Naruto y personajes propiedad de M.K

Solo la trama de esta historia pertenece a mi autoría.

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Two shot

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Novia de alquiler

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Sakura

Mis cuotas son bastante económicas, considerando lo que hago, se podría decir que el precio es más que justo, además, es una especie de servicio a la comunidad. Sin alardear, gracias a mí, el porcentaje de reconciliaciones ha aumentado un 60 por ciento, todo en tan solo un lapso de tres meses.

Aunque siendo honestos, debo reconocer que este nunca fue mi plan de vida, salir con chicos solo para que ellos puedan darles celos a sus exnovias, me causaba algo de vergüenza –en un principio–, digo, ¿Quién va a querer convertirse en la roba novios más famosa de la universidad?, obviamente nadie, al menos nadie con una pizca de decencia. Repito, nunca estuvo en mis aspiraciones hacer lo que hago, simplemente sucedió, acudió a mí la oportunidad, y yo, como buena chica necesitada en esta escuela de niños ricos, la aproveché.

–Vaya Sakura-chan, tu cuenta esta mas llena de ceros que los fondos para la vejez del abuelo Jiraiya –bromeó el tonto rubio llegando a mi lado.

Cerré de golpe mi laptop nueva y lancé un suspiro, Naruto siempre con sus exageraciones, como dije antes, por supuesto que me va bien, pero de eso a ser el rico Mc Pato había mucha distancia.

– ¿Qué se te ofrece Naruto? –pregunté dándole un sorbo a mi frapuccino. El calor es insoportable, es un verdadero milagro no estar sudando como un cerdo, tal vez se debía a mi nuevo desodorante, el cual me costó un ojo de la cara, pero gracias a mis ingresos, puedo permitirme esos caprichos.

–Simplemente te vi y quería saludarte –se sentó de lo más confianzudo en mi mesa.

–Pues deberías tener precaución, si Hinata te ve, no quiero ni pensar que parte de tu cuerpo podría salir perjudicada –advertí recordando aquel suceso.

Naruto fue mi primer cliente, mi amigo de toda la vida, al cual jamás he visto o veré con deseo –gracias a Kami–, llegó a mí un día con un asunto de "vital importancia". Su dulce y tierna novia, Hinata Hyuga, acababa de ponerle el cuerno con uno de sus amigos cercanos, Kiba Inuzuka.

Por supuesto esa tontería solo el hueco del rubio la creía, aquella chica babeaba por él, vamos, ni siquiera era capaz de virar los ojos a otro lado cuando lo tenía en frente. Aun así, el paranoico celópata de Namikaze, estaba aquella noche en mi departamento, amenazando con lanzarse de mi balcón –en el segundo piso–, porque no soportaba el engaño.

Esa noche yo tenía bastantes preocupaciones, así que solo lo dejé liberar su drama y después le preparé algo de cenar. Cuando su ideación suicida evolucionó a una desesperada sed de venganza, no me quedó de otra más que prestarle atención y tratar de persuadirlo.

–Naruto, ¿eres idiota, o solo un hombre con una fuente de imaginación inagotable?. Esa niña esta que se corta las venas si tú se lo pides, es más, creo que hasta estaría dispuesta a desollarse para confeccionarte un abrigo con su piel si tu tuvieras frío –le mencioné intentando reparar mi viejo celular.

Él me observó sin intención de creerme una sola palabra, ¿Por qué serán así los hombres?, cuando una maldita idea les ronda por la cabeza, por muy estúpida o increíble que parezca, ellos no aceptan su error.

– ¡Si cómo no!, si eso fuera, no la hubiera encontrado abrazada de ese degenerado cara de perro –por primera vez mi amigo lucía verdaderamente enfadado.

–Mn, tal vez lo estaba felicitando por su cumpleaños –respondí todavía metida en lo que hacía, pegaba con cinta adhesiva la tapa donde se colocaba la batería.

–Su cumpleaños ya pasó –rebatió sintiéndose ganador.

–Mn, entonces lo felicitó por aprobar un examen, o por pasar una materia, ¿Qué diablos sé yo?, un abrazo se da por muchos motivos, tal vez hasta le estaba dando un pésame –continuaba luchando por dejar acomodada la tapa.

– ¿Sakura-chan que rayos haces? –se sentó frente a mí en la pequeña mesita y me quitó el aparato de entre las manos.

– ¿Qué más?, arreglando mi móvil, trae acá –volví a arrebatárselo.

–No sé por qué no te compras otro –suspiró retomando su agonía–, como te decía, sé diferenciar entre un abrazo de amor y uno de amistad, y ese no era un abrazo de amistad Sakura-chan.

–Si tuviera para comprarlo, créeme que no estaría luchando contra este armatoste. En cuanto a lo otro, Naruto, no sabes ni distinguir el guinda del rojo, así que no te creas el magnífico observador, solo son ideas, admite que eres un celoso y déjate de tragedias –por fin dejé listo mi celular y me volví hacia él.

–Por supuesto que no, Hinata pagará caro, le voy a hacer exactamente lo mismo, ya verás, cuando me vea con otra se querrá morir, justo como yo en este momento –juró ofendido.

– ¿Ah sí?, ¿y quién será el reemplazo? –pregunté por seguirle el juego, si Hinata era una tonta enamorada del rubio, Naruto no se quedaba atrás, la adoraba, obviamente no se atrevería a hacer lo que decía.

– ¿Quién más?, pues tu Sakura-chan, no conozco mejor candidata, eres bonita, inteligente, además no tendré que darte ilusiones, de sobra sabes que no siento más que amistad por ti, pero eso servirá para poner loca de ira a Hinata –se enorgullecía de su brillante idea.

Mi reacción en un principio fue mandarlo hasta China de una patada, pero luego pensé que Naruto con todo y sus defectos, era mi único amigo, y la opción de quedarme sin su irritante compañía me detuvo de matarlo.

–Por supuesto que no –le desinflé sus necias ambiciones.

–Pero… ¡Sakura-chan, por favor! –chilló aniñadamente.

–Dije que no Naruto, no me convencerás.

–Anda, te recompensaré, pídeme lo que sea, es más, te regalaré un nuevo celular, uno moderno y sin límite de crédito –ofreció tentándome de inmediato, como una escurridiza y malvada serpiente siseando a mi lado para morder la fruta prohibida.

– ¿Un nuevo celular? –alcé la ceja, ¿realmente lo estaba considerando?, pero claro que sí.

No soy una puritana, está bien que trato de hacer siempre el bien, intentando crear un mundo mejor para las generaciones del futuro, nunca tiro basura, no desperdicio el agua, incluso hasta alimento animales callejeros. Por aceptar un celular –el cual necesitaba desde hace más de dos años– no me convertiría en Satanás, además era un favor para Naruto, mi gran amigo del alma.

–Nuevísimo, el modelo que quieras –repitió la oferta y no pude hacer más que asentir.

No necesito decirles en que terminó aquello, comencé a "salir" con Naruto, la Universidad entera esparcía el chisme, no tardó mucho para que una ofendida peli azul nos confrontara vuelta una furia. Esa vez yo salí ilesa de milagro, ya que toda la rabia y decepción de la chica de ojos grises, fue descargada en su totalidad hacia el bobo de mi amigo, casi le revienta los testículos de un rodillazo, y no era para menos. Si alguien me llamara mentirosa hiena pasea perros –haciendo alusión a que lo engañaba con Kiba–, yo también le reventaría las gónadas.

En fin, después de ver que casi dejaba a Naruto eunuco, la chica le pidió disculpas y le aclaró por todos los medios posibles, que ella jamás lo engañaría porque lo amaba, hasta el propio Kiba dio la cara y explicó el embrollo. "Hinata me abrazó porque uno de los hijos de Akamaru murió atropellado", se disculpaba el chico haciendo una mueca compungida.

Todos felices y contentos, me había reído yo satisfecha, Naruto y Hinata retomaban su idilio, Kiba su honra de buen amigo, y yo tenía celular nuevo, con más funciones que mi propia computadora de escritorio, la cual parecía de bulbos, y el único programa que le funcionaba era el Word.

Fue así como inicié mi profesión, a ese noviazgo falso, le siguieron varios, todos recomendados por mi bocón amigo Naruto Namikaze. Quien se encargó de hacerme propaganda con cada varón despechado y necesitado de desquite.

Varios nombres pertenecían a mi cartera de clientes, Gaara Sabaku No, Sasori Akasuna No, Sai Hirazawa, Chouji Akimichi, Shikamaru Nara, incluso hasta mi profesor de Literatura, Kakashi Hatake. Mi popularidad con los hombres creció tanto, como el desprecio de las mujeres hacia mí, pero eso no me importaba. No después de cambiar mi computadora, comprarme ropa nueva, pagar mis deudas, no necesitar de una beca para permanecer en la escuela, y sí, hasta mi propio auto.

No me acostaba con ellos, jamás me enamoraba de ninguno, era un negocio, puro y crudo, ellos venían a mí con sus exigencias, yo les elaboraba un presupuesto según las necesidades, y ambos sellábamos el contrato con total madurez y compromiso.

– ¡Na!, Hinata sabe que la amo, además no me resistí a contarle como te convencí de salir conmigo, así que ya no desconfía de ti, descuida, no dirá nada –me explicó sonriente.

–Menos mal, no me gustaría que me apuñalaran por la espalda por tu causa –comencé a tomar mis cosas, era hora de mi clase de Anatomía.

–Oye Sakura-chan, aprovechando que te encontré de casualidad, necesito un favor…

–Ya decía yo, tanta amabilidad se debía a algo –guardé la laptop en mi bolso Prada y puse atención.

–Bueno, ¿recuerdas a Sasuke Uchiha? –su seriedad me tomó por sorpresa.

– ¿El Narciso versión oriental? –no pude detenerme de soltar el apodo que le guardaba a ese engreído.

Si bien Sasuke Uchiha en su vida me había hecho algo malo, tampoco era santo de mi devoción. Un hombre que se sabe apuesto, es la ruina de toda mujer, pero un hombre que se sabe un Dios, está más allá de todo, y así era Sasuke, simplemente me faltarían palabras para describirlo, tal nivel de hermosura no sería capaz de catalogarse o explicarse mediante cualquier pobre adjetivo de ningún diccionario.

–Si ese –Naruto dejó de reír después de unos minutos, sin duda le gustó mi sobrenombre para su amigo–. Bueno, pues qué bueno que sabes de quien se trata, Sakura, él necesita de tus servicios –me informó haciendo que me atragantara con lo que quedaba de mi frappé.

–Naruto, ¿quieres que me muera? –le grité todavía roja por la tos–, ¿Qué clase de broma es esa? –me recompuse mientras agitaba mi mano procurándome aire.

–Ninguna broma Sakura-chan, Sasuke quiere contratarte como su novia por algunos días –se acercó a mí susurrando como si me estuviera contando el secreto para la juventud eterna.

–Pero…si él no necesita hacer eso –concluí incrédula.

–Bueno, obvio no, pero piensa como yo y como el resto, no quiere involucrarse con alguna de sus locas admiradoras, según él, necesita darle celos a alguien y piensa que tú eres la opción perfecta.

Asentí satisfecha con la explicación, pero por supuesto, ninguno de mis pasados clientes había sido un adefesio, al contrario, parecían modelos. Claramente todos acudían a mí por la misma razón, yo sabía mi puesto, no me interesaba por ellos en un plano emocional sino profesional, Sasuke Uchiha quería aquello. Lo raro del asunto, es que él estuviera lo suficiente interesado en una mujer como para darle celos conmigo, Sasuke parecía indiferente y completamente distante con cualquier chica, ¿Quién sería su objetivo?, me sorprendí cuestionándome aquella duda.

–Ya veo, pues bien –suspiré como si me dirigiera a picar roca en alguna cárcel de las Islas Marías, no estaba particularmente emocionada, pero no podía declinar la oferta–, en vista de que no tengo un cliente en este momento, puedo darle cita –le informé a mi rubio amigo haciéndolo sonreír.

–Tú dime cuándo, dónde y a qué hora y yo se lo informaré –sacó su celular, para supongo, mandarle un mensaje.

–En mi departamento, hoy a las cinco, dile que sea puntual, tengo una sesión de yoga a las siete.

–No te preocupes Sakura-chan, ahí estará –se puso de pie animado y se despidió de mi con un beso en la mejilla.

–Hmn, que hacerle, trabajo es trabajo –me paré también resignada.

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Exactamente a las cinco de la tarde el llamado a mi puerta me volvía la piel de gallina. No creí ponerme tan nerviosa por la visita que acaba de llegar, pero lo estoy, es ridículo como mi cuerpo no me obedece, vaya, si hasta tengo miedo de ponerme a temblar frente a él.

–Buenas tardes –entró cuando me hice a un lado indicándole pasar.

–Buenas –no soné titubeante, al menos ya es un avance, es mas espectacular de lo que recordaba.

Su mirada escudriñando cada rincón de mi apartamento no es precisamente cómoda o educada, pero que se le va a hacer, todos los que me visitan hacen lo mismo, incluso a mí me parece todavía difícil de creer mi progreso.

Donde antes tenía un sillón de dos plazas algo destartalado e incómodo, ahora tengo un sofá de piel en color blanco; así mismo, mi antiguo televisor que solo mostraba la señal de dos canales, fue reemplazado por mi pantalla plana de cincuenta pulgadas; el tapete persa tan lustroso e impecablemente acomodado cubriendo lo que antes era un piso rayado y maltratado.

–Naruto mencionó que te interesan mis servicios –si quería terminar ese asunto rápido debía ir al grano.

–Sasuke Uchiha –se dio la vuelta ofreciéndome su mano.

–Lo sé, Sakura Haruno –estreché sin mucha fuerza y solté antes de que empezara a escuchar un coro de ángeles y sentir mariposas en el estómago.

–Hn, lo sé –sonrió perversamente, al menos esa impresión me dio, no me fio de esas muecas de galán.

–Bien, mi amigo me comentó que quieres darle celos a una chica, para empezar, ¿Cuántos días requieres de mí como novia? –me dirigí a mi habitación por lo que necesitaba.

–Aun no lo sé, los que sean necesarios para que ella me haga caso –soltó desinteresado.

Regresé de inmediato con un folder y pluma en mano, me dejé caer en el sillón y me acomodé mis lentes, necesitaba levantar el expediente de Sasuke.

– ¿Usas lentes? –parecía perturbado.

–No te preocupes, son para vista cansada, no es como si los trajera siempre, lo digo por si te da miedo que te tachen de andar con una nerd –expliqué cuando me vio como si el esclarecimiento fuera innecesario–.Oh, disculpa, raras veces tengo visita, siéntate por favor –lo invité señalándole una silla de mi nuevo antecomedor.

Se sentó a mi lado ignorando mi ademan y luego me miró con una intensidad impropia de la situación, lo dicho, estos tipos me ponen nerviosa.

–Ahm, bien, entonces es por tiempo indefinido –repetí señalando en las hojas que contenía el folder.

–Podría decirse –respondió tranquilo.

–Bueno, esta hoja es para ti –le pasé un documento con preguntas personales.

Arqueó una ceja y me observó bastante confundido, parecía no captar el propósito de aquel papel.

–Mediante esas preguntas me será más fácil saber de ti –argumenté rápidamente.

–Nombre completo, edad, carrera que curso en la universidad, número de teléfono y celular, nombre de mis padres, si tengo hermanos cuántos y cómo se llaman, el nombre de mi mascota si es que tengo, animales que me gustan, mis amigos más cercanos, mencionar al menos a tres exnovias, pasatiempos, color favorito, comida preferida, tengo o he tenido alguna enfermedad que requiera medicación o supervisión de un adulto –entre mas leía más se descomponía su rostro, yo no podía dejar de verlo, estaba bastante entretenida con su cara–, alergias, problemas de temperamento sí o no, música que escucho, prefiero la montaña o la playa, de qué lado de la cama duermo, que apodo prefiero… –apretó los labios con aversión – amor, nene, cariñito, chiquito, bebé… –esa fue la mejor, su ceño estaba más fruncido que el de un hombre de ochenta años–. ¿Para que necesitas saber todo esto?

–Simple, para ser la mejor novia, parte fundamental de crear una buena fachada es conocernos bien, te imaginas que me pregunten cuántos años tienes y yo me quede con la mente en blanco.

–Eso lo entiendo, pero lo demás es excesivo.

–No lo creo, además es mejor prevenir, nunca se sabe que situaciones debamos enfrentar, prefiero estar preparada –zanjé el tema sin darle más pie a que se siga quejando.

–Eres molesta –susurró comenzando a llenar la hoja después de arrebatarme la pluma.

Lo hizo tan rápido que me sorprendió, me la pasó de nuevo cuando terminó y la puse en un lado, debía continuar con los trámites.

–Ahora, dejaremos claros los limites dentro de la relación –señalé sacando otro formato–. Como novios, tendré muchas obligaciones para contigo, rellenaré las que sientas que son necesarias en nuestro acuerdo. Empezamos: ¿querrás que te tome o tomarme de la mano? –lo observé brevemente y él asintió, taché la opción y pasé a la siguiente–, ¿querrás que nos demos besos en cualquier zona pública, o solo frente a la chica en cuestión?

–Frente a todos, si solo lo hacemos cuando nos vea, podría sospechar –me asombré ante su nueva fase cooperativa.

–Bien –volví a tachar el apartado.

–Esos besos que mencionas…

– ¿Ah? –alcé la cabeza y lo miré fijamente.

– ¿Qué tan reales serán? –soltó serio.

–Oh, no te preocupes, serán actuados, obviamente no pienso darte besos reales –sonreí para que se relajara.

–Necesito que luzcan reales –demandó preocupado.

–Te refieres a…besos… ¿franceses? –¿Por qué me escuché tan espantada?

–Exacto –no parecía bromear.

–Esos son más caros –traté de hacerlo desistir.

–No importa, pagaré lo que sea, dame todos los servicios –se levantaba del sillón.

–Pero, es que hay más cosas que discutir. Por ejemplo, ¿qué horas del día prefieres que nos veamos y aparentemos?

– ¿No fui claro?, cuando dije todos los servicios, me refería a que quiero todo lo que la hoja contenga –señaló con su cabeza mis piernas, en donde reposaba el papel–. Abrazos, conversaciones, salidas al cine, a clubes nocturnos, todo lo que indique que somos una pareja, después de todo, ella frecuenta los mismos lugares que yo.

–Bien, ya entendí, todo el paquete. OK, solo una aclaración, en lo de los besos puedo ceder, pero respecto al sexo, ese es un aspecto que no manejo, solo lo digo por si acaso, no es que crea que eso es lo que buscas –rayos, ahora balbuceaba, debía terminar esta cita cuanto antes–, ¿estás de acuerdo?

–Supongo –su tono de aburrición me indicó que la idea de que tuviéramos relaciones jamás le pasó por la cabeza, ¡genial!, ahora me arden las mejillas por haberlo mencionado.

–Una última cosa, ¿Cuál es el nombre de la chica?

– ¿Cuál chica? –al parecer le urgía dar por terminada la entrevista, ya que divisaba la salida como si fuera claustrofóbico a punto de un ataque de ansiedad.

–Pues a la que le daremos celos, necesito saber quién es para enfocarme en actuar frente a ella –¿acaso no era obvio?, traté de no desesperarme.

–Ah. Si, ella es… –se lo estaba pensando demasiado–. Karin, Karin Uzumaki –respondió orgulloso de haber recordado el nombre.

Creo que se dio cuenta de mi rostro de suspicacia, el cual no era para menos, digo, ¿Quién diablos se tarda más de cinco minutos en recordar el nombre de la chica que le gusta?

– ¿La prima de Naruto? –hice una mueca despectiva.

No soy de meterme en la vida de mis clientes, por mí, ellos pueden amar a una escoba con patas si eso los hace felices, pero la respuesta de Sasuke seguía sin cuadrarme. Para empezar, Karin Uzumaki era bonita, pero no una reina, tenía lo suyo, aunque miles de chicas en la universidad tenían más que ella; continuando, según recuerdo, salía con el mismo chico desde hacía dos años, Suigetsu Hozuki, ¿acaso Sasuke llevaba amándola secretamente tanto tiempo?; para finalizar, la actitud de Sasuke me ponía en alerta, no creía que estuviera diciendo la verdad, aunque sus palabras eran serias, sus ojos no lucían muy interesados en ella.

–La misma. ¿Entonces es todo o necesitas más? –creo que se dio cuenta de mi análisis, porque me habló impaciente e irritado.

–Es todo, en cuanto a mis honorarios deben ser semanales, siempre pido un adelanto, pero por ser amigo de Naruto esta vez no es necesario –me puse de pie para acompañarlo a la puerta–. Ten, estas son unas sugerencias y las cláusulas que necesitas saber, además de mis números para que me localices –le di el último formato.

Asintió tomando la hoja y doblándola, la guardó en uno de sus bolsillos y salió del apartamento. Recordando que siempre me entretenía con la hoja de preguntas dirigidas a mis clientes, regresé de inmediato al sillón y tomé el papel, ¿qué podía hacer?, sentía gran curiosidad por las respuestas de Sasuke.

Pasé de largo su nombre, su edad y la carrera, esos ya los conocía. Saqué rápidamente mi celular y guardé su número en la memoria, luego aprendí fácilmente el nombre de sus padres y su hermano.

–Mn, no tiene mascotas…no le gustan los animales, pero de tener uno sería un gato…Naruto y Juugo amigos más cercanos…ex novias, Pan, Rei y Misa, ésta última hace más de un año –solté una carcajada de incredulidad–, le gusta leer y el fútbol…color negro...cualquier comida que tenga tomates…ninguna enfermedad, soy muy sano –ahora resulta que es el señor salud.

Al leer la siguiente respuesta sentí las mejillas arder al punto de querer meter la cara en hielo, "alergia a tu perfume, es empalagoso, CAMBIALO", CAMBIALO…CAMBIALO…CAMBIALO, leí y releí más de cinco veces, ¿¡Qué rayos!?, ¿cómo se le ocurre decirme algo así?, mi Chanel no.5 es todo menos empalagoso, ¡arghh!, quería arrancarle cada hebra de su arrogante cabeza, pero si piensa que lo obedeceré, se equivoca, tendrá que aguantarse mi aroma. Él es el cliente, y el cliente, siempre tiene la razón, me punzó una voz interna.

Ciertamente debía complacerlo, para eso pagan, y por eso cobro tanto, por hacer cosas que nadie más haría, además, no tengo porque tomármelo personal, si, tal vez debió decirlo con más tacto, pero no creo que sea para tanto, dudo que Sasuke haya tenido la intención de ser insultante. Respiré hondo y me decidí, dejaría de usar mi perfume al menos por un tiempo, me relajé continuando con la lectura.

Un tic en mi ojo comenzó al leer otra de sus respuestas, "¿mi temperamento?, para mí no es un problema, pero para los demás al parecer sí. De cualquier forma no creo que te pese, para eso te pagaré bien, ¿no?". Decidí no enervarme nuevamente, proseguí con las demás preguntas… música favorita, mn, clásica y rock, vaya contraste.

–Montaña antes que playa, ¿por qué no me sorprendo? –miré el reloj de mi móvil, alcanzaba a terminar de leer antes de irme–, lado de la cama…cuando duermo solo, el derecho, acompañado no duer-… –sentí mucha sed de repente, vaya que este hombre es extraño, ¿a mí que me importa lo que haga en sus noches de pasión?. Finalmente llegué a la última respuesta, la que más me interesaba–, solo llámame Sasuke.

Obvio, aunque tampoco es como si quisiera llamarlo de otro modo, no imagino saliendo de mis labios bebé o corazoncito. Dejé la hoja en el folder y recordé algo que me hizo estremecerme, él quería todo el paquete, es algo bueno, visto desde el punto en el que gano mucho más, pero…saber que tengo que besarlo, no sé por qué, pero empieza a asustarme. Borré esas preocupaciones de mi mente, lo más probable es que cuando se llegue el momento, al estar tan metida en mi papel, no me importará. Me puse de pie y tomé mis cosas, era momento de despejarme haciendo yoga.

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La hora de la verdad, lo divisé desde el inicio del pasillo, él estaba de pie conversando con unos chicos, aunque su postura solo era de oyente, ya que no lo vi mover los labios para decir palabra. Caminé nerviosa, ¿Por qué?, pues fácil, me había despertado esta mañana con un mensaje suyo, el cual no hizo más que aumentar mis reservas para con este hombre.

"Necesito que me busques a eso de las diez de la mañana, es la hora a la que suelo ver a Karin, quiero presentártela, será la prueba de fuego, vístete llamativa, así dejaremos claro por qué eres mi novia".

Después de leer aquella orden, borré el mensaje, ¿acaso piensa que no sé hacer mi trabajo?, no por nada he logrado todo lo que tengo, si fuera mala en actuar, nadie me contrataría.

Llegué hasta ellos, para todos fue una sorpresa cuando él giró sus pozos oscuros hacia mi figura y sonrió, diablos, si hasta yo misma no podía creérmelo, él actuaba mejor que yo. Se separó y acudió a mi alcance, acercó su nariz a mi cuello y yo me removí, aspiró disfrutando de mi olor.

–Así me gusta –soltó provocando que me estallará el rostro de vergüenza.

Por supuesto se refería a que le hice caso y no me rocié –el empalagoso según él– perfume. Sonreí en respuesta queriendo más bien golpearlo, noté como una peliroja de lentes se aproximaba detrás de él, venía con su novio, un chico juguetón de ojos violáceos. Cuando repararon en nosotros sus rostros lucían asombrados, Sasuke seguía muy cerca de mí.

– ¡Ey Sasuke! –se pararon justo a nuestro lado.

Mi cliente me tomó por la cintura y yo sentí que mi corazón se aceleraba, ellos no perdieron detalle del abrazo posesivo y delatador de Sasuke.

– ¿Qué hay? –respondió escueto al chico.

–Nada interesante, no nos presentas a… –dejó incompleta la frase, seguramente para presionar la revelación de mi posición en la vida del azabache.

–Mi novia, Sakura es mi novia –aclaró suficiente.

– ¿Tu novia?, ¡vaya!, pues que sorpresa, es muy linda, ¿verdad Suigetsu? –Karin realmente lucía emocionada por Sasuke, creo que esto será más difícil de lo que pensé.

Normalmente mis noviazgos ficticios duran dos, tres semanas, a lo mucho un mes, esto debido a que las chicas a las que mis clientes quieren dar celos, están interesadas en ellos, pero esta vez, me pareció que no era así, Karin irradiaba entusiasmo de que Sasuke estuviera conmigo. Es más, casi presentía que era indiferente al encanto del azabache que me abrazaba, se veía de lo más enamorada de su novio.

–Claro, obvio digna de ti –aportó el otro con confianza, ¿era yo, o esos tres asemejaban a un trío de amigos muy unidos?

–Hn –sonrió nuevamente.

La conversación de ellos continuó pasando a otros temas, yo solo me mantuve cerca de Sasuke, aunque tampoco pude haberme alejado, él no me soltó en ningún minuto. De vez en vez me pedían mi opinión y yo respondía interesada y amable, como buena novia, daba la imagen de estar disfrutando de la compañía.

Nos despedimos de la pareja cuando Sasuke argumentó que iríamos a desayunar a su departamento, no faltaron las indirectas del burlón del oji violeta, insinuando que corríamos para ir a tener sexo, lo cual casi hizo que yo perdiera un poco mi papel, pero pude recomponerme.

–Hmp, claro, empezaremos por el postre para pasar al plato fuerte, ¿cierto Sakura? –me lanzó una mirada tan intensa que me quedé en shock, asentí levemente y dejé que me condujera a la salida.

– ¿Era necesario remarcar eso? –me alejé cuando comprobé que nadie nos miraba.

–Tenía que quedar claro –se alzó de hombros desentendido.

–Bien, ¿quedaste satisfecho con mi comportamiento? –me recordé mi póliza de total satisfacción, si el cliente no estaba conforme no le cobraba nada.

–Sí, pero a la próxima quiero que seas más cariñosa –exigió sin parecer severo.

–Como tú digas, seré miel sobre hojuelas –prometí segura.

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¡Bastardo arrogante!, salí a prisa de la casa donde se llevaba a cabo la fiesta a la que acudimos como pareja. ¿¡Para qué diablos me quería cariñosa si cuando lo hice me trató como basura!?, me cuestioné llena de ira.

Llegamos pasadas las nueve, la reunión era en la residencia de Karin, me esmeré en verme de lo mejor, ese fue su requerimiento. Todos nos veían admirados, Sasuke estaba satisfecho, hasta ese momento las cosas iban muy bien.

Cuando me tomé la molestia de abrazarlo y darle un sorpresivo beso frente a sus amigos –entre ellos Karin, su novio y hasta Naruto–, él me apartó como si le repugnara, mencionó un "no seas fastidiosa" , y se giró para seguir conversando con la peliroja, esta le sugirió no ser tan agresivo conmigo, y él simplemente se alzó de hombros. La mirada de compasión que me dedicaron dolió más que los insultos y comentarios de las chicas de la universidad, esas que tanto me acosaban por ser una quita novios. Sin decir una sola palabra me abrí paso hacia afuera, tenía ganas de gritar, llorar, golpearlo por ser un desgraciado insensible.

Teníamos actuando casi una semana, en ese tiempo pude acomodarme a las exigencias de Sasuke, mismas para las cuales no tenía una sola queja, como mi cliente, yo me debía completamente a sus demandas. Dejaba que me acompañara a mis clases, comíamos juntos, siempre sonriente, siempre desviviéndome para que él lograra su objetivo de atraer con celos a Karin, pero esta noche, simplemente no lo pude soportar y corrí.

Si me reclamaba no me importaba, total, ni siquiera me había dado el primer pago, así que desharía el contrato y lo mandaría al demonio, aunque eso me trajera serias repercusiones, seguro cuando los otros se enteraran, verían que ya no soy tan profesional como presumo.

Comencé el camino a casa por la solitaria calle, para colmo me fui con él, mi auto estaba en el estacionamiento de mi edificio, debía buscar un maldito taxi, la verdad dudaba encontrarlo. Avancé dos casas y sentí una mano en mi brazo, giré asustada para encontrarme con su mirada.

– ¿A dónde se supone que vas?, la noche no ha terminado –hablaba tranquilamente.

–A mi casa, es más que obvio que aquí mi presencia te molesta –me solté de su agarre y resentí el jalón, ya que él me apretaba fuerte.

– ¿Qué rayos te pasa?, ¿por qué me contestas así, se te olvida que soy tu cliente? –sentí que se hallaba ofendido.

–Mira, se supone que actúo como tu novia, no como una esclava, para continuar, te veías mejor sin mí. No sé para qué rayos me exiges ser cariñosa, si cuando lo hago me insultas –contraataqué brava.

–No te insulté –negó distraído–, además, estaba calculado, sabía que te molestaría, así todos pensarían que teníamos una pelea –explicó por fin respirando hondo.

– ¿Una pelea? –pregunté atontada.

–No podemos ser la pareja perfecta Sakura, las cosas no siempre pueden marchar tan bien. Es más probable que sospechen si todo entre nosotros es pura felicidad.

– ¿Y qué?, ¿no pudiste decírmelo? –controlé mi carácter para no voltearle el rostro de un puñetazo.

–Me pareció mejor improvisar, además funcionó, creo que Karin ya está más interesada en mí, conversamos mucho –sonrió animado.

No es que hubiera olvidado lo que él sentía por ella, o cual era el verdadero propósito detrás de nuestra relación, pero escuchar el nombre de esa mujer, me afectó a un punto tal que me aterré. ¿Por qué verlo sonriendo por eso me hizo un hueco en el pecho?, Sasuke era un cliente más, ¿no?, pero por supuesto, él es solo otro chico de mi lista de clientes, me convencí a la vez que asentía en aprobación, desapareciendo mi enojo.

–Ahora, para hacer nuestra reconciliación creíble –se acercó dos pasos quedando casi adherido a mi cuerpo.

Cerré los ojos al sentir sus labios calientes en mi boca, el beso parecía no ser más que una escena de novela, porque conservábamos nuestras lenguas en su sitio, hasta ahí íbamos bien, pero luego él me tomó por la cintura y me desarmé, no supe en que momento nuestros alientos se mezclaron volviéndose uno. Danzando al mismo ritmo primero acompasado y luego salvaje, me estremecí. Casi quise soltar el llanto al chocar contra la fría realidad, no, Sasuke no solo era un cliente, él me gustaba, estaba enamorándome de él.

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Tres meses, ¡whao!, ese era un récord imposible de superarse, después de aquella discusión supuestamente falsa a los ojos de Sasuke, no tuvimos problemas. De hecho, la relación era como un cuento de hadas, suena cursi y ridículo, ya que Sasuke no es precisamente un príncipe tierno y afeminado, pero así era, esta farsa se volvía más real de lo que yo podía soportar.

Pasábamos horas charlando, ya sea en persona o por teléfono, y aunque la conversación se centraba principalmente en cómo llamar la atención de Karin para que le hiciera caso, a mí me encantaba escuchar su voz, me encantaba a la vez que me mortificaba. Me repetía diariamente que mi enamoramiento por él, no era más que un cariño especial por llevar tanto tiempo juntos. Cuando íbamos al cine y entrabamos a ver esas películas de horror, donde terminaba abrazándolo fuertemente, me gritaba que él estaba siendo buen amigo y educado al apretarme contra sí para calmarme. Pero sobre todo, definitivamente las lágrimas que lloraba a diario sobre mi almohada, no eran porque él no me correspondía, eran solo por algún problema hormonal, me consolaba.

Bufé exasperada, la situación era insostenible, debía hablar con él, al parecer las cosas no iban a llegar a nada más, y era injusto seguirle cobrando cuando el objetivo estaba a miles de kilómetros de alcanzarse –aunque no es como si yo usara o aprovechara ese dinero, la verdad lo recibía solo para no delatarme ante él–. Me removí ansiosa en el sofá, me urgía terminar con esto, sabía que sería duro, porque en el fondo de mi corazón anhelaba su compañía, aunque esto solo fuera una mentira, pero también, mi alma no podía soportar más, era necesario dar por concluido el acuerdo antes de que terminara completamente rota.

El timbre sonó, él pasaría por mí para asistir a otra de las reuniones con sus amigos, me paré perezosa y me alisé el vestido. Última vez que lo acompañaría, cuando volviéramos de la fiesta, todo terminaría, me prometí con resolución.

No podía borrar la sonrisa de mi rostro, él me llamo hermosa cuando me vio, y eso, me tenía bastante contenta. El camino se me antojó corto, pero siempre que hablaba con él, el tiempo perdía sentido, solía enfrascarme en nuestro mundo con tanta facilidad que me impresionaba.

El ambiente se congeló, al menos para mí. Giré en seguida y descubrí el rostro de Sasuke, se apreciaba tranquilo, pero por lo que yo sabía y los demás no, supuse que por dentro sufría. Karin y Suigetsu acababan de anunciar su compromiso, dentro de seis meses estarían casados. Recibieron la felicitación de todos, incluido Sasuke, quien permaneció abrazando a la peliroja por largo rato, supuse que era la despedida final, se estaba dando por vencido, y con justa razón.

Lo tomé de la mano y caminamos a una de las habitaciones, necesitaba reconfortarlo, me dolía saber que él resistía aquel sufrimiento en silencio. Al cerrar la puerta lo abracé sin esperar más, fui todo lo sincera que pude, sin tratar de mostrar lástima, solo consuelo, aquel consuelo y paz que mi amor pudieran darle.

– ¿Cómo te sientes? –pregunté arrepintiéndome al ver que él se giraba dándome la espalda.

–Estoy bien –intentó mentirme.

–Sasuke yo…quiero apoyarte, dime que hago para que te sientas mejor –me acerqué pasándole una mano por su hombro.

– ¿En serio, harías lo que te pidiera? –giró asombrándome al ver lo brillante de sus ojos.

–Lo que sea… –aseveré con seguridad.

–Entonces…déjame hacerte el amor –completó directo.

–Pero… –retrocedí titubeante ante la turbación de su mirada.

–Quiero estar contigo, solo así me sentiré mejor –me atrapó en sus brazos.

–Está bien Sasuke, si es lo que quieres…eso te daré –comenzó a besarme impaciente.

No era lo más indicado, él se acostaba conmigo por despecho, aun así, en mi mente me convencí de que lo haría con gusto, porque aunque en ese momento Sasuke estuviera resentido y dolido por lo de Karin, yo lo amaba, y con mi amor podría al menos darle un respiro, hacerlo sentir querido, deseado, se olvidaría de su tristeza en mis brazos.

Le di todo de mí, y él lo tomó, sin reparaciones me entregué como nunca, mostrándole lo que para mí significaba, y rogando para que él me correspondiera aunque fuera una ínfima parte. Fue tierno, apasionado, mi cabeza dejó de pensar y solo pude concentrarme en abandonarme al placer y al amor, un amor unilateral, pero al fin y al cabo tan profundo e infinito, que alcanzaba para los dos.

Al despertar estaba sola, me preocupé, aunque solo porque no sabía si Sasuke se encontraba bien o no. Me vestí rápidamente, todavía la ilusión enmarcando mis facciones. Bajé apresurada y lo busqué como loca, quedaba poca gente, pregunté a una chica de su carrera por él, ella me dijo que se encontraba en el jardín trasero.

Mis ojos se quedaron abiertos por la hiriente decepción que sentí en ese momento, él conversaba acaloradamente con Karin, no escuchaba que palabras intercambiaban, pero pude darme cuenta de toda su desesperación y rabia, ¿le estaba reclamando?, para hacerlo tenía que aceptar primero ante ella que la quería, ¿acababa entonces de confesarle que la amaba?, ¡después de haber estado conmigo, de entregarnos el uno al otro!, ¿él había corrido tras ella?, me quedé sin aire y sin fuerzas.

Mareada y avergonzada de mí misma por ser tan estúpida, lloré defraudada. Al ver como ella lo miraba con pena, un odio creció dentro de mí, un rencor hacia ella por herirlo, ¿era tan patética?, debería buscar mi propio bienestar y resarcir mi dignidad, ¿pero qué hacía?, seguía preocupándome por él. A punto estaba de ir y reclamarle a Karin por lastimarlo, por lastimarme a mí que lo amaba y me destruía verlo así. Entonces ella lo abrazó, y él le correspondió, mi mundo se hizo añicos, estaban tan cerca, más de lo que yo podría estar alguna vez con él, porque a ellos no los unía solo ese abrazo, los unía la comprensión y el amor que centellaba en sus ojos.

Lo comprendí, ella también le correspondía. Me di la vuelta y corrí a la casa, conseguí pasar desapercibida y salí por fin rumbo a la calle. El oxígeno no llegaba a mis pulmones, podía apreciar cómo me asfixiaba aun afuera. Continúe andando hasta perderme de vista, sonreí desgarrada, al menos no perdería mi fama, siempre lograba que mis clientes consiguieran a las chicas que querían, y Sasuke, no sería la excepción, desaparecí en la oscuridad, deseando dejar de existir.

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Salió de la nada, en un momento estoy disfrutando de un vídeo de música en you tube, y al otro ya estoy escribiendo. Terminó como no lo imaginaba, la idea era distinta en mi cabeza, pero las palabras salían solas y esto fue en lo que acabó, mas largo de lo que hubiera querido, de hecho preferí dejar para la otra parte algo que iba en esta.

Como leyeron, son solo dos capis, es la primera vez que escribo el relato en primera persona, utilizando obviamente la perspectiva de Sakura, en el próximo será la de Sasuke.

Ojala les haya parecido interesante, sé que tengo continuaciones pendientes, pero no me pude resistir a esta idea SasuSaku. Cualquier comentario es bienvenido, de hecho ya saben que se los agradecería, me encanta leer sus opiniones =).

Cuídense mucho, me despido antes de que esto suba a siete mil palabras. Un abrazo, quieren la continuación?, si es así, ya nos leeremos pronto.