La cura

Capitulo 7 : Los chicos buenos

No pudo evitar sonreír como una tonta, Sirius estaba intentando freír a un huevo. Ya había quemado tres en el intento. Todo había iniciado porque ella había sugerido que los Black no podrían preparar un desayuno a la manera muggle ni aunque la vida se les fuera en eso. No es que no confiara en su instinto competitivo, pero había llegado a temer por su vida después que el fuego casi quemara sus perfectas cejas. —Deja eso…—dijo intentando quitar la espátula de la mano. Sirius era, por mucho, más grande que ella, viró hacia un lado dificultando la maniobra. Hermione sólo tuvo que hacerle cosquillas debajo de sus brazos para que por fin el mago se rindiera. Entre risas Black aceptó su rendición no sin antes atacar a besos a la castaña. Hermione no supo en qué momento Sirius apagó la cocina, solo sabía que estaba sentada en la mesa, las manos de él en su cintura y las risas entre cortadas por encima de su cuello. La castaña tranquilamente podía vivir entre sus brazos sin ningún problema. Había encontrado paz y complicidad en la persona menos pensada.

—¿Vamos tarde?— preguntó él aún haciéndole cosquillas. Hermione no pudo decir nada, estaba demasiado ocupada tratando de estallar en una sonora risa. Despacio y sin hacer demasiado sobresalto desabrochó su camisa para insertar dos besos cortos al final de su cuello. Ya habían pasado por el trabajoso arte de vestirse mutuamente sin retrasarse más de lo debido. Felizmente Teddy estaba en la casa de Lily y James. Hermione no creía poder explicarle al pequeño en que se basaba el nuevo "jueguito" que Sirius y ella habían descubierto.

—Sí, muy tarde. Cómo 24 horas…— dijo ella sonriendo. Sirius tomó su muñeca lo atrajo más hacia él. —Es el cumpleaños de James, si no llegamos sería capaz de buscarnos… otra vez… no creo que se vuelva a creer que tu estás trabajando y yo en el cuarto de baño. Teníamos que ayudarlo a decorar ayer… — Hermione pudo notar toda la fuerza de voluntad en la voz de Sirius. Ella pegó un pequeño salto y caminó rumbo a la puerta. —vamos.—Se limpió un poco el vestido, al tiempo que empezaba a ponerse el sobretodo. Acomodó su cabello y miró hacía él nuevamente. Su sonrisa era encantadora podría vender dentífricos muggles.

—Aunque… el clima está malísimo… quien diría que todavía nieve a finales de Marzo… sería una pena perdernos la fiesta… ¿enciendo la chimenea?—volvió a sonreírle.

—Ni lo sueñes… nada de conjurar nada… Vamos.— le sonrió desde la distancia.— Además… si no llego Lily vendrá a buscarme, le prometí que le ayudaría a hornear el pastel. ¿Te imaginas? —Sonrió de lado. — Sería gracioso verla desencajada y más desde que cree que su amiga puede meterte en vereda… pero es el cumpleaños de James ¿Acaso no quieres ir?— terminó de decir.

—Claro que quiero, pero… es un día más sin nuestro vigilante auror…— le sonrió de lado. Sí, no tener a Teddy cerca tenía sus ventajas. Pero para ser sincera ya quería verlo. En el tiempo que estaban juntos sus lazos se habían solidificado. Hermione no podría estar mucho tiempo lejos de Teddy aunque quisiera. —Está bien… está bien.. vamos…— dijo él sin esperar a que ella le contradijera. ¿Cómo alguien podía ser tan bello? Era ridículo como la leve brisa de la cabaña levantaba de manera espectacular las ondas de su cabello azabache. La castaña se preguntó si se podía ver en su rostro cuán tonta se le veía al verlo. — quieres ver a Teddy, está escrito en tu cara.—dijo en dos tonos más agudo. Ella se acercó y suavemente beso sus labios. — Sí los dos se portan bien hoy…. Los llevaré al zoológico.– Ni bien terminó su oferta sintió los brazos de Sirius la abrazó por la espalda, sus rostro se filtró entre sus rizos.— puede ser, seré niño bueno. ¿Pero y si tu te portas mal? Puedo meterte a la jaula del León…— Rieron al mismo tiempo. Nunca en toda su vida Hermione sintió como el amor recorría cada parte de su cuerpo como en ese momento, quizás sea el hecho que por primera vez era reciproco.


Sirius había descubierto como pisar las nubes sin abandonar el suelo. No había escuchado cuando James le preguntó por los últimos avances de la orden, ni cuando había hecho el chiste a Ojo Loco, ni siquiera cuando señaló que Marlene lo estaba mirando con insistencia, curioso… la última vez que se habían visto ella le había propinado un derechazo en el ojo derecho, por fortuna sus reflejos le salvaron de la patada voladora. Sirius Black solo tenía ojos para la perfecta espalda de su novia, podía ver la forma de sus cabellos, capturaba toda su atención. Quizás y si podía llegar a portarse bien podría recibir el premio que Mione le había prometido. Teddy parecía demasiado entretenido con los juguetes de Harry, su suerte no estaba echada como creía. Había cargado al infante casi toda la tarde, habían jugado en el jardín de mil formas, ahora el pequeño había decido tener su momento de privacidad con los juguetes y él, Sirius, para observar a su novia. Claro eso implicaba que su mejor amigo le estuviera hablando a una pared, porque el estaba todavía obnubilado.

—¡¿Me vas a escuchar?!— una fuerza le impactó en el hombro. Viró a su derecha y se topó con la cara furibunda de su mejor amigo. James estaba mirándolo fastidiado. —No has dejado de mirar la espalda de Granger desde que llegó.— cruzó los brazos con fuerza. — ¿No vas a decirle nada? Porque si sigo viéndote con esa cara de hipogrifo a medio morir juro que voy a vomitar…— James se quedó casi sin aliento. La carcajada lo sacó de su mal humor. Sirius dio unas pequeñas palmadas a su espalda y le guiñó el ojo. Clara señal de conquista que tenía desde los doce años.

—¡Oh tu no!— James le señalo haciendo malabares para que no se le escapara el zumo de calaba de las manos. Era casi la hora del almuerzo y los invitados de la orden llegaban con los regalos. Lily había tenido la idea de celebrar el cumpleaños en la mañana. James tenia la boca abierta aún sin poder creer lo que el menor de los Black había conseguido. —Shh, no digas nada. — dijo movimiento los brazos tratando de capturar la atención de nadie. — No queremos decir nada antes de hablar con Remus. Antes que yo hable con él.— Llevó a James hasta la puerta de que daba al patio. El padre del pequeño Harry aún mantenía esa extraña mueca en la cara como si hubiera descubierto a McGonagall y Dumbledore juntitos. Caminaron juntos hacia el sauce que estaba cerca de la barbacoa. James estaba pensativo, casi con la mirada perdida. —No sabemos si el vinculo funciona como en el mundo de Hermione, lo que preferimos llevarlo con calma… esperar a Remus y Moony y soltarle la información. — encogió los hombros.

—Moony no lo tomará bien.— James respondió casi inmediatamente. Sirius podría jurar que su amigo estaba tenso. La noticia no parecía haberle caído en gracia. No lo entendía, pensó que el día en el Bar había quedado bastante claro que el estaba colado hasta el tuétano de Hermione Granger.—Es su naturaleza… te estás llevando a su pareja lunar… es parte de quien es. Por más que Remus no le importe en lo más mínimo… tienes que tener cuidado. — Abrazo sus brazos mirando directamente hacia él. Sus ojos castaños parecían estar perdidos en él mismo. — Hermione ya tuvo demasiado con los problemas… en su espacio. Para mi… bueno nunca creí que alguien pudiera… bueno… tu no viste sus recuerdos ella estaba muy enamorada de ... ¿no estoy ayudando, verdad?— preguntó mirándolo a la cara. Y sinceramente no lo hacia, pero entendía a James. Después de todo el sentimiento proteccionista era parte de su naturaleza. Hermione había demostrado fidelidad a su familia, era natural que tratara que los dos estén bien. Los tres si incluía a Remus.

—Fue ella quien… inició… bueno.. no es que yo no hubiera querido… fue más Gryffindor que yo— no pudo evitar soltar una sonrisa tonta. Se recostó en el árbol mientras observaba desde fuera de la casa como Hermione y Lily conversaban con quien parecía unos de los gemelos Prewett. Sirius entre cerró los ojos mirando la imagen con mayor claridad.

—Es Lily…— James arrastró las palabras alejando un poco su cuerpo de la luz. — desde que le conté sobre lo que vi en el pensadero de Hermione piensa que debe insertar a la pobre en una relación con alguien disponible. Alguien decente que pueda darle una familia y le haga olvidar todo el mal rato que pasó… — Sirius entrecerró el seño y se señaló. — Conoces a Lily, tu serías su última opción. Justo después de Slughorn. No me mires así.— James encogió los hombros. —¿No fuiste tu el que tuvo la genial idea de organizar tríos en la guardias de la orden? ¿o el mismo que invitó a tres chicas en su graduación? Que ahora te haya pegado el bichito del amor no significa que no tengas pasado. —Sirius suponía que tenía razón. Sus encuentros con Dorcas y Marlene eran bien conocidos por todos en la orden. No sabía muy bien el porqué pero ahora hasta le resultaba repulsivo. No sería cínico. Adoraba explorar su lado sexual y llevarlo al límite. Pero con Hermione todo eso era lo de menos, eran simples pasos para llegar a algo más sublime. El sexo no era el fin, sino el medio. Sí, sonaba algo ridículo y hasta cliché, pero se sentía de maravillas. Prewett, quien presumiblemente para él era Fabián estaba sonrojado de los pies a la cabeza, posiblemente por el alcohol, sin embargo por el modo de querer acercarse a su castaña creía que la razón era otra. Se contuvo, el no sería el novio celoso. Si Hermione había tomado las riendas con él debía ser por algo. Vio como ella señalaba por la ventana en su dirección. Sirius sonrió abiertamente, el gemelo le sonrió tras la ventana.

—Tienes que reconocer que es encantadora… pero no tu tipo.— Volvió a decir James, al parecer había estado hablando sin que él le pudiera prestar atención. —¿tipo?— sonrió de lado.

—Inteligente.— terminó de sonreír, Sirius no dijo nada. Era cierto, el mismo Remus le había dicho a su estilo que era sorpréndete como le pudiera gustar una chica pudiera leer por placer. En ese momento no había reparado en que era su pareja lunar, se había mostrado contento por el cambio. —No lo sé, a mi me parece súper inteligente. Escogerme a mi.— limpió su hombrera. Mientras una sonrisa abierta trataba de cambiar el panorama.—Además con ella todo calza. Todo está en su lugar.— No pudo evitar ver como Prewett seguía acercándose peligrosamente más a su novia. Ella le sonreía volviéndole a señalar la ventana que daba hacia él. Los dos parecían estar enganchados en una conversación amena. Sí ejercitar su confianza era complicado, pero sabía que con ella no había nada que perder. Si sus tardes en la cabaña habían demostrado algo era que ella había encontrado algo irremplazable en él. Al menos así le gustaba pensar. — Sí, no dije como te sentías a Lily. Ya sabes ella todavía tiene la idea que Dorcas puede convertirte en un hombre de bien. Aunque a este paso se ha comprobado todo lo contrario, eres una pésima influencia para ella. — Sirius estalló en una carcajada. —Lo que pasa es que tu adorada esposa quiere mandar en mi vida. Tendré que decirles a las dos que yo ya soy un perro comprometido. Digo Hombre… — James lo miro de lado y sonrió. Sí a Potter le estaba constando hacerse a la idea que el viejo Black había encontrado a su "Lily".

—Normalmente no me metería en tus asuntos...— dijo sentándose a su lado. — Pero estamos hablando de Hermione… y bueno… me importa. Sé que su Harry no fue exactamente mi hijo. Pero tampoco olvidaré todo lo que vi en el pensadero.— sus ojos se perdían en el bosque. Era casi como si estuviera recordando una pesadilla o una película muggle de terror.— No puedes ser el mismo Sirius irresponsable… si quieres algo con ella… debe ser serio. Hablo muy en serio, Sirius. Esto es completamente importante.— Nunca en toda su vida de perro había visto a James Potter hablar con tamaña seriedad. Quizás y las vivencias de Hermione lo habían cambiado de alguna manera, sabía que esa información era clasificado… pero conocía a su mejor amigo como nadie. —Tan serio como esto— dijo sacando de su bolsillo un anillo de plata con una esmeralda roja resplandeciente. James tomó un par de segundos en recuperar la respiración. Lo miraba como si le hubieran hecho un expellarmus a la cabeza. Quizás era demasiado pronto para mostrar la joya familiar, pero… quería dejar en claro ante todos lo que ella significaba para ella.

—Alphard, mi tío, me lo dio antes que muriera.— con cuidado observó la pieza fina de orfebrería de elfos. —dijo que no fuera un cobarde y decida hacer una familia.— encogió los hombros. —Para ningún Black es un secreto que cuando mi tío estaba joven se enamoró de una "Sangre sucia", En esas épocas sus padres aún vivían y la nobleza mágica era más severa con quienes… osaban romper el círculo de los veintiocho sagrados. Nunca se atrevió…— Recordaba la cara de desesperación de Alphard cuando le exigió que no fuera como él. "Ten todo el coraje que un Black no tiene.." esas fueron sus palabras antes de partir al mundo de los muertos. La única figura paterna que había tenido le había rogado encarecidamente que forme una familia. En ese momento pensó que era una pataleta de anciano sentimental, pero la idea se le antojaba más y más. El problema era que sus figuras familiares eran tan atractivas como la mutación de dos cola cuernos y un hipogrifo con cabeza de ratón. Sus padres fueron un completo desastre, eran personas horribles y peores padres, con ellos la idea de familia se parecía más a una clase con Voldemort. Casi toda su vida pensó que resultaría tan bueno para la crianza como ellos, pero con la llegado de Teddy la idea cambió sin siquiera darse cuenta.

—¿Es en serio?— James sujetó su hombro. — Y yo que pensé que iba a tener que actuar en el plan de Lily y Dorcas. No tienen oportunidad. ¿te quieres casar? ¿con Hermione? ¿Tan fuerte te pegó?—

—Yo… es la primera vez que lo pienso.— dijo lo más transparente que pudo. —Con Hermione todo puede ser posible. Pero estoy seguro que si le digo algo ahora saldrá corriendo. Lo primero ahora es hablar con Moony.— Guardó el anillo en su camisa. — Lo segundo es conseguirnos un piso más cerca de ustedes, No quiero que Remus deje la cabaña sólo porque no nosotros vivamos ahí. — Trató de pararse. James siguió en su sitio. — ¿Tu crees que el vinculo que Hermione y Remus esté activo en este universo?— le preguntó sin mucho preámbulo. Sirius sabía a qué se estaba refiriendo. El mismo James le había contado como en el otro universo Hermione podía sentir todo lo que Remus.

—Hermione me dijo que… el vinculo era fuerte en la medida que el amor entre los tres exista. Y… — No entendía porque le costaba si siquiera formular sus propios pensamientos. — Supongo que poco a poco ese vinculo si es que existe se desvanecerá. O al menos cambiará. Este Remus y Moony no son los mismo que en su universo. — No sabía qué cara estaba poniendo, pero James pareció tragar su propia saliva sin saber qué decir.

—Quizás eso no alegre a este Moony. ¿Te imaginas encontrar a la pieza que te libera de tu prisión y verla desaparecer ante tus ojos? Remus lo entenderá pero el lobo no.—James se paró completamente del césped. Sabía lo que estaba pensando, tanto años de amistad podría firmar ante notario público que James estaba algo molesto con él. Hermione debía de estar prohibida para él. Todo sería más fácil si ella y Remus encontraran el amor el uno en el otro. Simple quizás para los cuatro. Pero la realidad era otra. Sirius había encontrado su cura a tantos años de soledad, y al contrario de Remus estaba dispuesto a pelear con todo lo que tenía por ella.


Llegaba tarde, su humano no estaba nada contento con la situación. Pero claro, Remus estaba molesto porque no tenía el control en el cuerpo en que habitaban y no necesariamente por la puntualidad en el cumpleaños del humano con Lentes: Prongs. Era curioso como el cervatillo era el amigo que más le gustaba en compañía de dolor en las transformaciones. Si bien Sirius, el perro era entretenido y el mejor amigo de Remus. Para Moony la sobriedad y el instinto de protección de James era lo mejor.

Había optado por hablar con su cura ese día, se acercaría por fin a ella. Su plan era sencillo. Primero, lanzaría todo el arsenal de hormonas que tenía en el cuerpo y poco a poco, casi acechándola la atraparía. El arte de la seducción no era su área con mayor expertis, sin embargo podría decirse que tenía talento. Después de todo era él, quien en noches de calentura conseguía encuentros. Si su humano se llegaba a enterar quizás hasta le daría un paro cardiaco.

Todo debía de estar en perfecto orden, había llegado a la casa de los Potter. Lily, la mujer con aroma a flores de primavera le abrió la puerta para fundirse en un abrazo. En ocasiones como esas sí que le encantaban los humanos. —¡Remus! Pensé que estarías en la cabaña… pero claro con las pociones y todo… ¡Por Merlín te ves tan guapo!— sujetó con una mano su mejilla. Moony sintió como Remus dentro de él gritaba. —¡"aléjate de mis amigos"!— indudablemente el humano seria un dolor de cabeza. —Son mis amigos también, Remus. No les haría daño… — resultaba insultante como el hombre creía que él era el monstro. La pelirroja ajena a su dialogo interno lo llevo hasta donde estaban los demás invitados. Frank y Alice estaban en una esquina conversando con un grupo de personas, todas con olores diversos, pero relacionados a la casa de los leones. Ese olor era característico que sus años de adolescencia. Su cachorro jugaba con el cachorro de James. — Mira quien está aquí— dijo de nuevo Lily, y casi como si lo apareciera vio y olió a su propia sangre, su cachorro: Teddy.

El niño de apenas unos dos años alzó sus manos hacia él en señal de querer ser cargado. Curioso, la ultima vez era fanático del perro. Quizás estaba comenzando a identificar al líder de la manada. Moony con cuidado lo sujeto. Le encantaba poder tener control sobre el cuerpo, si bien tenía que actuar casi como un humano, sentir por fin el contacto de la piel de su hijo contra la suya era insuperable. —Papá.—fue puntual, Teddy metió su cabecita entre sus hombros. Si bien el olor a Black era fuerte en él. El bebé sabía quien era él. No todo estaba perdido.

Buscó una silla para sentarse con su cachorro. El bebé rápidamente se relajó sobre él. —Papá está aquí, papá ya no se va a ir. Nunca— repitió en tono bajo. Sujetó con delicadeza una de sus pequeñas manos. Olía a césped, seguramente había estado jugando en el jardín con Sirius. Era increíble como Remus no podía darse cuenta que su amigo/ perro estaba tratando de robarse a su familia mediante el pequeño. Pasó unos minutos arrullando al infante. No le importaba que la visita lo viera, después de todo él era parte de su manada y tenía todo el derecho sobre él. Su nariz se sobre saltó, podía olerla. Era ella.

—Creo que es la primera vez que veo que lo haces dormir.— dijo apenas audible. Tanto Moony como Remus despertaron de su letargo. —"No le hagas nada por favor… Ella ya ha tenido suficiente con nosotros"— la voz de su humano sonó dentro de él. Pero no quiso hablarle, sería mejor ignorarlo como él lo hacía. Después de todo Remus tenía que aprender muy bien su lección.

—Sí..— fue lo único que pudo decir. Lo más difícil de estar en control del cuerpo, era controlar sus impulsos, sabía que si hacia o decía algo fuera de lugar podría espantarla. Sin embargo el olor a Black en ella era fuerte y casi insultante. Sus sospechas estaban siendo confirmadas. Sirius y ella habían estado juntos. Muy juntos. " —¿qué es ese olor en ella?—" preguntó Remus desde el fondo del cuerpo. —"¿cómo te hace sentir?"— le contestó en el mismo espacio de segundo. —"Muy mal.. es un olor que casi me duele"— el humano por fin estaba sintiendo como él. —"Ese olor Remus, es Black."—le respondió rápidamente. Hermione lo seguía mirando, pero con una ternura inusual.

—Nunca pudiste estar mucho tiempo con tu hijo.. — la voz de su humana se estaba comenzando a romper. Le dolía verlos así pero al mismo tiempo le producía gozo. Los sentimiento humanos eran difíciles, pero completos. Lo llenaban. Ese era la parte bueno de compartir el cuerpo con un humano.

—¿fuiste bueno con Moony? ¿les dolió la transformación?—preguntó ella, dejando tanto a Moony como Remus sin aliento. Las mejillas le estaban comenzando a arder. Era increíble su cura, a pesar de oler como lo hacía nunca olvidaba sus lealtades. Quizás y comprender un poco más su mundo era la mejor forma de conquistarla sin que se de cuenta. La clave era entrar a los recuerdos que James le había ofrecido al inservible de Remus. — No quiero hablar de eso. — dijo Moony usando el mismo tono que el humano tenía. Estaba complacido consigo mismo.

—Remus… ¿se abrió el vinculo?— preguntó ella con las mejillas encendidas. El hombre lobos sabía lo que se refería, a todas las sensaciones que Ella había experimentado con Sirius. La repuesta era afirmativa, claro que se había activado. Pero si delataba aquel pedazo de información ella podría concluir que el lobo tendría la fuerza suficiente para gobernar el cuerpo. La clave en ese momento sería negarlo todo y hacer el papel de imbécil que tan bien le salía a su humano.

–¿vinculo? No sé de que me hablas… solo sé que la transformación no fue tan dolorosa ¿fue la poción verdad?— contestó aún con su cachorro en el brazo. Ella mordió sus labios con extrema delicia. Acomodó sus cabellos y suspiró. Se estaba resignando a que nunca despertaría. Cuando sus defensas estén bajas, cuando menos se los espere él saldrá en su rescate. Sus ojos dorados brillaron unos segundos al verle. Su humana veía en él al hombre lobo que dejó en su universo anterior. ¿Qué demonios habría pasado para que no haya aceptado la cura? ¿por qué si la humana estaba dispuesta?

—Remus… Sirius y yo.— Hermione estaba sentada delante él, intentando hablar sin despertar al lobo. Lo que no sabía era que él estaba en control.

—Lo sé, hueles a él. Por mi está bien, yo puedo controlar a Moony… Lo importante es que sean felices… Yo lo entiendo— Mintió descaradamente. En ocasiones como aquella se sorprendía de él mismo. Tantos años viviendo con un idiota, sabía como reaccionar como él. Pero claro estaba Moony no permitiría que su cura se aleje de él. Su humano no tendría más alternativa que confiar y entregarse a él.

—¿no te importa?—preguntó ella en el tono más agudo que le conoció.

—quiero que sean felices. Son mis amigos. Además tarde o temprano encontraré a la madre de Teddy ¿verdad?— Su respuesta parecía ensayada, y sinceramente lo estaba. Ella no parecía responder como el hubiera esperado, no tenía el tono despreocupado ni casual. Era casi si tuviera una contractura en el rostro. Sus instintos le gritaban que eran celos. Quizás era cierto, pero no a él. Si no al hombre lobo de su tiempo.

Moony se felicitó, no salió detrás de su humana cuando se paró para ir al baño. Estaba comprometido con su ideal. Lo importante era trabajar en su estrategia: Acercarse a ella sin que ella misma se entere, hacerse indispensable ante sus ojos, poco a poco se iría colando en su corazón… . Miró hacia el extremo de la habitación. En el marco de la puerta apareció la figura y aroma de la persona que sin querer queriendo le ayudaría a hacer su trabajo más rápido.

-"¿Hueles eso Remus?— preguntó hacia su humano. — "Ese olor nos ahorrará tiempo"— sentía como una sonrisa cursaba su rostro. Lo más interesante era que solo tenía que sentarse a esperar, todo el escenario se arreglaría para él. "¡Merlín bendiga el pasado de Sirius Black!" La naturaleza le estaba dando una mano. El perfume femenino pasó por delante de él sin nisiquiera repasar su vista en él, estaba buscando a Sirius.


Hola a todos,

He demorado un par de meses en actualizar, el tiempo se me escapa entre las manos, espero en mi próximas vacaciones terminar los capítulos que me faltan en todas mis historias. ¿Ustedes creen que debería subir el raiting de mis historias? Estaba por ponerlo en M, pero me contuve. ¿ustedes qué opinan?

La perspectiva de Moony fue entretenida, porque me parecía a la de un animal en acecho. No quiero que la lógica inoportuna de Remus entre todavía en la ecuación. Estos capítulos serán necesarios para entender bien el título del Fic. Sirius es un pan de azúcar, pero como todos tiene un pasado.

Espero poder leerlos en los comentarios,

Nos leemos

Dlila