Epílogo II - La Bastarda.
–¿En qué pensáis, Alayne? –preguntó Miranda Royce.
«En cisnes –habría querido responder la bastarda–. En dos cisnes de plata sobre campo de sable.»
Pero se suponía que Alayne Piedra no conocía el blasón de la casa Swann, que no se dejó enamorar tan tontamente por un caballero muchísimo mayor que jamás lo supo. Esas eran cosas de Sansa Stark, olvidada en alguna parte del camino recorrido. No sabía por qué estaba pensando en él, desde su huida que ya ni siquiera lo recordaba. Randa y sus damas de compañía comenzaron a charlar sobre sus amores y conquistas, y sin poder evitarlo la mente de Alayne viajó hacia Desembarco del Rey, perdiéndose en ojos oscuros, sonrisas bonitas y cisnes combativos. Qué tonta fue al pensar en que alguna vez...
–Pensaba en la canción de un cisne –respondió ella, retorciéndose en un dedo un mechón de su cabello moreno.
–Ay, pero querida, los cisnes no cantan –rio Royce. Sus damas la imitaron, como siempre hacían cuando Randa tomaba la iniciativa.
«Ya lo sé, lo aprendí muy bien cuando se puso la capa blanca.» Alayne era apercibida, ella habría visto cosas que a Sansa se le habían pasado por alto. El brillo de la lástima, el aguijonazo de la compasión, el amor al deber, deber, deber.
Se preguntó qué habría sido de Balon Swann, tan gallardo y atractivo, leal y valiente como pocos que ella hubiera conocido además de su padre. No Lord Meñique, el padre de Sansa. Alayne podría compararlo con Eddard Stark, Sansa lo habría comparado con Aemon el Caballero Dragón. Dondequiera que estuviese, ella deseaba que se encontrara bien. Protegiendo al rey como tanto quiso, en un sitio donde hiciera más calor que en el Valle.
Se preguntó también qué habría sido de esos bonitos recuerdos si las cosas hubieran pasado diferente. Si en lugar de Ser Balon, otro hombre le hubiera dado su capa y salvado de la revuelta. Un hombre mucho menos caballeroso, más rudo y fiero, cuya canción fuese de batalla y muerte. Un hombre como el Perro, cuya capa oliera a vino y sangre, no a ese agradable olor que ella aún conservaba en la nariz.
«Las cosas están mejor así –pensó Alayne–. Al menos Sansa tiene lindos recuerdos de su primer amor. Espero que estéis bien, Ser Balon.»
Nota final: No me fío de mí misma, por eso no subí nada hasta tenerlo todo terminado. como dije, hasta el último momento iba a ser un one-shot, pero tal cual ven, era demasiado largo.
Algunas pequeñas aclaraciones: Ser Balon Swann no es muy descrito en los libros (y revisé cuidadosamente todo, creo que en eso tardé más), así que tomé los datos sueltos que habían desperdigados por ahí. Gracias a Lucy, mi fuente de inspiración. Ella creó a ese Balon de bajito perfil y ese "Oh, soy una mierda", que ahora resulta para mí un chiste y un lema. En ese Balon principalmente me basé, porque me pareció muy canon, y lo fusioné con algunos elementos que mi querida amiga no tuvo en cuenta (ejemplo, la empatía que siente él por Cersei). Otra cosita, no, en los libros no se dice que tiene el pelo rizado jamás, aunque tampoco hacen alusión a que lo tenga lacio. Me lo he inventado ¿Y qué? ¡Peores aberraciones se han cometido en el mundo del fandom!
Me resultaba interesante que lo supieran. Muchísimas, muchísimas gracias por leer, si es que alguien lo hizo.