Hola!
Aquí vengo con otra historia, lo sé, debería avanzar más rápido en "Las aves que olvidaron la canción de la felicidad" pero mi imaginación vuela y la musa es caprichosa. Así que les traigo esta historia, tendrá solo dos capítulos creo yo.
Espero sea de su agrado y si lo consideran adecuado me dejen un rev.
El significado de los celos.
Últimamente el moreno y el albino habían estado compitiendo por el afecto de la menuda castaña, o al menos eso parecía a simple vista. Ella, muy consciente de que tan solo era parte de otra competencia estúpida entre ambos hombres, había consultado con el profesor Saiga sobre ello, no mencionó nombres, sin embargo, la respuesta que el profesor le había dado había sido sumamente interesante y con mucho sentido, tanto que decidió probar a decírselas a aquel par tan opuesto, esperando que con ello, las cosas entre ambos se aclarasen y dejaran de ponerla en medio de sus disputas, así que los invitó –a ambos- a beber un café con ella, cuando sintió el momento adecuado comenzó con su discurso algo nerviosa e intentando parecer coherente, de manera en que ellos pudiesen comprender el mensaje sin querer matarla en el proceso, pues ciertamente, para ese par sería una verdad difícil de aceptar.
- ¿Saben? La otra vez estaba hablando con el profesor Saiga y me comentó algo interesante- comenzó a contar la castaña- me comentó que cuando una persona cela a otra, la causa principal como muchos dicen es porque se siente amenazada por la otra persona – el día y la noche la observaron esperando a que terminara de hablar para replicar algo, no les gustaba el punto al que parecía, quería llegar la joven- y la causa de este sentimiento de amenaza es porque la persona celosa puede ver todos los atributos buenos de aquella de quien se sienten amenazadas y se interesa en esa persona de la misma manera en que se interesa por la persona que es el objeto de su afecto, por lo que los celos son solo una forma de negar el interés hacía la persona de la que se está celoso –terminó, aun dudosa pues no sabía si había logrado explicar su punto.
- En pocas palabras…-comenzó el moreno algo molesto- dices que ¿el motivo por el que le provoco celos a Makishima, es porque en realidad él tiene un interés romántico en mí?- terminó aun más molesto.
- ¿Quieres decir entonces que – contraatacó el albino- el motivo por el que Kougami se muestra celoso de mí, es porque intenta ocultar su homosexualidad latente?
- Algo así- contestó débilmente la castaña, pero ambos hombres parecían haber ignorado el comentario, aparentemente estaban molestos por lo que habían dicho el uno del otro.
- Sabía que eras bisexual pero que te intereses por mí, es desagradable- dijo el moreno dirigiendo su atención totalmente al albino.
- Sabía que eras de closet, pero no que era yo el objeto de tus pensamientos, Kougami. Y déjame decirte que no es placentero. – contestó el joven de plata enfocándose completamente en el moreno.
La castaña parecía haber sido olvidada en esa conversación, decidió marcharse y dejar a ambos hombres resolver sus diferencias, con suerte y dejarían de ponerla en medio de sus competencias absurdas y aclararían su interés mutuo, que desde hace mucho, ella sospechaba tenían el uno por el otro.
- ¿Placentero? Ya quisieras que me fijara en ti- comentó el moreno encendiendo un cigarrillo, que de inmediato el albino tomó de su boca- Devuélveme eso –dijo intentando arrebatarle el cigarrillo de la mano e invadiendo el espacio personal del otro
- Respeta que estoy aquí, odio el humo del cigarrillo, es vulgar – espetó molesto, sin notar la invasión de su espacio y continuó- Además, ¿no eres tú el que ingresó a esta universidad persiguiéndome?- acercó su rostro al ajeno que estaba ya de por sí muy cerca- Realmente yo no necesito tu afecto, puedo tener a quien quiera.
- Seguro que no por tu personalidad retorcida y cínica- devolvió- así que suponiendo que lo que dices es verdad ha de ser solo porque has de ser bueno besando o en la cama- dijo alejándose un poco y tomando otro cigarrillo para prenderlo.
- ¿Qué? ¿Ahora insinúas que quieres saber cómo beso o cómo soy en la cama? –inquirió sarcásticamente el albino, mientras le intentaba arrebatar el nuevo cigarrillo, invadiendo ahora él el espacio del moreno.
- Nadie dijo eso – contestó el moreno, alejando más el cigarrillo, consiguiendo con ello que el cuerpo y el rostro ajenos se acercaran más a él- no quieras atribuirme tus fantasías homoeróticas.
- No estoy atribuyéndote nada mío, lo digo porque de todos los argumentos que pudiste dar, elegiste decir que me imaginas como alguien que besa bien y que es bueno en la cama, es decir, algo que tú supones y que parece ser quieres comprobar –dijo con su rostro a pocos centímetros del otro.
- Pues parece al revés en vista de que estás casi encima de mi – dijo el moreno observando su reflejo en los ojos contrarios.
- Si no prendieras esa cosa, te aseguro que no me acercaría a ti- aseguró mordaz, a lo que el moreno frunció el seño- ¿Qué? ¿Te molestaste, Kougami?
El moreno ya irritado, dio un paso hacia atrás dándole una calada a su cigarrillo y absorbiendo gran cantidad de humo, una vez hecho esto, soltó su cigarrillo y sujetó el rostro del albino para plantarle un beso al otro, que se quedó un tanto pasmado por la acción, realmente no esperaba que el azabache le besara luego de cómo estaban discutiendo y menos, que le diera un beso con tanto humo.
El joven de plata tomó las manos del moreno que se encontraban aun sujetando su cabeza. Mientras tanto, el azabache exploró la otra cavidad con su lengua lentamente, y aplastó el cigarrillo que ahora yacía en el suelo, apagándolo en el proceso.
Luego de algunos segundos, el albino se quedó rápidamente sin aire por la cantidad de humo con la que el azabache había llenado sus pulmones, el moreno terminó por soltarlo y las piernas del de ojos ámbar le flaquearon, haciéndolo caer y terminando con ello, el beso que compartían; dejando como única evidencia un hilo de salvia que bajaba por ambas barbillas.
El moreno dio la media vuelta y salió del lugar, sumamente confundido, era la primera vez que dudaba de su orientación sexual, no tenía planeado besar al albino, simplemente quería hacerlo molestar, pero no fue sino hasta después del beso que se percató lo que significó hacerlo. Quizá la suposición de la castaña no era tan loca y tendría que enfrentar que de hecho, el albino le atraía bastante.
Por su parte, el albino un tanto sonrojado tuvo que aceptar la idea de que aunque odiaba el humo a cigarrillo, aquel beso le había gustado y que posiblemente deseaba volver a experimentar algo similar con el moreno.
La verdad, la explicación sobre los celos no es una mentira, eso me lo explicó más elaboradamente uno de mis maestros que es psicoanalista y tan pronto lo hizo, vino a mí la musa XD
Espero les haya gustado.
Cuidense mucho y recuerden: les amodoro por el simple hecho de existir.
Ciao!