Renuncia: todo de la perra de Mashima.

Advertencias: Spoiler del 334/Una amistad homo.

Ya sabemos que el tema de la semana es la muerte de "él", sin embargo, me emocioné como loca al ver el momento friendship entre estos dos y como todos lo ignoraron vengo a joder con esta viñeta.


Miedo, tiene mucho miedo. Porque él no es capaz de ocasionar tanto caos y destrucción.

Rogue no puede ser la causa de todo ese dolor y problemas. No puede, ¿cierto? ¡Pero claro que no! Ese dragón está jugando con sus emociones, manipula su mente con una vil artimaña. Él aprecia a sus amigos, no los traicionará, y mucho menos les arrebataría la vida. No, todo debe ser falso. Una mentira. ¿Pero y sí no?, ¿y qué si en verdad hará lo que el dragón afirma? Si tanta conmoción lo trauma, corrompiendo su alma, extendiendo la oscuridad de su sombra por sobre todo lo demás. Y si nunca fue una buena persona.

Sólo una fachada, una máscara para protegerse.

¿Y si perece? Quizás sea lo mejor. Quizás es lo que debe ocurrir, él morirá y evitará que los más preciados para él se vean involucrados en tantas penas. Necesita probar que no es la maldad reencarnada, que vencerá en esta batalla.

Y con ese pensamiento en mente se deja caer al polvoso suelo, ante la inquisitiva mirada del dragón. Decidido, Rogue aprieta ambos puños, esos son sus últimos minutos, probablemente. ¿Qué más da ya?

Morir como un héroe, o vivir como un villanto. Es obvio lo que debe ocurrir.

— ¡Idiota, qué haces ahí! —Alcanza a escuchar y confundido alza la vista, encontrándose con una corta cabellera rubia acercándose más y más. Sin saber qué decir, Rogue observa a su mejor amigo llegar a su lado, sonriendo.

Sting sonríe como nunca y algo se encoje en su pecho, un sentimiento desconocido. ¿Pero qué?

— ¡Vamos, ponte en pie y pelea! —Exclama con vigor. Otra vez, un cosquilleo lo recorre de pies a cabeza.

— ¿Ya has vencido a un dragón? —Pregunta Rogue, fingiendo que todo es normal. Y es que lo que menos desea es que Sting lo vea en un estado tan deplorable siendo quien es. Lo más probable es que alardeé que sí, que fue sencillo y que es mejor que él. Pero su sonrisa colmilluda se agranda y responde divertido «No». Y la mandíbula de Rogue se desencaja al oírlo pues ese no es el Sting que él recordaba. Es más como, como un mago de Fairy Tail.

— Lo he traído conmigo. ¡Así que levántate carajo! —Insiste y Rogue está a punto de callarlo, de confesar que planea no continuar y prefiere rendirse. Está a punto de, y entonces…—. ¡Vamos a mostrarles el poder de los Dragones Gemelos!

Una calidez indescriptible aprieta su corazón indiferente y un escozor lastima sus ojos. Es que ¿Por qué Sting persevera tanto?, ¡por qué no se rinde y ya!

Porque él es luz y tú oscuridad.

Es más, no solo eso, algo ha cambiado en el Eucliffe, continúa igual de arrogante y es un bastardo narcisista, su fuerza no ha aumentado y aun así…

La luz siempre triunfa, y la oscuridad decae.

No.

Sting es Sting y él es él. Rogue Cheney. Y el que posea el poder de controlar las sombras no lo hace ni malo ni bueno, sino cómo lo utiliza y con qué fin. Y si muere ¿qué será del rubio?, ¿qué pasara con los Dragones Gemelos?

Por fin lo entiende, por fin acepta ese brillo que le protege de las tinieblas de la frustración.

¡Todo está bien, mientras ese idiota este ahí todo estará bien!

Por eso, con ánimos renovados Rogue se levanta y chocan espalda contra espalda, listos para el combate, y la victoria. Porque van a triunfar, y vencerán todas las adversidades que se crucen en su camino. Porque son sencillamente ellos mismos, ganaran. Y vivirán. Los dos.

Después de todo, no es mentira cuando dicen que la luz trae esperanza.