Summary: Poco a poco Voldemort va haciéndose con el poder, dando comienzo a la era oscura, cuyo principal objetivo será deshacerse la impureza de la sangre. Hermione se verá atrapada en la mansión de un antiguo compañero y obligada a servirle si quiere mantenerse con vida. La hora de la oscuridad ha llegado.

Draco y Hermione.

Post-hogwarts.


Aviso para toda la historia: Para desgracia de mi bolsillo, yo no soy JK Rowling y por lo tanto los personajes protagonistas de la siguiente historia no me pertenecen.


Capítulo 1: Prefiero morir.

Hermione abrió los ojos lentamente. Los parpados le parecían sumamente pesados, y cuando al fin lo consiguió le pareció que todavía no lo había hecho, ya que lo veía todo negro. Todo oscuro.

Escuchaba algunos susurros y gimoteos en la oscuridad. Se intentó incorporar pero un dolor intenso y algo caliente resbalando por su costado se lo impidieron.

Levantó su sucia túnica y encontró una herida bastante fea entre la débil luz a la que se acostumbraban sus ojos. La presionó con sus manos para que la sangre dejara de salir y entonces comenzó a recordar.

Volvía a casa, ya había acabado su séptimo año en Hogwarts con todos los honores y se sentía feliz por volver a ver a sus padres. Hacía planes con sus amigos para el verano, pese a todo lo que en realidad les esperaba y reía de las locas ideas de Luna cuando el tren se paró con un golpe seco y una gran explosión en el primer vagón.

Harry se asomó rápidamente por la ventana y lo vio en sus ojos antes de que lo susurrara.

-mortífagos – dijo sin poder creérselo.

A continuación todo sucedió muy rápido.

Ron la empujó tras él protectoramente mientras Harry corría al pasillo a avisar al resto.

-quédate aquí, por favor… - le rogó Ron, y salió tras Harry.

La castaña miró a Luna y a Ginny que parecían asustadas pero decididas.

-no me quedaré mirando – les dijo la pelirroja y las tres salieron al pasillo esquivando ya cientos de maldiciones que iban de un lado a otro.

Recordó ver heridos y sangre, mucha sangre por todos lados. A pesar de que en ese tren la mayoría eran niños, no había rastro de piedad en los seguidores de Voldemort y las cosas estaban sucediendo demasiado deprisa para reaccionar.

Todos los alumnos luchaban, no había ningún profesor e incluso los más pequeños de primero se unieron a la lucha. Luchaban como verdaderos héroes, pero solo eran unos aprendices frente a magos tenebrosos que reían y lanzaban maldiciones sin piedad.

Oía lloros, gritos, gemidos, alumnos caer a su alrededor y se quedó bloqueada. Hermione Granger fue alcanzada por alguna maldición y cayó al suelo.

Para que le habían servido esos siete años siendo la mejor bruja de hogwarts, ¿para acabar bloqueada y atrapada?

Y ahora estaba allí, en una… ¿celda?

Sus ojos acostumbrados ya a la oscuridad podían ver varios alumnos de hogwarts de todas las edades allí. Se acerco arrastrándose a uno bastante mayor, posiblemente de quinto o sexto y le preguntó:

-¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde estamos?

-¿acaso no lo recuerdas? Los mortífagos nos hicieron prisioneros. No sé exactamente donde estamos, pero los están llevando uno a uno, supongo que ante él.

-¿Voldemort?

-no digas… su nombre – rogó el chico agachando la cabeza y ocultándola tras sus brazos.

Hermione miró a su alrededor, buscando a alguien conocido entre los prisioneros. Buscando a Harry, a Ron, a Ginny o a Luna. A cualquiera conocido que pudiera liberar un poco el temor que se había instalado en su pecho. No quería estar sola en ese lugar. El miedo comenzaba a apoderarse de ella.

Se acerco a cinco niños que se encontraban en un rincón, si ella tenía miedo, ellos debían de estar aterrorizados, solo eran de primero.

- hola - dijo la castaña sentándose cerca de ellos. Necesitaba urgentemente distraer su mente.

Los niños la miraron, pero ninguno dijo nada en unos segundos.

- tú eres la prefecta de Griffindor - dijo una pequeña niña pelirroja, que ha Hermione le hizo recordar a su mejor amiga, de la cual tampoco sabía nada - ¿nos vas a sacar de aquí? - le pregunto la niña haciendo que los otros cuatro miraran a Hermione esperanzados

A Hermione se le hizo un nudo en la garganta, ¿como iba a decirles que no podía ayudarlos? ¿Que tendrían que quedarse allí hasta ser presentados ante Lord Voldemort? ¿Cómo iba a decirles que no volverían a ser felices? ¿Qué seguramente no saldrían vivos de allí? No podía…

- ella no puede hacer nada - dijo otro de los niños, un chico rubio con gafas - este es nuestro fin, solo por ser sangres sucias.

Ahora lo entendía, por eso estaba ella allí y sus amigos no, por ser una hija de muggles, y ese pequeño lo había entendido mucho antes que ella.

- ehh...- dijo Hermione suavemente - nunca uses ese nombre para dirigirte a ti mismo, tu sangre vale tanto o más que la de ellos, te aseguro que nuestra sangre es mucho más pura que la de los hombres que hay ahí fuera.

- aun así no saldremos de aquí vivos - dijo una niña morena - lo único que me habría gustado habría sido poder despedirme de mis padres por última vez, no pude verlos durante todo el curso… - la niña dejó que las lágrimas cayeran por su rostro. Tenía marcas en su cara que indicaban que ya había llorado antes.

Hermione no pudo evitar que las lágrimas salieras también de sus ojos. Pensó en sus padres y en que no había podido despedirse de ellos, y al ver a esos niños, tan pequeños y resignados, que no tendrían una vida feliz y posiblemente morirían, le dolió tremendamente el corazón. Decidió ser fuerte por ellos.

- escuchadme, ante todo tenéis que ser muy valientes, cuando os saquen allí afuera, cuando os pongan ante Voldemort, no debéis mostrarle temor, no lo merece, ni siquiera vuestro miedo... - les dijo Hermione.

- ¿cómo te llamas? - le pregunto la niña pelirroja.

- Hermione Granger.

- Hermione - siguió la misma niña – me gustaría dejar de pensar en quien-tu-sabes ¿podrías contarnos como son el resto de cursos en hogwarts? Sé que hay asignaturas nuevas que no hay en primero, y me habría gustado aprender más cosas... - dijo la niña - me gusta mucho la magia...

- claro - dijo Hermione dispuesta a distraerles e ignorando el dolor de su costado, - veréis...

En ese momento la puerta de la celda se abrió y dos mortífagos sacaron a otro chico del calabozo, que gimió espantado.

Los niños y Hermione miraron como se llevaban al chico, que debía ser de cuarto, y Hermione pensó que dentro de poco ella misma tendría que recorrer el mismo camino.

- veréis... - siguió Hermione.

La castaña empezó a relatar como habían sido sus cursos en hogwarts, durante 7 años. Había sido una persona inmensamente feliz en ese colegio.

Otros alumnos de segundo y tercero también se acercaron a escuchar el relato de la chica, con la intención de alejar sus mentes de lo que les esperaba fuera.


Caminaba por un oscuro pasillo rodeada de dos mortífagos enmascarados y cubiertos con unas capuchas.

A pesar de que se dirigía hacia la muerte iba con la cabeza alta e intentaba no doblegarse a causa del dolor que le producía la herida de su costado.

Paso por una puerta a lo que parecía un gran salón envuelto en la penumbra, en la que solo veía un hombre, si es que se le podía llamar así, en una butaca en el centro.

Voldemort...

A pesar de que todo estaba oscuro, sabía que la sala estaba rodeada de mortífagos disfrutando el espectáculo de su señor.

- vaya, vaya, vaya... a quien tenemos aquí - dijo la horrible voz de Voldemort - si es la inseparable amiga de Potter... - dijo escupiendo la última palabra – te estaba esperando para...

- perdona Tom, podrías ahorrarme tu discurso y matarme ya, es que me aburres... - dijo la castaña con tono impertinente y con una valentía que en realidad no sentía. Había ensayado esa frase cientos de veces en su cabeza durante la espera. Si iba a morir, quería molestarle todo lo que pudiera, aunque solo fuera con insignificantes palabras. Y sabía que odiaba su antiguo nombre.

La chica escuchó como varios mortífago susurraban ante su atrevimiento, y de cómo osaba hablarle así a su amo.

Uno en especial recibió un codazo apenas imperceptible que le hizo ensanchar algo más su sonrisa torcida tras la máscara. Esa había sido buena.

Y Voldemort sonrió, una terrorífica sonrisa que congeló a Hermione y se quedó en silencio mientras sus mortífago susurraban. Hermione apretó los labios con frustración. Sus palabras no parecían haberle molestado ni un ápice. Volvió a intentarlo intentando ignorar el temblor de sus piernas.

- tengo prisa... - volvió a insistir sin bajar la vista en ningún momento y cruzándose de brazos.

Los susurros se hicieron más altos ante la insolencia de esa sangre sucia.

- vaya... veo que no temes a la muerte. – dijo la esquelética figura del señor tenebroso levantándose para acercarse a ella. – Tenía pensado usarte como cebo para Potter, pero dado que ya está muerto… - sonrió cogiéndola de la barbilla y disfrutando de la mirada desorbitada de la muchacha ante sus noticias.

Hermione no podía creer lo que acababa de oír. ¿Harry? Su Harry estaba muerto. Su mejor amigo ya no existía en este mundo. No podía…

-no… ¡no! – gritó zafándose de las manos de Voldemort. – Harry no…

-y ahora que lo sabes, ya puedo complacer tus deseos de muerte – la apuntó con su varita y una extraña fuerza sobre ella la hizo doblegarse, cayendo de rodillas al suelo. El golpe hizo crujir los huesos de sus rodillas, pero no dijo nada. Su fuerza estaba concentrada en que no la vieran llorar por la pérdida de su amigo, de su Harry… - avada…

El mortífago que había sonreído segundos antes apretó su varita con fuerza, dispuesto para un ataque, pues estaba seguro que ese era el preciso instante en que alguien aparecería para rescatar a la chica que yacía de rodillas en el suelo con los ojos cerrados fuertemente. Apretó los labios en una fila línea cuando su señor comenzó a decir la maldición y nada ocurría. Nadie llegaba. Ella solo esperaba y él la apuntaba ya dispuesto. Tenía que pasar ya, en ese preciso instante. Algo debía de salvarla. Él lo sabía, lo había visto.

-¡señor! – gritó uno de los encapuchados dando varios pasos al frente.

-¡quien osa interrumpirme! – rugió Voldemort, interrumpiendo la maldición a mitad.

-señor – dijo el encapuchado algo temeroso esta vez, pero con voz segura – quiero ofrecerle otro tipo de destino para la amiga de Potter. Solo tiene que ver lo poco que le importa su propia vida, pero como le afecta la muerte de sus amigos.

Voldemort sonrió con malicia – continúa- le dijo.

Draco Malfoy respiró hondo tras su máscara. No había pasado nada, y sin pretenderlo, sus piernas se habían movido y su boca había hablado. Él vio algo, una vez en clase de adivinación, por lo que sabía que la vida de la griffindor no acababa ahora, lo que no imaginaba es que sería él quien lo evitaría.

-lo que digo es que si la mata ahora, su alma quedaría tranquila en el más allá, pero si la dejamos con vida podrá ver con sus propios ojos como toda su raza se extingue y como ella es reducida a un mero elfo, para servir a los verdaderos magos.

-me gusta tu forma de pensar, muchacho – dijo Voldemort alejándose de la chica, la cual dejó de sentir el enorme peso sobre sus hombros. Lo siguiente que sintió el rubio fue la fuerza de la mente del señor tenebroso invadir la suya propia. Se esforzó por ocultar el recuerdo de la clase de adivinación y se esforzó en recordar todas las veces en que había discutido con ella. Satisfecho, el Lord abandonó su mente - ¡llévatela! Tú te ocuparas de ella. Asegúrate que disfruta del espectáculo de mi nueva era, la era oscura. – Miró de nuevo a la castaña, que negaba desde el suelo - Y tu niña insolente, espero que disfrutes con mi mortífago. No te preocupes, iré a visitarte pronto – y rió con ganas.

- ¿qué?! - gritó Hermione mientras se la llevaban dos fornidos mortífagos a la señal del que había estado hablando - ¡no! Nunca serviré a nadie como vosotros, ¡nunca! ¡Prefiero morir!

Cuando esos dos gorilas la arrastraron hasta la oscura calle, la castaña forcejeó y logró soltarse, pero la herida del costado no le dejó llegar muy lejos y recibió una fuerte bofetada que la hizo caer de espaldas dándose un golpe en la cabeza y quedando algo atontada.

-será mejor que te estés quieta si no quieres que te mate aquí y ahora ¡y vosotros! No la dejéis escapar de nuevo ¡imbéciles!

La chica quedó inconsciente mientras era arrastrada, seguramente por el golpe recibido en la cabeza y la sangre perdida en su costado.

Cuando Hermione volvió a recuperar la consciencia se encontraba cómoda, en algo mullido y notaba que alguien le tocaba la cara.

Cuando giró la cara y se topó con un par de ojos acero y un cabello rubio brillante pegó un chillido y se alejó de él.

-estúpida, ¿acaso quieres quedarte con esa marca en la cara? – la chica se tocó la cara y sus manos quedaron llenas de sangre – no soporto tu asquerosa sangre, así que estate quieta y deja que te cure. – dijo el rubio acercándose de nuevo.

-porque no me curas con magia.

-porque así… - dijo tocándola con un algodón empapado en algo que hizo que le escociera la herida - duele más.

Cuando termino de limpiar la herida, Draco Malfoy la hizo desaparecer con un movimiento de varita.

La castaña comprendió entonces que había que limpiar bien una herida antes de sanarla con la varita.

-no sabía que fueras medimago Malfoy, y mucho menos que osaras tocarme – se burló la castaña incorporandose con la poca fuerza que sentía, al hacerlo noto que la herida del costado también había desaparecido y miró al rubio asustada. – Malfoy, ¿levantaste mi túnica?

-bonito cuerpo ratona de biblioteca. – dijo con una sonrisa de medio lado. – lástima que me des asco.

-eres un… - la chica se lanzó hacia él, pero Draco la repelió con un simple hechizo.

-no te atrevas a tocarme, asquerosa sangre sucia. Ahora eres mi esclava, así que deja de hacerte la graciosa, porque has venido aquí a trabajar para mí.

En ese momento, ante sus palabras, se dio cuenta de lo que realmente estaba pasando. Ahora no estaba frente a Malfoy, príncipe de Slytherin y simple y arrogante alumno de hogwarts. No. Ahora estaba ante Malfoy mortífago dispuesto a hacer su vida un infierno.

-jamás te serviré – dijo, y después, envalentonada, le escupió en los pies.

-son de Louis Vuitton, estúpida – dijo mirando sus relucientes Richelieu Manhattan de piel de cocodrilo encerada. El rubio la agarró con furia del brazo y la levantó bruscamente sacándola al pasillo y comenzó a bajar las escaleras con ella prácticamente a rastras tropezando con los escalones e intentando no perder el equilibrio.

Bajaron y bajaron hasta que llegaron a los calabozos, Draco arrojó a la chica a uno de ellos y la encerró.

-te quedaras aquí, sin comer y beber hasta que ruegues por servirme en cualquier cosa.

-jamás lo haré – dijo la castaña levantándose y llegando a los barrotes – nunca serviré a cucarachas como tú, prefiero mil veces dejarme morir que hacer cualquier cosa por ti.

Draco Malfoy solo sonrió maliciosamente y salió de las mazmorras dejando a la chica sola.

Ella se acurrucó en una esquina y se cogió las rodillas llorando por fin. No comería, no bebería, prefería morir, total, ya nada le quedaba por que luchar, cuando se aburrieran de ella la matarían de todas formas. ¿Por qué hacer la espera más larga?

-nunca te rogaré Draco Malfoy…


Y este es el primer capítulo de mi nueva historia. las parejas serán mis favoritas, pero arriba solo pude poner dos : D/H G/B T/L. Espero que le deis una oportunidad, y… recordad esto:

No cuesta nada compensar el esfuerzo de esta autora con unas palabritas… ¡Ánimo¡

Muchos besos.