AMARTE DE TURNO

FINAL

Por: Tatita Andrew

EPILOGO

Muchos años después estaban tomando sol en la terraza de su casa, un poco más allá jugaba el pequeño Williams con su hermanita y con los hijos de Dorothty.

-¿No son un amor pregunto su amiga?

-Lo son, siempre y cuando no se juntan. Mira como están atacando ahora a la pobre niñera con bolas de arena. La pobrecita no tiene escapatoria.

Se volvió a mover en el asiento para buscar un posición mucho más comoda.

Albert en aquel momento dejo de hablar con el esposo de Dorothy para preguntarle.

-¿Te encuentras bien amor? ¿No deseas ir a descansar un rato?

-Estoy bien, me distraigo un poco aquí afuera, apenas si puedo moverme.

Y ambos hombres se volvieron a enfrascar en la pelea sobre futbol que tenían.

-Que bien se llevan. Murmuro Dorothy.

Mirando cada uno a sus respectivos maridos, tan diferentes el uno rubio y ojos azules y el otro castaño con ojos castaños.

-Siempre y cuando no se pongan a hablar sobre futbol, cada uno tiene su equipo y parecen peor que niños. Río Candy.

-A pesar de eso, han sabido guardar la desconfianza inicial que surgió en Tom, cuando conoció a Albert.

-Sí, solo trataba de ayudarme, en aquel momento ni tu ni él sabían muy bien mi situación con Albert.

-A pesar de todo lo que mencionamos hacen muchas cosas juntos.

-Sí, y eso nos da a nosotras motivos para reunirnos siempre.

-Y yo estoy feliz, puedo ver con mis propios ojos el amor que te tiene Albert, yo siempre lo supe menos tú.

-Tienes razón, intente culparlo de todo y me deje llevar por mi orgullo.

-¿Y quién iba a decir que el soltero más codiciado de todos? Llevará más de cinco años casado, y siendo el padre de dos hermosos niños.

-¿Cuatro? Acaso te olvidas los gemelos que ya quieren salir de la barriga.

-Tienes razón, pareces una ballena.

-Ey…. Pensé que éramos amigas.

-Lo siento- se rió divertida- es que en verdad a duras penas logras caminar.

-Ya falta poco dentro de pocas semanas, estarán con nosotros.

Albert en ese momento aprovecho para levantarse.

-Ya es suficiente, señorita tiene que descansar fue hasta donde estaba ella y dulcemente la ayudo a levantarse. Y con dificultad lo hizo.

-Pero… si lo estoy haciendo. Protesto.

-Lo siento mucho Dorothy pero el Dr. Martin le ha mandado mucho reposo porque como son dos se puede adelantar el parto en cualquier momento.

-No te preocupes Albert se lo que testaruda que puede llegar a ser Candy. Llévala a la habitación que yo me encargo de vigilar a los niños.

-Al fin solos dijo Albert acostándose a su lado y poniendo la manos sobre su vientre. Al parecer están muy inquietos hoy.

-Sí, parece que tengo dos futbolistas peleándose en mi interior.

-Quiero darte las gracias.

-Y por amor.

-Por esto, por hacerme feliz, por mis bellos hijos, y por los dos que vienen en camino, y también por minina, y por los seis gatitos que acaba de tener, y también por Gasper nuestro perrito, por lo que veo la familia está creciendo.

Candy abrió los ojos con asombro no tenía ni idea, de que Albert supiera lo de los gatitos, no había tenido corazón para separar a minina de sus crías. Minina era la gata que Candy había salvado incluso arriesgando su propia vida durante el incendio en donde Albert la había besado por primera vez.

Después de mostrarse tan reacio a tener animales, pues ni siquiera su perro le gustaba ahora era él quien los atendía y acariciaba ahora que ella no podía por su estado de embarazo. Pero no quería pelearse con Albert si se enteraba que había decidido quedarse con los gatitos, por eso lo había mantenido en silencio hasta que encontrara el momento oportuno de decírselo. Y ahora allí estaba él, no podía amarlo más, era tierno, cariñoso e incluso la amaba a ella y sus animalitos.

-Lo hemos hecho bien amor, y agradezco todos los días a Dios por haberme bendecido con tu amor, y por mis hijos y por los gatos incluso.

-Te amo Candy.

-Y yo a ti mi querido Albert.

Se besaron y Albert se quedó un rato más acariciando el abultado vientre de su esposa, la vida no podía ser mejor, además tenía unos minutos de paz mientras Dorothy vigilaba a los niños.

FIN…