Vine con la última entrega de este fic~ ¡Espero lo disfruten! Más abajo más info ouo
Ed, Edd 'nd Eddy no me pertenece y todas esas cosas que se dicen en... esto.
Advertencia:Contiene escenas de serso (?) Si no le gusta el serso entre hombres, no siga, por favor owo (Sí, es casi puro de eso.)
Lamento de antemano las faltas ortográficas o de redacción~
Disfruten el último capítulo~:
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Habían pasado un par de horas en la azotea de la escuela, sentados. Kevin apoyando su espalda contra una pequeña pared, rodeando al otro con sus brazos de forma cariñosa, mientras este mantenía su rostro alzado hacia el cielo, hablándole de vez en cuando sobre las constelaciones y sus teorías sobre otras galaxias.
Luego de un momento de silencio, el mayor habló.
— Te amo. — Susurró levemente en su oído, con una sonrisa. El otro sintió un temblor recorrerle todo el cuerpo. Se levantó y miró al pelirrojo con un suave sonrojo en sus mejillas. Tendió su mano hacia él.
— Mañana tenemos clases, Kevin. Hay que volver a casa.
El de ojos verdes suspiró y se levantó con ayuda ajena, viéndole un momento, acariciando su mejilla. Las mismas se colorearon aún más si era posible.
— Lo siento mucho, Doble D. —El nombrado negó y acarició la mano que le tocaba. — Lamento todo. Absolutamente todo lo que pasó.
—Tranquilo, Kevin. Sé que has cambiado. —Explicó con una sonrisa comprensiva. — No podría dejar de perdonarte por ese error.
El de gorra roja suspiró bastante más aliviado y tomó su mano.
Ambos bajaron y se acercaron a la motocicleta del más alto. Eddward se quedó observando el vehículo, casi como si éste fuese a convertirse en un coche por arte de magia, lo que -claro- no pasó.
— ¿Insinúas que volveremos en... e-eso? —Preguntó un tanto nervioso, sudando leve. Kevin lo vio un momento, luego a su moto y de vuelta al más bajo.
— ¿Hay algún problema? Ten. —Le tendió un casco, el otro cogiéndolo luego de un minuto, un tanto inseguro.
— Esto es un ataúd con ruedas. Es muy fácil tener un accidente, te puedes resfriar por el viento siendo tan tarde, además nos puede robar cualquier persona que se acerque... ¿quieres que siga? —Lo miró con el ceño fruncido. No aceptaría andar en algo así.
— ... —Parpadeó un par de veces en silencio. — Idiota. —Dijo simplemente y cogió el casco que le había entregado al otro, poniéndolo sobre su gorra negra. Subió él primero y miró a Edd. — Súbete... ¿o te quieres ir caminando?
— P-pero...
— Súbete. —Le ordenó. Éste suspiró y se subió tras el pelirrojo un tanto nervioso. Kevin hizo que los brazos del otro le rodearan y miró hacia atrás, a un completamente enrojecido Eddward. Sonrió por lo adorable. — Ahora sujétate fuerte si no quieres caer.
Así lo hizo y entonces el vehículo arrancó.
...
Dejó la motocicleta a un lado, sobre su asiento los cascos de seguridad y se quedó observando la belleza de su adorado Doble D cuando ambos estuvieron bajo el vehículo. Realmente que la luna se reflejara en sus ojos cyan le hacían verse aún más hermoso y adorable que lo que solía ser.
El más bajo, por su parte, observaba a Kevin como si fuese un Dios. De hecho, podría decir que el pelirrojo superaba con creces la hermosura de cualquiera, y eso era mucho decir. Jugueteó con sus manos sobre su pecho un momento, bajando la mirada sin saber qué decir para romper ese pequeño silencio.
— ¿Acaso no me invitarás a pasar, Doble tonto? —Preguntó con dulzura, aun cuando usaba aquel sobrenombre. Esto sobresaltó al otro, pues nunca supo cómo comportarse luego de una cita. Sobre todo porque... nunca había estado en una.
— ¡A-ah! ¿D-debo hacerlo? M-mis disculpas, Kevin. Me distraje un momento. —Dijo, desviando la mirada con un notable sonrojo en sus pómulos. Luego de mucho pensárselo, señaló amablemente la puerta de su casa, donde todas las luces estaban apagadas. Claro. Seguramente sus padres no llegaban aún... y dudaba que llegaran ya. — ¿Deseas entrar a m-mi casa? Puedo d-darte algo de chocolate caliente o-o un... un poco de café. —Ese nerviosismo hizo al mayor reír entre dientes, posando su mano en la cabeza de Eddward y desordenar un poco su gorra.
— Eso sería encantador.
Caminaron hasta la puerta y Doble D se dedicó a sacar las llaves de su bolsillo, intentando abrir con la poca luz que había en las calles, además de lo nervioso que se encontraba por tener a Kevin tras él observando sus movimientos.
Cuando por fin logró hacerlo (luego de que la llave cayera una o dos veces y un par de risas del mayor), encendió las luces del salón y arregló la gorra que había desordenado el pelirrojo.
— Siéntete c-como en tu casa. —Dijo amablemente, viéndole, mientras señalaba con sus manos el sofá. — Iré por nuestras bebidas y vuelvo en un momento.
— Claro. No tardes. —Respondió él, viendo a su alrededor. Antes de eso no se había fijado en el lugar, pero le pareció sumamente curioso. — Mierda, Doble D. —Se acercó a una de las tantas notas que se encontraban pegadas por todas partes. "Edward, por favor sacude los muebles de la sala. Mamá + Papá" rezaba en ella, y anexaba un pequeño corazón junto a los nombres, solo para hacerlo más "cercano".— ¿De verdad son necesarias tantas notas? —El más bajo dio un suspiro pesado por su palabrota, pero no dijo nada sobre ello.
— B-bueno.. así mamá y papá pueden asignarme las t-tareas del hogar aun cuando no están en casa.
— Eso es algo estúpido. —Murmuró más para sí, pero lo escuchó Eddward que justamente volvía con el café para el de ojos verdes y una taza de chocolate para él.
— P-por favor, abstente de decir ese tipo de palabrotas en mi casa, Kevin.
— Claro, lo siento, lo siento.
Se sentaron ambos en el sofá, guardando silencio un buen tiempo. El pelirrojo bebía de su taza una que otra vez, sin quitarle la vista de encima a un cabizbajo Doble D que no podía verle, por lo que mantenía su mirada en su bebestible.
El atleta suspiró, dejó a un lado su café y dio un salto para acercarse al otro, lo que le sobresaltó.
— ¡A-ah! ¿T-te estoy aburriendo mucho? ¡Lo s-siento! ¡D-de verdad lo siento! E-es que no es-estoy acostumbrado a-
— Cállate. —Le cortó el mayor. — Solo quería acercarme un poco más a ti... —Dijo esta vez con más cariño y sujetó su mentón para que le mirara, éste haciéndolo. — Y observar tu belleza... —siguió, haciendo que las mejillas del otro se sonrojaran por tanta cercanía.
— Y-Yo... a-ah.. K-Kev-
Antes de poder terminar, el de gorra roja posó sus labios en los contrarios para hacerle callar. Edd abrió sus ojos ante la sorpresa, pero poco a poco eso se fue disipando y fue cerrándolos lentamente, hasta que simplemente se encontraban ambos disfrutando de aquel beso, jugueteando el uno con la lengua del otro por un momento. Cuando el más bajo comenzó a sentir que el aire le faltaba, empujó con suavidad por los hombros al de ojos verdes, que comprendió y se separó. Sus mejillas también se habían puesto rojas.
Se miraron por un momento y el cuerpo atlético de Kevin se acercó un poco más al más fino. Lo abrazó por su cintura y posó su frente en la ajena.
— Te amo, Eddward. —Le susurró con cariño, entrecerrando sus ojos. El de gorra negra se sorprendió por tal confesión, que antes ya había oído, pero que ahora estaba cargada con completa verdad. Y además con un cariño inmenso. Hasta alguien de ciencia como él podía sentirlo.
— T-también te amo, Kevin. —Le respondió, fijando sus ojos en los verdes del otro, brillando por lo muy enamorado que se sentía por ese ser que estaba a su lado.
Eso hizo sentir al pelirrojo completamente lleno. Sobre todo porque rara vez Doble le decía algo así. Y que le haya agregado esa mirada adorable que solo él podía tener, simplemente lo mató. No pudo evitar pegarse más si era posible y darle un beso sorpresivo, que era mucho más profundo que el anterior, sorprendiendo al de pelo negro que intentó seguir su ritmo un tanto torpe, automáticamente abrazándole por su cuello y sus mejillas cada vez más rojas.
Sin poder evitarlo, Kevin empezó a pasear sus manos por la cintura del menor, acariciando con increíble suavidad y lentitud. El tacto de aquellas manos con una temperatura tan diferente a la que tenía en su cuerpo simplemente le hicieron dar un respingo y soltar un pequeño jadeo ahogado de sorpresa, separándose un momento del beso.
— Y-yo... n-no creo que... d-debamos seguir c-con ...e-esto por hoy.
El de ojos verdes lo miró un momento con curiosidad, sin soltar su cintura.
— ¿Qué sucede?
— E-es que... —Al más alto no le importó. Volvió a besarle y a juguetear con su lengua contra la del otro de una forma sumamente sensual y lenta, cosa que hizo al otro temblar ligeramente y, claro, intentar corresponder eso, sin lograrlo del todo.
Cuando le estaba tomando el ritmo, sintió como los labios de Kevin se iban separando de a poco. Le estaba encantando tanto todo ese jugueteo que no quería que se separara, por lo que se sujetó casi inconscientemente de su americana y se acercó al otro, que no le dejó cumplir su deseo. Sonreía burlón, pero bastó una simple mirada casi de ruego del más bajo para que se encendiera solo un poco, cogiéndole en brazos y levantándose, subiendo las escaleras hasta la habitación de Edd, quien no entendía qué estaba pasando.
Logró recuperar el control de sí cuando el atleta lo dejó sobre la cama y se puso sobre él.
— D-detente...
— No. —Respondió cortante, aunque con cierta sensualidad en la voz que hasta Eddward pudo notar, sin contar con que erizó cada vello de su cuerpo. — Ya no puedo.
Tomó una de sus manos y besó el dorso de ésta. Luego su muñeca, su antebrazo desnudo por su playera de manga corta, y siguió subiendo y besando aquella piel tan frágil hasta llegar a su hombro, viendo las reacciones del otro de cuando en cuando.
Eddward lo veía en silencio, sus pómulos completamente rojos y su mano libre sobre su boca para que el atleta no viera que se mordía ligeramente el labio inferior. Se dejó hacer, aunque se podía ver que estaba bastante nervioso.
Kevin sonrió ligeramente y volvió a acercar su mano a su boca. Lamió uno de sus dedos con increíble sensualidad, el de pelo negro soltando un muy leve jadeo al no esperárselo. Esa reacción al de gorra roja le encantó, y volvió a hacer lo mismo con los demás dedos, recorriéndolos lentamente.
— K-Kevin... —Susurró el más bajo en un hilo de voz, sus ojos entrecerrados. — D-déjalo y-ya... —Su respiración iba pesando cada vez más con aquellos traviesos jugueteos en sus dedos.
Por supuesto, el pelirrojo no hizo caso. Es decir, tenía a la persona que más había amado, por quien había arriesgado su popularidad, su orgullo frente a él, tan sonrojado... tan inocente... No. No se iba a detener. No ahora.
Cogió con cuidado la playera del otro y comenzó a levantarla lentamente para quitarla, al principio el de cabello azabache se negaba a quedar a torso desnudo frente al más alto, desviando su mirada. Esto, claro, no evitó que el otro siguiera con lo suyo. Adentró su cabeza por debajo de la playera y, besando su torso lenta y suavemente (lo que hacía temblar a Eddward), llegó hasta aquellos botones rosados. Sonrió ante su éxito en la 'exploración' y lentamente su lengua rodeó éstos, humedeciendo aquella zona que, al parecer, era tan sensible para el otro. Podía sentir bajo él el cuerpo de su adorable chico soltando pequeños espasmos y jadeos de sus labios que le eran imposibles amortiguar con sus manos.
Cuando lo creyó posible, volvió a intentar deslizar la playera hacia arriba, lográndolo ésta vez y quitándosela por completo, dejándola a un lado. Observó su rostro un momento. Sus ojos cyan brillaban como si fuera a llorar por el placer sentido hacía pocos segundos. Su mano se mantenía sobre sus labios de forma temblorosa y sus mejillas estaban rojas completamente.
Era una visión encantadora.
Entonces volvió a su tarea, esta vez de forma más libre, besando, humedeciendo y mordiendo siempre con cuidado aquel pezón que ya se había puesto duro mientras con la palma de su mano acariciaba el otro que estaba igual. A veces cambiaba de lugares y su mano se iba al más húmedo para que su lengua se encargara del contrario.
— A-ah... —El cuerpo del más bajo se arqueaba de cuando en cuando de forma involuntaria y de su garganta escapaban unos ligeros gemidos que no podía contener. — Ke-Kevin.. —Decía apenas, con una voz que no quería salir. — E-esto... es... ina-..d-decuado...
— Relájate. —Le medio ordenó el pelirrojo, siguiendo con aquellas muestras de cariño, de vez en cuando sus besos bajando a su torso para volver a aquel lugar que hacía que Eddward temblara.
Las piernas del de ojos cyan, que en un principio se encontraban juntas, fueron dando paso poco a poco, además de que cierta presión que ejercía la ropa interior sobre su entrepierna que había despertado le incomodaba bastante... y Kevin lo notó.
Desabrochó sus pantalones con lentitud y bajó estos junto a su ropa interior sin intervención por parte del otro, que simplemente miraba, su pecho subiendo y bajando por la agitación del momento.
El ver el miembro completamente erguido del más bajo simplemente encendió por completo a Kevin, que ni siquiera advirtió la mirada llena de vergüenza de Eddward, que quería que la tierra lo tragase en ese momento. Nunca creyó que alguien además de él vería aquello. El pelirrojo cogió la erección que tenía en frente y comenzó a mover su mano de arriba abajo, sacando suspiros y gemidos que el otro no podía detener por su parte.
Doble D se sujetó de las mantas de su cama, sin importarle ya si éstas se arrugaban o desordenaban, y comenzó a mover sus caderas al ritmo que llevaba la mano del otro, que de vez en cuando se detenía y acariciaba con su pulgar la punta de su miembro, haciéndole retorcerse del placer, incluso llegando a salir de sus ojos ligeras lágrimas por el mismo.
Sin poder aguantar mucho más, el pelirrojo -aún dándole atenciones a la masculinidad del de ojos cyan- desabrochó sus pantalones propios y los bajó junto con la ropa interior solo un poco, lo necesario para que su entrepierna se descubriera, comenzando a masajear ésta también, mientras se acercaba al contrario y comenzaba a lamer primero el glande con una lentitud impresionante y desesperante para el de gorra negra que se arqueaba de cuando en cuando. Entonces, cuando creyó oportuno, su boca rodeó por completo el miembro del otro, adentrándolo en ella y moviéndose al igual que su mano, quitándolo de vez en cuando para dar una que otra lamida libre a la erección del contrario, claro sin descuidar en ningún momento las atenciones con el propio.
— M-mhgn... nnhg... a-ahh~...—Los gemidos de Edd iban en aumento, avergonzándose al principio por no poder detenerse, pero aquellas atenciones en ese lugar tan sensible le estaban llevando al cielo. Se sentían demasiado bien, pero pronto comenzó a sentirse extraño, como si su hombría fuese a explotar. Sujetó la cabeza de Kevin para alejarle, su respiración descontrolada. — Y-yo... A-ahh... —Ni siquiera podía formular bien alguna oración que le advirtiera al otro de la situación, su cuerpo temblando desesperado. Sin embargo, el de gorra roja ya sabía lo que le sucedía, simplemente soltando su miembro y viéndole con una amplia sonrisa, mientras Edd se sujetaba de las mantas, viéndole con sus brillantes ojos entrecerrados.
Buscó en el bolsillo de su americana un pequeño frasco transparente que en la etiqueta decía "Lubricante", lo que el genio pudo notar y le hizo avergonzarse más en esa situación.
— ¿V-ven..ías.. prepara..do? —Susurró entre ligeros jadeos y una respiración pesada que no podía controlar. Kevin sonrió ante su pregunta y untó un poco del aceite en sus dedos, viéndole y acercándose a su rostro, mientras sus manos bajaban hasta su entrada.
— S-siempre hay que... estar listo.
El de gorra negra dio un respingo al sentir aquellos traviesos dedos rozar con esa parte tan sensible y su cuerpo soltó un fuerte temblor, sujetando los hombros del pelirrojo, sus ojos entrecerrados.
— N-no... a-ahí.. n-no... K-Kevinghm...
— Relájate. —Le recordó y besó sus labios con cariño. Claro, tampoco era la idea que el otro sufriera. Iba a ser lo más cuidadoso posible para hacerle disfrutar todo lo que podía. Para demostrarle de aquella forma lo mucho que le amaba.
Edd suspiró con profundidad, intentando hacerle caso, separando un poco más sus piernas. El de gorra roja sonrió un poco más y adentró uno de sus dedos a él, comenzando un pequeño vaivén que hacía retorcerse al otro, aun cuando era bastante lento. Suspiró profundamente e introdujo un segundo dedo, sus movimientos volviéndose algo más rápidos al sentir que los gemidos volvían a salir con intensidad de los labios del contrario. Tampoco hacía caso a los "Detente" y otras palabras que apenas podían ser articuladas por el más bajo.
Sentía que no podía soportarlo más, por lo que extendió algo más del aceite en la palma de su mano y rodeo su propio miembro, acariciándolo para cubrirlo por completo de él, resoplando un par de veces por lo mismo, dándose placer. El otro simplemente observaba ese 'espectáculo' frente a él, mordiéndose el labio inferior con un estremecimiento, sintiéndose cada vez más excitado.
— C-creo que... ya estás listo... —Susurró apenas y se acomodó entre sus piernas, posando la punta de su miembro en la entrada de Eddward, estremeciéndose con el calor de esa zona tan estrecha. El otro frunció el ceño y se sujetó a las mantas, sintiéndose algo incomodado por la erección del otro.
— D-D..éja...lo...y-ya... —Susurró con un jadeo, que solo hizo que el pelirrojo se excitara más aún, sin poder evitar llegar hasta el fondo, viéndole apenas.
— A-aahh... E-Edd... e-está... e-estás d-dem-masiado... e-estrecho... —Susurró completamente rojo. — D-debes... relajarte para que p-pueda.. m-moverme... —El de gorra negra negó, incluso tensándose más, provocándose dolor a él y al de ojos verdes, que cerró éstos de inmediato con un leve quejido. Eddward se sujetó más a las sábanas. — T-Tranquilo.. —Susurró. — Lo... lo ha-aré cuando estés... li-listo... —Lo abrazó y sus labios empezaron a acariciar con extremo cariño su rostro, intentando tranquilizarle, hasta llegar finalmente a los contrarios, amoldándose en ellos y besándole con profundidad, lo que el otro correspondió, relajándose cada vez más por tanta muestra de cariño de parte de Kevin, que volvió a llevar una de sus manos a la hombría del otro, dejando aquellas atenciones que tanto placer le daban al de pelo negro.
Cuando sintió que se había relajado lo suficiente, sonrió y comenzó con sus caderas unos lentos movimientos que le hacían entrar y salir de quien poco a poco empezaba a tomar el ritmo y a mover también sus caderas, sus gemidos volviéndose más fuertes conforme el vaivén de las caderas se acrecentaba.
El de gorra negra sujetó los hombros del más alto solo para poder darse impulso y chocar contra la pelvis del otro cada vez con más fuerza, haciendo que sus gemidos se volvieran gritos de placer, acompañados por el sonido de ambas pieles chocando en aquel acto que solo harían con la persona correcta. Aquella persona que tanto amaban.
...
Kevin besó la frente sudada del de ojos cyan que reposaba a su lado, su cabeza apoyada en el pecho del pelirrojo. Iba a un ritmo lento luego de haberse tranquilizado terminado el acto y Edd podía escuchar su corazón claramente, lo que le tenía con una amplia sonrisa. No podía creer que estaba junto a él en ese momento, luego de haberse entregado por completo. Estaba realmente enamorado de ese pelirrojo, y le alegraba mucho que él sintiera lo mismo. Jamás lo imaginó. Jamás creyó hacer algo como eso, menos con un hombre. Pero Kevin era especial. Estaba seguro de eso, y también estaba seguro de que le importaba mucho a ese pelirrojo, aún después de todo lo que sufrieron para tener que estar así. Lo amaba. Lo amaba y estaba feliz de eso. De que se amaran mutuamente y que en el mundo solo existieran e importaran ellos dos.
— Kevin... —Le dijo, mirándole con una sonrisa y sus pómulos completamente rojitos. — ¿has pensado que mañana debemos ir a clases? ¿Cómo crees que podré caminar con esto?
— Ah, te acostumbrarás. —Le dijo con una sonrisa, jugueteando con los mechones de pelo que caían por su nuca bajo la gorra.
— Te amo... —Susurró de pronto y sin venir realmente al caso.
Kevin lo miró un momento a esos ojos claros y brillantes, completamente enamorado. Era imposible no estarlo de alguien como Doble D. Lo besó profundamente y lo apegó más a su cuerpo. Bueno... la escuela no era tan importante después de todo ¿no? ¡No pasaba nada si volvía a demostrarle al más bajo cuanto le amaba! No le dejaría ir jamás de su lado... porque había arriesgado bastantes cosas por él. Cosas importantes. Sin embargo, nada más le importaba ahora que estar junto a la persona que más amaba...
Su adorado Doble D.
Lamento si les decepcioné con el último capítulo. Di mi mayor esfuerzo ;w; y es mi primera vez escribiendo lemmon no roleado lml so... eso ;w; Espero les haya gustado el final.. sí, sí, Kevin y Edd vivieron felices comiendo perdices y adoptaron a su hijo Jim (?)
¡Les agradezco por sus cien y pico reviews! ¡Todos fueron leídos y hermosamente besados uno por uno con amour! ;w; Shi~ es que me encantó hacer este fic y ver sus reacciones con cada cosa que pasaba... Que bueno que lo hayan disfrutado leyendo tanto como yo disfruté el hacerlo.
¡Espero verles pronto en un nuevo proyecto! Descansaré un poco (me han pedido un fic, así que ese será mi 'descanso') y luego volveré con un fic KevEdd nuevo que he estado preparando.. ¡Un one-shot! So, si les gustó como escribí de esta pareja, espero verles ahí ;w; Y quién sabe, quizás haga uno que otro EddyxEdd ... ¡Ah! ¿Nadie se preguntó por Eddy? Eddy murió solo, triste y abandonado por ser solidario con Kevin y ayudarle en su plan (?)
¡Hasta la vista, baby!
¿Review?