"Enamórate de mi lado oscuro,

de mi lado malvado,

del lado que todos detestan,

porque del otro lado cualquiera se enamora"

CAPITULO FINAL

XXXXXXXXXXXXXXXXX

Su larga y negra túnica emitía un fru fru a cada paso que daba. Caminaba con calma y arrogancia mirando con fijeza a cada mortífago. Sus caras ocultas tras esas frías mascaras. Nadie más que él podía ver el miedo, la decisión, la diversión y la pasión que cruzaba por cada rostro que iba escudriñando.

Se detuvo al frente y observó con curiosidad las largas filas. Todos sus sirvientes estaban perfectamente alienados, parecían soldados listos para dar la vida por su señor. No supo en qué momento había conseguido esa cantidad de vasallos, bien podían llegar a ser ciento cincuenta hombres y mujeres contándolos a ojo.

Vio a su horrocrux subido a una de las ramas más altas de un árbol cercano. Tenía los brazos entrecruzados y miraba hacia abajo con desdén. Sonrió levemente al darse cuenta que sus mortífagos estaban tensos, pero a él no le importaba eso. Oyó como Nagini se acercaba hasta él y se subía por sus piernas hasta alcanzar su cuello.

-Mis mortífagos…- anunció en voz alta y clara-… Esta noche será muy especial. Ha llegado la hora de que nos hagamos cargo de lo que será el futuro de sus próximas generaciones. Nuestros enemigos están allá fuera, esperando por nosotros. Sus intentos de detenernos fracasan con más frecuencia. No podemos esperar a que ellos nos ataquen de forma individual. Estaremos unidos y acabaremos con todos esos mediocres que solo buscan denigrar nuestra raza-

Puso ver como sus mortífagos mostraban entusiasmo y ánimo. Les sonrió de forma fría – Tienen dieciséis horas para preparar todo lo necesario. Despídanse de sus esposas y sus hijos. Atacaremos al anochecer-

Vio a su horrocrux saltar de árbol y caer con fuerza contra el suelo. Caminó entre las filas ignorando las miradas de todos los presentes. Llegó a su altura y le sonrió con soberbia. Ambos confiados y sedientos de sangre. Riddle arregló su túnica y girándose ante los atónitos mortífagos les habló con un tono de emoción controlado.

-No quiero que quede con vida un solo miembro de la Orden del Fénix-

XXXXXXXXXXXXX

La cabeza le dolía horrores y el nudo en el estomago se hizo mas notable, todo le provocaba arcadas. Miraba como Harry tenía apoyada la frente contra la ventana, la cicatriz le ardía desde hacía unas horas.

-¿No ha parado?- le preguntó con tono angustioso.

-Sigue igual. Está furioso…-

Hermione se agarró las manos debajo de la mesa - ¿Qué crees que esté pasando, Harry?-

El chico negó con la cabeza mientras apretaba la mandíbula y soltaba un quejido de dolor- Quiero golpearme contra las paredes-

La bruja iba a contestarle, pero en ese momento entró Dumbledore a la habitación seguido de Ron. Harry se puso en pie de inmediato. Ron le pasó al director por al lado tratado ni de rozarlo. Dumbledore lo miró con curiosidad mientras el pelirrojo le daba la espalda y se sentaba al lado de Hermione.

-¿Te duele la cicatriz, Harry?- le preguntó el hombre con suavidad.

Hermione vio como Harry asentía, pero en eso Ron la sujetó de la mano de forma disimulada y se desconcentró por completo. Miró la cara del chico y lo notó algo tenso. Intentó preguntarle qué había ocurrido en voz baja para que el director no se diera cuenta.

-¿Por qué viniste con Dumbledore? ¿No habías ido al baño?-

Ron le lanzó una mirada nerviosa – Fie al baño y me lo encontré de camino aquí, no sabía que iba a entrar-

-Señorita Granger-

Hermione levantó la cabeza y se centró en el director. Harry también los miró de forma intercalada y Ron había enmudecido por completo. Soltó la mano del pelirrojo rápidamente al ver la mirada que Harry le dirigió a sus extremidades entrelazadas.

-Dígame, profesor- le contestó con naturalidad.

-¿Podríamos hablar?-

Notó una punzada en la cabeza ante el malestar. Llevaba una semana temiendo que llegara ese momento, rendirle cuentas al director no era algo muy agradable. Se puso en pie ágilmente y se acercó al mago. Dumbledore sonrió complacido y se separó para que Hermione pasara primero por la puerta.

Bajaron las escaleras en silencio. Tuvo la tentación de girar la cabeza; los pasos secos que el hombre daba la ponían muy nerviosa. Se dirigió rápidamente a la salida y justo cuando se estaba acercando a la puerta, la mano del mago la sujetó del brazo. Ella se dio la vuelta rápidamente y lo miró de forma interrogante.

-Hoy no saldremos. Podemos hablar aquí. Todos los miembros de la Orden han salido-

-¿Eso significa que estamos solos en la casa?- lo cuestionó mientras lo seguía hacia la cocina - ¿Y si Harry baja y nos oye?-

- Señorita Granger, soy un mago muy capaz, puede estar segura que no permitiré que nadie nos escuche-

La bruja rodó los ojos sin que el director la viera. Se sentaron en la mesa y con un movimiento de su varita, el mago hizo aparecer dos vasos de agua. Acercó una mano y tomó un gran sorbo. Hermione, en cambio no se movió.

-¿De qué vamos a hablar, profesor?- le preguntó quedamente. El director le dedicó una sonrisa mientras volvía a inclinar el vaso sobre sus labios. Finalmente el vidrio tocó la dura superficie de madera de la mesa. Hermione levantó una ceja y esperó.

-Creo que nuestra conversación es muy evidente. Quiero que me dé noticias de todo lo que ha sucedido- repuso con bastante calma.

Hermione no se esperaba otra respuesta así que se inclinó un poco hacia adelante y habló con la voz más baja y clara que pudo. Dumbledore permaneció serio viendo como la chica tomaba aire para contestarle.

-No hay mucho para decir, profesor… solo estuvimos juntos un día-

Dumbledore alzó las cejas y se recostó en el respaldo de la silla. Hermione tuvo algo de miedo al verlo con esa actitud. Parecía molesto.

-¿Dos semanas han pasado desde nuestra última conversación y durante todo ese tiempo solo lo ha visto un día?- cuestionó.

Hermione ladeó la cabeza confundida- Bueno si, fue el único día que él me contactó…De hecho no, no me contactó. Yo fui quien prácticamente le supliqué para vernos- dijo con desgana.

Dumbledore entrecerró los ojos- ¿Qué quiere decir? Explíqueme todo-

Hermione ahogó un suspiro que pugnaba por salir de sus labios. Respiró profundamente y habló con tono de voz controlado – Me han estado vigilando. Fuera de la barrera de protección que hay aquí. Yo solo vi a Tom esa noche, pero me confesó todo esto. Le pedí que me llevara con él y…- se interrumpió. Dumbledore no se inmutó, solo esperó que la chica terminara.

-… Hice lo que usted me dijo. Llegué a ese castillo y vi a Voldemort. Me pidió que cenara con él. No tenía una actitud diferente a la usual. Después de la comida, yo me quería ir; tenía mucho miedo de él. Me detuvo y al final me besó…- Hermione apretó las manos bajó la mesa. Odiaba tener que darle esos detalles al director. Era vergonzoso.

- Estaba herido y no me quiso dar las razones, así que ayudé para curarlo… Después… pasé la noche con él- Notó como las mejillas se le encendían pero el mago al frente suyo no parecía reaccionar a lo que ella le decía. Se quedó callada durante unos instantes sin saber que mas decir. Finalmente Dumbledore carraspeó.

-Entiendo. No pretendo que me cuente los detalles más íntimos, pero con esa escasa información no logro comprender si conseguimos algo de nuestro objetivo-

Hermione se quedó con la boca abierta- Me pidió que no me fuera. Quería que me quedara con él-

Dumbledore se movió hacia adelante- ¿Es así?-

La chica asintió- Parecía muy molesto cuando me negué.-

-¿Entonces puede asegurarme (aunque sea un poco) de que lord Voldemort ha logrado por fin sentir algo por usted? Es decir, para que él le haya pedido algo semejante a eso confirma nuestras sospechas- Sus ojos azules eran tan penetrantes que Hermione desvió la mirada hacia la pared.

-Pues yo no sé eso, profesor. Lo único que si puedo decirle, desde mi perspectiva, es que él si se comportó mucho más amable conmigo al final de la noche-

Dumbledore asintió despacio con la cabeza- Y cuando usted le dijo que no se quedaría….

-Se molestó…- lo interrumpió- Creo que podría decir que estaba condenadamente furioso, pero no me dijo nada al respecto-

Dumbledore parecía algo preocupado - ¿Y él la trajo de vuelta aquí?-

Hermione negó con la cabeza- Me dijo que iba a hacerlo al principio. Pero después, cuando me pidió quedarme y le dije que no, cambió de parecer. Tom Riddle fue quien me trajo. Lo siento profesor, pero siendo sincera, tuve mucho miedo de que pudiera secuestrarme nuevamente, creo que no podría volverlo a hacer…-

Dumbledore le sonrió nuevamente – No le pediré algo como eso. Pienso que habrá consecuencias, no voy a negarlo. Desde hace unos días ha habido ataques importantes y muy brutales. He recibido noticias de que lord Voldemort planea empezar la guerra y pienso en su seguridad-

-¿Mi seguridad?-

-Sí, señorita Granger, en estos momentos y dado que usted arriesgó su vida por lograr esto, me siento en la responsabilidad de velar por su seguridad y brindarle protección-

Hermione se removió incomoda. Vio como Dumbledore se ponía en pie de pronto y arreglaba su capa. Ella lo imitó y se le quedó viendo fijamente- No creo que él me haga daño-

El director la observó con intensidad - ¿Por qué piensa eso?-

Se encogió de hombros- Él me lo dijo-

Dumbledore sonrió - ¿Y usted cree en todo lo que le dice?-

Se sintió como si le hubiesen dado un golpe en la cara – Pues… no… no exactamente, pero yo…-

-Se lo dije hace tiempo. No ponga su confianza un hombre como él, es traicionero y mentiroso. Quizás usted ha logrado muchas cosas con él, pero dudo que haya un cambio significativo en su conducta y personalidad. No nos arriesgaremos, informaré a la Orden que fortalezcan los hechizos de protección de La Madriguera y velen por usted y su familia. No puedo permitirme dejar cabos sueltos. Buenas noches, señorita Granger-

Hermione quedó boquiabierta mientras veía al director dar media vuelta sin esperar ningún tipo de contestación. Quedó sola en la cocina y se dio la vuelta para regresar a la habitación cuando escuchó unos pasos. Vio a Harry acercándose lentamente.

- ¿Dumbledore se fue?- preguntó mirando hacia todas partes- Quería preguntarle algo- añadió al ver como Hermione asentía con la cabeza.

-¿Cómo sigue tu cicatriz?-

Harry llevó una mano a su frente y acarició la vieja herida – Aún duele, pero un algo menos- Se acercó un poco más a la chica- Escucha, Hermione… ¿Podemos hablar afuera?-

La chica arqueó las cejas- Si claro… vamos- caminaron hasta la salida. El frío viento les pegó de lleno en la cara - ¿Dónde está Ron?-

- Descansando. Creo que se quedó dormido- le contestó con calma – Escucha, Hermione…- la tomó del brazo y la detuvo.

La bruja miró la mano de Harry y levantó la vista hasta sus ojos - ¿Qué ocurre?-

El chico parecía enormemente nervioso y parecía estar buscando las palabras adecuadas para decirle eso que tenía atragantado. Hermione frunció el entrecejo y lo forzó a sentarse a su lado en la hierba.

-Sé que pronto empezará la guerra. Puedo sentirlo…Voldemort lleva días estando de mal humor, se encuentra todo el tiempo muy irritado. Está buscando una venganza y obviamente es contra nosotros. No comprendo porque sé todo esto, pero Dumbledore dice que es normal, que no me preocupe-

-Él no explica nada, Harry- afirmó la chica mirando fijamente a su amigo.

Harry asintió con la cabeza- Si, bueno… el asunto es que… siento que debo decirte esto ahora. Quizás muera en una batalla pero… ¡Espera! ¡No me interrumpas!... quizás muera y yo solo quería decirte que siempre has sido mi mejor amiga. Has estado para mí en todo momento y pude depositar toda mi confianza en ti… sería una mentira si te asegurara que nunca desee que tú y yo fuéramos algo más que amigos…-

Hermione se inclinó un poco hacia atrás y parpadeó varias veces intentado procesar todas esas palabras. Harry la miró extremadamente nervioso, carraspeó y siguió con tono cortante.

-Sé que tú no me ves de esa manera, y está bien. Siempre lo he aceptado, y quiero que me perdones por ese beso que te di aquella noche. Tuve mucho miedo de que las cosas cambiaran entre nosotros después de eso…- se interrumpió y tomó aire- Quiero que sepas que derrotaré a Voldemort, lo haré para vengar la muerte de Ginny y todo lo que se atrevió a hacerte a ti… Quiero que me perdones por haber dudado de tu palabra… y quiero también… que me perdones por lo que haré ahora, lo necesito, aunque sea por una última vez…-

Hermione se paralizó al sentir las manos de Harry sobre su rostro y como unía sus labios a los de ella. Estuvo tentada de separarlo, pero no lo hizo. Cerró los ojos y le respondió ese beso. No sabía muy bien porque estaba haciendo eso, pero prefirió no darle tanta importancia. Notó como Harry se separaba y la veía con ansiedad.

-Lo siento… Hermione… yo-

La bruja le sujetó una mano- No te disculpes más, Harry. Es cierto, no siento lo mismo que tú. No te veo como algo más allá que un amigo. Pero nuestra amistad no se romperá por esto-

Vio como el chico asentía y sonreía ligeramente. Hermione pasó su mano por su cabello alborotándose más de lo que ya estaba y sus dedos rozaron la cicatriz. Se asustó cuando Harry soltó un gemido de dolor ante el contacto.

-¡Harry! ¡¿Harry, que ocurre?!- le preguntó nerviosa. Lo vio con la mandíbula apretada y los ojos cerrados llenos de lágrimas de dolor contenidas. Se puso en pie y estuvo dispuesta a correr hacia la casa y buscar a Ron.

-Hermione… espera…- Harry levantó la cabeza y respiró profundamente por la boca – Maldición… pensé que se me partiría la cabeza en dos-

-¿Estás bien?- volvió a cuestionarlo con una voz chillona. Estuvo a punto de retroceder un paso cuando creyó vislumbrar un tono rojizo muy leve en los ojos verdes de Harry. Disimuló su expresión de terror y ayudó al chico a levantarse.

-Si… vamos a la casa. Necesito…-

Hermione lo tomó del brazo y avanzaron juntos de regreso a La Madriguera. Lo miraba de soslayo nerviosa- Necesitas recostarte-

-Estoy bien. Fue solo un pinchazo-

Hermione le sonrió – Estoy segura-

Pero justo cuando estaban a menos de dos metros de llegar a la puerta, ésta se abrió y apareció la señora Weasley muy angustiada. Parecía a punto de tener un colapso nervioso. Ambos chicos se le quedaron viendo muy sorprendidos.

-¡Ahí estaban!- gritó - ¡Arthur! ¡Arthur! ¡Los encontré!-

-Señora Weasley ¿Qué pasa?- preguntó Harry avanzando rápidamente. La Madriguera rápidamente se llenó de gente y se escuchaban gritos y exclamaciones. Hermione veía sombras a través de las ventanas de personas que pasaban de un pasillo a otro.

-¡Harry!- el señor Weasley salió seguido de Ron y Lupin- ¡Tenemos que irnos!-

-Pero…-

-Voldemort está en Hogwarts, Harry. Dumbledore no ha llegado al colegio, está en camino, pero créeme que él no esperará a que lleguemos nosotros para matar a cuanto alumno se le atraviese- le respondió Lupin con rudeza. Parecía muy preocupado.

Hermione notó como su corazón palpitaba con mucha violencia. Sus piernas temblaban tanto que le parecía asombroso que todavía se mantuviera en pie. Miró a Harry y vio como su expresión de decisión se plasmaba en el rostro de todos los presentes.

-Pues vamos allá. No hay tiempo que perder-

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Los ojos de Hermione tardaron en acostumbrarse a la lluvia de ráfagas de colores que atravesaban el aire. Vio como los miembros de la Orden avanzaban rápidamente con las varitas en mano. Harry y Ron la tomaron de codo y la jalaron hacia el suelo cuando varios rayos les pasaron por al lado.

Levantó un poco la cabeza y vio decenas y decenas de mortífagos atacando sin escrúpulos. Los luchadores de Hogwarts eran unos pocos estudiantes que se defendían como podían. Se levantó de pronto.

-¡Harry, Ron, debemos ayudar!- les gritó.

Harry se levantó primero y empuñando una varita que no era la suya, salió corriendo lanzándole hechizos a los mortífagos que tenía más cercanos. Ron hizo lo mismo mientras Hermione se acercaba hasta una chica que gritaba de dolor en el suelo. Tenía una herida profunda en la pierna.

-Escucha, debes irte. Escóndete- le dijo con brusquedad. Pero ella no parecía poder moverse por sí sola, por lo que Hermione tuvo que ayudarla a ponerse en pie. Las maldiciones le pasaban rozando y le alborotaban el cabello. Arrastró a la chica lejos de la batalla como pudo y la empujó hacia el Lobby del castillo.

- Lo siento- se disculpó cuando la chica pegó un grito escalofriante- Mejor eso a que estés muerta ¿no?-

Levantó la vista y vio todo el Gran Comedor lleno de alumnos heridos. Muchos eran solo niños ¿Dónde diablos estaba Dumbledore? Giró la cabeza hacia afuera y vio a unos cuantos mortífagos corriendo de un lado para otro esquivando hechizos. Sujetó su varita y los apuntó desde adentro. Rogó porque su varita tuviera la suficiente potencia para poder alcanzarlos desde esa distancia.

-¡Impedimienta!- gritó. Pero el hechizo ni pasó cerca de su objetivo. Las manos le temblaban demasiado.

Uno de los mortífagos la vio y corrió hacia ella. Hermione levantó la varita nuevamente, pero era imposible, el mago ya estaba tan cerca y corría con tanta energía que la bruja no pudo pensar en un hechizo para lanzarle. La chica que herida que tenía justo a su lado soltó un grito de pánico. Pero cuando Hermione se estaba preparando para el impacto, una sombra salió de la nada y golpeó al hombre en la cara logrando lanzarlo a varios metros de distancia.

Hermione abrió los ojos al escuchar los vítores de algunas personas en el Gran Comedor. Levantó la cabeza y su mandíbula cayó inerte. Tom Riddle estaba de pie ante ella y tenía una mirada fría e inhumana. Bajó los ojos hacia Hermione pero no dijo nada. Estaba vestido con una simple túnica negra y Hermione asumió que todos los presentes pensaron que ese apuesto joven estaba de su lado.

-Tom- le susurró.

Riddle le lanzó una mirada socarrona antes de alejarse. Hermione se puso en pie y se le acercó rápidamente - ¿Por qué me has salvado?-

Tom se dio la vuelta pero siguió sin decir nada. Antes que Hermione pudiera preguntarle otra cosa, el mago había desaparecido. Volvió a escuchar más gritos y una escalofriante explosión sobre su cabeza, vio aterrada como el techo del gran comedor se derrumbaba y los escombros caían sobre la gente herida bajo éste. No pudo hacer nada más. Corrió y se impulsó de un salto hacia la salida. Escuchó los alarmantes y agonizantes gritos que las personas hacían al quedar atrapadas.

Miró hacia atrás y vio en el suelo el cuerpo de la chica que había ayudado. La mitad de éste estaba aplastado bajo toneladas de escombros y su cabeza había recibido un golpe tan fuerte que la sangre salía por todas partes. La imagen hizo que se le revolviera el estomago.

Retrocedió ayudándose con los brazos y como pudo se puso en pie. Tosió sin parar al respirar la tierra que había levantado el derrumbe. Hogwarts estaba siendo destruido por completo. Tuvo ganas de llorar, pero un golpe en la parte posterior de la cabeza la hizo caer de rodillas. Giró la cabeza rápidamente y apuntó al mortífago que tenía al frente.

Crucio!- fue lo primero que se le vino a la cabeza. Vio como el hombre caía al suelo gritando de dolor, pero estaba tan aturdida que los sonidos le llegaban amortiguados. No supo cuanto tiempo tuvo la varita levantada, pero una mano se posó en su muñeca obligándola a bajarla.

Se giró y un sentimiento de tranquilidad la poseyó. Albus Dumbledore había llegado y parecía colérico. Con un movimiento de su varita, el mortífago quedó amarrado de pies a cabeza mientras seguía soltando quejidos de dolor.

- Vaya adentro a la enfermería. Tenga cuidado con los dementores. Hay heridos que necesitan su ayuda- Le indicó fríamente.

-Yo quiero luchar- Le contestó Hermione – Esto debe detenerse, tenemos que acabar con los mortífagos-

Dumbledore parecía preocupado, sin embargo sus facciones eran duras y decididas- Haga lo que le digo, señorita Granger-

Hermione tragó con dificultad, pero obedeció. Corrió en dirección contraria a donde se estaba produciendo la encarnizada batalla. Por el camino vio un sinfín de cadáveres, tanto de mortífagos como de estudiantes. Se detuvo a ver si alguien daba señales de vida, pero todos estaban indudablemente muertos.

Caminó lentamente intentado no llorar de angustia. Nunca en su vida pensó que al ingresar a ese maravilloso mundo tendría que presencia algo como eso. Se detuvo de pronto con los ojos clavados en un mortífago. Éste no tenía mascara y Hermione lo reconoció de inmediato. Lucius Malfoy avanzaba apresuradamente por una colina ¿Estaba huyendo?

Miró hacia atrás dudosa. Pero la curiosidad pudo más con ella. Sujetó su varita con fuerza y siguió al hombre sin que éste se diera cuenta.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

-¿Dónde está mi hija?-

Dumbledore miró en todas las direcciones. Habían demasiadas personas en la enfermería, pero por más que buscó no lo halló.

- Le dije que debía venir –

-Señor… ehhh ¿Dumbledore?- el mago lo miró y asintió - ¿Hermione está bien? Mi esposa y yo no sabemos qué sucede…-

-Señor Granger, disculpe todo esto. No estaba previsto. Pero como le expliqué, ambos corren un grave peligro. Creemos que el mago responsable de esta guerra busca a su hija para asesinarla. Si ella no aparece, temíamos que tomara represalias con ustedes, o, en todo caso, los secuestraran para chantajearla. Por eso los he traído a Hogwarts, he eliminado el sortilegio que les impide a ustedes, como muggles, estar en el colegio-

-¡Eso nos lo ha dicho!- repuso la señora Granger mirando a todos los heridos- Pero ¿dónde está Hermione?-

Dumbledore agarró su varita con fuerza y miró hacia la ventana – No lo sé. Pero le prometo que la encontraré-

XXXXXXXXXXXXXX

Vio subiendo ese estrecho túnel que precedía al Sauce Boxeador. Seguía los pasos de Malfoy, pero lo había perdido. Siguió subiendo hasta escuchar unas voces. Se detuvo asustada, pero pensó que ya había llegado muy lejos para detenerse ahora.

Vio una puerta desgastada y rota justo al frente y no le importó nada. La empujó con fuerza y entró. Estaba todo oscuro, solo iluminada por una pequeña lámpara de aceite en una mesa de madera. Las voces se callaron y Hermione levantó temerosa la cabeza. Vio los ojos grises y helados de Lucius Malfoy mirándola con asombro. Pero lo que más le impactó fue ver al hombre responsable de todos los gritos que se escuchaban amortiguados desde lejos.

Voldemort estaba de pie con la varita en la mano. No se había movido y la frialdad de su mirada atravesó a Hermione como una daga en el corazón. Vio como Lucius la apuntaba rápidamente, pero Voldemort había levantado una mano ordenándole detenerse. Hermione respiró aliviada, porque a decir verdad, ella no estaba en condiciones óptimas para pensar en cómo defenderse de una agresión en ese momento.

-Mi señor, es Granger… es amiga de Harry Potter, mi señor…-

Voldemort seguía sin moverse y Hermione notó como sus extremidades empezaban a temblar. Ambos se miraba fijamente, ella solo trataba de soportar la ferocidad de sus rojos ojos.

-Sé quién es, Lucius- le respondió sin mirarlo.

-Mi señor, podemos tenerla de rehén para atraer a Potter- le sugirió con avidez el rubio. Hermione estuvo a punto de lanzarle una mirada asesina, solo quería que ese idiota se fuera. Voldemort entrecerró los ojos con peligrosidad y como escuchando los deseos de la bruja, se dirigió a Malfoy.

-Vete, Lucius. Nos veremos en el Bosque Prohibido en breve-

Malfoy pareció bastante abatido por la extraña orden, pero por supuesto no dijo nada. Reverenció a su señor y salió de la habitación mirando a la chica con desagrado. Hermione no le hizo caso. Pronto quedaron solos.

-No esperaba encontrarte aquí- empezó Hermione en voz baja.

Voldemort no respondió. Miró hacia la lámpara de aceite durante unos segundos antes de volver a observar a la chica.

-¿Qué quieres?-

El tono duro y cruel que usó, hizo que Hermione se olvidara de respirar. Tragó con dificultad una vez más y guardó su varita –Quiero que detengas esto- le suplicó.

Voldemort sonrió de lado y la miró burlonamente – No seas tonta, Granger. Estoy muy cerca. Ya demasiado-

A Hermione no le pasó por alto que hubiese utilizado su apellido para mencionarla. Pero prefirió no darle importancia - ¿Todo esto es porque no me quise quedar contigo?-

Voldemort pareció enfurecerse. Se acercó hasta la bruja y quedó muy cerca. La miró amenazadoramente, pero ella no retrocedió y mucho menos lo retó. Intentó mantener la calma y sostenerle la mirada.

-No tienes nada que ver con esta guerra, Granger. Y no quiero que vuelvas a mencionar nada de eso. Ya todo está olvidado ¿has entendido?-

Voldemort pasó por su lado dispuesto a irse. Hermione se giró y lo detuvo - ¿Eso significa que vas a matarme? ¿Por qué no lo haces ahora?-

Vio como la espalda del Señor Oscuro se detenía y se daba la vuelta. Sus ojos parecían llamear ante la rabia – ¡Cállate, Granger!-

Hubo un momento muy extraño entre ellos. Hermione notó como una tristeza se apoderaba de su corazón cuando Voldemort la vio de esa manera. Sabía que él no la mataría, estaba segura. Sin embargo eso no le dio alivio alguno, al contrario, la hizo sentir más miserable. Intentó dar un paso hacia él. Parecían extraños y conocidos al mismo tiempo. Quiso tocarlo, sus manos estaban buscando sentirlo, quería que él la besara, era lo que más deseaba en ese momento. Pero Voldemort la miró con tanta frialdad que se congeló en el acto. Notó un nudo en la garganta cuando lo vio dar media vuelta y salir de la habitación.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Caminaba por los terrenos de Hogwarts de regreso por donde había venido. Iba a luchar, aunque no tuviera el ánimo para hacerlo. No supo cuanto tiempo se había quedado en la casa de los gritos. Calculó que una hora; esperaba que él regresara, confiaba en que él la buscaría y que podría convencerlo de terminar toda esa guerra. Pero nunca volvió.

Una mano la sujetó del hombro y ahogó un grito de la impresión. Vio a Harry y se asustó ante su aspecto. Estaba sangrando y parecía muy cansado.

-¿Dónde estabas, Hermione? ¿Estás ilesa?-

La bruja asintió – Tu no te ves bien. Déjame ayudarte, Harry-

El chico se opuso- No hay tiempo para eso. Dumbledore lleva horas buscándote. Los mortífagos se habían retirado, pero han vuelto y Voldemort está luchando-

Hermione se alteró- ¡¿Qué?! ¡¿Dónde?!-

-No lo sé. No he podido acércame. Ron está muy herido, pero sobrevivirá-

Hermione se sobresaltó- ¿Por qué estas tan tranquilo, Harry? Voldemort ya debe haber matado a mucha gente y…-

Harry sonrió débilmente- Creo... Hermione, que ganaremos esta guerra ¡Hay la posibilidad! Voldemort ha perdido a la mitad de sus mortífagos-

-Harry… Harry, debemos ir hasta allá ¡Muévete!- lo empujó con brusquedad. Ambos echaron a correr en dirección a la batalle y lo que Hermione vio la dejó helada. Todo estaba abarrotado de cuerpos caídos. Vio a muchos mortífagos agonizando en el suelo.

-¡Agáchate!- fue lanzada al suelo una vez más. Harry salió corriendo persiguiendo al mortífago que tenían más cerca. Hermione también se puso en pie y fue esquivando maldiciones y duelistas. Lanzó hechizos a diestra y siniestra. Más de una vez escuchó algún grito amortiguado y vio con regocijo como los mortífagos exhaustos caían como moscas.

Sin embargo se detuvo en seco al ver a lo lejos a Voldemort caminando a grandes zancadas. Justo tras de él habían al menos treinta mortífagos más. Todos sin mascaras y con expresiones psicóticas en los rostros.

-¡Granger!-

Vio a Dumbledore aproximándose- ¿Qué está haciendo? Le dije que…-

Una explosión a su lado lo hizo interrumpirse. Dumbledore tomó a Hermione del cuello y la lanzó lejos para evitar ser lastimada. Cayó al suelo y soltó un gemido ahogado. Dumbledore la cubrió con su cuerpo para evitar que una nube de arena la cegara. Tosió con fuerza e intentó moverse un poco. Respiró ya libre cuando notó como el director se levantaba bruscamente.

Abrió los ojos y vio al director luchando con Tom. Dumbledore parecía todavía algo aturdido, por lo que Hermione asumió que Riddle lo había obligado a levantarse sujetándolo por la túnica. Ambos enarbolaban sus varitas y se atacan con tanta crudeza que casi era imposible distinguir el movimiento de sus manos.

Hermione se movió del lugar para no interrumpir puesto que ambos magos parecían dispuestos a hacerse pedazos. Retrocedió y lanzó algunos hechizos a los mortífagos que todavía se mantenían en pie. A pensar de la cantidad de caídos que había, la batalla parecía estar encarnizándose cada vez más.

Notó como sus pies se despegaban del suelo y era empujada con fuerza hacia atrás. Gritó, pero no se hizo notar. Al fin y al cabo todo el mundo estaba gritando. Cayó al suelo de un golpe seco y un quejido salió de sus labios. Se puso en pie y miró hacia adelante. Podía ver a lo lejos a los combatientes ¿Por qué se había alejado tanto? ¿Quién lo había hecho?

Una mano la sujetó del brazo y la jaló con agresividad hasta esconderla tras una pared del castillo. Miró hacia el frente y se estremeció. Voldemort estaba justo al frente y parecía furioso.

-¿Tienes muchas ganas de morir?- le preguntó con dureza.

Hermione negó con la cabeza, estaba demasiado asustada para hablar. Voldemort pasó uno de sus largos dedos por la mejilla de la bruja hasta llegar a su cuello. Hermione trató de controlar su respiración.

- Cuando gane esta guerra, Granger… no podrás decirme que no- le dijo en voz baja. Hermione parpadeó varias veces.

-No te entiendo-

El señor Oscuro sonrió con ironía – Cuando sea el vencedor, que será muy pronto… te llevaré conmigo muy lejos y no me importará si es con tu consentimiento o en contra de tu voluntad. Seré el amo de todo y no podrás negarte a mis deseos ¿Comprendes?-

Hermione no le respondió. Mayormente porque no sabía que podía decirle. Voldemort sujetó su varita y se le acercó un poco hasta darle un corto y rudo beso en los labios. Hermione gimió ante su tacto, pero siguió sin hablar. Cuando abrió los ojos ya el mago oscuro había desaparecido.

Caminó de vuelta con rapidez dispuesta a seguir atacando a los mortífagos. Se sentía enormemente confundida. Deseaba ganar esa batalla, por fin que el mundo mágico consiguiera paz, pero tampoco quería que Voldemort perdiera.

Buscó a Harry entre la multitud y lo vio luchando con dos mortífagos a la vez. Sin embargo ninguno de los dos enmascarados mostraba intenciones de hacerle daño de verdad. Se acercó con lentitud y les apuntó desde atrás. Ambos cayeron al suelo sin enterarse que había pasado. Harry le sonrió a la bruja y se aproximó a ella.

-Estoy exhausto- comentó tratando de detener el sangrado que tenía en una ceja. Ambos se dieron la vuelta al escuchar un grito. Varios centauros se acercaban galopando y lanzando flechas hacia un objetivo. Hermione vio como Voldemort era aprisionado entre varios magos, Dumbledore y esas criaturas.

-¡No puedo creerlo!- gritó Harry – Ya hemos destruido a Riddle… ¡Hemos ganado, Hermione!- la tomó de la camisa y la obligó a correr a su lado.

-¿Qué paso con Tom… Riddle?- le preguntó nerviosa. Su corazón palpitaba con fuerza y tuvo el impulso de llorar.

-Dumbledore acabó con él. Le lanzó un hechizo y desapareció. No sé qué pasó, pero Dumbledore se veía triunfante así que obviamente le ganó… ¿No lo viste? ¿Dónde estabas?-

-Peleando, Harry… Por supuesto que no vi nada, por eso te pregunto-

Giró la cabeza y se sorprendió. Ya no había mortífagos en pie. Muchos de los sobrevivientes estaban sujetos con cuerdas a arboles cercanos y parecían muy abatidos. Él único que seguía defendiéndose con garras y colmillos era Voldemort. Movía su varita y la mitad de las personas que tenía a su alrededor salían despedidas. Varios rayos verdes salían de su varita y alcanzaron a varios centauros que se acercaban.

-¡Maldito!- gritó Harry. Hermione lo sujetó para evitar que corriera hacia él. Dumbledore era ahora él único con que el Señor Oscuro luchaba. Parecía incapaz de acabar con él. Voldemort luchaba con tanta maestría que Hermione pensó por un momento que él solo sería lo suficientemente hábil para vencer a todos los que habían quedado con vida.

-¡Hermione!-

Se movió un poco para ver quien la llamaba y se quedó de piedra. Sus padres salían del castillo escoltados por el señor Weasley y la señora Pomfrey. Corrió hacia ellos sin importarle que Voldemort y Dumbledore lucharan justo al frente.

-¿Qué hacen aquí? ¿Cómo es posible? ¿Quién los trajo?- pregunto histérica.

El señor Weasley intentó evacuar a los demos heridos, pero eran tantos que no ya no sabía por dónde empezar. Su padre la abrazó muy asustado. Hermione lo separó con brusquedad ¿Por qué están aquí? ¡Es peligroso!-

-¡Es peligroso para ti! ¡Vente con nosotros! – le gritó su madre intentando zafarse del agarre e del señor Weasley.

-¡No puedo! ¡Ustedes deben irse! ¡Yo sé defenderme!-

-¡Nada de eso! ¡Tú vienes con nosotros, ahora mismo!- bramó el señor Weasley.

Pero una nueva explosión los obligó a separarse. Hermione cayó de lado y se arrastró para alejarse del peligro que suponía estar bajo todas esas paredes a punto de colapsar. Vio a Voldemort apuntando su varita hacia Dumbledore y lanzar la maldición asesina. Dumbledore no se hizo esperar, del extremo de su varita un rayo plateado salió despedido y ambos hechizos chocaron en el aire. Tenían la misma potencia y ninguno de los dos parecía dispuesto a rendirse.

-¡ HERMIONE! –

-¡Papá, vete de una vez! Remus, por favor…-

Pero Lupin había recibido un golpe en la cabeza tan fuerza que se había derrumbado. La señora Pomfrey no estaba en mejor estado, ayudaba como podía. Sus padres se negaban a irse. La señora Granger fue obligada a apartarse, pero su padre intentaba acercarse a ella entre los escombros.

-¡Papá, no te acerques!-

Giró la cabeza al escuchar un estruendo. El rayo plateado de Dumbledore iba tomando más espacio y Voldemort parecía temeroso. Hermione vio como el mago oscuro movía su varita hacia la derecha y unas ramificaciones de la maldición asesina salieron a gran velocidad estrellándose contra el castillo. La gente gritó y trató de alejarse. Hermione se agachó para evitar ser impactada por alguna. Oyó un golpe seco a su lado y volteó la cabeza.

Se quedó paralizada. El cuerpo de su padre había caído boca abajo y se había golpeado la cara contra una de las pequeñas rocas en el suelo. Hermione se inclinó hacia él y le dio la vuelta. Tenía la nariz rota y los ojos cerrados, como si estuviera dormido. Eso no podía ser ¡No podía estar sucediendo!

No supo si era que lo estaba soñando, pero el sonido del lugar se había apagado por completo, dejó de ver los destellos de los hechizos de ambos magos. Ya no comprendía nada. Sujetó a su padre entre sus brazos e intentó hacerlo reaccionar. No podía ser que esa maldición lo hubiese alcanzado.

Notó como las lágrimas caían sin control por sus mejillas. Quiso gritar de dolor, pero nada salía de su garganta. Una angustia sin igual la hizo perder el control.

-No… no… papá… despierta, por favor- le susurró.

Pero no hubo respuesta. Lo abrazó con fuerza y escuchó el grito de dolor de su madre a unos metros de distancia. Eso solo le confirmó que no lo estaba soñando, todo era real. Notó como unas manos gentiles la ayudaban a ponerse en pie.

-No podemos hacer nada ya, Hermione. Levántate, es peligroso estar aquí-

¿Cómo podían hablarle de esa manera? ¡Acababan de matar a su padre! Su padre...que no tenía absolutamente nada que ver esa estúpida batalla… Se puso en pie todavía sin poder contener las lágrimas. Sin embargo se negó a moverse del lugar. Miró hacia el frente y vio como Dumbledore caía al suelo con pesadez. Voldemort bajó su varita un poco y miró hacia donde ella estaba.

Sus ojos se encontraron y vio como Voldemort parecía muy aturdido por lo que acababa de pasar. Hermione tuvo ganas de estrangularlo ¿cómo había podido? Ni siquiera se había dado cuenta que se lo había gritado. Todo el mundo guardó silencio. Hasta Dumbledore había volteado la cabeza mientras se ponía en pie.

-¡¿Cómo te has atrevido?!-

Voldemort miró a los magos intentando levantar el cuerpo de su padre. Su expresión era difícil de descifrar. Jamás lo había visto así, era como si no pudiera entender lo que había pasado. Intentó dar un paso hacia ella. Dumbledore se incorporó rápidamente y lo apuntó con su varita.

-Expelliarmus-

La varita saltó fuera de la mano del mago y fue a parar a la mano extendida de Dumbledore. Todos gritaron eufóricos, incluso Dumbledore le sonrió con soberbia. Pero Voldemort solo le lanzó una mirada de desprecio. Intentó aproximarse más a Hermione, pero todos los magos y brujas que estaban cerca levantaron sus varitas en señal de advertencia.

Hermione, en cambio, no podía parar de llorar. Estaba destrozada y miraba al Señor Oscuro con el mayor de los odios- ¿Cómo has podido hacerlo?-

Lo vio abrir la boca, pero no dijo nada. Hermione se secó las lágrimas y en eso escuchó como el mago caía al suelo. Lo vio retorcerse de dolor, aunque ningún sonido escapó de sus labios. Todos quedaron muy sorprendidos ante el espectáculo. Hermione miró instintivamente a Dumbledore preguntándose que le había hecho, pero su varita yacía en su mano inerte. Tenía una sonrisa de victoria en su rostro que le dio asco.

Quiso acercarse a Voldemort, pero unos manos se lo impidieron - ¿Qué hacen?- Siseó furiosa. Tres magos la sujetaban con fuerza frenándola a hacer cualquier movimiento. Vio de reojo un gesto aprobatorio por parte de Dumbledore, pero fingió no darse cuenta.

Finalmente Voldemort se detuvo y quedó en el suelo estremeciéndose ante el horrible dolor que lo atacaba. Vio que sudaba mucho y parecía a punto de desmayarse. Sin embargo ante el asombro de todos, especialmente del director, se puso en pie con mucha dificultad.

Dumbledore se le acercó despacio y lo examinó de arriba abajo- Sabes lo que acaba de pasar ¿Cierto, Tom?-

Voldemort parecía algo asustado y miraba al anciano con algo de temor. Pero levantó la cabeza y lo retó – Cierra la boca, viejo-

-¿Qué se siente ser mortal de nuevo?- le preguntó Dumbledore con sorna.

Hermione se quedó de piedra. No entendía nada. Voldemort se encontraba tremendamente debilitado y la bruja estuvo a punto de soltar un grito cuando Dumbledore blandió su varita provocándole cortes en todo el cuerpo. El Señor Oscuro no emitió ningún sonido de queja ni perdió el equilibrio a pensar que sus pies retrocedieron dos pasos. Miró al director con un odio inhumano.

-¿Es lo mejor que puedes hacer, Dumbledore?-

El director sonrió una vez. Había un silencio sepulcral en todo el lugar. Hermione había dejado de llorar y miraba a Voldemort fijamente. Quería matarlo ella misma con sus propias manos, pero no podía hacerlo. Odió su debilidad.

Los alumnos se movieron cuando Dumbledore empujó a Voldemort algunos metros lejos de donde estaba. Apenas si pudo volverse a poner en pie. Hermione le dio un codazo a uno de sus captores y corrió en dirección al director para poder bien. Todos los presentes hicieron lo mismo. Justo atrás de Voldemort estaba el puente por el cual se podía acceder al colegio. A los laterales de éste había un gran precipicio y el mago oscuro estaba cada vez más cerca de el.

Dumbledore solo lo impulsaba hacia atrás, cada vez con más violencia - ¿Qué vas a hacer ahora, Tom? Ya no podrás asesinar a más gente inocente-

Voldemort se levantó nuevamente – No creo que haya mucha diferencia entre tú y yo-

Dumbledore lo miró fríamente- No lo hay- susurró. Levantó la varita de Voldemort una vez mas y apuntó a señor oscuro con ella – ¡Avada Kedavra!-

Jamás imagino que el director usara tal maldición, pero se quedó muy sorprendida cuando el rayo verde impactó con fuerza contra el pecho de Voldemort haciendo que se elevara unos centímetros del suelo y cayera hacia atrás. Lo último que vio Hermione fue su cuerpo caer hacia el precipicio. Prontamente el silencio culminó para dar lugar a gritos de alegría y victoria. Todos estaban eufóricos y llenos de energía.

Muchos se asomaron como pudieron para ver si llegaban a ver el cuerpo, pero por supuesto ya había desaparecido. No era posible que ningún se humano sobreviviera a una caída de esa altura. Dumbledore se mostraba bastante satisfecho y sonreía con modestia ante los elogios de todos los profesores y los demás alumnos. Hermione no había podido moverse en todo el rato.

Se dio la vuelta ignorando a todos los presentes y regresó a buscar el cadáver de su padre. Algunos la ayudaron a cargarlo, dando que ella no tenía la fuerza para hacerlo. Intentó no llorar más, estaba tan destrozada que su mente había quedado en shock. Vio como Dumbledore se le acercaba y le entregaba algo. Ella estiró la mano sin prestarle atención a lo que recibía.

Bajó los ojos cuando la madera tocó sus dedos. Era la varita de Voldemort. Levantó la cabeza y miró al director con confusión. Éste estaba muy serio.

-Creo que deberías tenerla-

Hermione lo miró con desprecio- ¿El arma que mató a mi padre?-

-Quien asesinó a su padre fue una persona y él ya está muerto. Siéntase libre ahora. Lamento mucho su pérdida, señorita Granger. No tiene idea de cuánto… mi intención era mantenerlos a salvo aquí, he sido yo el que le he fallado-

Hermione sujetó la varita pero desvió sus ojos al horizonte. No quería estar al lado de ese hombre, solo quería estar tranquila. Su madre estaba en el despacho del director esperando que ella fuera. Pero no podía hacerlo, no quería ver a su madre por ahora, no deseaba verla llorar. Solo quería estar sola.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Habían pasado ya dos semanas. Las noticias se regaban como pólvora. Los mortífagos que habían sobrevivido fueron encarcelados y a todos los caídos se les rindió un homenaje. A la señora Granger la habían aceptado en San Mungo para tratar de ayudarla a salir del estado depresivo que había obtenido debido a las horrendas experiencias.

Una carta de Dumbledore fue suficiente para que el hospital aceptara a la mujer. Finalmente después de varios días de tratamientos y diversas pociones había podido recuperarse medianamente. Hermione decidió regresar con su madre cuando notificaron que Hogwarts suspendería el año escolar debido a las reparaciones que tendrían que hacerse en el castillo.

Ya no había casas en Hogwarts, los alumnos estaban en las salas comunes de otros compañeros para dormir más cómodamente. La sala común de Ravenclaw había sido destruida y los estudiante no tenían donde guardar sus pertenecías. Pero todo eso estaba bien, durante todo ese tiempo solo ocurrieron celebraciones.

Muchos alumnos tomaron el sacrificio de sus amigos, de sus padres, de sus hermanos como algo heroico, algo para ser recordado. Pero para Hermione eso era estúpido. Ella estaba muy devastada y no habría forma de que el hecho de que no tuviera padre pudiera animarla. Harry y Ron estuvieron con ella todos los días. Lloró en sus hombros hasta que finalmente pudo asimilar todo y conseguir algo de tranquilidad.

Era el último día que estarían en el castillo. Todos los alumnos y profesores estaban en el Gran Comedor, ya finalmente reconstruido. Comían y bebían como si no hubiese un mañana. Hermione levantó la cabeza y vio hacia la mesa de los profesores y se fijó en Dumbledore. Tenía una sonrisa radiante y hablaba animadamente con la profesora Mcgonagall.

Desde el día de la batalla no había podido ver al director sin sentir un odio intenso. Simplemente no podía estar a su lado por más de cinco minutos.

-¿Qué haces, Hermione? ¿A dónde vas?- le preguntó Ron.

-Ahora bajo- le dijo con una sonrisa forzada. El pelirrojo se encogió de hombros y siguió comiendo con salvajismo. Subió las escaleras y llegó rápidamente a la sala común. Entró a su habitación y cerró la puerta de un portazo.

Se agarró la cabeza con ambas manos y soltó un suspiro. Había algo que la estaba carcomiendo por dentro pero no entendía que era. No estaba feliz, no estaba eufórica. Y no solo por la muerte de su padre, había algo más. Se sentía vacía.

Subió la cabeza y abrió baúl. Sacó una caja de madera y de allí extrajo la varita de Voldemort. Durante noches solo pudo pensar en él. En todo lo que le había dicho. Las cosas que le había prometido. Su corazón le gritaba todos los días que el mago oscuro había asesinado a su padre, pero que no había sido a propósito. La expresión de Voldemort en ese momento fue de arrepentimiento, sí, eso era. Aunque ella no lo hubiese visto a tiempo.

Él se había descuidado en la batalla por preocuparse por ella. Dumbledore había aprovechado eso, su sonrisa en ese momento fue de victoria. Voldemort sufrió un dolor horrible e inexplicable de repente. Un dolor que lo volvió ¿mortal? Eso era lo que había dicho Dumbledore.

Hermione miró la varita entre sus dedos con la boca abierta. Los horrucruxes era lo único que lo volvía inmortal. La única forma de hacer que todos esos fragmentos volvieran a unirse al cuerpo de su dueño, era sintiendo arrepentimiento por lo que había hecho. Y él se había arrepentido de haber asesinado a su padre.

Cuando todos esos fragmentos se unieran de nuevo en uno solo, la persona experimentaría el peor dolor que se puede imaginar, un dolor que puede hasta matar. Y solo así, se volvería a ser mortal.

Hermione se levantó y empezó a pasear por la habitación ¿Ese era el objetivo de Dumbledore desde el principio? ¿Quería que Voldemort se enamorara de ella para que pudiera sentir arrepentimiento después y así acabar con su vida?

Pero… ¿Por qué Voldemort habría de sentir arrepentimiento? ¿Es que acaso la muerte de su padre estaba planeada desde antes? ¿Por qué ellos estaban en Hogwarts en plena guerra? ¿que hacían ahí? Hermione notaba como la cabeza le palpitaba. No entendía nada.

Se sentó en la cama nuevamente y acarició la varita entre sus dedos. No podía dejar de pensar, había tantas cosas sin sentido. Todo parecía haber sido concebido tan cuidadosamente que no podía ser solo casualidad. Apuntó la varita hacia el techo y murmuró un suave –Accio-

Lo hizo sin pensar. Solo queriendo ver si la varita le funcionaba bien. Pero un ruido bajo su cama la asustó. Algo negro y grande salió volando y fue a parar justo en su regazo. Se quedó helada mirando el diario de Tom Riddle ¿No se suponía que Dumbledore se había llevado ese librito cuando Ginny murió? Siempre había asumido que los del Ministerio habían registrado esa habitación cuando ella había desaparecido por meses.

Lo tocó con suavidad y los nervios se hicieron presentes ¿Todavía serviría? Se levantó y fue en busca de una pluma. La mojó en tinta e hizo una pequeña raya en sus blancas hojas. Pero la tinta no fue absorbida. Soltó un suspiró de resignación y lanzó el diario hacia la cama con brusquedad. Se puso en pie y se acercó hasta la ventana. Necesitaba algo aire puro.

Su cabello se movió con gracia cuando la fría corriente de aire le pegó en el rostro. Se sintió ligera y relajada por unos instantes, pero una lechuza pasó muy cerca de su cara y se echó para atrás muy sorprendida. El animal descendió hasta posarse en los oscuros terrenos del colegio. Bajó la vista y se centró en el extraño comportamiento del animal. Nunca había visto que una lechuza hiciera eso. El ave empezó caminar con rapidez sobre sus dos patas y se acercó hasta unos árboles. La luz de la cabaña de Hagrid alumbraba todo el lugar.

Se cruzó de brazos sobre el alféizar de la ventana y miró con curiosidad el andar torpe del animal. Quiso sonreír, pero algo llamo su atención. Notó como todo su cuerpo se quedaba frío y sus manos empezaron a temblar violentamente. No podía ser ¿estaba alucinando? Se irguió sobre la ventaba y casi se sale por ésta cuando lo vio.

La lechuza se posó sobre el hombro de esa oscura figura. Hasta esa distancia era imposible no reconocerlo. La palidez de su rostro, lo rojizo de sus ojos se distinguían desde allí. Era él. Voldemort levantó su cabeza y miró hacia donde ella estaba. Su expresión era de una extraña tranquilidad. Sin embargo cuando ambos conectaron miradas, ella con total asombro y él con diversión, una sonrisa cruel y despiadada cruzó sus labios haciendo que Hermione se estremeciera de pies a cabeza.

XXXXXXXXXXXXXXXXX

Tristemente es el fin de esta historia. Llevará una segunda parte donde se explicaran muchas cosas que quizás quedaron inconclusas. Pero será más adelante puesto que ahora me dedicaré a mi otro fic "Mañana, Tarde y Noche" Antes de que me hagan la pregunta, Sí, Voldemort logró sobrevivir y Hermione duda sobre ciertas intenciones de Dumbledore. Pero como ya dije, todo se explicará en la segunda parte que se llamara "Presentimientos" ¡Espero les haya gustado, y nos leemos pronto!