La mansión Fernández estaba silenciosa, lo único que se oía eran los pasos de dos personas por los ornamentados pasillos de la gran mansión. Las dos personas llegaron hasta una puerta y una de ellas llamó. La puerta se abrió y Jerall Fernández miró a los recién llegados.
-Señor, la señorita Fullbuster está aquí.
-Bien-Jerall se hizo a un lado para dejar paso a la segunda persona, era una mujer de cabello largo y oscuro, piel blanca y bastante atractiva, ella era la primogénita del matrimonio Fullbuster, Ultear.
El hombre cerró la puerta, dejando a ambos herederos solos.
-Muy bien-comenzó Ultear-¿Se puede saber para qué me has mandado llamar?, no es que me moleste pero…Nunca me has llamado con tanta urgencia.
-Erza va a casarse con Simmon-respondió el chico muy azorado-no lo entiendo, estaba seguro de que yo le parecería bien a sus padres.
-Tranquilízate Jerall, no es culpa tuya. Estoy segura de que alguien ha manchado tu imagen ante sus padres.
-Pero ¿Quién?
-Piensa un poco. ¿A quién le interesa que Erza no se case contigo?
-…
-Ay, mira que eres lento. A Simmon. Es evidente que Simmon ha estado hablando mal de ti a su familia para poder casarse con Erza.
-Pero por que Simmon iba a hacer eso. No es mal tipo. Además, ya tengo un plan. Voy a fugarme con Erza-dijo con la misma ilusión que un niño el día de reyes.
A Ultear se le crispó la expresión durante una fracción de segundo pero se recompuso enseguida.
-Es inútil que intentes eso. Vuestras familias son ricas así que no repararán en gastos hasta encontraros. No funcionará.
-Entonces, ¿Qué propones?
-Matarlo.
-¿Cómo?
-Exactamente lo que has oído. Si tú y la pelirroja os escapáis no os dejaran en paz pero si le ocurre un trágico incidente no habrá problema en que tú te cases con ella.
-No voy a matar a nadie.
-Como quieras. Yo debo irme.
Ultear salió de la habitación con una sonrisa de suficiencia. Acababa de implantar la semilla de la duda en su cabeza.
…
-Vamos, rubia, abre la puerta. ¡No he querido herir tus sentimientos!
Era inútil. Natsu llevaba toda la noche intentando que Lucy abriera la puerta pero era imposible se negaba a abrir.
-Al menos come algo-le dijo.
-No quiero-se oyó desde el otro lado de la puerta-lo único que quiero es volver con mi familia.
-Mira-dijo Natsu, ya harto-no llegaras muy lejos con el estomago vacío así que sal ahora mismo y comete la comida que he mandado subir porque si no, estoy seguro de que la cocinera se va a enfadar y yo me llevaré la bronca por no haberte dado de comer.
La puerta se abrió y salió Lucy, temblaba bastante y tenía los ojos bastante rojos. El peli rosa se arrepintió al instante de sus palabras.
-Perdona. No he querido ofenderte. No te encierres otra vez ¡Por favor!-dijo haciendo un puchero.
Lucy no pudo evitar reír. Natsu tenía una cara demasiado expresiva y esa mueca era particularmente graciosa.
Natsu, por su parte, estaba bastante más calmado debido a que la risa de Lucy había distendido el ambiente. Aunque tampoco pudo evitar pensar que ese era un sonido bastante angelical.
-Vamos, come algo, porque lo de que la cocinera la tomará conmigo es verdad.
Con cuidado, Lucy se acercó a la bandeja que estaba apoyada en la cama y se sentó para disfrutar de los exquisitos manjares que había delante de ella. Al poco rato sintió el peso de Natsu a su lado.
-Cuéntame algo de ti-le dijo mientras le robaba una de las frutas de la bandeja-¿Cómo has acabado aquí?
-No creo que nos conozcamos tanto como para que te cuente ese tipo de cosas.
-Como quieras, yo lo único que quería saber es que se te da bien, porque si vas a trabajar aquí n te voy a poner donde no sirves.
-¿Me vas a dar un trabajo que no sea…ya sabes?
Natsu rió.
-Pues claro, no estoy de acuerdo en la finalidad con la que mi padre te ha comprado.
Lucy, ahora más relajada, terminó de comer. Le empezaba a caer bastante bien ese chico.
…
Ya era la hora de comer y Fairy Tail se encontraba más abarrotado que nunca, debido a una noticia que circulaba por el pueblo: Bandidos.
Siempre había habido bandidos en los caminos pero al parecer estos eran mucho más temibles, ya que todos los carros que atravesaban la ruta eran saqueados y ninguno se libraba.
-Y entonces un hombre de pelo castaño oscuro me echó una serpiente enorme y de un extraño color morado y me robó todo el cargamento de tabaco-decía un hombre de aspecto mayor, su pelo, antaño marrón claro, estaba ahora desordenado y más canoso de lo habitual.
-Tranquilízate Wakaba. Toma, te he preparado un té-dijo una castaña saliendo de detrás de la barra.
-Gracias Cana, pero tampoco rechazaría una de esas botellas que tienes ahí.
Cana le dio un golpe en la cabeza.
-Ni puedes pagarla ni te la daría si pudieras. Son de mi colección privada.-dijo mientras se volvía a adentrar en la cocina.
Dentro de la cocina Laxus intentaba cortar una zanahoria mientras refunfuñaba.
-Maldito viejo, ponerme a mí a cortar verduras cuando tendría que estar luchando contra esos bandidos. ¡Nunca consiguieron robar en ningún carruaje de los que yo protegía! La gente se pegaba por mis servicios. Y mira como he acabado. Cortando comida de conejos.
-Deja de refunfuñar y termina ya el guiso. Si la gente no come algo pronto estoy segura de que asaltarán este sitio-dijo con una sonrisa mientras sacaba una botella de quien sabe dónde y le daba un largo trago-por cierto según tengo entendido por lo que refunfuñabas antes. Trabajas protegiendo carros.
-Trabajaba. Ahora me dedico a servir mesas y a aguantar viejos.
-Oye, no te pongas así. El viejo no es mala persona. Créeme podrías estar peor.
-Ya. Por cierto, ¿Quiénes son esos bandidos?
-No lo sé con seguridad, solo que se hacen llamar Oración Seis.
Laxus dio un respingo.
-¿Pasa algo?
-No, nada.
…
En el palacio de Natsu, sin embargo, poco importaban los bandidos, ya que la preocupación de Igneel en esos momentos, estaba en la educación de su hijo.
-Debemos proporcionarle otro tipo de aprendizaje. La McGarden mayor ya se encargó en su día de que tuviera conocimientos de latín, historia, literatura… -le repetía una y otra vez a su esposa, Grandine-Sin embargo, le hace falta algo más, como por ejemplo…
-¿Esgrima?-aventuró su esposa.
-Pues claro, todos los grandes aristócratas deben saber defenderse en el arte de la espada.
-Mi señor-habló ahora una mujer de pelo rosa bastante bella-no hay ningún profesor de esgrima en todo Fiore que acepte un empleo aquí después del incidente con su profesor de laúd.
-No digas tonterías Sherry, aquello fue un accidente. Estoy seguro de que Natsu no le rompió el laúd en la cabeza a ese hombre a propósito.
Un hombre castaño, de largas uñas y con bastante cara de perro, dio otro paso al frente.
-Si me lo permite, mi señor. Sé de un herrero que es bastante diestro con la espada. Él mismo las fabrica y entrena con ellas. Además no creo que se dejara asustar por las trave…habladurías sobre su hijo.
-Por supuesto, podría ser una buena opción. ¿Cuál es el herrero en cuestión, Tobby?
-Gajeel Redfox, mi señor. El herrero de Phantom Lord.
…
Y mientras a unos les preocupaba más la esgrima que los bandidos. Otros vivían de ellos. Y ese era el caso de las tres personas que ahora mismo estaban llevando una cargamento de metales hasta Magnolia. Si alguien los hubiera visto de lejos habría salido corriendo, ya que, aunque hubieran perdido recientemente a su líder. La fama de la tribu de rayo les precedía.
Uno de ellos de pelo verde, largo y con unos extraños mechones en forma de rayo, llevaba las riendas del carromato mientras otro hombre vestido con una extraña armadura consultaba un mapa y la única mujer del grupo tomaba el sol subida en el techo.
-Al parecer ya estamos bastante cerca de Magnolia-dijo el hombre de la armadura-pero sigo pensando que es demasiado raro no haberse encontrado con nadie todavía, digo, porque esta ruta es especialmente insegura, por eso estamos aquí-añadió sacando la lengua.
-Y yo sigo sin creerme que sigas llevando esa estúpida armadura con el calor que hace-añadió la chica-y deja de sacar la lengua de ese modo. Me pones de los nervios.
-Oye esta armadura es una Scarlet de excelente calidad y en cuanto a lo de la lengua…
-Basta ya-les interrumpió el tercer hombre-Bixlow lo más seguro es que no nos hayamos encontrado a nadie porque a pesar de que hemos perdido a nuestro líder seguimos imponiendo algo de respeto.
-Sí, es lo más seguro. Pero no entiendo cómo puede no gustarte mi armadura-dijo volviéndose a la mujer-Me costó muchísimo dinero.
Pero la mujer no respondió. Es más, parecía que las palabras del peliverde habían tenido en ella un significado especial.
-¿Ocurre algo Evergreen?-le preguntó Bixlow.
-No, nada-respondió la mujer.
-Es evidente que te pasa algo Evergreen-interrumpió esta vez el peli verde.
-Fried, no puede decirse que seas especialmente inteligente en lo que a mujeres se refiere. Así que cierra la maldita boca.
-Oye hadita-dijo Bixlow-si no nos quieres contar no nos cuentes.
-No habéis escuchado las historias ¿verdad?, lo que cuentan los viajeros al volver.
-No. Sabemos perfectamente defendernos de cualquiera.
-Pues yo sí. Y me resulta extraño que no aparezca nadie cuando los bandidos que rondan este camino son Oración Seis.
…
-Entonces sabes cocinar y…Ya está-enumeró Natsu, le había preguntado a la rubia qué sabía hacer y eso era todo lo que había sacado.
-Pues sí…y tampoco creas que sé cocinar muy bien. Jamás me hizo falta, yo en casa.-Lucy enmudeció, no le iba a hablar de aquello, aunque ese chico se hubiera portado bien con ella seguía siendo un completo desconocido.
-Tranquila, no tienes que contármelo pero ayudaría que pudieras hacer algo más que encerrarte en mi baño.
-Sí…lo sé-Lucy se levantó de la cama para dar una vuelta por la habitación, sus ojos se pararon en el libro que Levy le había regalado a Natsu, aún sin estrenar.
-¡Vaya!-exclamó-Este libro es muy raro y muy difícil de conseguir, dicen que está censurado. He leído toda la colección de éste autor-dijo con una sonrisa.
-¿Sabes acerca de libros?-preguntó Natsu interesado.
-Por supuesto, han sido mi pasión desde pequeñita.-dijo con ilusión en los ojos.
-Entonces ya sé dónde vas a estar, sígueme.-dijo levantándose de la cama y saliendo por la puerta.
Lucy cogió una de las sábanas de la cama de Natsu (aun llevaba las vestimentas del día anterior) y se envolvió con ella como las mujeres de las novelas que le traían de Roma y lo siguió.
Decir que la casa de Natsu era grande era decir poco, era exageradamente grande. Y cada dos por tres con algún esclavo que los saludaba con una inclinación de cabeza.
-Aquí es-Natsu la sacó de sus pensamientos. Se hallaban ante una puerta de madera bastante grande y bastante imponente. Natsu tocó un par de veces y un cabez azul asomó por la puerta.
-Natsu-chan, ¿vienes a por algún libro?-dijo con una sonrisa.
-Paso, la verdad es que he venido a darte un regalo.
Así que ahora era un regalo para otra persona ¿eh? Bueno al menos esta era mujer. La chica se fijó en ella aun con la sonrisa pegada en la cara.
-¿Me has traído a alguien para que me ayude en la biblioteca?-Claro ahora entendía por donde iban los tiros.
-Sí, Levy esta es Lucy Heartfillia, Lucy ella es Levy. Os voy a dejar para que te cuente el funcionamiento de este sitio porque ella es la única que lo sabe. Bueno, yo me tengo que ir, he quedado con Lissanna-dijo poniéndose rojo y dejando a las dos chicas solas.
-Vamos te enseñarte la biblioteca-dijo Levy cogiendo a Lucy y metiéndola dentro.
-Y las novelas hispanoamericanas van en aquel estante-dijo Lucy, llevaban horas allí y solo había llegado a los cinco primeros estantes, aquella biblioteca era enorme, incluso más que la de su casa.
-Perfecto-Levy la sacó de sus pensamientos-Bien, creo que por hoy te dejaré tranquila. Ven voy a enseñarte nuestra habitación Lu-chan.
Aunque debía admitir que Levy-chan le caía bastante bien.
…
La tribu del rayo llevaba todo el día viajando, pero había valido la pena. Podrían dormir en una cómoda y confortable cama esa noche. Lo que no sabían es que en esa ciudad estaba la persona a la que todos más admiraban.
-Magnolia, hemos llegado-dijo Fried en tono misterioso.
…
Hola!
Sé que quieren matarme pero por favor no lo hagan porque tengo una explicación y es el repentino abandono de mis musas y después de eso empecé el curso y ya no tuve tiempo de escribir.
Tanto si quieren reñirme como si quieren alegrarse de que volví dejen un review porfa.