A/N: Finalmente, el epilogo. Tuve una seria crisis creativa. No sabía que escribir. Pero, finalmente, dejo el epilogo junto con todos los buenos momentos que pasé escribiendo esta historia. También tuve problemas eligiendo la canción. Además de que tengo que agradecer a SerCif por ayudarme a elegir. Las canciones que use fueron "Jodie's Suite" de "Lorne Balfe"; "Secrets" de "OneRepublic" y "Arrival Of The Birds" de "Cinematic Orchestra".
"Si vives hasta los cien años, quiero vivir hasta los cien años menos
un día, así nunca tendré que vivir sin ti." –A. A. Milne
Podía escuchar voces pero, aún no distinguía las palabras que pronunciaban. Sabía exactamente en donde estaba. En un hospital. La maquina que indicaba el ritmo de mis latidos y su ruido me lo habían dicho. Además del olor a morfina y alcohol. No sabía cuánto tiempo había estado allí.
No podía sentir nada. Quería moverme pero estaba resultando imposible. Quería abrir mis ojos pero parecía que estaban pegados. Recordé los eventos que pasaron hace días, horas, meses; no estaba segura. El tiempo que había pasado dormida era desconocido.
Estaba desesperada. Necesitaba moverme. Necesitaba abrir los ojos. Intenté mover mi mano derecha. Funcionaba. Luego, lo intenté con la otra. También funcionaba. Hice lo mismo con mis pies. Ambos estaban perfectamente bien. No sentía ninguna clase de dolor.
Abrí mis ojos lentamente. Revelando dos irises color azul marino. Miré a mí alrededor. Mis sospechas de estar en un hospital acababan de ser confirmadas. Las paredes blancas, la ventana, el florero con lirios y tulipanes; y en el último lugar, pero no por ello menos importante, el doctor.
"Es un gran alivio saber que esta despierta, Srta. Liberatore." Dijo.
Liberatore. Seguramente L o Watari usaron un alias italiano. No me molestaba en absoluto. Era mitad italiana después de todo. Madre italiana, padre británico.
"¿Qué sucedió?" Pregunté. Directo al punto.
"La bala perforó la región cerca de su cadera." Informó.
"¿No perforó nada vi-" Fui interrumpida.
"No, no perforó ningún órgano. La pérdida de sangre causo que perdiera la conciencia." Añadió.
Iba a preguntar otra cosa pero, fui interrumpida nuevamente por el abrir de la puerta de la habitación en la que me encontraba. Un muy calmado y cansado L entró en la habitación. Cuando vio que estaba despierta se acercó y me abrazó. Devolví el abrazo y le besé la mejilla.
"Sr. Liberatore…" Dijo el doctor.
L lo ignoró. Sr. Liberatore, ¿Huh?
"¿Estás bien?" Preguntó L.
"Claro que sí. Sólo fue una bala. Créeme, ser apuñalado es peor." Añadí riendo.
Al reír, el dolor de mi herida se hizo presente. Coloqué mi mano en ella y mire hacia abajo. No era muy grande pero, si lo suficientemente grande como para causar dolor.
"Tienen suerte de que el bebé sobreviviera. Quiero decir, es un individuo que no se rinde tan fácilmente." Dijo el doctor sonriendo.
"¿Bebé?" Pregunté.
"Oh, claro. Antes de operarla para retirar la bala hicimos algunas pruebas. Una de ellas, la de sangre, nos permitió saber si estaba embarazada. La prueba resultó positiva." Explicó mientras revisaba sus informes.
¿Bebé? Eso no era posible. Sí, había estado mareada y con nauseas durante los últimos días pero, eso podría haber sido cualquier cosa. No había tenido ninguna clase de relaciones se- Oh…
"Muchas gracias, doctor. ¿Podría dejarnos a solas por un momento a mí y a mí esposo?" Pregunté.
"Claro." Afirmo y salió de la habitación.
Cuando el doctor ya no estaba a la vista levanté mi mano y presioné muy fuerte mi dedo índice en el pecho de L.
"¡Idiota! ¡Me dejaste embarazada! ¡No tengo ningún instinto maternal!" Siseé.
"Tú lo empezaste." Se defendió.
"¿Yo? Tú me besaste, en primer lugar. ¡Es tu culpa!" Protesté, mi dedo aún en su pecho.
"Bueno, no soy yo el que tiene un maravilloso cuerpo que haría que-" L cortó su oración y se quedó callado.
"¿Qué haría que, Sr. Liberatore?" Me burlé.
"Nada." Respondió volteando la cabeza.
Reí fuertemente y retiré mi dedo de su pecho. Cuando terminé L me estaba viendo con una mirada de confusión.
"Dime, ¿qué pensaría BB de esto?" Pregunté sonriendo maliciosamente.
"Seguramente sería un gran tío." Respondió.
Una pequeña cabeza blanca se asomó por la puerta durante nuestra conversación.
"¿Tío de quién?" Preguntó Near.
Observé a mi compañero y él asintió con la cabeza. Indiqué a Near que se acercara con la mano. Hizo como ordenado y se acercó a mí. Coloqué ambas manos en sus hombros y sonreí dulcemente.
"Nate, pronto tendrás un hermano." Anuncié.
La expresión de su cara después de esas palabras no tuvo precio.
4 Años Después.
El bebé le dio un giro total a mi vida y a la de L. Yo, tuve que renunciar a mi trabajo como espía y me uní nuevamente al MI6. Por supuesto, tuve que dar una gran explicación e incluso usaron detector de mentiras. Volví a ver a Scarlete y a Mark. Estaban furiosos cuando descubrieron que les había mentido.
Scarlete casi me asesina allí mismo. Gracias a su esposo se tranquilizó. De todas maneras, no me hubiera podido lastimar. Yo tenía mucho más entrenamiento y experiencia en el campo de batalla que ella.
Regresé al MI6 pero, no para estar en el campo de batalla; sino como investigadora. L, por el otro lado, prefirió seguir trabajando solo.
Después de descubrir que estaba embarazada, L, Watari, Near y yo regresamos a Inglaterra. Watari regresó a Wammy's House. L y yo compramos una casa, en donde viviríamos junto a Near y el bebé. La casa era hermosa. Era más espaciosa de lo que me hubiera imaginado. Tenía un jardín delantero y un jardín trasero. Tenía chimenea y una vista maravillosa.
Near creció y pasa la mayor parte del tiempo junto a L, investigando. Al principio, Near estaba confundido acerca del bebé. Preguntó quién era el padre y cuando había estado con él. Por supuesto, el albino ya tenía sospechas de quien era el padre y no estuvo muy sorprendido cuando L le dijo que era él.
L trabaja menos y se dedica a pasar el tiempo conmigo y con nuestro hijo. Nunca creí que L fuera del tipo protector y posesivo. Consume menos azúcar para poder dormir durante la noche. Me propuso matrimonio 3 meses después de que descubriéramos que tendríamos un hijo. Sigue siendo la misma persona calculadora. Incluso, me obligó a adoptar un pequeño gato, llamado Cristopher.
Era un nombre estrambótico para un gato. Mark y Scarlete son nuestros vecinos, junto con su hija de 9 años, Grace. Grace es la viva imagen de su madre, lastimosamente, con la personalidad de su padre.
Por el otro lado, Jack, mi hijo, es igual a su padre pero con mi personalidad. Pequeño niño de ojos negros con tonalidades azules y cabello azabache. Demasiado inteligente para su edad. Hablaba con increíble fluidez y usaba palabras que un adulto usaría. No me sorprendí cuando dijo que su hermano podía llegar a ser demasiado benefactor. Nombré a mi hijo en honor a mi hermano. Supuse que quería mantener una pequeña parte de mi hermano viva. A los 4 años, Jack es un niño prodigio. Toca el piano, resuelve problemas matemáticos, etc.
¿Qué puedo decir? Es el hijo de L. Lawliet.
Estaba segura de que Nate estaba afuera jugando con Jack. Watari, quién ahora era un abuelo orgulloso (a pesar de no ser mi padre), estaba leyendo en algún lugar de la casa. En cuanto al gato, no me tenía que preocupar, estaba a mi lado ronroneando.
Mientras tanto, yo estaba en la cocina. Horneando un pastel de chocolate. Era la segunda vez que intentaba hacer un pastel, y la primera…prefiero no hablar de ella.
L entró a la cocina y me abrazó por detrás. Hundió su rostro en mi cabello e inhaló mi aroma. Según L, yo tenía aroma a café. Reí entre dientes y volteé a verle. Cuando estábamos cara a cara le di un pequeño beso en los labios y tomé una fresa del pequeño cuenco que estaba a mi lado.
"Te daré esta fresa si puedes guardar un secreto." Le dije sonriendo.
L simplemente asintió. Me acerqué a su oreja.
"Estoy embarazada, otra vez." Susurré.
La expresión en el rostro de L era de pura felicidad.
"¿Me das la fresa ahora?" Preguntó.
"¿La quieres?" Pregunté yo.
Asintió nuevamente.
"Ven por ella." Dije metiéndome la fresa a la boca.
L rió entre dientes y me beso. Durante el beso, logró quitarme la fresa y cuando lo hizo se separó.
"Delicioso." Suspiró L.
Rodé mis ojos y me volteé hacia las fresas. L dejó de abrazarme y se sentó en la mesa.
"Nevará pronto." Anunció.
Observé la ventana. Era cierto. El cielo estaba empezando a dejar caer pequeños copos de nieve.
"Tienes razón." Afirmé.
"Siempre la tengo." Dijo sonriendo.
"Te amo." Le dije.
"Yo también te amo." Respondió.
Estaba metiendo a Jack en la cama cuando empezó a llover. Cómo yo a su edad, Jack temía a las tormentas. Supuse que si se dormía rápido no notaría la lluvia. Lastimosamente, no tuve tanta suerte.
"Mami..., tengo miedo." Me dijo Jack estirando su pequeña mano para alcanzarme.
"Está bien, cariño." Le dije mientras me acostaba junto a él.
"¿Crees que alguna vez superaré mi miedo a las tormentas?" Preguntó abrazándome.
"Por supuesto, que sí. Yo ya lo superé." Aseguré a mi pequeño.
"¿Cómo?" Preguntó.
"No es cómo, sino porque la superé." Añadí sonriendo.
Jack río y me abrazó aún más fuerte. Tracé formas imaginarias con mi dedo en su pequeño brazo. Cuando finalmente se durmió, me levante de la cama y me dirigí hacia la puerta.
"Te amo, mami." Murmuró Jack.
"Yo también te amo, cariño." Le dije apagando la luz.
Entré a la habitación que L y yo compartíamos como pareja casada. L estaba en la cama con ambas piernas estiradas (algo que no pasaba a menudo) y la computadora encima de ellas.
Me metí en la cama y apoyé mi cabeza en su hombro. L estaba concentrado.
"¿Qué estás haciendo?" Pregunté curiosa.
"Enviando el reporte de la última investigación." Respondió besando mi sien.
Reí entre dientes y cerré mis ojos.
"¿Qué nombre le pondremos a nuestro nuevo bebé?" Preguntó L cerrando la computadora y acostándose a mi lado.
"Si es niño...¿William o Ryan?" Pregunté.
"Me gusta. ¿Y si es niña?" Preguntó.
"Emma." Dije.
"Me gusta." Respondió.
Sonreí y lo besé. Volví a acostarme y cerré mis ojos nuevamente.
"Te amo." Confesé.
"Yo también te amo, Raven." Me respondió abrazándome.
"El amor no empieza en la forma que en que creemos que lo hace.
El amor es una batalla, el amor es guerra; el amor es crecer." –James A. Baldwin