Derek observó al chico desde la cama, esperando a que este encontrase alguna pista para ayudarlos a resolver el misterio que les mantenía en vilo. Las personas llevaban semanas desapareciendo en Beacon Hill, sin motivo aparente. Derek y su manada (pues Stiles era parte de la manada) tenían la sensación de que había una razón sobrenatural para estas desapariciones. El alfa cerró los ojos mientras escuchaba teclear al chico, y se dejó envolver por el dulce aroma de la cama de Stiles. Tardó unos minutos en darse cuenta del hecho de que se había embobado con el olor del chico, impregnado en las sábanas de la cama. Suspiró y eso produjo que Stiles de girase a mirarle.
—¿Tienes hambre, lobo feroz?
—No me llames así. —Gruñó el hombre-lobo. —Y sí, tengo hambre. Alimentame.
El hiperactivo sonrió dulce y se estiró, dirigiéndose a las escaleras.
—Ey, Derek.—Echó la cabeza hacia atrás y aulló débilmente. El alfa notó una sensación extraña en el pecho, y por instinto le gruñó, molesto.
Riendo aún, Stiles seleccionó los ingredientes para hacer un tarta de queso con cobertura de limón, postre que gracias a sus investigaciones, sabía que era el favorito de Derek. Sonrió dulcemente mientras cocinaba, pensando en las caras que ponía Derek cuando comía lo que cocinaba y pensaba que nadie le miraba. En su cabeza, era consciente de lo imprudente que había sido al enamorarse del lobo, sabía que no era correspondido y que no había persona que le importase menos a Derek que él, pero no había sido capaz de resistirse a sus ojos verdes, su actitud huraña y sus ataques de sobreprotección. Soñaba con estar entre los brazos del hombre-lobo, perdido en la calidez de su cuerpo, y fundiéndose contra esos labios de ensueño, carnosos y...
—¿Besas al aire? ¿O tienes novia invisible?—Le preguntó Derek justo en su oído, haciendo sobresaltarse al chico.
—A...Ah, yo solo...solo practicaba pa...para mi primer beso, yo...—se ruborizó fieramente cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir.
Derek notó una calidez en el pecho ante esa confesión, aunque no entendía la razón de ese calor, simplemente se alegraba de que nadie hubiese besado nunca a Stiles. Miró la encimera llena de alimentos e inspiró.
—¿Qué estas preparando?
—Tarta de queso...con cobertura de limón...—Miró por el rabillo del ojo la reacción del lobo, y cuando le vio lamerse los labios con hambre, no pudo evitar sonreír. —Pero si no te apetece, puedo hacer otra cosa...
—Eso está bien.—Contestó seco, mientras interiormente bailaba la conga. Amaba esa tarta, y sabiendo lo bien que cocinaba el humano, estaría deliciosa. —Eso de tenerte de humano mascota tiene sus puntos a veces.
—La mascota eres tú, no te confundas.—Esbozó una sonrisa rápida, mientras calaban las palabras de Derek. "Humano mascota". Eso era todo lo que era para él. —Si quieres te pongo tu trozo de tarta en una escudilla de perro, para que te sientas más...en casa.
Derek le dio una colleja suave, sonriendo divertido y se sentó en la mesa, mirándole cocinar, hambriento.
—¿Encontraste algo respecto a las desapariciones?
—Seep. Todos son antiguos alumnos, o alumnos, o docentes de institutos de la zona. Y...—enrojeció un poco.—Todos son vírgenes, así que...bueno, es posible que...
—¿Qué desaparezcas también?—bromeó el lobo mirando fijamente a Stiles.
—NO IBA A DECIR ESO—se quejó.—Scott también podría desaparecer, oye. No soy el único virgen. ¿Cómo sabes que soy virgen?
—¿Quién querría tener sexo mientras su acompañante suelta dos mil palabras por segundo? No me parece muy cómodo. Más bien irritante.
—Así soy yo. Irritante. Pero sexy. Yeep.
—No eres sexy, no seas imbécil.
—Pues Danny me ha dicho que soy atractivo para lo gays. Quien sabe, quizás termino con Mister Hoyuelos.
Derek hizo una mueca antes de poder contenerse. ¿Stiles con un chico que no era él? Ni hablar. Eh, espera. Él no quería estar con el chico. Él era gay, pero no quería estar con Stiles. No pensaba soportarle todo el día. Tampoco es que le gustase el chico. ¿Verdad? Solo le gustaba como cocinaba y su cama era verdaderamente cómoda. Si, eso era. Solo iba con Stiles por su comida y su cómoda cama. No por el chico, claro que no. Ni hablar.
