Que tal! Bueno estoy re subiendo esto porque lo he corregido y cambiado pequeñas cositas, debido a que es un mundo alterno no va de acuerdo a los nuevos sucesos del manga sin embargo los personajes sí los describiré como son actualmente ya saben Shiro-chan kyaaaaaa! _ así que para los que ya lo leyeron seguro ni lo van a notar xD también borrare las notas de autor que sean innecesarias ;) también quise cambiarle el nombre pero no se me ocurrió nada decente ._.

Así que… Volvamos al comienzo!


BLEACH es propiedad de Tite Kubo


El mundo sufría cambios, conquistadores queriendo apropiarse de nuevas tierras y revolucionarios defendiendo su territorio, el mundo de los humanos era un caos, batallas civiles que devastaban poblados enteros dejando a su paso muerte, tristeza y desolación.

Sin embargo eso no era lo que infundía pavor en los pobladores de oriente.

Rumores de una criatura devoradora de hombres venida de tierras lejanas se habían expandido como pólvora por la región.

Criaturas perversas que fueron llamadas vampiros

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Las flores nacen después se marchitan, las estrellas que brillan algún día se extinguirán. Esta tierra, las estrellas, el sol y hasta el mismo universo algún día perecerá, comparado con eso la vida de un hombre no es más que un parpadeo, un escaso momento…

Y aun así nosotros también desaparecemos…

Año de 1810 tierra del sol naciente

El invierno expandía la nieve como un fino manto blanco por los alrededores, en una bella mansión de estructura tradicional japonesa, había una importante reunión que se estaba llevando a cabo, todo era orden hasta que una presencia alerto a los congregados.

Las figuras de varias personas se hicieron presentes en el salón donde todos estaban reunidos.

Sus ojos carmesí destilaban maldad, sed de sangre y poder, sus largas uñas semejantes a garras estaban manchadas de sangre al igual que los alargados y finos colmillos que sobresalían de su boca.

Los allí reunidos no parecían asustados pero si sorprendidos, los recién llegados avanzaron siendo liderados por un hombre de sonrisa altiva y maligna.

En ese momento todo comenzó

Una contienda de magnitudes sorprendentes y poderes jamás antes vistos tiñeron el lugar de sangre.

¿Qué buscaban los recién llegados?

Muerte, destrucción y exterminio…

Explosiones, gritos de dolor y batalla y risas tenebrosas retumbaban en los oídos de una pequeña niña de cinco años de edad que corría de la mano de su hermano de diez, eran guiados por sus padres que asesinaban sin misericordia a todo ser que se interpusiera en su camino.

Siguieron avanzando hasta la salida cerca de un bosque, donde un muchacho pelirrojo apareció junto con una chica de cabellos achocolatados con heridas leves y sus ropajes ensangrentados, cuando vieron a los pequeños entendieron cuál era su deber.

―Juro que los protegeré con mi vida― dijeron al unísono con una rodilla en el suelo e inclinando su cabeza mostrando respeto.

La mujer de cabellos negros madre de los pequeños los entregó con la tristeza enmarcando su bello rostro ya que no los volvería a ver jamás. El hombre se arrodillo frente al niño de ojos grises y la niña de ojos violeta.

―Escúchenme bien, tienen que irse no miren atrás no importa que suceda de ahora en adelante manténganse juntos, llegara el momento en que ustedes deberán enfrentarse a ellos, no muestren temor ni piedad…― los miro directamente y los pequeños asintieron con determinación aunque la niña no dejaba de llorar.

―No debemos derramar lágrimas pues es la derrota de nuestro cuerpo ante el corazón, y eso no sería más que un aprueba de que no podemos manejar nuestros propios sentimientos, eres una princesa de sangre pura no lo olvides…― la pequeña asintió quitando las lágrimas de su rostro con sus manitas.

Después de eso ambos padres besaron la frente de sus hijos como despedida

―Ahora serán sus guardianes y su seguridad dependerá de ustedes, ahora váyanse…― menciono la mujer al ver que una muchachita de cortos cabellos negros aparecía con una niña diez años de edad e hipnóticos ojos dorados que veían las explosiones de su alrededor.

No querían pero debían hacerlo, así que solo asintieron y siguieron su camino.

Por su parte los adultos regresaron al campo de batalla donde todo era un desastre, pero al parecer estaban ganando y solo quedaban unos cuantos de los traidores que seguían aquel hombre.

Sin pensarlo invocaron parte de su alma en forma de espada y se unieron a la batalla cuando una flecha luminosa azul paso por su lado impactando a uno de sus compañeros provocando su muerte, el pelinegro furioso volteo solo para ver que un nuevo grupo venia acercándose bajando de una pequeña colina que había cerca y con toda la intención de exterminarles…

Todos vestían de blanco…

Ese nuevo grupo arraso con la mayor parte de sus aliados, solo quedaban los más fuertes que batallaban sin parar y con claros signos de agotamiento.

Uno de ellos se le acercó para matarlo pero no lo consiguió, solo encontró su propia muerte.

Kuukaku, una mujer de fieros ojos azules grito al ver como asesinaban a su hermano menor y herían al mayor.

Todo estaba perdido, los estaban acabando, su raza se extinguiría…

La mujer dio un vistazo a su alrededor y vio como Yūshirō un hombre de tez morena estaba fuera de control al ver como su mujer se convertía en partículas espirituales, utilizo su shumpō para posarse a un lado del hombre y jalarlo cerca de un pelinegro llamado Kouga que peleaba a lado de una bella mujer rubia.

Al parecer ya solo quedaban ellos cuatro cuando vio que Hisana se desvanecía.

—¡Kōuga, Rurichiyo terminemos con esto!— exclamo llegando hasta ellos acompañada de Yūshirō.

Los cuatro se reunieron en el centro avanzando hacia sus oponentes, todos se tuvieron al ver como los líderes de cuatro clanes nobles desplegaban todo su poderío elevando al máximo su energía causando que muchos enemigos huyeran, a ellos se les unieron los guerreros más poderosos acabando con todo a su paso.

En el bosque los tres jóvenes solo veían lo que quedaba de la mansión, observaban los destellos azules y los demás reiatsu mezclados cuándo una poderosa luz dorada los cegó por un momento.

―Eso era…― la castaña estaba sorprendida.

―Sí, lo era…― afirmo el joven pelirrojo.

―Un sello… bien vámonos no tenemos nada que hacer aquí― la pelinegra se dio la vuelta y comenzó a caminar.

Los otros dos asintieron y la siguieron.

En el lugar de la batalla cinco hombres escapaban al ver que su líder era sellado.

―¿Qué haremos ahora?― un peliblanco se detuvo ocultando su reiatsu.

―El sello es poderoso pero no eterno, esperaremos su regreso― aseguró un hombre de piel morena y cabellos trenzados.

Los demás asintieron y se retiraron, el mismo hombre de piel obscura guardo entre sus ropas un frasco de cristal con un espeso líquido color escarlata.

Alejándose de ahí por la espesura del obscuro bosque los tres infantes caminaban cabizbajos seguidos de sus ahora guardianes.

El pequeño no había soltado la mano de su hermana, a pesar de su edad un solo pensamiento bailaba en sus pequeñas mentes.

Venganza

El pequeño le tendió la mano a la niña que iba a su lado izquierdo, ella poso sus ojos dorados en él y le sonrió aceptando su mano sellando una promesa muda…

Castigarían a los que osaron levantar su mano contra sus familias, aquellos que derrumbaron su mundo serian aniquilados…

Así los tres caminaron tomados de las manos esperando que su momento llegara…

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Año de 1910 ciudad de Rumania

La noche avanzaba y con ella el aire frio que representaba la época del año. En una construcción semejante a un castillo, donde se apreciaba la lujosa arquitectura propia del lugar, diez personas se encontraban reunidas.

Unas cuantas velas y el fuego de la chimenea era lo que iluminaba la reunión, todos los presentes esperaban las palabras del líder del grupo, un anciano de barba larga y blanca que comenzó hablar…

―Han pasado cien años desde ese importante acontecimiento― carraspeo un poco ―Y ahora nuestra raza peligra― se vio interrumpido por una mujer de largo cabello trenzado hacia el frente.

―Disculpe mi atrevimiento pero nuestra raza casi colapso hace cien años― comento muy seria.

―Tienes razón Unohana-san ¿Pero qué haremos con los asesinatos y desapariciones es obvio que nuestros enemigos están cazando humanos?― pregunto Ukitake preocupado eso ponía en riesgo su anonimato.

―Al parecer todavía hay quienes desean seguir con la voluntad de Aizen― comento Kensei con desdén.

―Deberíamos matarlos a todos, ¡ir y sacarles hasta la última gota de sangre de sus miserables cuerpos!― Zaraki Kempachi sonreía de forma sádica y siniestra.

― ¿Alguien sabe por qué está pasando esto?― Hirako se estaba aburriendo.

―Ya pasaron cien años, lo buscan a él― aseguro un hombre castaño de ojos cafés.

―Esta sellado y nadie sabe dónde está, los líderes murieron llevándose su ubicación― comento Rose confundido.

―No, Komamura tiene razón ya ha pasado tiempo suficiente para que el sello se debilite y para que lo hayan buscado y encontrado― Kurōtsuchi Mayuri estaba seguro de sus palabras.

―Entonces… ¿Qué haremos si Sōsuke-kun despierta?― Kyoraku acomodo su sombrero.

―Será mejor evitar que despierte, digo ¿para qué arriesgarnos no?― Ukitake sonreía con gracia.

―No es tan sencillo, para empezar tenemos que encontrar su ubicación― Komamura se encontraba muy pensativo hasta que el anciano volvió a hablar.

―Aizen Sōsuke despertara a su debido tiempo, así que esperaremos hasta que ese día llegue para exterminarlo― anuncio el anciano.

―Y los herederos ¿que pasara con ellos?― Rose estaba inconforme al igual que los demás.

―Déjenlos vivir en paz, ya tuvieron suficiente hace cien años, ellos no tienen que involucrarse― sentencio Yamamoto.

El longevo se retiró dejando a todos inconformes, y con un millón de pensamientos nada amables para su persona.

―¿Qué es lo que se supone que haremos? ¿Dejar que traten de matarlos? ¡Por que de seguro también los buscan! ¡Por dios eran cuatro clanes, y ahora solo sobreviven tres chiquillos ¡solo eso!― Kensei estaba irritado y muy exaltado.

―Tenemos que avisarles de alguna manera o….― Shinji se vio interrumpido por una extraña sensación.

―Creo que eso no es necesario…― Komamura hablo en un susurro.

La puerta de la sala se abrió lentamente con una ráfaga de viento que trajo consigo unos cuantos pétalos de cerezo y la temperatura descendió notablemente dando la impresión de que nevaba adentro del lugar.

Los nueve presentes inmediatamente se levantaron de sus asientos e hicieron una reverencia a las tres personas que hicieron aparición, una se encontraba frente a un gran ventanal a unos metros de la puerta, otro a un lado de la antigua chimenea y la otra se encontraba sentada sobre uno de los muebles dejando solo ver sus ojos brillar de un lúgubre escarlata brillante.

Nadie sabía qué hacer y tener esos tres pares de ojos viéndolos no ayudaba solo incrementaba la tensión.

Era extraño tenerlos en ese mismo lugar, viéndolos de frente y no sentir sus presencias… sus existencias… sin embargo si se percataron de tres poderosas entidades que resguardaban alrededor del lugar y disminuían notablemente su reiatsu, tratando de esconderlo y lográndolo con éxito.

―¡Oh vamos! siéntense, no esperaran estar todo el tiempo de pie― la voz burlona de una adolescente de 15 años y cabellos cortos de tonalidad purpura se escuchó.

Todos tomaron asiento todavía sin saber que decir o hacer, solo esperaban en silencio.

―Sabemos lo que pasa, y hemos tomado nuestras propias decisiones…―comento tranquilamente la voz de una niña de 10 años de largos y negros cabellos que observaba el cielo nocturno atreves del cristal.

―Actuaremos por nuestra cuenta, sin ustedes que son completamente innecesarios― la voz del jovencito de negros cabellos atados en una coleta se escuchó junto a la chimenea dejando a todos completamente anonadados.

―Ustedes no pueden hacer eso, nuestro deber como el consejo vampírico es tomar decisiones que beneficien a ambas razas y ver que se cumplan las leyes que mejoran ambas existencias además de proteger a nuestra realeza― Yamamoto Genryūsai entro de nuevo al lugar molesto por las palabras del pequeño de cabellos negros.

―Nosotros no pretendemos desobedecer las leyes― la niña de la ventana camino lentamente y se posó junto al chico.

―Simplemente no queremos que se crucen en nuestro camino después de que obtengamos la información necesaria para nuestro proceder― la otra chiquilla hablaba con burla mientras se ponía en la puerta impidiendo el paso.

―¡Ustedes no pueden hacer eso mocosos impertinentes! ― el anciano estaba molesto e indignado.

―¿Quieres ver que si?― el joven pronuncio de un modo muy amenazante haciendo que todos los de la mesa voltearan a verse desconcertados y temerosos.

Un remolino de viento trajo consigo una ventisca nevada coronada de unos hermosos y brillantes pétalos de cerezo…

Así la cacería en las sombras comenzó y esa antigua guerra continúo…


Bien espero mejorarlo continuamente ;)

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