. ¿Cuándo sería el tiempo? Tal vez antes de lo que pensaba.

Por el momento supuso que esto estaría bien por un tiempo.

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Epílogo

Tsuna se despertó antes que Reborn esta vez.

Miró a su alrededor, un brazo caliente alrededor de su cuerpo y Reborn en su espalda en una postura como si fuera una cuchara. Entonces se apretó más contra el cuerpo del otro. Aún en la madrugada seguía lloviendo y a pesar que el clima no era muy frío sentía la punta de los dedos entumecidos. Giró entre los brazos calientes y se sintió inquieto cuando fue recibido por los ojos negros de Reborn. El calor apretó su estómago y elevó una mano con cautela al rostro del otro.

—Hoy se cumplen tres años desde que mamá murió.

Cada palabra fue como un golpe violento en la atmosfera y Tsuna hizo una mueca al saber que él provocó esa inquietud. De todas formas sintió los brazos apretarlo y de un momento sus labios fueron presionados con calor. Antes de siquiera pensarlo ya tenía la boca abierta y su espalda se sentía presionada contra el colchón.

A veces no podía entender porque no decían nada.

Así como su relación no fue un secreto y su padre se veía ciertamente disgustado con todo esto nunca dijo nada, así como Timoteo aunque el parecía más bien indiferente. Por otra parte el hermano menor de su padre no tenía nunca nada que decir sobre ello, aunque supuso que los dobles sentidos al respecto eran mucho más informativos y que realmente no estaba de acuerdo con la situación o le parecía particularmente inapropiado que el hijo de un mafioso saliera con un hombre.

Al final la decisión estaba en él y nunca dejaría ir a Reborn.

Así como hoy Reborn estaba a su lado mañana podría ser enviado a uno de sus tantos trabajos y de acuerdo a Giotto, el hermano menor, podría nunca volver. Sin embargo Tsuna confiaba en Reborn.

Su madre no tenía ni idea de lo que era realmente retener.

Así como ella lo había escondido y cortado su libertad, retenido; Tsuna con una gracia casi oculta y una sutileza indescifrable tenía el control total de Reborn. Podía hacer lo que quisiera con él, tenerlo en su cama, ser un tutor desagradable, su guardaespaldas, y Reborn lo hacía todo. Porque estaba bajo su mando y era simplemente maravilloso.

El dominio nunca había sido lo suyo, pero lo disfrutaba.

FIN

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Espero que no hayan olvidado esta historia. Este es mi final para Paradox. Tal vez no tiene sentido, pero realmente nada tuvo sentido desde el principio, no existen personas cuerdas, ni siquiera Kyôya, tal vez lo más cuerdo de toda la historia fue Alaude, pero se mantuvo a la distancia.

Una persona con desórdenes mentales siempre tendrá algo peculiar, para mí Tsuna obtuvo un poco de eso; aún ahora me pregunto si Reborn lo nota o no.

Fue bueno este tiempo con ustedes.

-Nixse