-Pelea saiyajin, ¿Será el final?

Dos titanes se encontraban cara a cara, ambos peleando por una mujer, si el rey Vegeta estuviese allí, despojaría al príncipe de su rango, pero ahora eso era lo que menos importaba para el, su objetivo estaba mas que claro, destrozar todo lo que quedara de Komuro

-Parece que te la llevas bien con la vida que me robaste, ¿No es así?- Vegeta se quitó sus guantes

-¿La que tu me robaste a mi?- Komuro se despojó de su camisa

-Era mi vida, tu solo eres un intruso, soy el padre de aquella niña que tratas con tanto cariño- Sonrió con malicia, esto había golpeado a Komuro mas que mil Big Bang attack.

-No… no es posible, Bulma me dijo que su padre había muerto

-Vaya, tu futura esposa te ocultó algo bastante importante, ¿Cómo asumes el hecho de que aun nos vemos?- Estaba ganando, el interior de Komuro se estaba quemando

-¿Qué quieres decir idiota?- El hombre estaba a punto de abrir la tierra, su Ki se había elevado mucho mas

-Te lo explicaré de esta forma, Bulma y yo aun nos vemos- Sonrió de lado- Cuando tu trabajas, ella viene a buscarme y no exactamente para charlar- Su boca era como un arma hiriente, aunque se había pasado mas de la cuenta, estaba haciendo que Komuro perdiera todo el control

-Imposible…- Apretó la mandíbula y se tronó los dedos- No permitiré que sigas diciendo barbaridades, Soy el único en la vida de Bulma- Explotó su Ki y comenzó a volar hacia el príncipe, quien lo esperaba realmente calmado

Cuando llegó hacia Vegeta, su puño que estaba estirado, terminó en el suelo junto con su cuerpo, aquel pecho del príncipe, era mas fuerte que mil barreras, Komuro sabía entonces que no se trataba de un humano

-No puede ser cierto…- Se levantó del suelo humillado- Que…Que clase de monstruo eres…- Con su manga, se secó el hilo de sangre que salía de su boca

-Déjame decirte, que soy lo mas malvado que hay en este planeta- Se acercó a Komuro y lo devolvió al suelo, ahora que con su pie, enterraba la cabeza de él contra el pasto- Te metiste con el equivocado, SOY EL PRÍNCIPE DE LOS SAIYAJIN.

-P- Príncipe- Komuro tembló, ahora sabía que su fuerza no podía compararse con la de él

-Así es, ahora, sabandija, te contaré algo que hará que tu sangre hierva- su cara anunciaba que tramaba algo maligno- Bulma suele decirme que soy el mejor amante que a tenido- Observó a Komuro, estaba retorciéndose de ira.

-Maldito, puede que seas el príncipe de todos lo saiyajin, pero acabaré contigo- Explotó su Ki y se levantó repentinamente, ahora la charla había acabado, Komuro despertó un lado completamente diferente, sentía deseos de arrancarle la cabeza allí mismo

Un golpe fue encestado en todo el cachete del príncipe, este comenzó a moverse con gelatina y posteriormente, tomó un color rojizo, la sangre de los dos hirvió y sus deseos de asesinarse, se incrementaba mas y mas.

Golpes aquí y otro golpe más allá, los dos no paraban de darse patadas, cuando uno se tele transportaba, el otro le seguía, el príncipe, quien no había usado ni la más mínima de sus fuerzas, optó por deshacerse de su enemigo una vez por todas, después regresaría a C.C como si nada. Hizo entonces su movimiento más poderoso, un Big Bang Attack, un rayo de color violeta comenzó a incrementarse, apuntando justo en el pecho de Komuro, quien muy confiado, esperaba contratacarlo.

Pero lo que sucedió, fue algo que ninguno de los dos planeó, el teléfono móvil de Komuro sonó y el de inmediato, se apartó un poco, lo suficiente para que el cañón, cargado de energía, solo rozara su mejilla, Vegeta se quedó estático, mientras observaba la escena completamente impactado.

-¿Si?, Aja, claro, Yo también te amo… Bulma- Observó la cara de Vegeta, con cierta malicia, mientras que colgaba su teléfono móvil

-¿Podemos continuar?- Vegeta estiró sus manos, la pelea parecía un juego de niños

-No, mi prometida me necesita, al parecer debemos escoger algunos adornos, no me perderé un momento tan preciado como este, al fin y al cabo… es nuestra boda, la gran Bulma Briefs y Komuro Hitachi- Trató de provocar a Vegeta lo máximo que pudo

-Vaya, podría dejarte plantado allí, pero es mas fácil que críes a mi hija, solo hasta que yo tome el mando de la situación- Estrechó sus labios y su mirada triunfadora

-Imbécil- Se volteó y se dispuso a salir por donde había llegado

-Eso es, la próxima vez que te vea, no tendré compasión, insecto- Se elevó por los aires y por último, dio una carcajada.

Komuro se esfumó de allí sin dejar rastro, jamás había tenido una pelea con alguien tan poderoso, a decir verdad, de no ser por Bulma, estaría agonizando, el príncipe de los saiyajin no era un hombre amable ni siquiera considerado.

-Maldito insecto

Vegeta descendió, estaba molesto, pero a la vez, tenía una sonrisa en su cara, estuvo a punto de matar a ese insecto de una buena vez, se sintió en los aires cuando imaginó su cuerpo inerte en el suelo, su adrenalina había llegado por los aires y su codicia de matanza era inevitable.

Una pequeña manzana rodó y choco contra la punta de su bota, la agarró y la comió, siempre que hacia su ataque sorpresa se quedaba sin energías, su cuerpo estaba completamente cansado, una buena siesta siempre lo arreglaba, pero le chocaba la idea de dormir en la misma casa que Alison, por lo que tomó otro desvío.

Arribó en una habitación, tenía un toque infantil, con juguetes en cada rincón, había una pequeña cama y a su lado había una especie de carpa, donde había una niña arrodillada jugando, el príncipe sonrió y se acercó a ella.

-Hola niña- El príncipe se hizo a un lado de ella

-Señor hada- La pequeña giró y tuvo sorpresa al verlo, rápidamente saltó y le abrazó

-Ya relájate, ¿Qué estás haciendo?- Vegeta tenía curiosidad, la niña tenía sus manos pintadas al igual que su cara

-Una carta para papi, porque va a casarse con mi mami- La niña le mostró una hoja, donde había un dibujo a palos, con una su madre, Komuro, Trunks, ella y lo que se suponía que era un bebé.

-¿Quién es este último?- Señaló el extraño garabato que había en los brazos de Bulma.

-Ese es mi nuevo hermanito- Bra sonrió y Vegeta quedó estático

-¿H-Hermanito?

-Ayer escuché a mami hablar con papi acerca de tener un hermanito- La pequeña se veía muy alegre

-"Será desgraciado, maldito insecto, cuando lo vea no tendré ni la mas mínima compasión"- Su ojo había adoptado un tic nervioso, su mejilla se movía y su cuerpo parecía contraerse

-¿Qué piensa señor hada?- La niña había llegado a querer a Vegeta, hacía 2 meses que la visitaba, se habían convertido en buenos amigos.

-Nada. Haber, ¿Quieres aprender otro truco?

-Si- Bra aplaudió

-Muy bien, quiero que mires bien lo que haré- Se quitó el guante e hizo una pequeña esfera de luz, la cual flotaba a centímetros de su palma

-Guau, que buen mago eres, ¿La puedo tocar?- Antes de preguntar, ya había metido su dedo en el interior de la esfera, la cual le proporcionó una herida- ¡Auch!- Gritó como para despertar a toda la ciudad.

-Cállate, no debes jugar con la magia- Se paró rápidamente, se dirigió a la ventana y después se lanzó contra la nada, para salir volando

Mientras tanto, Bra continuaba agitándose en el suelo, la esfera le había dejado su dedo morado.

-¿Qué ocurre pequeña?- Komuro abrió la puerta y posteriormente, se lanzó contra la niña, realmente preocupado

-Nada papi, me lastimé- La niña mintió, Vegeta le había hecho jurar no decir nada

-Oh, pequeña- La abrazó fuertemente- Jamás vuelvas a asustarme así

-No te preocupes- Sonrió y volvió con lo suyo, tendría que esperar otros dos días mas para ver al señor hada.


Al otro lado de la ciudad, la oscuridad ya había llegado a su hogar, acostó a sus hijos y ahora, estaba disfrutando de un cigarro, mientras que observaba por el balcón, la pequeña ciudad que se encontraba a lo lejos, el campo era ciertamente muy cómoda, pero a veces, soñaba con una bonita vida en aquella metrópolis

Su vida amorosa parecía estarla haciendo decaer mucho mas, cuando su esposo la abandonó, creyó que jamás encontraría a un hombre igual, pero después apareció aquel de cabellos revueltos y un cuerpo escultural, ahora parecía haberse vuelto a enamorar, pero, ¿El la amaría?.

Recordó cuando Vegeta llegó a su casa, era tarde y además, traía consigo una fragancia, el olor del engaño y la traición, una combinación de un perfume caro, con el sudor y los besos, supo que había estado haciendo algo. Cuando iba a besarle, él se apartó de ella y continuó su camino.

-Malditos todos- Absorbió el humo de su cigarro, lo lanzó al vacío y entró a la casa de nuevo.

Cuando se recostó, sintió como la puerta se cerraba, después, el crujido de las tablas viejas de las escaleras y por último, sintió como una sombra se recostaba a su lado, su corazón latía por segundo, no podía evitar sentir aquello por él.

-¿Dónde estabas?- Se incorporó en la cama rápidamente

-¿Y a ti que te interesa mujer?- Se terminó de recostar en la cama y ahora se disponía a cerrar sus ojos.

-Me interesa, eres mi pareja, no debes estar llegando a estas horas- Gritó con histeria

-¿Qué te ocurre?, yo puedo llegar a la hora que se me antoje, ninguna mujer va a decirme que hacer- le devolvió el grito inconforme

-Vete- Dijo en voz baja

-¿Eh?- No había podido escuchar bien lo que dijo

-Que te vayas, por favor- Sus ojos comenzaron a goterear

-Como quieras- Suspiró- Al fin y al cabo pensaba largarme de aquí- Se sentó en el borde de la cama y comenzó a vestirse

-¿Por qué?- De nuevo parecía regresar el dolor a su vida

-Porque que- Dijo molesto

-¿Por qué terminaste igual que él?

-¿Quién?- Preguntó con fastidio

-Igual que el desgraciado de Komuro Hitachi- Vegeta abrió sus ojos, había olvidado aquel detalle

-Ah, el, si somos muy parecidos- Dijo con sarcasmo, dio un jalón a un borde de su bota y terminó listo para irse

-Adiós entonces- Se lanzó contra la almohada, sus lágrimas se habían secado, al igual que su corazón

Vegeta salió de la casa, no se sentía culpable, del algún modo u otro, aquella mujer solo era un estorbo, siempre le molestaron las mujeres que invadían su espacio, por eso deseaba a Bulma, porque ella siempre le dio libre albedrío para hacer las cosas, simplemente le buscaba cuando necesitaba algo de él.

Sin hogar, el príncipe de los saiyajin se dignó a dormir en un árbol, la tranquilidad había regresado a él, como en los viejos tiempos, cuando era solo el y los planetas, cuando dormía en cualquier superficie que encontrara, cuando… Cuando era el rey de su vida.


Bulma se encontraba en su laboratorio haciendo nuevos experimentos, la concentración había abarcado toda su mente, sus manos temblaban, si fallaba aquello podía explotar en cualquier momento y temía tener que ser revivida por las esferas del dragón.

Mientras sufría presión, no notó que el príncipe de los saiyajin se estaba colando por la ventana, aquel pequeño orificio que se hizo, para que ella pudiera respirar, ahora era el responsable de la invasión.

Vegeta se encontraba vistiendo un traje deportivo, en su mano había una manzana y en la otra el radar del dragón, ¿Cómo había logrado conseguirlo?, ni siquiera él sabía la respuesta, solo estaba paseando un día, y "Por accidente", encontró un radar en el laboratorio de Bulma, su idea era utilizarlo para poder tener una nueva nave y mucha comida, había tenido que aguantar hambre durante varias semanas, pues había sido corrido de su única fuente de alimento.

Se acercó a ella, quien aun no había sentido la presencia del saiyajin, solo hasta que sintió el leve aroma a manzana, sabía que había alguien a su lado, giró su cabeza unos cuantos grados y cuando vio aquellos ojos negros combinarse con los suyos, perdió el equilibrio y la concentración y en unos segundos, un ¡BUM!, se escuchó por toda la casa, el humo abarcó todo el laboratorio, la explosión fue demasiado fuerte, tanto que lanzó al piso casi todos los estantes, ahora….¿Que había ocurrido con la humana?.

Cuando el humo comenzó a disolverse, gracias a los aspersores contra incendios, el príncipe de los saiyajin se encontraba estático en el suelo, abrazando a la humana, fue un reflejo involuntario, pues en un abrir y cerrar de ojos, estaba allí, rodeándola con todas sus fuerzas y protegiéndola de aquella explosión.

-Estoy viva- Bulma abrió sus ojos y lo primero que vio fue su laboratorio en ruinas, pero lo que importaba era que si estaba viva para verlo.

-Ah, siempre haciendo desordenes- Vegeta la soltó y se levantó rápidamente

-¿Qué haces aquí?- Bulma también se levantó del suelo y se sacudió su delantal

-Vine porque necesito tu patética ayuda- Recordó que venía a pedirle un pequeño favor

-¿Tu?, ¿Pidiendo ayuda?, ¿Acaso vas a morir?- Se burló ante la idea

-Porque no haces silencio y me ayudas por una buena vez- Sacó de su sudadera un radar, el cual estaba apuntando unas direcciones

-¿Qué haces tu con mi radar?- Bulma se cruzó de brazos y le reclamó con molestia

-Lo encontré, ahora ayúdame- Vegeta puso el objeto circular en una mesa, la cual no sufrió ni un rasguño

-¿Qué necesitas?- Se paró frente a la mesa y lo observó

-¿Cómo encuentro las malditas esferas?- Se puso rojizo, la idea de tener que preguntar algo, le ponían un poco nervioso

-Ahora no eres tan inteligente, ¿Verdad?-Dio una carcajada y lo tomó- Es como una brújula, solo sigue la posición que estas indican y listo, las recoges, llamas al dragón y listo

-Está bien- Lo volvió a meter en su bolsillo y se volteó para irse

-¿Qué deseo vas a pedir?- Bulma sintió curiosidad y algo de celos, ¿Acaso pediría algún anillo o decoración para Alison? , la idea de ver a Vegeta obsequiando algo a otra mujer la enloquecían

-Nada que te interese mujer chismosa- Se iba a meter por la ventana, pero la pequeña Bra le interrumpió su escapada

-¡Señor hada!- La niña corrió y le abrazó la pierna- Viniste ms temprano

-¿Qué ocurre aquí?- Bulma estaba furiosa

-No se, ¿Qué te pasa niña?- Vegeta sacudió su pierna y la hizo volar a unos metros, haciendo que ella soltara pequeñas lágrimas

-¿Qué te pasa Vegeta?- Bulma corrió a cargar a su hija

-Mamá, el señor hada ya no me quiere- Restregó sus ojos y comenzó a llorar más

-¿Cómo…?... Vegeta, dime que cumpliste lo que te dije- Bulma lo observó mas molesta que nunca

-No acepto órdenes de ninguna especie, así que si, lo hice- sonrió con victoria

-Señor hada, ¿Por qué ya no me quiere?- Bra continuaba insistiendo

-Mira… niña… yo….- No podía evitar sentirse culpable, el mismo había propiciado aquello que estaba ocurriendo

-Bra… El señor hada… es tu padre- Bulma no podía ocultarlo mas, al fin y al cabo también llegaría de mayor y algún día lo sabría.

-¿Pero y papi Komuro?- La cabeza de la niña iba a explotar

-Él no lo es, Vegeta si- La científica iba a golpear a alguien

-Es verdad mocosa, yo soy tu padre- Se cruzó de brazos y la miró, estaba colapsando

-Es… Genial, soy hija de una hada- La niña brincó y volvió a abrazar a su padre.

-Pero ya suéltame- Vegeta dijo en voz baja

-¿Mami y porque no te casas con papá hada?- Bra volteó a ver a su madre, quien ahora estaba sorprendida

-Porque… Porque tu padre y yo estamos, estamos…- Aquello era lo que temía- Ya no nos queremos, a veces esto ocurre

-Lo que quiere decir es que…, yo soy tu padre y ella tu madre, pero ella escogió a otro para ser feliz- Vegeta se sentía patético explicando aquello

-Así es, alguien que si le da amor y se lo dice todos los días- Bulma ahora había visto esta situación para encararle todo a Vegeta

-Al parecer fui muy estúpido para estar con ella, soy de una clase alta, las hembras de clase baja no son lo mío- Su palabras eran como ráfagas de Ki

-Así es y yo fui muy tonta como para estar con un príncipe engreído, orgulloso y que nunca me amó- su cara se había tornado roja

-¿Qué nunca te amé?, ¿Crees que si no te amara me hubiera quedado aquí viviendo tantos años?- La ira le había hecho decir cosas sin pensar.

-¿Eso piensas?- Bulma quería llorar allí- ¿Por qué te fuiste?, ¿Eh?, ¿Irte te la noche a la mañana es amor?, ¿Dejar a la mujer que te amó por tantos años como si nada es amor?- Gritó dolida

-¡Lo hice por el bien de todos!- Explotó su Ki y tumbó todo a su paso, menos a la mujer histérica que se encontraba al frente suyo- ¿Eso querías oír?, ¿Qué temí amarlos mas de lo que lo hago?, eres un mujer vulgar… Tu… Tu me convertiste en esto, yo estaba bien siendo malvado, estaba bien siendo un príncipe con clase, pero tuviste que convencerme con tus malditas mañas, me sedujiste y luego… Trunks… El- Ya no tenía palabras, si continuaba así, quedaría en mas ridículo

-Maldito Vegeta- La mujer tomó a su hija, que continuaba pegada a la pierna de su padre, asustada y confundida por tantas cosas que gritaron los adultos- Me casaré, recuérdalo, pudiste ser tu, pudiste ser tu quien compartiría una vida conmigo, pero tu estúpido orgullo no te dejó, pásala bien con tu Alison Hashimoto, apuesto que ella puede gritarte mejor que yo- Giró y dejó a Vegeta solo en aquella habitación arruinada.

-Soy un idiota- Se lanzó al suelo y golpeó las baldosas- ¡Porque tenía que haber venido aquí, mi plan ahora se fue a la ruina!


Pasaron dos meses desde aquella pelea, después de aquello, el príncipe de los saiyajin nunca mas regresó para molestar, Bulma hasta parecía extrañarle de nuevo, pero entonces recordó como se sentía cuando él estaba cerca, impotencia, rabia y amor se combinaban y hacían que ella desease correr para jamás regresar.

Su vestido blanco estaba precioso, lo había escogido hacía unas cuantas semanas junto con su amiga Milk, le encajaba a la perfección, inclusive su amiga, le mencionó que Vegeta estaría celoso de verla con el puesto.

Se estaba mirando en el espejo, dando algunas vueltas y mirando su figura, había estado trabajando en ella para poder encajar en el vestido, cada vez que se miraba, recordaba lo infeliz que era, no había pedido casarse con Komuro, pero siempre, fingir, era una buena solución, tal vez hasta encontraría un lado positivo a aquello.

Vegeta entró por la ventana, traía puesto un traje completamente negro, con una corbata azul oscura, se veía mas apuesto que nunca y esa era su idea.

Bulma estaba a espaldas suyo, mirándose al espejo, aun no había notado la presencia del saiyajin, solo estaba concentrada en su hermoso vestido blanco.

-Te ves bien- Sonrió con algo de picardía

-¿Qué haces aquí?- Dio un brinco, estaba completamente asustada y pálida

-No lo sé, vine a desearte buena suerte- Se sentó en un pequeño sillón de cuero

-Eres un descarado, sabes que no estás aquí por eso, nunca piensas en los demás- Se cruzó de brazos y trató de no mirarle a los ojos, el día mas preciado de su vida no terminaría arruinado.

-Por ti me puse este estúpido traje, es bastante incómodo- Comenzó a aflojarse las mangas

-No me interesa, tuviste la oportunidad y no la valoraste, solo te fuiste como si yo no te importara

-Eso no es cierto y tú lo sabes- Se levantó del sillón y se acercó a ella

-Ni lo intentes saiyajin

-¿Intentar que?, ¿No puedo desearte buena suerte?- La tomó de la cintura y besó su cuello

-¡Ya basta!- Giró y le comenzó a golpear el pecho- Deberías irte, vi vida sin ti comienza ahora mismo

-Como desees, adiós- Se fue con una sonrisa dibujada en su rostro, su plan iba a la perfección

Como un pequeño animalejo, se escabulló por la ventana, con una gran sonrisa en su cara, este día sería el más emocionante, dejaría a Komuro en ridículo y después, solo después, reconsideraría conquistar a Bulma.

La corporación Cápsula estaba realmente flamante, habían esculturas, decoraciones, un bufete y un altar envuelto en flores, Bulma se había esforzado realmente, pero que se esperaba a de la mujer mas extravagante de la ciudad.


Komuro salía por una puerta que conectaba al jardín trasero, iba completamente emocionado, con sus manos en los bolsillos y su camisa blanca completamente planchada, la elegancia que este hombre demostraba era bastante, pero eso era de esperar en un saiyajin criado en la tierra por una familia con gran poder económico.

Vegeta curiosamente pasaba por allí, robó la atención de muchas mujeres que pasaban por su lado, aquel traje negro que había "Tomado prestado" de una refinada tienda, estaba haciendo sus efectos, además de la molesta colonia que decidió usar, la cual embriagaba a las personas que se topaban con el, Vegeta era un príncipe y su clase al caminar y al demostrar que era de un estatus mas alto que los demás era su especialidad.

Los caminos estaban conectados, mientras Vegeta caminaba por la piscina, Komuro se acercaba a la entrada de esta, parecía que se avecinaba una pelea de titanes, pues por amor, las grandes fuerzas alcanzan a salir. Fue entonces cuando, los ojos Verdes y negros se cruzaron, ahora el tiempo parecía moverse en cámara lenta, el príncipe, solo le lanzó una sonrisa a su oponente y este a su vez, corrió tras suyo, topándose con sillas, objetos y demás, pero al fin y al cabo, valía la pena, mataría a Vegeta a como diera lugar.

-Relájate hombre, el día de tu matrimonio no deberías ponerte así- Soltó una carcajada sarcástica

-¿Qué haces aquí?- Preguntó con ira, su cara estaba completamente roja

-Lo mismo que tu idiota, Vengo por esa mujer que está en la habitación de allí- Señaló una ventana, donde se podía apreciar la silueta de una mujer

-¿Qué quieres decir?- Preguntó confundido

-Vine a despedirme, y vaya despedida la que me dio, apuesto que seguiremos viéndonos, pero no con tanta frecuencia, tal vez… En tus viajes de trabajo- Vegeta estaba logrando que Komuro se enfureciera.

-Deja de patrañas, ella es la mujer mas fiel que e conocido, no comprendo como es que puedes decir tales cosas de ella

-Está bien, Como tu digas- Soltó otra pequeña carcajada

-Oh y mira- Vegeta observó como Bra corría en dirección a ambos- Mi HIJA está aquí

-Papi- Bra estiró sus brazos, al igual que Komuro

-Ven pequeña- Komuro estaba dispuesto a recibir el abrazo, pero este le fue proporcionado a Vegeta

-Mocosa, ¿Qué haces aquí?, debes estar alistándote para la tonta reunión- Vegeta se agachó y la observó a los ojos, era tan parecida a Bulma

-Solo te quería saludar papi- La niña acarició la mejilla de su padre y se esfumó de allí luego, Komuro estaba de una sola pieza.

-C-Corre saiyajin- Komuro apretó sus puños, un aura morada comenzó a desprenderse de su piel, había elevado su Ki a una cantidad considerable.

-Sígueme si puedes, Imbécil- Vegeta explotó su Ki y voló como un rayo a través del cielo, Komuro le perseguía, tratando de igualar su misma velocidad.

-Cuando te atrape príncipe ridículo- Komuro apretó su mandíbula y generó una gran esfera de Ki, que iba destinada al príncipe

-Me muero por verlo- Vegeta tomaba aquello como una charla, sabía que no pelearía enserio, solo unos golpes para lastimarlo.

-Komuro Hitachi jamás pierde- El aura comenzó a prolongarse mas, aquella, representaba el odio y la rabia que sentía hacia vegeta, comenzó a soltarle una lluvia de ráfagas, las cuales el príncipe esquivó sin problema

-Parece que no te cansas, veamos como te defiendes- Vegeta descendió rápidamente y cayeron en una zona desértica, donde unos años atrás, Goku y Vegeta habían peleado por primera vez.

-¿Qué esperas principito arrogante?- Komuro se paró sobre una pila de rocas, con su mano derecha generó una esfera de Ki y en la otra, con un movimiento articulado, llamaba a Vegeta para la pelea

-Basta de charlas- Vegeta voló rápidamente hacia la posición de Komuro, permitiéndose quedar frente a frente.

-Déjame contarte una historia- Komuro sonrió de lado- Hace unos años abandoné a una mujer, junto con dos hijos, ¿Sabes porque?, me había enamorado en verdad, Bulma se convirtió en mi obsesión, siempre la llamaba y le decía cosas lindas, pero tú… Teniéndola, no supiste valorarla, ahora, que se casará conmigo, vienes a quitármela- Su Ki aumentó bastante- ¡Y yo no permitiré aquello!- Explotó su Ki, enviando todas las rocas a volar, cualquier persona tendría sus pelos de punta, pero Vegeta continuaba con su expresión neutra.

-¿Eso es todo?, Comprenderás Komuro, esa mujer, aun siente algo por mi y yo, siempre gano, lo que es mío, siempre seguirá así, si tu no quieres morir, apártate y no molestes- Vegeta le golpeó el estómago, dejándolo en el suelo agonizando- Miserable, un saiyajin de clase baja, no merece a una mujer con esa clase- Golpeó de nuevo su estómago con la punta de su zapato- Adiós, no me perderé esto por nada- Se elevó y desapareció de allí en un instante

-Maldito- Komuro estaba en el suelo, de su boca salía un hilo de sangre y su camisa blanca, estaba ahora manchada con esta, con esfuerzo de levanto y le causó dificultad ponerse de pie, luego, con precaución, se elevó y trató de llegar lo mas rápido posible a C.C

Cuando Vegeta tocó por fin las baldosas de la piscina, supo que era hora de actuar, revisó su reloj y se dio cuenta que era la hora, se metió a la casa y allí estaba Bulma, hablando con su amiga Milk, mientras ella le arreglaba el vestido, al notar la presencia del saiyajin, la morena se sorprendió y se fue de inmediato, no sin antes susurrarle algo a Bulma.

-Sé que harás lo correcto- Al decir esto, se fue

-¿No te dije que te fueras?- Bulma se cruzó de brazos y evito mirarle

-No puedo irme, no sin decirte que no quiero que lo hagas- Vegeta se había puesto realmente serio

-¿Por qué eres tan egoísta?

-No lo se, solo te hago una petición

-Me abandonas, demuestras que te valgo un bledo y después vienes a decirme que no sea feliz, ¿Qué rayos pasa en tu estúpida mente?- Bulma abrió sus ojos y lo miró

-Nunca quise abandonarte- Vegeta observó el suelo

-Pues es tarde, ahora no quiero nada de ti, Komuro sabe lo que es amor

-Komuro… Komuro tiene dos hijos, Alison Hashimoto, era su esposa- Vegeta no quería quedar como un chismoso, pero era su último recurso

-No.. ¡Vete!- Bulma se había puesto pálida- Jamás, en mi maldita vida me hables, desde ahora quiero que te vayas

-Yo no quiero irme- Lo mas sincero tuvo que salir

-Lo lamento, ya no te amo- Bulma observó hacia la ventana, era hora- Vete de aquí, no quiero que Komuro te vea

-Yo lo intenté, pues si eso quieres, no volveré a humillarme ante ti humana, mañana mismo me iré de la tierra, tal vez para no volver mas- Salió por una puerta que conectaba con el jardín

Bulma se quedó sola en el recibidor, tenía un nudo en la garganta, quería irse de allí corriendo junto a Vegeta, pero su orgullo y su dignidad la mantenían atada, solo una puerta la separaba de su nueva vida con Komuro, su decisión era saber cual camino tomar, la puerta principal o la puerta que daba al jardín. Lo pensó un tiempo y luego supo que era lo correcto.


Komuro había llegado a C.C, con algunas heridas en su cuerpo, logró llegar a una pequeña habitación escondida en la cocina, tomó un extraño líquido, verdoso y baboso y lo pasó por cada una de sus heridas, cerró los ojos y apretó la mandíbula, el efecto curativo del líquido, hacía que el saiyajin sintiera un quemón por todo su cuerpo, un dolor desgraciadamente horrible.

Después de quedar completamente curado y sin un rasguño, metió la botella en un cajón, salió y se fue directamente a su habitación, su camisa blanca, ahora tenía una gran mancha color roja oscura, Vegeta pudo matarle en cualquier momento, pero no lo hizo, entró a su armario y de allí saco nueva ropa, se la puso y nuevamente, se volvió a peinar, su mechones rebeldes, ahora estaban todos completamente organizados y de para atrás.

Ya quedando listo, se puso su chaqueta negra, se acomodó el moño y quedó listo para su boda, sabía bien que haría hasta lo imposible para convertir a Bulma Briefs en su esposa, aunque tuviese que explotar el planeta tierra para hacerlo.

Toda la gente estaba ya ubicada en sus asientos, el clima estaba perfecto y todos los preparativos también, se subió a un pequeño escenario de madera, debajo de un gran altar repleto de rosas, allí, observó con orgullo, la puerta que estaba frente a sus ojos, pronto, de allí saldría una hermosa mujer, para después, convertirse en la señora Hitachi.

La canción de la marcha nupcial había comenzado, los visitantes se pusieron de pie, todos sonrientes, a Komuro le temblaban las piernas y pequeñas gotas de sudor salían de su frente, siempre fue muy nervioso y fue por eso que Freezer le envió a un planeta lejano, él no tenía el carisma que siempre tuvo Vegeta frente a una víctima, pero ahora sería diferente, Vegeta era su enemigo y trataría de quitarle la felicidad.

Pasaron varios minutos, la gente se estaba impacientando, unos miraban a la puerta y otros, observaban a Komuro con lástima, otros, hasta se inmutaban para decir, "Pobre muchacho, Bulma ha de estar con ese revoltoso de cabellos en remolino", cosa que para el oído tan desarrollado de cierto saiyajin, no era aceptable y le creaba coraje.

-¿Dónde se metió?- Komuro se bajó del escenario, pisoteando con sus talones, generando un gran estruendo, la gente notó su enojo y rápidamente comenzó a murmurarse

-El gran Komuro Hitachi fue humillado- Una mujer de gran rango social, socia de la compañía, comentó a varios invitados, ella siempre fue una amiga cercana de el

Komuro llegó hasta la puerta blanca, casi podía sentir la manija en sus dedos, pro antes, un gran grito le hizo perder los estribos, giró hacia atrás y vio a su hijo correr a sus brazos, culpa y felicidad se combinaron, haciéndolo olvidar de su mayor objetivo. Bulma


Se sintió libre, al fin había decidido elegir por ella misma, ahora, se encontraba corriendo, se rasgó el vestido y corrió a mas velocidad, necesitaba alcanzar a Vegeta, para comentarle su decisión.

Subió las escaleras que daban con un pequeño quiosco, allí estaba el príncipe, observando con majestuosidad el horizonte que se dibujaba frente a sus ojos, dándole la espalda a todo, o tal vez, esperando aquella decisión.

-Veo que te gusta esta vista- Bulma se acercó sigilosamente por detrás, después, le habló suavemente

-Es buena...- Habló en un modo sereno, después giró sobre sus talones, para quedar cara a acara con la científica, por el modo como la vio, supo entonces que había ganado- ¿No deberías estar casándote?

-No lo haré, dejaré a Komuro-Se desvió y se sentó en un mueble que había en la pequeña casa de madera

-Así que….- Vegeta se sentó a su lado

Bulma tomó un suspiro y lo observó a los ojos

-Dije que no me casaría, pero tampoco dije que me iría contigo- Vegeta sintió una gran punzada en el pecho

-Aja…-Vegeta se mordió el labio y trató de concentrar su mirada en otra cosa- ¿Debo preguntar?- Ahora se sentía mucho mas humillado, había hecho tantas tonterías para llegar a aquello

Bulma pasó su mano por su mejilla, tomó otro suspiro y lo continuó mirando a los ojos, aquellos momentos eran los que la hacían enamorarse más de él, pero este, no era el caso.

-Entiende que tengo orgullo y me siento herida por lo que hiciste, te di todo y tú simplemente te fuiste, sin siquiera preguntar acerca de mis sentimientos- Estaba serena y tranquila, no quería gritarle más

-Ya te lo dije…, Sabes porque elegí irme- Vegeta estaba apretando sus puños, lo que mas quería era salir volando de allí

-Como sea…, Pienso que…, no debo seguir rogando amor, eres un hombre con virtudes, eres apuesto, ágil e inteligente, de seguro encontrarás a alguien que sea como tu…, Probablemente, hasta te encariñes con ella- Tragó saliva y continuó- Pero yo…, yo ya no quiero estar en tu línea amorosa, simplemente, quiero que seas ese padre para Bra y tal vez, un compañero para mi.

-¿Eso quieres?, Sabes que no volveré después de esto- Observó el piso, sabía que era el final

-No te lo tomes tan apecho, pero si quieres irte y no volver, es tu decisión- Se levantó y le dio una última mirada- Supongo que debí haberte dicho esto el día en que te fuste y creo que esta ocasión es una oportunidad- Contuvo las ganas de llorar y lo miró- Gracias saiyajin, no sabes cuanto te amé, ojalá tu también me hubieras amado así- Terminado esto, sus lágrimas cayeron rápidamente, pero ella giró, para no permitirse ver por Vegeta

Bajó el último escalón y Vegeta continuaba estático observando el suelo, allí, pudo ver lo torpe que fue, cegado por su orgullo, perdió el hilo de su vida y dejó ir, la razón por la que principalmente se quedó protegiendo la tierra.

-Yo si te amaba como a nadie- Dijo para si mismo, ahora, realmente destrozado por sus propias visiones.

Se levantó, observó la casa y se juró a si mismo, no volver a molestar en el hogar, se estimuló convenciéndose de ir a buscar un lugar agradable para entrenar, tal vez así, no recordaría la porquería de vida que el decidió darse, se paró en una de las barandas de madera y flotó, para irse nunca mas, solo se vio, una pequeña estrella volando al mas allá.


Bulma entró a la casa, su maquillaje se había regado, aquel momento con Vegeta fue el mas difícil de su vida entera, pero le aliviaba el hecho de que por fin era libre y ya no sentía rencores ni dolores, todo estaba completo, salvo… Komuro.

La gente se había ido, solo quedaron unos pocos, como la familia Son, todos sentados en el sofá de la casa, preocupados e intrigados, cuando la vieron, solo la atacaron con miradas curiosas e incomodas, se sentía apenada por lo que había ocurrido, pero ahora, solo necesitaba encontrar a su ex prometido.

Salió de la casa, la noche había caído repentinamente rápido, el cielo estaba ya azulado apagado y los animales nocturnos habían comenzado a salir.

En pasto, vio a un hombre, traía su moño suelto y su camisa fuera del pantalón, Komuro traía una gran sonrisa y a su lado, estaba Sam, correteando alrededor suyo y en sus brazos, se encontraba Steven, el pequeño bebé.

-Veo que tienes mucho que explicarme…- Bulma se paró en frente suyo y el alzo su mirada.

-Creo que debemos entrar- Komuro se levantó aun con su hijo en brazos, luego se dirigió a Sam- Vete con tu madre, yo ya regreso- Después le sonrió

Komuro entró a la casa acompañado de Bulma, la gente que se encontraba adentro, los miró, todos preguntándose, que ocurría y la verdad, ese día estuvo un poco loco.

Subieron las escaleras y se dirigieron a la sala de televisor, donde se sentaron en unas almohadas, Bulma lo observó tranquila y el del mismo modo, se encontraba distraído jugando con las manos de su hijo.

-Dímelo todo, la verdad que has estado ocultándome- Bulma se tapó la cara y se tiró contra las almohadas.

-Soy un saiyajin, tengo 2 hijos y abandoné a mi esposa- Dijo velozmente para evitar el dolor de la verdad

-¿Por qué?- Parecía importarle mas la parte de la esposa

-Porque…, porque…., me enamoré de ti, creo que atraes a los saiyajin y la abandoné, pero me siento completamente culpable- Komuro se tapó sus manos y se dio cuenta del sentido que estaba tomando su vida.

-Me hubieras dicho la verdad desde un principio, esto duele realmente, ¿Y si me hubieras abandonado a mi?, no lo soportaría… De nuevo.

-Lo lamento Bulma, yo no quise, jamás quise lastimarte, siempre viví por ti y soñé una vida juntos, pero le debo a mi hijo todo lo que hizo por mi y debo pagárselo siendo bueno con el.

-Que buen padre eres, ahora supongo que me quedaré sola, cuidando de Bra- A Bulma no le molestaba realmente, jamás dependió de un hombre.

-Tienes a Vegeta- Esto hizo que Bulma se concentrara mas en la conversación

-¿Qué sabes de Vegeta?

-Peleamos 2 veces por ti y él se veía realmente decidido a obtener tu querer, llegué a odiarlo por aquello- Komuro apretó los puños recordando vil impotencia

-Pelearon por mi- La mujer egocéntrica no pudo evitar sonreír.

-Además… Dijo algo que jamás olvidare- Komuro recordó su último enfrentamiento- "Nadie amará a esa humana como lo hago yo…"- Bulma quedó perpleja, ¿Qué había sucedido con el animal salvaje que nunca le decía nada?

-Ah… Komuro…, creo que tengo que ir a arreglar algo- Se levantó un poco dolida y arrepentida.

-Has lo que tengas que hacer, ahora creo que cambié de opinión, volveré con mi familia.

Bulma le miró y salió corriendo en busca de Vegeta, pero para su mala suerte, el desgraciado saiyajin ya se había ido, cumplió su promesa de irse, como última alternativa, asistió a Goku para que contactara su Ki, pero aquel, lo había ocultado supremamente bien, nadie podía hacer nada.

Fue entonces que Bulma decidió no darle mas rodeos al asunto y dejar al saiyajin en paz, algún día tendrían que volverse a unir, pasara lo que pasara, Por lo que optó con seguir su vida y dejar que el siguiera la suya…

FIN

NOTAS DE AUTOR..

Bueno, hasta aquí el final de mi historia, un poco extraña, por un momento tomaba giros realmente inesperados, pero realmente, la gente me dice que estoy algo mas de la cabeza, en fin, supongo que decir adiós es difícil, pero para mi, es el comienzo de algo lindo, me siento orgullosa de terminar una historia por fin, se siente una gran satisfacción, también, aquella sensación de saber que tu historia gustó, revuelta o no, es la mejor de todas.

LES AGRADEZCO DE TODO CORAZÓN QUE ME HALLAN APOYADO, SUS REVIEWS ME HICIERON SACAR SONRISAS Y EN ALGUNOS HASTA ME SONROJÉ, ES POR ESO QUE LES DIRÉ, QUE ESTE NO ES EL VERDADERO FINAL, ERA UN SEGURO PARA QUE HALLAN VISTO LA NOTA DE AUTOR (xD) REALMENTE, BULMA Y VEGETA NO DEBEN ESTAR SEPARADOS, ¡SON ELLOS!, DEBEN ESTAR JUNTOS POR SIEMPRE.

ES POR ESO, QUE AQUÍ LES VA…POR CIERTO, DISCULPEN SI ESTÁ LARGO

Continuación. "De nuevo enamorados"

Pasaron dos largos años, Bulma jamás perdió la esperanza de ver a aquel saiyajin tocar su puerta, tampoco, lo vio entrar a escondidas en la habitación de su hija, era definitivo, el no regresaría nunca mas.

Aquella mañana estaba haciendo la lista de compras mientras sorbía café en una taza hecha por Bra, esta era blanca y decía en letras grandes, "Amo a mis padres", realmente a veces le dolía por la niña, ya que en las noches, preguntaba acerca del señor hada y de su llegada, esto tampoco tuvo respuesta nunca, siempre solía darle un beso en la frente e irse de allí corriendo, le daba un gran nudo en la garganta cuando la pequeña inocente le preguntaba aquello.

El joven Trunks entró a la cocina, traía su pijama y una gran sonrisa de oreja a oreja, por fin había llegado su día de descanso, desde que entró a trabajar como socio principal de la empresa, no sabía desde hace mucho tiempo que era respirar tranquilo un rato.

-Veo que te ves realmente bien, Trunks- Bulma le sonrió y continuó escribiendo en una hoja

-Y tu te vez hermosa madre, Recuerda comprar cereal- Dijo Trunks mientras abría la nevera

-Realmente, debo gastar en ustedes, esta lista de mercado se me hace infinita, maldigo a tu padre por hacerlos saiyajin- Bromeó y continuó en su que hacer

-Vaya, realmente han pasado dos años- Suspiró y sacó una botella de leche- Es difícil creer que solo estuve con el en una maldita cámara de gravedad- Terminó de servir en un vaso y bebió

-No es deprimente, él siempre fue así- Su ánimo decayó un poco

-Pero no importa madre, estás mejor así, a decir verdad, ese Komuro me molestaba algunas veces, era muy extraño

-Ah…Komuro…, Me invitó al cumpleaños de su hijo Sam, tal vez deberíamos ir- Terminó de beber su café y lo dejó reposando en la mesa.

-Dudo que pueda ir, debo ir a Tokio para sellar un trato- Recordó su infame trabajo.

-Déjalo, iré yo, tú estás muy joven como para encerrarte en una oficina, quiero que tomes dinero y salgas con goten, ¿Hace cuanto no le hablas?

-No lo sé, pero gracias mamá, el avión sale mañana, los pasajes están pagos y como siempre, en el mejor hotel...

-De acuerdo, iré al supermercado y hablaremos de esto- Se levantó de la silla y se fue.

No había nada nuevo en su vida, como siempre, la taza vacía y su mirada fija en aquella, se levantó con pereza del asiento y se recostó en el sofá, el ruido de la calle le molestaba bastante, era patético vivir como humano en aquel planeta.


Sabía que debía pagar el alquiler, su vida se había tornado muy extraña, ¿Un príncipe pagando el alquiler de una pocilga?, era realmente penoso tener que estar en esa condición, pero, era lo mas que podía hacer, no quería tener nada que ver con ningún humano jamás.

Se levantó del sofá, se duchó y luego, como un zombi, se puso su ropa, ropa de civil, una sudadera y una camiseta blanca, odiaba verse al espejo y parecer como uno de ellos, un humano débil, de vivir en un gran palacio, pasó a vivir en un viejo departamento en Tokio, ¿Cómo fue a parar allí?, ni el mismo sabía porque, simplemente, fue su idea loca de jamás regresar a su vida anterior.

De nuevo una vida en el tumulto de gente, con la falta de energía que tenía, lo que podía hacer era entrar a la cafetería mas cercana, aun le quedaba dinero como para darse un festín respetable, por lo que comer como se debía, le era posible.

Remojó una rosquilla en el café, después, la metió a la boca y continuó así con las otras 30 que habían en su mesa, en su vida, ya nada le causaba gracia, a través del vidrio que había de su mesa, podía ver como la gente pasaba de aquí y allá, rugía del desprecio que sentía por aquellos seres, capaces de destruir poco a poco a un gran saiyajin

-Miserables- Se embutió otra rosquilla y se concentró en comer ahora el tocino, la gente le observaba como su fuese un chiflado, además de que su condición física era excelente, era completamente extraño.

Pasaron mas de cuarenta minutos, el príncipe continuaba allí, comiendo y pidiendo, tal vez su vida se veía mucho mejor cuando comía o cuando entrenaba, por ahora, nada podía afectarle su ánimo, a menos que…

-¿Qué hace ella aquí?- Vegeta escupió un chorro de avena y se quedó mirando fijo a la mujer de cabellos azules que entraba por la puerta

De inmediato, supo que era mejor largarse de allí, toda la "Tranquilidad" de su vida podría irse abajo. Pero ya era demasiado tarde, ella también había fijado sus ojos en el, con algo de preocupación, pero a la vez ilusión.

-¿Vegeta eres tu?- Atravesó la cafetería para llegar hacia Vegeta, quien molesto, golpeó su cara con su palma- No lo puedo creer, que… que cambiado estás- Bulma sentía ganas de llorar

-Así es… Y tu… Estás bien- Se acomodó en la silla y rogó por que aquel momento desapareciera

-¿Vives en Tokio?, ¿Realmente vives aquí?- Bulma no podía creerlo, el príncipe vivía como todo un humano

-Si…, aquí hay buenos lugares para entrenar- Se maldijo en su mente, la mentira más estúpida de su vida

-Wow, es interesante, en fin… Tengo una reunión, solo pasaba para comprar café- Sonrió y fue a la caja a pedir la bebida, mientras que Vegeta la observaba allí, sorprendido.

Después de que ella salió, el saiyajin se quedó perplejo, ¿Habría sido enserio todo eso? , de nuevo, su mente se dejó llevar por la locura y se le ocurrió la peor de las ideas.

-No vegeta, no lo hagas maldita sea- Golpeó la mesa molesto, estaba peleando consigo mismo

Pero parecía que por mas que intentara, algo dentro de él había ganado, dejó el dinero en la mesa y corrió tras ella, guardando distancia claro.

La siguió entre la multitud hasta llegar a un gran edificio blanco, mucha gente salía de allí, todos vistiendo elegantes, todos representaban una clase social alta, pero para Vegeta seguían siendo simples humanos idiotas.

Cuando ella entró, él se sentó en una silla que quedaba al frente de la entrada, la esperaría todo el tiempo que fuese, ahora quería dejar de lado su orgullo y tal vez, regresar a la corporación.

Al caer la tarde, la distinguida Bulma Briefs salió de allí, Vegeta un poco adormilado, continuó con su seguimiento, solo que ahora debía ser aéreo, puesto que ella había tomado una limosina.

El automóvil la dejó en frente de un edificio, ella se bajó y entró de inmediato, el lugar era realmente refinado y por aquello, vistiendo esas ropas, decidió tomar la vía fácil, el balcón. Cuando sintió el Ki de la mujer en el último piso, comenzó a elevarse hasta llegar allí, se paro en el barandal y a través de las cortinas vio como aquella mujer se sentaba en la cama a llorar.

-Debí haberle abrazado- Se lanzó a la cama y comenzó a golpear el colchón- Diablos, se veía tan apuesto

Vegeta sigilosamente abrió la puerta del balcón y entró a la habitación, era realmente grande y lujosa

-Soy una idiota, debí haberlo… Haberlo, besado- Golpeó su cabeza contra el colchón y se quedó estática ahí.

-Realmente eres idiota- Vegeta rompió el silencio y comenzó a observarla, en un modo serio

Bulma volteó rápidamente, estaba pálida como si hubiera visto un fantasma.

-¿Me seguiste?

-No, para nada- Vegeta comenzó con sus sarcasmos

-Oh, ¡Vegeta!- Bulma se levantó de la cama y se pegó a su cuello- Te extrañé tanto- Su deseo de tenerlo no le permitía dejarse llevar por el orgullo

-Mujer…- Ahora le tocaba a el decidir, soltarla o abrazarla, si la soltaba sabía que jamás tendría aquella oportunidad, o abrazarla y perder su orgullo, era realmente difícil, pero entonces ella lo miró a los ojos.

-Sé que es difícil, dejar tu orgullo por una humana como yo no es de tu rango, pero no importa, te extrañé y aunque fue duro, dejé de lado el mío- Pegó su cabeza a su pecho y lo abrazó más

-Déjate de tonterías maldita mujer- La tomo de la cintura y la besó, una explosión se formo alrededor de ellos, después de tantos años, el beso apasionado aun tenía su toque

-Maldito saiyajin, te odio- Enrolló sus piernas alrededor del cuerpo del saiyajin y se preparó para el mejor momento de su vida. La reconciliación definitiva.

FIN…FIN ENSERIO.

Espero que esto no los halla dejado con ganas de más, aunque la verdad hasta yo quería ponerle mas cosas, solo que me duelen los dedos, la espalda y los ojos, además de que quiero entregarles este gran final rápido, tal vez, cuando esté un poco recargada y no con la mente escurrida, suba un poco mas de este gran final, por ahora, les dejo a su criterio mi gran final y saben… Todo esto es gracias a ustedes, escribo por ustedes, porque sus reviews me dan de comer y de beber. Buenono, pero ya enserio GRACIAS CON TODO LO QUE TENGO, creo que son hasta mejores que mis amigos… En fin, creo que lo que necesito es descansa, nos vemos por ahora, pronto mas historias…

ADIOS