Los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra de Masashi Kishimoto.
Oniisan.
1.
Y ahí estaba ella, la aferrada Sakura, que después de ser rechazada por vigésimo novena vez seguía tratando algo con él. ¿Qué parte del "NO", no entendía? Tal vez era que necesitaba ser más cruel, o quizá llegar al grado de la humillación para que desistiera.
Ya tenía diecisiete, más parecía que seguían teniendo diez. ¿No le daba pena? Ser brutalmente rechazada frente a todos más veces de las pedidas, alardear ante todos el puro amor que le tenía al moreno, diciendo que un día ellos dos se convertirían en novios, después se casarían, tendrían hijos, luego nietos y se harían viejos juntos… ¡estúpido!.
Tal vez, en ocasiones era grato tenerle de acosadora, pues todo capricho de su parte era cumplido al instante por la peli-rosa. Desde una botella de agua, pasando por sus libros olvidados y hasta que le lavaran la ropa (porque en ese instituto la mayoría vivían solos, o con compañeros, y las tareas del hogar no eran el fuerte del azabache). Pero ella no podía tomar eso como una señal a un sí a todas sus propuestas de citas o el que él correspondiera sus declaraciones amorosas. (Pero claro, los hombres son despistados)
A veces la vergüenza era más para el que para ella. Pero vamos, Sasuke ya no podía hacer más, solo restaba el ignorarla y rezar porque abandonara sus infantiles, hastiosas y nada agradables declaraciones. Eso sí, sin alejarla mucho..., alguien tenía que lavar su ropa. Sonaba cruel, pero así es como suena la verdad.
–¿Por qué no? –preguntó ella, siguiéndole cual mosca a fanal.
–Porque no. –Contestó él. Hasta a la hora de la salida era asechado, y al ser esa hora, ya nadie más había en el instituto. Ni siquiera el rubio-baka para colgarse de él y huir. Para colmo de sus males, el cielo se caía en forma de agua y el sin paraguas.
–Anda sólo iremos un ratito. Me encanta esa pastelería, donde vende unos lindos panques con decorado de fresas y crema de chantillí. Anda sí, solo será un ratito. Puedes tomarlo como la primera de las muchas citas románticas que tendremos; imagínanos. Tú, yo, panques, fresas con crema. Kyaaa ¡La perfecta escena de amor! Después de eso declararemos oficialmente que somos novios y-
–¡No! No quiero salir contigo, no me gustas… ni siquiera me agradas. Eres rara, inmadura y muy pero muy ¡MO-LES-TA! –Le interrumpió. La cara de ensoñación de Sakura reventó como burbuja de jabón. Y el tono molesto… ¡furioso! Del chico se elevó más y más.
Y algo se rompió en la chica de ojos jade. Porque había sido rechazada muchas veces, y aunque todas dolían, esta mataba. Pero no era su culpa. De verdad admiraba y amaba mucho al de ojos ónix, así que la única forma de darle a conocer lo que sentía era expresándolo. Nunca era correspondida, pero no tenía remedio, porque así era ella, masoquista. Amando a alguien que cada día era más hostil, en algún punto, hasta el corazón se rompe.
–Aléjate de mí. No te me vuelvas a confesar. No me importa si ya no tengo quien me lave la ropa, no te quiero cerca.
El ánimo de Sakura desapareció. Apretó los puños y volteó el rostro, triste, enojada y rota. Abrió la boca para reclamar, pero ni la voz le salía. Empujó, sin mover mucho, al azabache y salió corriendo de ahí. El chico de ojos ónix la miraba perderse en el panorama, ayudando en la tarea por la brusca lluvia.
–Hmp –el moreno dio un paso fuera del edificio principal. Seguramente al siguiente día ella volvería a estar ahí, frente a él, rogándole que salieran juntos. No había de que preocuparse, ella siempre volvía.
Un horrible rayo calló a lo lejos, deslumbrándolo, y segundos después el sonido del trueno bien pudo haber sido comparado con el estrepitoso y desgarrador grito femenino. Grito que casi hacía sangrar los tímpanos.
El muchacho, un tanto impactado, caminó dudoso por el mismo trayecto recorrido segundos antes por su ex acosadora. No supo bien que pensar, cuando a lo lejos, la figura de un humano desfallecía en el suelo, quedando inerte. Corrió sin saber muy bien porque a confirmar sus sospechas, que fueron develadas al vislumbrar cierta melena rosada.
–¿Sakura…? –susurró. Susurro que desapareció con el constante goteo de la lluvia. Mismo susurro que pareció reavivar el cuerpo inmóvil. La tupida lluvia no dejaba divisarla claramente. Así que se acercó más –Sakura ¿tu…? –
–¡Ouch, mi cabeza!
Los ojos ónix se abrieron un poco más de lo normal. Avanzó un paso para comprobar que lo que había oído era cierto y no una mala broma de su mente. Retrocedió el paso que avanzó y casi se cae de la impresión ante la aguda voz de una pequeña niña. Sí, una pequeña de no más de nueve años, con los ojos grandes y verdes, la melena rosada y corta. Sí, una pequeña niña…, una pequeña molestia.
–S-Sakura… ¿eres tú?
Bueno pues, cierta imagen apareció frente a mi y una retorcida idea me vino a la cabeza. No será muy largo, si acaso cinco o seis capítulos a lo mucho. Espero les guste.
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Mary'Love~