Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de CAPCOM y sus respectivos creadores. Únicamente la trama me pertenece… ah, también Adam me pertenece.

Aclaraciones: esta historia y otra ya publicada comparten un mismo título en común el cual es "Yuxtaposición de soledades". Esto se debe a que ocurren paralelamente y en algunos puntos coinciden por tener el mismo hilo. Va al mismo tiempo pero centrado en otros personajes (en este caso el Aeon y el Claire/Steve). No es necesario leer las dos juntas para comprender la historia. Las historias ocurren después del RE6, tres años para ser exactos.

Sin más que decir, los dejo con la lectura.

"Ellos son los héroes del mundo. Personas que se esfuerzan por el bienestar ignorando que, inconscientemente, estaban buscando algo que los librara de la soledad"

Yuxtaposición de soledades

Cicatrices.

Capítulo 1: Claire Redfield.

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-¿trabajando tan tarde?- se giró al escuchar el tenue tono de preocupación. Frente a ella estaba un hombre rubio. Tenía los ojos de un color verdoso muy claro. Portaba el uniforme de investigación. El hombre la miró llegando hasta su posición tomando los archivos del escritorio, no lo conocía. Debía ser alguien recién ingresado en Terra Save- No debe dejarse agobiar por el trabajo señorita…

-Claire- respondió, sonriendo levemente- Soy Claire Redfield.

-Mucho gusto señorita Redfield. Mi nombre es Adam Bemford Parker… soy nuevo en este campo pero ya el tiempo sobrará para conocernos ¿no le parece?

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.había pasado tiempo desde aquel recuerdo, cuando recién había conocido al hombre con el cual compartía su vida, o los fragmentos de ella. Comenzar desde cero después de Raccoon City no tenía comparación. Sufrir gracias al bioterrorismo formó parte de su vida diaria. Trabajar para Terra Save, monitorear al mundo desde una oficina resultaba mejor que misiones donde podía perder la vida o algo importante de ella como su hermano. Chris portaba un mal pos traumático por la amnesia en los seis meses desaparecido. Recordaba a la perfección la angustia que sintió seis meses tras su búsqueda sin ningún resultado. Barry y Jill solían acompañarla en las búsquedas, agradecía no encontrase sola en esos momentos, ellos eran los amigos más cercanos del mayor, aquellas personas que nunca darían su brazo a torcer hasta encontrarlo, brindarle apoyo aún con las secuelas que traería el atentado del virus C.

Cuando lo visitó en la B.S.A.A estaba Jill hablando con el médico especialista, recomendado por la institución. Visitarlo en esos momentos era algo primordial, necesario. Al verlo descubrió a un nuevo hermano, cubierto en aquel hombre que tanto la había protegido, su semblante obscurecido, voz tosca y desprecio a sus compañeros para después entrenarlos hasta el cansancio. También lo había sufrido. El cómo Chris le hacía entrenar hasta desgastarle los músculos, ignorando con dolor al mayor, esforzándose por no tirar de su pistola. No era su culpa, él tenían un severo daño, se había roto en pedazos al haber perdido personas especiales para él. Podía comprenderlo. También había perdido a las personas consideradas importantes en su vida y a la vez ganado otras, como el haber conocido a Sherry Birkin o a Leon Kennedy; personas que la habían apoyado

Como Adam Bemford Parker.

Debía reconocer su gran esfuerzo por intentar hacerla sonreír. Nunca lo hacía abiertamente, al menos, no desde lo ocurrido aquel desastre ocurrido en la Antártida. Solo sonreía muy sutilmente aunque el rubio siempre lo intentaba. Había veces en los que se sentía culpable, de no poder ayudar a su hermano como siempre lo hacía él. Jill había insistido en ocuparse personalmente del cuidado de su hermano en la B.S.A.A, no entendía por qué ella lo hacía, o al menos, quería entender su motivo para no abandonarlo.

Cambió la posición de su silla para tener mejor acceso al escritorio. Siempre hay preguntas que nunca se obtienen respuestas y al parecer, el asunto de su hermano sería una interrogante. Masajeó la zona de su cuello. Dolía. Las horas trabajando tras el ordenador ahora tenían sus consecuencias. La cabeza le dolía y sentía el profundo palpitar del intercomunicador ser irritante. Contestó la llama ignorando la voz áspera del jefe Brighton mientras indicaba su presencia en el departamento de agentes. Era extraño pero se alegraba de volver a ver al mayor. Confiaba en Jill para asegurarse de él.

Caminó fuera del departamento de investigación. Su presencia era importante según las palabras del Brighton. No entendía el motivo, había dejado la adrenalina al perder toda la esperanza aquel día, cuando había descubierto la cruda realidad de perder y perder la capacidad de volver a sonreír.

Tal vez nunca volvería a hacerlo.

-Que pasa lindura… ¿preocupada por nuestro envío a la cede?- Adam acortó la distancia, rodeándola en un abrazo. Una de las extrañas cualidades del rubio era su capacidad de ver con otros ojos las circunstancias, cómo perder a su padre por dementes obsesionados con el poder. Parpadeó, sorprendida. No se imaginaba la presencia de su futuro esposo en eso ya que ambos pertenecían a investigación. Todo pintaba un tinte extraño, lo presentía.

-No pensé que nos enviarían a ambos, Adam- Suspiró- He pasado mucho tiempo sin la adrenalina de las misiones y tú nunca has asistido a una ¿estás seguro de esto?- el rubio asintió, mostrando una sonrisa. Sus orbes de un color semejante al verde le hacían recordar el pasado. La obscuridad. Dolor. Sangre y olor a podrición. Muertes, Raccoon City, Rockford…

No se sentía lista para volver a la acción.

-Claro que quiero. Somos un equipo ¿recuerdas?- asintió. Quería pensar en eso pero no podía. Su mente aún seguía perdida en los fantasmas del pasado. Los errores que la llevaban a sentirse culpable aun cuando Chris había insistido en no tener la culpa.

Debía reconocer que, igual a Chris, tenía fragmentos esparcidos por su mente, escondidos, perdidos como aquella Claire de diecinueve años la cual miraba el mundo desde otra perspectiva.

Ahora, con treinta y cinco años de edad se había convertido en una experta traductora en lenguas. Tenía una fascinación al lenguaje francés y si había algo que Adam odiaba era ese acento. Una de las pocas cosas que el rubio odia, era demasiado bueno para sentir odio.

Quería ser como él… olvidarlo todo. Pero tenía que concentrarse en su nuevo trabajo e ir. Chris odiaba la falta de responsabilidades y era una Redfield, no podía dejar a su hermano o a Jill solos.

Tomarían el vuelo hacia la cede e ignoraría la sensación de intriga que recorría su cuerpo.

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-Vaya que has crecido, pequeña pelirroja- curveó los labios en una mueca al reconocer la voz. Volteó, encontrando aun hombre mayor de aspecto cansando. Una barba prominente y castaña era su rasgo más particular en Barry Burton. Había cambiado un poco desde su visita. La edad se hacía más notable en agente que había actuado como un padre para sus escuadrones, a la par que ayudaba a Chris en su proceso de reconstrucción. Giró ambos lados el rostro, sin rastros de su hermano. Burton pareció notarlo- No te preocupes pequeña. Chris está en la oficina descansando… ya sabes, otro entrenamiento.

-No puedo creer que siga así… va a terminar haciéndose daño en su cuerpo- sus compañeros quebrarían, se cansarían y no habría esperanza para él, aunque dudaba de eso. Jill nunca se daría por vencida al igual que Barry.

Solo tenían que ser paciente, esperar. Soportarlo.

-Capitán Burton… el capitán Redfield ha despertado. Está en la sala de entrenamiento, al parecer seguirá la rutina nuevamente- Observó a Barry fruncir el ceño mientras masajeaba sus sientes en clara señal de fastidio. El joven agente se giró hacia ella.- ¿usted es Claire Redfield? Johnson Brighton me pidió que le diera estos informes sobre unos reportes de un atentado en Roma, esto es la información que tenemos hasta ahora y al parecer tendremos a la D.S.O trabajando con nosotros-le tendió los archivos saliendo del campo visible. Los informes informaban el comercio de un virus al marcado negro. Apariciones de cuerpos destazados con mordidas hechas con dentadura humana con un índice alto de expansión. La teoría culpaba a una compañía llamada Neo Umbrella. Recordaba haber escuchado sobre ella en los informes dados por su hermano. Si aquello tenía concordancia al atentado del Virus C todo se complicaría. Empezando por las acciones tomadas por Chris. Jill se había ido a su departamento a órdenes generales. Sus armamentos detonantes al parecer tendrían un valor clave en la misión. Barry manejaría el convoy militar que iría a inspeccionar el terreno mientras partían por vía aérea.

Tomó asiento en una banca de concreto donde los agentes descansaban. Cerró los ojos recordando nuevamente aquellas grietas que se extendían en su memoria volviéndola inquebrantable.

-Siempre he estado cubierto en dolor, mi padre era un conejillo de Umbrella que pagó las consecuencias con un final trágico. Al parecer el dolor es un sentimiento inevitable, ¿no lo crees?- lo miró con curiosidad. Había encontrado a una persona idéntica en sus emociones.

-No creo que el dolor sea inevitable- respondió, fijando su mirada en la vista de la aeronave, viendo los copos de nieve perderse al viento-Cuando salgamos de esta debes conocer a mi hermano Chris… tiene una gran voluntad- sonrió débilmente mientras tomaba asiento al lado del joven. El sueño le estaba ganando la jugada

-Me gusta cómo sonríes… prométeme que pase lo que pase nunca dejarás de sonreír…

Sintió algo húmedo y caliente bajar por su mejilla. Una lágrima amarga. Había alcanzado vagamente a escuchar las palabras del pelirrojo antes de caer presa del cansancio. Su última charla, en un avión piloteado en automático, sintiéndose por un instante en tranquilidad antes de ser atacados en la locura provocada por Alfred Ashford.

Le había fallado, aunque nunca prometió nada.

-¿te encuentras bien?- la voz de Adam le hizo abrir los ojos, encontrando unos ojos color verde claro.- ¿Claire?

-Estoy bien- intentó sonreír, pero nunca lo lograría, la mueca en sus labios era falsa y Adam nunca se daría cuenta- ¿Qué paso? ¿Ya ha llegado Jill?- Adam asintió tendiéndole la mano.

Adam podía ser tranquilo pero sabía que algo extraño estaba sucediendo. No quería pensar en ello. Claire estaba volviendo a encerrarse como cuando la había conocido al recién entrar a Terra Save. Algo estaba perturbando sus pensamientos.

¿Qué podría ser aquello? ¿Tendría su hermano el motivo?

Claire miró el semblante disgustado de Adam, sus facciones levemente alteradas y su cabello rubio corto.

¿Alguna vez podría olvidar todo? ¿Enterrar el pasado?

Caminó ignorando a su prometido, necesitaba pensar, mantener su postura. No quería que Adam notara que algo no estaba bien, que nunca se había recuperado a pesar de sus intentos.

Nunca logaría cumplir su promesa. Quería odiarse, odiarlo a él, pero no podía.

Llegó hasta su hermano quien se encontraba de espaldas y no estaba informado sobre su visita. Jill llegó jadeando. Chris se giró encarándolas.

Llegas tarde, Jill-reprochó el castaño tendiéndole los informes- No me habían dicho que estarías aquí Claire… la misión debe de ser muy complicada si necesitan a Barry, él es de tácticas especiales.

-No tengo con exactitud los planes, Chris- se defendió de su hermano- Al parecer haremos una cooperación con la D.S.O, vamos, no podemos hacer esperar a Brighton.

Caminaron en silencio. Observando las paredes en tonos verdes, el aroma a pólvora en consecuencia a las prácticas de tiro. Los agentes experimentados esperando órdenes, llegaron hasta la oficina de Johnson Brighton, jefe de la B.S.A.A. entró primero a la habitación. No quería pensar en Adam por esos instantes. El hombre mayor tenía una expresión seria. En el escritorio de madera yacían periódicos esparcidos estratégicamente; documentos enmarcados en rojo, señal de peligro máximo.

-Barry Burton, Jill Valentine, Chris Redfield y Claire Redfield- habló el hombre cano, llamando la atención- Hemos recibido informes sobre un atentado. Las ciudades más afectadas son España y Roma. La suma de los infectados va aumentando. Son setenta mil personas muertas hasta ahora. Si he decidido que los cuatro compartirán campo es porque su presencia es necesaria- señaló a la rubia- Jill. Tú y Chris viajarán a la parte de Roma mientras Claire va con Barry a España- los integrantes asintieron, Chris gruñó.

-No- respondió el castaño- Claire debe ir conmigo en esta misión- Brighton negó con la cabeza. Tendiéndoles los informes de la cooperación con la D.S.O

-Lo siento Chris, pero ella estará con el agente Burton. Claire ha trabajado en el departamento de investigación y necesitamos un traductor para la ciudad de España. Barry no tiene un buen español ni los del escuadrón que asignaremos. Tu hermana será acompañada del mejor agente la D.S.O

Miró la fotografía del hombre. El cabello rubio cenizo y semblante serio.

Así era como recordaba a Leon. Al parecer solo la edad lo había cambiado. Escuchó a Chris quejarse sobre su acompañante. Sintió la mano áspera y arrugada por la edad del jefe, su expresión había cambiado.

-¿Sucede algo señor?- preguntó pausadamente. Johnson asintió.

-Leí en su expediente que usted estuvo presente durante el virus verónica- comenzó el hombre- Hay algo más en su misión agente Redfield… se dice que está oculta la muestra de ese Virus en España…

Sintió el aire escasear. Respirar le lastimaba ante las palabras del hombre cano. Se suponía que no habría muestras sobre ese virus. El último portador, Alexia Ashford estaba muerta. No tenía sentido… ¿cómo habían obtenido las muestras?

No quería pensar en eso… pero lo averiguaría… iría a investigar… así tuviera que volverse a enfrentar al pasado.

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¡Hola! bien, aquí con la siguiente entrega de YDS. Este proyecto contendrá Aeon. Y drama. Mucho drama.

Prometo que Leon hará su aparición pronto. Por mientras, Claire sufre mucho… ¿cómo puede afectar todo eso? ¿Logrará enfrentar el pasado? ¿Qué sucederá? Espero sus opiniones xD

¿Qué opinan de este Capítulo?

Dejen un review con su opinión. Un saludo.

Fatty Rose Malfoy

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