- Una...dos, tres, cuatro... Listo, son cuatro. Ohhh! En tu cabeza, Sobre tu cabeza hay otra! Cinco moscas!.- Anunciaba Miku señalándome con el dedo desde el sofá. Como respuesta a sus palabras, agité la cabeza. La miré tratando de parecer enojada, pero se me escapó una risita.

Habían pasado dos semanas desde que, orgullosa y muy entusiasmada, oficialmente tengo (o tenía) una aprendiz en el oficio de corte y confección, o más fácil y popular, costurera. El punto es que, la joven Hatsune perdió el interés a los dos días. Sé que no es lo más divertido del mundo, pero tampoco es muy complicado. Recuerdo cláramente el primer día que entró por esa puerta, y decidimos juntas, que empezaríamos por hacer una falda. Una falda, tan simple como eso!. El hecho de hacer bozetos, medir, calcular proporciones, coser... No eran cosa de la pequeña Miku. Al siguiente día de aprendiz, llegó a mi casa con una caja de bombones, y un lo siento en susurro.

-''No puedo ser aprendiz, pero déjame ser tu ayudante... Porfavor!'' En vez de ver la expresión de su cara yo veía un cachorrito rogando por su comidita. Qué comparación rara, pero era algo así. Sé justifico diciendo que no se veía en el trabajo, que es muy torpe con las manos, y que lo arruinaría. Sardinas... ni siquiera pudo esperar un mes para tomar esa desición. Me sentí un poco desanimada, porque de verdad quería que aprendiera. Sumado a que por mi placer personal, me hubiese encantado enseñarle a alguien y no sentirme tan inútil en la vida...

Por otro lado, la tendría a mi lado. ''Para ir por las telas, ayudarte a escoger cosas bonitas, hacerte compañía...'' Recuerdo claramente su sonrojo al decirme eso, y de solo recordarlo me sonrojo yo. Y eso es desafortunado, ya que mi cara es como una manzana bien roja cuando me sonrojo...¿Disimular la vergúenza? Nahh, para qué? Maldita piel blanca papel...

Entonces, aquí estamos. Una delicada muñeca recostada en mi sofá contando moscas mientras yo culmino los detalles de un traje de graduación, que me mandaron a hacer con 36 horas de anticipación con la promesa de pagarme un 5% más. Vaya! Un 5%! Gracias! Podré comprar qué? Un fósforo con ese dinerito extra?. La gente me estresa mucho, pero es trabajo, no puedo negarme. Me alejé unos cuantos centímetros admirando el traje terminado en el maniquí.

- Supongo que está bien.- Digo limpiándome con la mano el sudor de la frente. Hacía mucho calor! Ahora comprendo porqué las moscas fastidiaban tanto.

- Sí, está hermoso Luka-san! Lástima que no va a lucir bien en el chico.- Hizo una mueca muy exagerada. Han pasado dos semanas y me sigue hablando tan formal...

- ¿Eh? .- La miré sin comprender.

- Es feo pobrecito.- Su risita me contagió. Se puso de pie desperezándose y mirándome fijo- ¿Nos vamos a entregarlo?

- No. Tengo que esperar a Kaito, dijo que me va a traer un cliente. Y por otro lado, tu debes ir a casa.- Me siento a su lado suspirando. Ella hace una carita de tristeza tan adorable que me dieron ganas de apretar sus mejillas.

- Kaito-sama viene a verte todos los días.- Dijo simplemente. No respondí esperando que me dijera algo más pero se puso a jugar distraídamente con su coleta en silencio, bajando la mirada.

- Se preocupa mucho por mi, por eso viene muy seguido, aunque si, es fastidioso aveces.- Le sonreí. No me fastidia mi primo, sólo cuando se pone muy pesado contándome hasta de la última menstruación de Meiko. No quiero saber si le bajó mucho, o poco, si es una canilla o un desierto, ya cállate!

-P-pero ahora tu me tienes a mi! .- Comenzó a agitar la cabeza estrujando más su cabello aquamarino, y nuevamente ese tono rosa apareció en su bello rostro.- Q-quiero decir... ahora te estoy ayudando yo, ya no estas tanto sola...

- Lo sé, y él lo sabe. Aún así, somos familia. Me quiere y me cuida, así como tu papá... .-Me quedé callada mirandola de repente.- Ve a casa, le prometí a tu padre que irías temprano a estudiar.

- Luka-san... ¿No me quieres aquí verdad? C-como no quiero ser aprendiz y si quiero quedarme a ayudar...soy un estorbo en realidad... y tu quieres pasar tiempo con Kaito-sama... Y yo solo...-Su voz se estaba quebrando, y creí que iba a llorar. Me arrodillé enseguida frente a ella y le tomé de las manos. Tan suaves y pequeñas... No quería hacerla llorar, no podría verla así. Además, estaba diciendo cosas que no eran . De verdad le prometí a su familia que si ella me ayudaba, yo respetaría sus horarios de estudio. Que yo sea una tonta y no haya llegado lejos no quiere decir que ella no lo haga. Con todo ese potencial y belleza... puede ser lo que quiera ser.

- Miku...adoro tenerte aquí. Me eres de gran ayuda, no solo en el trabajo, sino en la vida diaria... La soledad es horrible aveces, ¿sabes? Y tu, la alejas cuando estás conmigo. Pero, tienes que estudiar, porfavor, esfuérzate! Y no pienses mal de mi...

Sus lindos ojos no se apartaron de los mios, y me apretó las manos con fuerza. Una de esas sonrisas, como la del día que la conocí apareció en su rostro. La sonrisa de alguien agradecido y sincero. Así era ella, tan humana, tan pura... Sin decirme ni ''ah'', se inclinó y por unos segundos, que parecieron minutos, beso mi frente con delicadeza. Sus labios tiernos y tibios descansaron en mi piel y juro que creí que iba a desmayarme. ¿Qué me está haciendo ésta chica?. Se puso de pie, recogió su abrigo y me echó una mirada desde la puerta de salida. Esbozó una sonrisita.

- Aunque no aprenda del oficio, puedo aprender otras cosas de ti, Luka chan...

Y se fue, dejandome allí, arrodillada, sonrojada con el calor en mi rostro y con ganas de ir corriendo tras ella y ser yo quien le pida que se quede. Malditas situaciones que me dejan sin saber qué hacer, qué sentir o cómo actuar. ¿Le gusto? ¿Es amable porque así es ella? No comprendo todo esto.

- Luka chan...-Repetí poniéndome de pie. Lo dijo de repente. Me hice una coleta alta. Todo ese calor extra me hacía sudar más. Dispuesta a darme una ducha , e ir a comprar un insecticida para esas moscas, y esperar a Kaito-baka. Pero ''pumpumpum'' alguien golpea la puerta, y resuena de esa forma en mi mente. Qué cliché es mi vida!. La abro con cara de pocos amigos.

- Hola hermosa.

No sé cómo ni porqué, pero me había encontrado.


Hola a todos y todas. Ha pasado mucho tiempo desde que empecé este fic. Lo siento muchísimo, no quería abandonarlo, pero la vida da muchas vueltas y por h o por b no he podido regresar antes. Espero que les guste este capítulo. Voy a seguir con el fic, mil disculpas nuevamente. Y feliz 2015! (un poco tarde) ^^