N/A: Viendo que muchas quieren el prólogo, lo voy a hacer...me gusta que insistan y perdón por la tardanza. Me gustó haberlas molestado con el final, o sea, nadie esperaba un final así ¿No? Ni yo. En el prólogo hablaré de que pasó con el rubio homosexual, que hizo Kukai, Utau (aunque apareció poco), Rima, Yaya, Tatsu, Ikuto y Amu...Midori, Tsumugu y Naomi no voy a poner que hicieron ya que ellos no tienen tanta importancia...creo jajajaj.

PD: agradezco a mis lectoras por sus comentarios...y por sus insistencias.

PD2: espero alguna actualización de Agus-Chii.

PD3: perdón por la tardanza.

PD4: este es el más largo que he escrito de esta historia, es más un capítulo que un prólogo.

Capítulo 16. Prólogo.

Aquel día fue el peor de todos y el mejor a la vez. Ya saben. Fue secuestrada y estuvo a punto de ser nuevamente violada por Tadase, pero fue salvada por su amado Ikuto, con el cual hizo el amor.

Pov. Amu.

Ustedes seguramente sabrán que pasó exactamente ese día, en el que casi me viola Tadase...

Pues verán. Tadase al irnos de la comisaría, despertó y huyó de los policías, al ser joven corría más rápido que esos adultos. Cuando Ikuto y yo despertamos de esa noche de excesiva pasión, recibimos una llamada de esa misma comisaría, nos contaron lo sucedido y nos confirmaron que lo iban a buscar a como diese lugar. Ese día no me puse a llorar de miedo, ni nada de eso. Yo tenía a Ikuto a mi lado apoyándome y eso me bastaba.

Una semana después lo hallaron intentando escapar de la provincia con Kye, el amigo de la niñez. Lo atraparon pero no lo arrestaron, lo llevaron a una correccional. Ese día, mi familia, amigos y mi novio festejamos con una alegría desbordante. A decir verdad, nunca pensé en ver a mi primer novio en una correccional, sentí algo de pena por él pero no me arrepentí de nada de lo que hice. Cuando lo atraparon me habían preguntado si le quería poner una demanda y, a recomendación de Ikuto, lo hice. Entonces desde ese día no he sabido nada de Tadase, ni él de mí.

Kukai, a él lo perdoné ya que, por lo que me contó, todo lo que hacía contra mí era porque el rubio lo tenía amenazado con algo muy personal. Actualmente vive con mi familia temporalmente. Según Ikuto, me dijo que él está enamorado de Utau, eso me puso muy contenta. Hablé con mi amiga y ella me dijo que sentía cierta atracción por mi primo, obvio que me alegré por ambos chicos, le dí mi aprobación y chillamos como niñas emocionadas. Kukai desde ese día se ha comportado muy servicial conmigo, además de cariñoso y resultaba gracioso ya que Ikuto sentía algo de celos por la cercanía entre mi primo y yo, me producía risa el ver a Ikuto fastidiado, siempre rodando los ojos, bufando y negando que sintiera celos.

Rima y Yaya se volvieron mis confidentes personales, siempre me contaban cosas que sucedían en mi ausencia. Yaya me contó que Rima se enamoró de un chico llamado Nagihiko. Rima me contó que Yaya en un tiempo lejano se había enamorado de Tadase pero que al salir conmigo desistió e intento enfocar su mirada en otra cosa que no fuera el rubio. Ambas me contaron cosas del colegio, al cual no he ido hace mucho.

Tatsu se fue de viaje luego de lo ocurrido ese día, me llama de ves en cuando pero no siempre, entonces no se mucho de él.

Ikuto se ha vuelto más posesivo que antes, si eso es posible. Siempre que salgo a algún lugar público, él me pregunta a donde voy, le respondo y él me sigue. Igual, de todas formas lo amo. Los años le han sido de mucha ayuda, se ha vuelto más sexy, es más provocador que antes y...muy bien esto es raro, ya no siente pudor alguno frente a quien sea. Lo digo porque una vez que fuimos al Shopping una chica "sin querer" tropezó y le "volcó" un licuado en su playera y vaquero y sin titubear se quitó su ropa mojada, agradezco infinitamente que abajo del vaquero tenia una bermuda, igualmente me puse celosa ya que él acarreaba a todas las miradas femeninas de ese lugar. Admito que fue divertido ese día y estoy segura que no lo olvidaré.

Fin Pov. Amu.

Desde ese día pasaron 5 años en los cuales la pequeña Amu maduró, creció y cambió, en especial por Ikuto. A la edad en que Amu cumplió la mayoría de edad, es decir 18, Ikuto le propuso casamiento, en ese entonces tenía 23 años. Si bien ella era chica para casarse, Tsumugu obligó a que Ikuto le pidiera la mano a su hija, la razón: Ikuto en un descuido había dejado embarazada a su novia. La familia al enterarse de tal hecho amenazó al pobre de Ikuto, aunque el no tuvo inconvenientes con pedirle casamiento, ella le pidió tiempo. Cuando aceptó dicha propuesta tenía 4 meses de embarazo y se le notaba el bultito en su abdomen. Desde ese entonces empezaron a hacer las preparaciones para el casamiento.

– ¡Oye Ikuto, por favor puedes venir nuevamente, me parece que a tu hijo le gusta que vos lo mimes!, ¡No deja de patearme! – le gritó una peli-rosa desde una cama, con una panza en la que se hacía notar un embarazo de 7 meses.

– ¿Cuál prefieres: Blanco o rojo? – le preguntó Ikuto acariciando la panza en la que se encontraba su hijo con una voz bastante cambiada con los años, ahora era un poco más ronca y sensual pero agradable y pacífica.

– ¿Para qué? – se puso a reír.

– Tu madre me preguntó sobre los manteles y yo le comenté que pediría tu opinión y aquí estoy. Por cierto, ¿de qué te ríes? – le dio un corto beso.

– Es que tu mano está fría y me da cosquillas, por cierto elijo el blanco, quiero que convine con el vestido – sonrió con niña contenta.

– Muy bien gatita, ya vuelvo – salió del cuarto y la dejó sola con sus pensamientos.

– Creo que lo mejor para nosotros será dormir, bebé – dijo acariciando el sitio en donde se ubicaba su hijo, a la ves que sonreía.

Se recostó bien en la gran cama matrimonial y se cerró los ojos para poder descansar.

Y así pasaron 1 mes y 3 semanas.

– ¡Ikuto! – Gritó Amu sentada en la cama matrimonial haciendo presión en la parte inferior de su vientre – ¡Por favor, Ikuto ven ya! – le empezaron a salir lágrimas por el dolor.

Se levantó de la cama como pudo y sintió un líquido caliente recorrerle su pierna: Su hijo iba a nacer ahora.

Sonrió con alegría pero fue borrada al instante que otra punzada la atacó en el mismo lugar que la anterior.

– ¡Cuando este dolor termine, juro que te mato Ikuto! – gritó aún con lágrimas.

– ¡¿Qué pasa?! – dijo Ikuto agitado y asustado al mirar a su novia y pronto esposa.

– ¡¿Y todavía preguntas qué pasa?!... ¡Rompí bolsa pendejo de mierda! – Ikuto estaba seguro de que si ella no sufriera esas punzadas él estaría enterrado bajo tierra – ¡No te quedes ahí parado pedazo de animal, llévame al hospital! – rápidamente Ikuto tomó un bolso que ya estaba preparado para este momento y habló.

– Ya está, vamos – la agarró de forma nupcial y la llevó hasta un auto 0 Km.

– ¡Que te apures imbesil! – le gritó a la ves en el que le tiró un manotazo en la cabeza.

– ¡Ya voy, no pegues mujer! – dijo nervioso y algo cansado de la actitud de Amu, arrancó el vehículo y marchó lo más rápido que pudo hacia el hospital.

– ¡Juro que cuando salga de esta, te mato! – le gritó haciendo muecas de dolor.

– ¡¿Por qué?! – le gritó esquivando varios autos.

– ¡Es tu culpa que yo esté así, imbesil, me las vas a pagar! – le tiró otro manotazo y por poco hace que choquen.

– ¡Vas a hacer que choquemos mujer del demonio! – se le escapó y al instante se arrepintió.

– ¡Si, soy la mujer del demonio! ¡Peor el demonio eres tú, bazofia! – gritó escandalizada.

Al llegar al hospital, estacionaron y llamaron a unas enfermeras que al ver a la embarazada acudieron en su ayuda. Pasando por el pasillo llevaban a una Amu muy escandalizada, la cual lanzaba maldiciones muy audibles hacia Ikuto.

– ¡Pasa esto y firmas tu sentencia Ikuto! – fue lo último que se escucho de ella, porque luego entraron a la sala de partos.

La gente que estaba en el pasillo miraba al peli-azul con gracia porque lidiar con alguien con ese carácter era muy difícil.

– Creo que tendré que llamar a su familia – suspiró con mucho cansancio.

Primero llamo a Utau, ella vivía con Kukai y adivinen que...la familia de Amu justo los pasaba a visitar. Al instante que Ikuto pronunció las palabras: Amu, hospital y parto; toda la familia venía en camino a dicho edificio con prisa.

– Padre primerizo... ¿Quién lo hubiera imaginado? – sonrió apoyándose en la pared con el bolso aún en el brazo.

Unas chicas que pasaban por ahí, lo vieron y lo reconocieron...eran muchas chicas...

– Oye, ¿Tú hac años eras el que vivía en casa de una niñita? – le preguntó la castaña de ahí.

– Si, ¿Y? –

– ¡Kyyyyyyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! – gritaron como fanáticas al ver a su ídolo, al instante lo acorralaron y le empezaron a preguntar muchas cosas diferentes.

– ¿Cuántos años tienes? –

– ¿Tienes novia? –

– ¿Qué hace en este lugar? –

– ¡Tengo 20 años! –

– ¡Mi casa está libre todo el fin de semana! –

– ¿Quieres ser mi novio? –

– ¿Te doy mi número telefónico? –

– ¿Vamos al parque de diversiones? –

Todas preguntaban cosas de ese tipo, hasta que una enfermera se le acercó y le preguntó algo que dejó paralizadas a todas las chicas.

– ¿Usted es el novio, esposo o familiar de la chica que acaban de ingresar a la sala de partos? – le preguntó nerviosa al ver su rededor.

– Novio pero pronto seré su esposo – enfatizó la última palabra, eso dio a entender que ninguna de ellas tenían posibilidades con él.

– ¿Tiene un bolso con ropa para el niño? –

– Si – le entregó el bolso que tenía colgado en el brazo – Por cierto, ¿Cómo está ella? – preguntó preocupado.

– Ahora mismo sigue en labor de parto peor pronto acabará, ¿Padre primerizo? – pregunto divertida.

– Si – dijo nervioso.

– Tranquilo, es así siempre – se despidió y entró a la misma sala en la que había entrado Amu antes.

– ¡Ikuto! – se dio vuelta y se volvió presa del pánico, toda la familia de su novia venían corriendo muy rápido hacia él, como si quisieran tirársele encima, por suerte pararon al frente suyo, todos agitados.

– ¿Qué? – intentó tranquilizarse por los nervios.

– ¡¿Cómo y qué?! ¡¿Y Amu?! – gritaron todos a la vez.

– Amu sigue en labor de parto, no sé nada más – finalizó agitando las manos de arriba abajo nervioso.

– Ahhhhh – suspiraron todos tranquilos.

– Familia de Hinamori Amu – gritó una enfermera, todos la miraron y ella se acercó.

– ¿Cómo se encuentra? – fue lo primero que dijo Ikuto.

– Ella y los bebés se encuentran bien, aunque al concebirlos los pequeños no se querían separar, ahora los están bañando – dijo riendo suavemente. Cada palabra dejó un gran alivio en todos pero estaban en shock al recibir la noticia de que tuvo Dos Hijos, no uno, si no dos.

– ¡Dos! – Gritaron todos eufóricos y con lágrimas de felicidad en sus ojos.

– Si, tuvo dos hijos: un niño, el mayor, y una niña, la menor. ¿Quién es el padre? – los miró a todos pero se detuvo en Ikuto – supongo que tú, ¿O me equivoco? – Él sonrió con timidez – ¡Felicidades!, el niño es la viva imagen del padre y la niña de la madre – sonrió feliz.

– Ya pueden pasar a verla, pero de a dos nomás – dijo la enfermera que le había pedido el bolso anteriormente a Ikuto.

– Ikuto, vos deberías de ser el último en verla – dijo Tsumugu apoyando su mano en su hombro.

– Muy bien, estoy de acuerdo con eso...no quiero morir tan joven – le corrió un escalofrío por toda la columna vertebral, eso hizo reír a los demás.

– ¿Qué te hizo? – preguntó aún riendo Midori.

– Me amenazó de muerte innumerables veces antes de entrar en labor de partos – admitió apenado.

– Déjala, seguro se le pasará – dijo Utau.

– ¿Quienes pasan primero? – habló la enfermera del bolso.

– Nosotros – levantaron la mano Tsumugu y Midori y, aún riendo, entraron a la sala en donde estaba Amu.

– ¿Qué pasó? – dijo una pre-adolescente, de dos colitas bajas, llegando al lado de Ikuto.

– Oh, la pequeña Amy si que ha crecido – le acarició la cabeza haciéndola enojar.

– ¡Ey! – le pegó un puñetazo en el abdomen.

– Me había olvidado lo brutal que podías llegar a ser – dijo Ikuto agarrándose el lugar afectado por el golpe.

– No me has respondido Ikuto – se cruzó de brazos.

– Tu hermana ya concibió a sus hijos – le sonrió con sinceridad.

– Que bueno...un momento ¡Dos! – dijo alterada, eso hizo reír a Kukai, Utau y a Ikuto.

– Si, tuvo un niño y una niña, ¿Feliz por ser tía? – le habló de manera paternal.

– Si, a decir verdad estoy muy contenta – sonrió mientras se le escapaban unas lágrimas.

– Toma – le dio un pañuelo.

– Gracias – se secó las lágrimas.

– ¡Viste lo que son, son hermosos! – Dijo Midori sonriendo de oreja a oreja – ¡Gracias Ikuto por hacerme tener nietos! – le agarró las manos muy contenta.

– Oye, ¿Cuándo llegaste Amy? – le preguntó Tsumugu.

– Hace un rato, ¿Puedo pasar a verla? – dijo esperanzada.

– No, acuérdate que me pediste que te llevara a ese concierto de... ¿De qué era? – pregunto dudoso.

– ¡Mezcla de Rock-Metal! – gritó muy eufórica, luego arrastró a sus padres fuera del edificio.

– Vaya que cambió la Amy a la que le gustaban las canciones de amor y drama – rió Utau – A que le guste ese género de verdad sorprende –

– Es verdad – suspiraron ambos chicos.

– ¿Quién pasa a verla? –

– ¿Vamos Kukai? – le preguntó jalándole el abrigo.

– Está bien – bufó cansado.

Pasaron minutos hasta que salieron y le dieron suerte al oji-azul...

– Tranquilo, no te hará nada – le dieron también su apoyo las enfermeras.

– Gracias – entró a la sala en la que estaba su novia con dos gemelos en sus brazos.

– ¡Ikuto! – gritó emocionada, algo raro después de haber estado en labor de parto.

– ¿No deberías estar cansada? – se sentó en una butaca sin dejar de admirar a ambos bebés.

– Sip, pero no lo estoy – chilló emocionada aún – ¿Quieres cargar uno? – le preguntó animada.

– B-bueno – ella le tendió con cuidado al niño y el lo tomó de igual forma.

– Él es Ikuto Junior y ella Amu chibi – rió feliz.

– Vaya Amu, estoy impresionado de cuanta creatividad tienes al inventar nombres – dijo sarcásticamente.

– Gracias – dijo sin notar el tono que empleó Ikuto en aquellas palabras.

– ¿Qué te parece si a la niña le ponemos Hana?, ella será la flor que resultó después de "sembrar la semilla" – le preguntó emocionado.

– ¡Me gusta! – miró a la bebé que tenía en brazos – Tu serás Hana preciosa, Tsukiyomi Hana – miró al hombre adelante suyo con mucha alegría.

– A mí me gusta para el niño Kazuma, ¿A ti? – la miró a los ojos.

– ¡Me encanta! – volvió a chillar.

– Kazuma, tú te encargarás de galopar al compás de tu hermanita para impedir que ella se desvíe, la dejaras montar tu lomo y dejaras que ella te dome a ti también – dijo con orgullo.

– Kazuma y Hana Tsukiyomi – varias lágrimas se le escaparon a Amu.

– Te faltó Amu Hinamori de Tsukiyomi, querida – le besó apasionadamente y ella se lo devolvió de la misma forma.

– Y todo esto pasó desde que apareciste en mi casa mojado y pícaro – se rió feliz.

– Yo creo que mi propósito en la vida era: entrar, modificar y quedarme en "La vida de Amu Hinamori" – le besó nuevamente aunque con más amor y cariño.

– Yo también lo creo – miraron a sus hijos.

N/A: Ya está, ya tengo otro proyecto, ya lo empecé pero tengo que darle forma, ya saben jeje, nos vemos, saludos y besos :)