Curiosidad
―Igneel― llamó un pequeño Natsu, al ver que no le prestaban atención comenzó a gritar. ― ¡Igneel! ¡Igneel! ¡Igneeeeeeel!
―¡Por el amor de todos los dragones! ¿Qué quieres Natsu? ―preguntó molesto mientras ponía su garra sobre la cabeza del niño intentando aplastarlo.
El niño sonrió mientras sujetaba la garra y la mantenía fácilmente elevada sobre su cabeza, se ha vuelto fuerte, pensó el dragón.
―Tengo una pregunta― declaró felizmente.
―¿Cuál?
― Igneel ¿Por qué las niñas son diferentes a los niños?
¡Jo-der! Él definitivamente no quería contestar esa pregunta. Después de varios minutos donde Natsu se impacientaba e Igneel dudaba de cómo contestar, el dragón decidió hablar.
―Veras Natsu… ¿por donde puedo empezar?... las niñas son diferentes porque usan vestidos, escúchame bien Natsu los niños nunca usan vestidos. También tienen el cabello más largo, su aroma es mejor que el de los chicos, son muy chillonas, piensan mucho en el amor y les gustan las cosas bonitas y rosas, tal vez tú podrías gustarles…
―¡Yo no soy una cosa bonita y rosa! ¡Yo soy Natsu, soy un fuerte dragón!
Igneel rió al ver la cara de enfado de su pequeño, siempre era divertido molestarlo.
―Siempre he escuchado a los hombres decir que la mejor parte de la mujer es su delantera, que ese par de pechos son bastante suaves y sabrosos…
―¡Las niñas no tienen de esos Igneel! ― interrumpió el pequeño.
―Los tendrán cuando crezcan Natsu y por último son las niñas las que tienen bebes.
―¿De verdad son sabrosos?
―¡Que se yo! ¡Crece y averígualo! ―esta charla se estaba extendiendo mucho para su gusto.
―Una última pregunta, Igneel.
―¿Cuál? ―preguntó de mala gana el dragón.
―¿Cómo se hacen los bebes? ―preguntó el niño con toda su curiosidad infantil.
Igneel suspiró, esto no se acabaría fácilmente.
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Muchos años después Natsu se dio cuenta de que el dragón tenía razón, había comprobado casi todas las cosas que Igneel le había dicho aquella vez.
Las chicas tenían el cabello más largo y usaban vestidos o faldas, Lucy usaba faldas muy cortas. Definitivamente, su aroma era mejor al de los chicos que siempre olían a sudor, Lucy por ejemplo siempre olía a vainilla y fresas, a él le encantaba su olor.
También eran chillonas y pensaban mucho en el amor, Lucy siempre chillaba y hablaba mucho sobre cosas amorosas con Cana, Levy y Mirajane. Les gustaban las cosas bonitas y rosas, a Lucy le gustaba él, pero claro él era guapo o apuesto, no bonito.
Y debía admitir que los pechos eran bastantes suaves y sabrosos, aunque las piernas de Lucy no se quedaban atrás y sus labios tampoco, se veían bastantes bonitos cuando gemía su nombre.
Ahora solo le faltaba la parte de tener un bebe, tal vez esta noche podrían hacer uno, al fin y al cabo Natsu sabia perfectamente como se hacían los bebes.
Natsu de pequeño debió ser una lindura