Saludos, queridos lectores. Me acerco a dejar este capítulo con una bolsa de papel cubriendo mi rostro, mi alma colmada por la vergüenza de haber tardado tanto me impide mostrar mi faz ante ustedes. Espero que no deseen tomar acciones en mi contra por este retraso, fue culpa del Palo con Clavos ; él me obligó a escribir otras cosas cuando ya llevaba parte de este capítulo desarrollado. Agradezco a Jill Filth por la nueva imagen de portada ¡cada vez que la miro me gusta mucho más! No continuaré distrayéndoles; espero que disfruten el capítulo.

**Disclaimer: Los personajes de Resident Evil pertenecen a Capcom. Esta historia fue escrita sólo con fines de entretenimiento.**


Capítulo XIV - Antes de la Tormenta.

07 de junio, 2014

La luz del día entraba alegremente a través de la ventana reflejándose en el rostro de Helena quien giró para proteger sus ojos del resplandor, se acomodó sobre el pecho de Chris y resguardó su rostro en el cuello de este; le apetecía dormir un poco más, durante la noche no habían tenido mucho descanso.

Los brazos de su compañero de cama la rodearon y asumió que su movimiento lo despertó; se sintió envuelta en el calor del cuerpo masculino, reconfortada por los acompasados latidos provenientes de su pecho desnudo fundirse con los propios. Ascendió con una de sus manos por el trabajado torso del hombre, siguió la línea del cuello hasta alcanzar los castaños y revueltos cabellos que tomó entre sus dedos escuchando como este emitía un largo suspiro y con voz somnolienta decía "buenos días".

—Buenos días. — Correspondió Helena al saludo.

— Pensé que dormirías hasta más tarde. — Dijo el Capitán ladeándose un poco hasta quedar frente a frente con la chica y besarla.

— Ese era el plan, pero es difícil con tanta luz… ¿Qué ocurre? — Preguntó la de ojos avellana al captar un esbozo de sonrisa en el rostro de su amante.

— Me preguntaba si sabías lo bien que te sientan las lagañas — Mencionó el castaño –—Luces muy bonita esta mañana.

— ¡Yo no tengo lagañas! — exclamó ella abriendo y cerrando los párpados al tiempo que los comprobaba con la punta de sus dedos.

— Claro que sí, son de un bonito color verde, te sienta bien. — Afirmó Chris con una ligera risa ante la expresión de la chica.

Helena, indignada giró sobre si misma tomando una almohada e intentó sin mucho éxito golpear a Chris con esta.

— ¡Esa no es manera de dirigirse a una mujer! –— su indignación no cesó cuando el de ojos café le arrebató de las manos el mullido objeto mientras reía.

— Me atacas en mi propia cama, eso no es bueno. —

— Tú comenzaste, no te quejes. — La castaña se dio cuenta de cómo la mirada hipnotizada del hombre se posaba sobre sus pechos expuestos tras la agitación de hace escasos momentos. — Pervertido — dijo por lo bajo mientras se tumbaba de nuevo de espaldas sobre la cama y cubría su torso con la sábana, aunque sin poder evitar que una nota ardiente comenzara a extenderse por su cuerpo.

Chris observó embelesado la nívea tez de la chica resplandecer bajo la luz de la mañana, la piel de sus senos perfectos lucía como de durazno invitando a ser tocada con delicadeza para comprobar su suavidad. Escuchó que lo llamaba "pervertido" pero aun así llegó a captar el brillo de su mirada avellanada dejando claro que no le molestaba ser admirada, simplemente estaba siguiendo el juego.

— Lo lamento, sólo quería bromear contigo — se acercó a Helena y acarició suavemente su mejilla.

— Parece que has olvidado que puedo patear tu trasero si me lo propongo — Comentó la chica sin poder reprimir un estremecimiento al sentir la mano del castaño deslizarse sobre su piel.

Chris sonrió ante la reacción dispuesto a ir un poco más allá.

— No sólo intentas asfixiarme con mi propia almohada, me llamas pervertido y ahora me amenazas. — Se incorporó de manera que su cuerpo musculoso lucía imponente ante la fémina tumbada de espaldas en la cama.

—Y tú intentas intimidarme ¿Nadie te dijo que a una mujer debes tratarla con delicadeza? — La mirada de Helena brillaba conforme la llama en su interior cobraba intensidad, veía claramente las intenciones de Chris y no tenía problemas en seguirle la corriente.

— Por el contrario — La mano masculina se deslizaba por la clavícula de Helena, explorando bajo la sábana acercándose peligrosamente a uno de los pechos de esta y rozándolo con suavidad — Aunque algo me dice que no bastarán las palabras para que me creas, ¿cierto?

Deslizó la mano hacia sus costillas, retirando definitivamente la delgada tela de la sábana mientras lo hacía. La palma encontró su pequeña cintura y descansó allí posesivamente, luego se deslizó hacia su espalda, queriendo explorar cada pulgada de su inmaculada piel.

Helena se encontró a sí misma dirigiendo sus manos hasta los fuertes hombros del castaño deslizando sus dedos sobre los definidos músculos de él, alimentando su propio fuego y el de él. Las miradas se cruzaron, la chica rodeó el cuello de Chris con los brazos mientras humedecía lentamente sus labios en una clara invitación a probarlos, esta fue de inmediato aceptada por el hombre quien acercó los suyos, abriéndose paso entre ellos y explorando con su lengua el interior de la boca femenina.

Las manos de Chris volvieron al frente y subieron para masajear los pechos de Helena, sus pulgares rozaron suavemente los erguidos y rosados pezones mientras sus labios abandonaban los de la chica posándose sobre el lóbulo de una de sus orejas. Helena emitió un gemido al sentir el cálido aliento de Chris sobre ese punto tan vulnerable.

— No debes llamar a un hombre pervertido si te muestras desnuda sobre su cama — susurró con voz ronca antes de morder la suave piel del cuello de la agente provocando que esta suspirara. — Y no digas que no sé cómo tratarte con delicadeza. — Acarició con su nariz la línea de la barbilla de ella hasta alcanzar sus labios y deleitarse nuevamente en ellos a la vez que acomodaba su cuerpo entre las piernas de ella.

Helena movió deliberadamente sus caderas propiciando un contacto más directo con el duro miembro de Chris, quien reaccionó imprimiendo un poco más de presión al íntimo contacto; sintió como la lujuria aumentaba dentro de su ser al notar el cuerpo de Helena estremecerse cuando alternaba con su lengua sobre las elevadas y duras puntas de su pecho.

La necesidad aumentaba fuerte y rápidamente, su piel era tan suave, brillaba bajo la luz matutina. Separó su cuerpo del de la joven y notó una mirada de protesta durante algunos segundos hasta que la mano masculina comenzó a descender por su estómago y su vientre, iniciando una lenta exploración entre los húmedos pliegues de su entrepierna. Helena gimió y tembló bajo las caricias.

Chris deseaba devorarla, hacerla completamente suya; ansiaba estar dentro de ella, sentir la envolvente calidez de su cuerpo contraerse sobre su hombría, sin embargo debía seguir lentamente y disfrutar de su juego, deseaba que fuera ella quien demandara más de él.

Su mirada se deleitó con la expresión de placer en el rostro de Helena y bajó nuevamente hasta los montículos invitadores que eran sus senos, exhaló su cálido aliento sobre ellos para luego recorrer con su lengua uno de ellos mientras que su mano libre se encargaba de complacer al otro.

El cuerpo de Helena respondía con sacudidas, los músculos de su estómago se tensaron, una de sus manos revolvía el suave cabello castaño de Chris mientras la otra recorría la atlética espalda del hombre, aferrándose a la exquisita piel cuando su cuerpo alcanzaba una cresta de placer. Gemía. Su cuerpo se calentaba cada vez más, su piel se ruborizaba, no podía emitir otro sonido además de suspiros y gemidos de placer.

La lengua de Chris se curveaba sobre el sensible pezón que antes era acariciado por su mano, lo cubrió con su boca y con sus dientes comenzó a tironear de él. Los gemidos de Helena aumentaban al igual que el cadencioso movimiento de sus caderas bajo el íntimo contacto de su mano; mirarla, sentir el movimiento de su cuerpo rebosante de sensualidad era un espectáculo sublime.

El autocontrol se desvanecía a momentos, la deseaba, deseaba poseerla, hacerla suya por completo; escucho a Helena pronunciar su nombre, no pudo más que sonreír con lascivia al levantar el rostro y captar la mirada de lujuria de la chica, sus ojos vidriosos y oscurecidos por la excitación le miraban implorantes.

— Chris… Por favor… - Sus palabras fueron ahogadas por un gemido que intentara reprimir en vano.

— ¿Estás segura? — Preguntó deslizando un dedo en su cálido y húmedo interior — ¿No reprocharás luego que no te trato con delicadeza? — Decía con voz ronca mientras repetía la acción con parsimonia produciendo un nuevo estremecimiento en el cuerpo de Helena quien elevaba las caderas de manera descarada.

— No… no lo… haré… — Suspiró la chica.

— ¿Lo prometes? — Interrogó con voz profunda y algo temblorosa por el placer que estaba sintiendo al posicionarse entre las piernas de la castaña frotando su miembro palpitante contra el punto más sensible de Helena.

— S… sí… Chris… por favor…—

Chis olvidó en ese momento todo lo que se refería al autocontrol, se introdujo en su canal femenino con un ronco gemido mientras el placer quemaba alrededor de él, se fusionaron en un ritmo palpitante.

La calidez emanada por el cuerpo de ella era sublime, sus húmedas paredes ondulaban sujetándolo ceñidamente, con fuerza. Arremetió nuevamente contra su cuerpo mientras las piernas de Helena se enroscaban firmemente alrededor de él intentando en vano cambiar de lugares, el castaño se lo impidió con una profunda embestida de su sexo provocando que un pequeño grito escapara de la garganta de ella, sintió como las uñas se hundían en su espalda.

Helena se advirtió poseída, dominada por la actitud de macho dominante de Chris, la noche anterior le había dejado llevar las riendas pero ahora su vigoroso cuerpo reclamaba el control. La habitualmente impetuosa Helena Harper siendo dominada… y le encantaba.

Chris se incorporó precariamente, zafándose del agarre propiciado por las piernas de Helena, al salirse de su cuerpo observó cómo le miraba con reproche, sus labios se abrieron para expresar una protesta que no llegó a escucharse.

— Date vuelta — ordenó el hombre con voz áspera y profunda mientras le ayudaba a girar su cuerpo. Helena envuelta en la lujuria como se encontraba no pudo sino obedecer como una autómata si eso significaba que lo tendría nuevamente dentro de ella.

Una vez apoyada sobre sus extremidades Helena percibió las manos masculinas sobre su espalda, seguidas por ligeras mordidas a lo largo de toda su espina, su cuerpo era invadido con fuerza el ángulo de penetración propiciaba nuevas e intensas sensaciones, sentía temblar sus piernas y a ese ritmo sus brazos tampoco la sostendrían por mucho tiempo más, las oleadas de placer aumentaban en intensidad.

Sin dejar de embestirla con fuerza, Chris comenzó a frotarle el muy sensible clítoris, primero despacio, luego más y más deprisa. El placer era intenso, se sintió como en una montaña rusa al tiempo que las acometidas masculinas aumentaban igualmente en velocidad y profundidad.

Percibió que alcanzaba la cima en el momento en el cual el hombre la atrajo hacia su cuerpo con fuerza, alcanzando el punto más profundo de su intimidad, la semilla masculina detonó con fuerza llenando su ser, llegó a lo más alto y luego comenzó a caer de golpe, en un torbellino de sensaciones. Ambos se desplomaron sobre la cama, bramando en el vórtice del orgasmo.

De a poco las respiraciones se apaciguaron, la temperatura de los cuerpos descendía hacia la normalidad, al igual que la vehemencia de las caricias mientras la relajante sensación se extendía en los cuerpos de los amantes.

Chris giró sobre sí mismo y se tumbó de espaldas en la cama, dirigió su vista hacia el costado opuesto del lecho y encontró que Helena lo estaba mirando. Su imagen era digna de una Diosa del amor y el sexo como las que describían las leyendas antiguas. No pudo más que sonreír ligeramente cuando ella mirándole a los ojos susurró con voz queda "pervertido".

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Permanecieron en la cama hasta media mañana, fue Chris el primero que se levantó y tomó una ducha, no sin antes proveer a Helena con algunos artículos que su hermana solía dejar en caso de alguna visita repentina, incluida por supuesto una muda de ropa; sin embargo cuando Helena salió de la habitación vestía solamente una camisa de Chris, cosa que por la mirada que le dirigió el hombre no le molestó en lo absoluto.

El contenido tanto del refrigerador como de la alacena de Chris era como de costumbre casi inexistente, por lo que ordenaron algo para comer. Mientras esperaban la llegada del encargo Helena recibió una llamada y se retiró de la cocina hacia a otra habitación para contestar; al terminar la conversación regresó atraída por el aroma del café.

— Eso huele bien. — dijo al tiempo que tomaba asiento tras el desayunador.

Chris le alcanzó un poco y permaneció de pie al otro lado del mueble de cocina.

— Melanie está por abordar, llega esta noche, pasaré al aeropuerto por ella. — Comentó Helena tras beber un poco de su taza.

— Eres bastante protectora con tu amiga. — Observó Chris.

— Mel es más que eso, creo que es la persona que llevo más años conociendo; siempre ha estado cuando necesito una mano, o un empujón para seguir adelante. — Comentó la agente con una media sonrisa.

— Sin duda es buena persona.

— Lo es, ¿y qué hay de ti? — Preguntó Helena.

— Pues… He conocido a mucha gente, personas muy valiosas con quienes de una u otra manera puedo contar; sin embargo creo que es Barry una de las personas quienes han estado allí desde hace bastante tiempo.

— ¿Barry? —

— Barry Burton. Nos conocimos en la Fuerza Aérea, pertenecíamos a la misma unidad; se comportaba como más que un amigo, llegó a convertirse en algo así como una figura paterna, en especial para mi hermana. Fue por él que después de… eh, dejar la Fuerza Aérea me uní a los S.T.A.R.S en Raccoon City; a pesar de que hemos seguido caminos distintos y de todos los años que han transcurrido, cada vez que nos encontramos comenzamos a hablar como si nada hubiera ocurrido. — Concluyó Chris y dio un par de sorbos a su café.

— Seguro que es una conversación interesante. — Helena acabó el contenido de su taza recordando los informes que leyera un día antes y en un segundo se decidió a continuar con la conversación. — ¿Y qué dices de la esposa de Adam? es decir, Jill Valentine; ayer revisaba algunos informes y vi que se conocen desde hace bastante tiempo también, creo que por eso estabas en su boda ¿no?

El comentario tomó desprevenido a Chris quien puso los ojos como platos al escuchar el nombre de Jill de la boca de Helena; por suerte su expresión no fue captada por la agente debido a que justo en ese momento se encontraba de espaldas a ella colocando su taza vacía en el lavadero. Al darse vuelta ya había normalizado su expresión.

— A Jill la conocí después, ya en Raccoon, hemos sido compañeros desde entonces, ese es un vínculo del que no puedes apartarte… ella también es alguien importante. — El tono de su voz era normal, sin embargo por un momento sintió como si la mirada de Helena lo traspasara; agradeció cuando en ese momento llamaron a la puerta para hacer entrega del encargo.

La castaña siguió a Chris con la mirada mientras abandonaba la habitación para abrir la puerta. En efecto, un vínculo como ese no podía ser ignorado y mucho menos con el pasar de los años, a pesar de que ella sabía a lo que se refería no pudo evitar que una pequeña alarma comenzara a sonar en su interior; sin embargo sacudió la cabeza, aquel no era el momento para comenzar a ver fantasmas donde quizás no existían.

Después de la comida continuaron como si nada, se despidieron casi al anochecer cuando Chris dejó a Helena en su edificio, esta debía buscar a Melanie y la ayudaría a mudarse al día siguiente; por su parte, Chris tenía algunas cosas que poner en orden antes de volver nuevamente al trabajo. Se despidieron y quedaron en hablarse en el transcurso de la semana.

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09 de junio, 2014

A primera hora de la mañana del lunes Chris se reincorporó a sus funciones dentro de la BSAA. En su oficina encontró varios informes detallando las operaciones del equipo Alpha durante su ausencia y diversas situaciones en las que posiblemente requerirían la acción del mismo.

Sentado tras su escritorio revisó rápidamente los documentos, todo apuntaba que vivían una situación de inusual calma; uno de los archivos estaba marcado como confidencial y provenía de la oficina del Director Allen, en este se mencionaba la investigación que se llevaba a cabo con respecto a Neo Umbrella y posibles nuevos ataques; el mismo no era muy extenso, sólo era un memo informativo, por lo que decidió que más tarde haría una visita al Director.

Consultó el reloj advirtiendo que casi era hora de reunirse con el equipo, los había convocado para un entrenamiento aquella mañana; no podía quejarse del desempeño de sus hombres, aún en su ausencia se comportaron a la altura, y a pesar de que sin duda se encontraba mucho más relajado que un mes atrás eso no significaba que la jornada de aquel día sería menos intensa de lo acostumbrado.

Pruebas de fuerza, resistencia y habilidad copaban los entrenamientos dirigidos por el Capitán Redfield, siempre exigiendo y dando el máximo durante los mismos. Los hombres guardaban la esperanza de que el relajado Chris con quien se encontraran se mantuviera durante la sesión del día, pero estas se vieron destruidas cuando al final de la jornada, y a pesar de ser todos los más calificados de su área, lo único que deseaban era tomar una ducha.

Chris volvía al ala de oficinas de la División Norteamericana de la B.S.A.A. en compañía del soldado Bennett, comentando sobre el desempeño de este hace un rato, el Capitán le reñía por haberse mostrado desconcentrado durante la prueba de tiro; al alcanzar el final del pasillo se despidieron.

— Más vale que la próxima vez pongas atención y no dispares como mujercita. — Expresó en voz alta al despedirse del joven, sin percatarse de que alguien más le escuchaba.

— Pues, yo creo que las mujercitas la llevamos muy bien. —

Escuchó una voz conocida tras de sí y se giró para encontrarse con que Jill Valentine le daba alcance.

— Eso no lo dudo. — Respondió Chris encogiéndose de hombros.

— ¿Desde cuándo haces chistes machistas? — Bromeó la rubia.

— Desde siempre, salvo que me cuido de que no estés cerca para escucharlos. — Arguyó Chris esbozando una sonrisa ladeada y reanudando la marcha.

— Parece que el tiempo libre te sentó bien. — Jill caminaba a su lado mirándolo de manera escrutadora.

— Bastante bien diría yo. — Arribaron hasta la oficina de Chris, este abrió la puerta y ambos entraron. — ¿Qué tal la vida de casada? — Inquirió mientras ocupaba su lugar detrás del escritorio.

— La verdad no he tenido mucho tiempo de disfrutarla, estuve en Japón hasta hace poco… Merah te envía saludos. — Mencionó Jill mirándolo con suspicacia; tiempo atrás intuyó una conexión especial entre la agente de la división del Lejano Oriente y su amigo. Al ver que el hombre no se inmutaba por la mención continuó hablando. — Supe que estuviste intentando conseguir cierta información, y no fui la única, Allen también está enterado.

— Lo supuse; esta mañana había un memorándum de su despacho en mi escritorio. No creo que le haya molestado, aunque eso puede que se deba a que no he conseguido mucho que digamos. —

— Las operaciones referentes a las actividades de Neo Umbrella están siendo llevadas en confidencialidad, pocas personas tienen acceso a dicha información; incluso se han filtrado datos falsos para desviar la atención en caso de existir infiltrados. En la División Oriental están actuando de la misma manera y en Europa el Cuartel General hace lo propio. — La rubia le miró directo a los ojos y guardó silencio por unos momentos. — Parece que nunca se termina. — Dijo al fin.

— Y no nos hacemos más jóvenes. — Chris sostuvo la mirada, los orbes azul grisáceos de Jill mostraban preocupación y determinación al mismo tiempo; se permitió perderse en ellos por algunos segundos a la par que inspiraba profundamente. — Es nuestro deber hacer que termine, ya lo hicimos una vez ¿no es cierto? —

— Tienes razón. — Admitió la mujer finalizando por fin el contacto visual. — Aunque… no sé tú, pero yo me siento bastante joven todavía. —

Chris sonrió ante el comentario. En ese momento el móvil de Jill sonó, al revisarlo se puso de pie.

— Mi descanso ha terminado. — Informó dirigiéndose a la puerta. — Nos vemos, Chris; no te metas en problemas.

El Redfield se despidió con un gesto, volvió la vista hacia el ordenador y quedó mirando el fondo de pantalla con el emblema de la B.S.A.A. El encuentro lo tomó por sorpresa, sabía que una vez de vuelta sería cuestión de tiempo antes de encontrar a Jill nuevamente; tampoco es que deseara evitarla, sin embargo… Sacudió la cabeza, de momento había asuntos más importantes en que concentrarse.

El teléfono sonó distrayéndolo definitivamente de sus pensamientos.

— Está bien, estaré allí en breve. — Dijo al escuchar la voz del otro lado de la línea; tal vez conseguiría respuestas a sus preguntas muy pronto, el Director Allen lo convocaba a su despacho.

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La asistente de Jason Allen le hizo pasar a la oficina del Director; una vez dentro el hombre de gafas y cabello gris lo saludó de manera militar seguido de un apretón de manos, indicándole que tomara asiento. Se encontraba atareado por lo cual fue directo al grano.

— Entiendo que has intentado conseguir información referente a Neo Umbrella. — Expuso el Director.

— Me enteré sobre algunas cosas de manera incidental, para ese entonces no era información confidencial. — Manifestó Chris.

— Sin embargo continuaste preguntando, no esperaba menos; por esa razón dejé cierto memo en tu escritorio, estoy seguro de que ya lo revisaste. —

— Lo hice, aunque no fue muy revelador. —

— A raíz de los descubrimientos sobre las recientes actividades de Neo Umbrella, todas las divisiones se encuentran en alerta; nos encontramos en un período de inusual calma, eso no hace otra cosa que aumentar nuestras preocupaciones sobre lo que puede ocurrir a continuación. Hace un par de semanas corroboramos nuestras sospechas de que los bioterroristas cooperan con grupos subversivos de poca monta; los utilizan a su beneficio, así obtienen "materia prima", logran recabar datos de campo apenas invirtiendo recursos y en algunos casos obtienen el apoyo de ciertos sectores de la sociedad por secundar sus causas; si sumamos a esto las innovaciones que han desarrollado podemos determinar que están preparando acciones a gran escala. — Explicó.

— Eso es palabras más, palabras menos lo que he podido averiguar hasta el momento. — respondió el Capitán.

— Las operaciones de la B.S.A.A. respecto a estos hechos se han desarrollado de manera confidencial como ya sabes, y esa estrategia ha brindado frutos. — Allen observaba fijamente a Chris. — Gracias a las labores de inteligencia hemos localizado la base principal de Neo Umbrella y se ha preparado una operación integral de infiltración. Hace poco he recibido la solicitud de envío de tropas por parte del Cuartel General y han dejado claro su deseo de que vayas al frente de estas ya que posees experiencia suficiente en este tipo de misiones; por lo que tendrás la libertad de no sólo asistir en la operación sino también de realizar las investigaciones que consideres convenientes en el campo.

— Entendido. — Asintió el castaño con voz firme. — Exactamente ¿en dónde se encuentra la base de Neo Umbrella? — Preguntó.

— En una isla de Noruega, muy cerca del Círculo Polar Ártico, eso ha complicado un poco las cosas. A pesar de que Noruega ejerce su soberanía sobre el territorio existen acuerdos con Rusia, Dinamarca y otras naciones de la Unión Europea que les confieren derechos sobre la misma, por lo cual no podremos actuar hasta que no consigamos el visto bueno de los países involucrados ya que es una operación de alto calibre.

— ¡Pero eso aumenta el riesgo de que se filtre información referente a la operación! No sería primera vez que las cúpulas gubernamentales tengan intereses dentro de la Corporación. — Alegó Chris con inquietud.

— Lo sabemos, pero no tenemos otra opción, nuestras investigaciones han determinado la ubicación de la base pero nadie ha puesto un pie en la Isla hasta el momento; por lo que al no existir pruebas suficientes de las operaciones llevadas a cabo en lugar no podemos intervenir directamente. Estamos actuando de la manera más discreta que podemos como organización. —

Chris sacudió la cabeza con incredulidad, la burocracia siempre lo ponía de malas; no tenía sentido alguno que personas que no conocían en profundidad a lo que verdaderamente se enfrentaban decidieran cuando podrían llevar a cabo sus acciones. Antes de que pudiera replicar Allen continuó.

— Alista a los equipos, partirán al Cuartel General en Inglaterra a las 17:00 horas, allí serán informados con detalle de la operación; colaborarán en lo que sea necesario. — El Director Allen se puso de pie y realizó el saludo militar. — Mucha suerte, Capitán. — Pronunció acompañando su gesto.

Chris respondió de la misma manera y seguidamente abandonó el recinto; planes y estrategias comenzaban a tomar forma en su mente.

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La jornada del lunes transcurría como cualquier otra en las oficinas de la D.S.O. mientras que Helena revisaba archivos relacionados con el bioterrorismo. Los descubrimientos de la Agencia y otras organizaciones compartían el mismo resultado; el terror y la muerte azotaban por igual los diversos lugares en los cuales se llevaban a cabo atentados o "fugas" de los distintos virus hasta ahora conocidos.

Adelantos científicos como el que le permitió sanar en tiempo record de sus lesiones, llevaban años aplicándose para mejorar el desempeño de las B.O.W.; con cada página que leía rememoraba escenas de pesadilla, reafirmando cada vez más su convicción de dar todo para acabar definitivamente con quienquiera estuviera detrás de ello.

Las informaciones sobre el más reciente caso les eran ofrecidas a cuenta gotas, tenía entendido que en ese momento se llevaban a cabo conversaciones del más alto nivel para permitir la actuación de la agencia; sin embargo los agentes involucrados no tenían idea sobre el dónde y cuándo tendría lugar su intervención, únicamente se les había informado que debían mantenerse alerta.

Se levantó de su silla con la intención de buscar un poco más de café y mientras se acercaba a la máquina escuchó su teléfono sonar.

— Harper. — Contestó sin fijarse en la pantalla.

— No necesitas ser tan profesional conmigo. — Sonrió al escuchar la voz de Chris.

— Estoy en horario de trabajo, no puedo actuar de otra manera ¿Cómo va el día? —

— No me puedo quejar, bastante animado; echaba de menos todo esto. —Respondió Chris — ¿Qué me dices de ti?

— No hay mucho que contar, pero tampoco puedo quejarme. —

— Helena, quería decirte que… estaré fuera del país por algunos días, no sé por cuantos, espero que no sean muchos. —

— Parece que te extrañaban en verdad ¿a dónde irás? —

— Estaré en Inglaterra en los Cuarteles Generales, parto dentro de poco. —

— ¿Tiene algo que ver con…?—

— Bastante, pero lamento no poder decirte más en este momento; quería llamarte antes de partir. —

— Está bien, que tengas un buen viaje; ten cuidado. —

— Estaré bien; cuídate tú también. Hasta pronto. —

Helena guardó su teléfono, terminó de llenar su taza con café y se encaminó nuevamente a su escritorio ensimismada, pensando en las palabras de Chris; el que él tampoco mencionara nada concreto significaba que pronto tendría lugar algo grande. Ya alcanzaba su lugar cuando una voz conocida la devolvió a la realidad.

— Debes realmente necesitar ese café, cualquiera diría que estás sonámbula. — La voz de Leon Kennedy tenía el habitual toque burlón que utilizaban entre ellos.

— Eso ocurre cuando las personas piensan en algo más que su cabello. — Comentó Helena mordazmente. — ¿A qué se debe el honor, agente 007?

Helena tomó asiento y Leon la imitó ocupando la silla frente al escritorio de ella.

—Ya sabes que no puedo ignorar un llamado de H, me hizo tomar el primer vuelo hasta aquí con la promesa de que habría acción; aunque la verdad no reveló mucho al respecto. —

— Si te hicieron venir es porque algo grande está por suceder… me pregunto hasta cuándo se dignarán de decir algo. —

— Espero que pronto; cada vez que se traen algo muy escondido resulta menos divertido lo que te encuentras allá afuera. — Dijo Leon con un tono de voz más grave. — Pero por el momento sólo podemos esperar, aunque no me agrade la idea. Mientras tanto ¿por qué no me cuentas cómo te ha ido? —

La conversación se extendió por algún tiempo; a pesar de que solían mantener contacto por teléfono u otros medios, cuando conversaban en persona solían extenderse un poco.

Leon se había estado encargando de una de las tantas amenazas terroristas o "casos de rutina" como los llamaba el rubio cuando fue requerido por Hunnigan; quien como siempre, resistió cada una de las artimañas del agente y tampoco a este le reveló claramente el motivo de por qué era necesaria su presencia.

Cuando hubo finalizado de escuchar el relato de la última misión de Helena se convenció un poco más de que cualquier cosa que les asignaran no sería precisamente una fiesta. Sus predicciones fueron confirmadas cerca de las 17:00 horas, cuando Helena recibiera una llamada de Ingrid Hunnigan convocándola junto al rubio y a Percy para informarles respecto a la nueva asignación.

Leon y Helena se dirigieron a la sala en donde momentos después se les unió Percy; ambos hombres intercambiaron un saludo cortés. El trío se preguntaba si algún otro agente les acompañaría cuando Hunnigan hizo entrada, les saludó brevemente y sin perder tiempo comenzó la tan ansiada explicación.

— Ahora que están aquí ya no hay tiempo que perder; las conversaciones finalizaron y tenemos vía libre para actuar. — Anunció la mujer de gafas.

— ¿Las conversaciones con quiénes exactamente? — Se adelantó a preguntar Leon.

— Con el Primer Ministro Noruego; es mejor si comienzo por el principio. El informe sobre la misión que llevaron a cabo Helena y Percy en Grecia nos brindó algunas luces por donde comenzar, además de la identificación de una de las figuras involucradas; las declaraciones del Doctor Krinke también nos proporcionaron algunas ideas. El equipo de inteligencia ha trabajado arduamente siguiendo el más mínimo rastro de Neo Umbrella que se pudo detectar hasta lograr interceptar algunas de sus comunicaciones; hemos ubicado lo que al parecer es una base importante en el Archipiélago de Svalbard al norte de Noruega. — Explicó Hunnigan.

— ¿Y a qué se debe tanto secretismo alrededor de esa información? — Preguntó Helena.

— Y ¿Por qué no hemos actuado hasta el momento? Noruega y Norteamérica son aliados, ¿no? — Secundó Percy.

— No es tan sencillo. — Respondió Hunnigan mientras arreglaba las gafas en su lugar. — A pesar de que el Archipiélago es oficialmente territorio noruego existen otros intereses involucrados. Gracias a un Tratado que data de la Primera Guerra Mundial está permitida la explotación de carbón a varios países de Europa, Rusia es uno de ellos; pero durante un tiempo no jugaron del todo limpio, aprovechando la libertad de explotación del suelo para construir algo más que un asentamiento minero. —

La agente apagó las luces de la sala comenzando a proyectar mapas y diversas cifras e imágenes en las pantallas de la sala de reuniones.

— El asentamiento ruso más grande en el Archipiélago se encontraba en la isla de Spitsbergen. Pyramidem — como se conoce hasta el día de hoy — se consideraba como la mejor ciudad de la Unión Soviética para vivir y el derecho a habitarla se le concedía sólo a los mejores profesionales en los distintos campos. Debido al aislamiento del mundo que suponía estar casi en el Polo Norte y con la participación de los cerebros bajo su servicio, la Unión Soviética desarrolló en secreto una enorme base subterránea en donde llevaban a cabos distintos experimentos. Todo esto terminó junto con la caída de la Unión y fue descubierto por Noruega, quien para evitar algún incidente con las instalaciones abandonadas ordenó el desalojo total de la isla; aunque en la actualidad las ruinas de la ciudad despiertan interés turístico nadie está autorizado a entrar en las edificaciones. —

— Eso sugiere que el Gobierno de ese país tiene conocimiento de las operaciones de Neo Umbrella en su territorio ¿Cómo es posible que lo permitan? — Inquirió Indignada Helena.

— Nuevamente, no es tan sencillo; y eso lleva al por qué la información se ha mantenido en secreto. — Contestó Ingrid.

— Estoy seguro de que lograrás hacerlo sencillo, dejando por fuera todos esos detalles políticos que al final no vienen al caso. — Sugirió Leon.

Hunnigan respiró profundo.

— Está bien… en síntesis, y como ya lo habrán podido intuir, hay personas muy poderosas dentro del gobierno noruego que tienen conocimiento de esto; es por tanto que el Presidente se ha encargado personalmente de convencer al Primer Ministro noruego de permitir llevar a cabo esta misión, con la condición de que se lleve a cabo en el menor tiempo posible. —

— ¿Y de qué tipo de operación hablamos? — Indagó Percy.

— Infiltración; por eso he llamado a Leon quien cuenta con suficiente experiencia para liderar la misión; algo de este tipo podría ser encargado a una sola persona, pero es necesario actuar con rapidez y la información que tenemos indica que las instalaciones subterráneas abarcan casi toda la extensión de la isla. Así que los tres irán, entrarán a la base, conseguirán toda aquella información que pueda parecer de importancia y saldrán de allí de inmediato, evitando en lo posible ser detectados ya que la agencia no les podrá brindar apoyo de ningún tipo.

— ¿Existe alguna otra organización con intenciones de realizar algo similar en el corto plazo? — Helena recordaba la reciente conversación con Chris.

— Hasta ahora no tenemos información al respecto, todo indica que no está planeada una intervención de pequeña o gran escala en Pyramiden; al menos no en este momento. Espero que no tengan otros planes, parten esta misma noche.

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Una mujer de pose altiva caminaba a por un pasillo elevado de apariencia estéril escoltada por dos hombres enmascarados y armados con sub ametralladoras; el eco de sus pasos se detuvo al llegar a una puerta. Colocó la palma de su mano derecha en un lector al lado de la entrada, una luz cambió de roja a azul permitiendo al trío acceder al protegido recinto.

— Así que está listo nuestro nuevo proyecto, ya era hora. — Dijo la mujer con una nota de arrogancia en su voz.

— Te dije que no debías perder la paciencia, Jessica; toda espera tiene su recompensa. — Respondió un hombre pelirrojo ataviado con un traje negro hecho a la medida.

— Raymond, a estas alturas deberías saber que detesto esperar. —

Jessica Sherawat caminó hacia el centro del recinto ocupado en su mayoría por computadoras y equipos de medición de última generación. Se detuvo un momento a revisar las estadísticas que mostraba una pantalla cambiando de página hasta alcanzar una que mostraba la imagen de una mujer en animación suspendida. Una sonrisa curvó sus labios.

— Si todo está listo no veo por qué no disfrutar de una última demostración ¿no es cierto? —

— Sé que es tu pequeño proyecto, pero en esas pruebas se han utilizado suficientes recursos; al Comité no le hará gracia que las continúes sólo por placer cuando ya ha culminado la fase de estudio de las capacidades del sujeto. — El de cabello rojo la miraba con reproche.

— Deberías preocuparte de otras cosas, querido; del Comité me ocuparé luego. No creo que se quejen cuando vean lo que mi pequeña es capaz de hacer allá afuera; tomemos a los Tyrants como un pequeño entrenamiento. —

— Nunca cambiarás ¿cierto? —

— Cambiar, querido Raymond, no es una opción cuando eres alguien como yo. — Respondió dirigiendo al hombre una mirada de sus acostumbradas miradas de superioridad. — Preparen al sujeto C-DH002 para una última prueba; un Tyrant T-103 será suficiente esta vez. — Anunció por un comunicador.

Con paso felino se dirigió al amplio ventanal de la elevada sala de control en dónde se encontraban, observando cómo a sus pies hileras de Tyrants producidos en masa descendían para dar paso a un escenario similar a una arena de lucha. Momentos después una chica de apariencia inocente era conducida hacia un extremo del escenario, mientras que por el opuesto hacía entrada una figura ataviada con un sobretodo negro, de apariencia similar al de un ser humano pero superior en altura y masa muscular.

— Muéstrame nuevamente de lo que eres capaz, pequeña. — Jessica sonreía con placer al tiempo que ambas figuras a sus pies se enfrentaban ferozmente en el centro de la arena.


Nota: Merah Biji es un personaje del manga "Resident Evil: Marhawa Desire", compañera de Chris Redfield y Piers Nivans durante los hechos que narra dicha historia y que tienen lugar en Japón. Tal vez sean cosas mías pero me da la impresión de que le hacía ojitos al Capitán, por eso me tomé el atrevimiento de que Jill la mencionara.

Este capítulo originalmente era mucho más largo, fue algo difícil decidirme a publicarlo de esta manera pero llevaba demasiado tiempo sin actualizar y a decir verdad algunas cosas no me terminaban de convencer; hice lo mejor que pude para adaptarlo, espero no tardar tanto tiempo en terminar de unir las piezas para lo que sería la segunda parte de este capítulo. Espero que les haya gustado.

¡Nos leemos pronto!