NOTA DE LA AUTORA
Esta es una historia compuesta por varios minis que toman como base cada estrofa de la canción "BRING HIM HOME" de "Les Miserables"
Cada uno son anécdotas de cada miembro de la familia Andrew al enterarse de la partida de Stear como voluntario a la guerra.
¿Cómo reaccionarán cada uno? ¿Qué recuerdos despertará en su mente la noticia?
El personaje encargado de unir cada shot, es el entrañable, eficiente y callado: GEORGE.
¿Les suena raro? Es posible, pero de ante mano les agradezco por darle a esta historia, que presenté en la GF 20123, una oportunidad.
Y sin más… aquí está.
BRING HIM HOME
ESTROFA 1
"SEÑOR TÚ QUE ESTÁS EN LO ALTO
ESCUCHA MI ORACIÓN
TÚ SIEMPRE ESTÁS AHÍ
CUANDO TE HE NECESITADO.
ÉL ES JOVEN, TIENE MIEDO;
DEJALO DESCANZAR
CIELO BENDITO
TRAELO A CASA"
La habitación estaba iluminada apenas por los rayos del sol de la madrugada. La puerta se abrió de un golpe, la mano sobre el picaporte temblaba levemente mientras se sostenía para no caer.
Pasó la otra mano por su sedosa cabellera negra, y se tapó la boca con la mano para evitar que su corazón saliera de su cuerpo.
Dio un gran suspiro y entró a la habitación. Cerró con cuidado para no despertar a los demás y caminó casi arrastrando los pies mientras un escalofrío recorrió su espalda erizando su piel.
Sacó el sobre del bolsillo de su saco y volvió a leer la carta. Movía los labios sin emitir sonido alguno, como si tratara de descifrar el contenido, escudriñaba cada párrafo, con la esperanza de haber entendido mal.
Terminó de leer, verificó el lado posterior de cada hoja para ver si habría algún mensaje más, pero… no.
La carta cayó de entre sus manos y revisó los otros sobres cerrados que acompañaron a la carta que venía en el paquete a su nombre, cada una de ellas rotulada de antemano por su autor.
Se había despertado como siempre cuando el sol aún no despuntaba en el horizonte. Era lunes, un día muy ajetreado en la oficina, sin William las cosas estaban complicadas. Ahora Stear le había encomendado una tarea por demás ingrata.
¿Cómo las entregaría? ¿Qué tendría que hacer para guardar la compostura y dar apoyo a los destinatarios de las mismas?
Se sentó en piso y se recargó en la pared cerrando los ojos.
Ese chico siempre había sido su favorito, tal vez por ser el mayor él trataba más con él para tratar los asuntos que involucraban a sus primos y su hermano.
El joven Stear es un chico confiable, de buen ánimo y modales suaves. La luz de inteligencia que brilla en sus ojos es sólo equiparable con su buen humor.
El joven Stear es el líder de los jóvenes Andrew. El joven Stear es despistado, en cuantos problemas se metía y recurría él para que lo ayudara a salir del embrollo. El joven Stear es organizado, analítico, muy buen mecanógrafo, claro que después de desarmar la máquina de escribir nueva y casi matarlo del susto cuando entró al despacho y lo encontró sentado con todas las piezas a su alrededor. George prefirió tenerlo entretenido aprendiendo mecanografía que tenerlo revoloteando a su alrededor con desarmador en mano para "sacarles las entrañas" a los demás equipos de oficina.
El joven Stear es buen hijo, nunca tuvieron ninguna queja de su tutor; devoraba con afán cada libro de la biblioteca de la mansión. George se sorprendía por el nivel del vocabulario del chico ¡claro! Si leía tanto era natural que así fuera. Él se había encariñado con el chico de tal manera por sus hábitos de lectura que en las navidades y cumpleaños le regalaba primeras ediciones. Stear corría jubiloso para recibir su regalo; desenvolvía el libro con cuidado y leía el título, acariciaba la pasta y el lomo. Hojeaba el libro para percibir el aroma del papel y la tinta con los ojos cerrados. Ese ritual que tenía lugar entre ellos era un deleite sólo comparado con las deliciosas galletas "de revoltijo" que Stear preparaba con "un poco de todo". Llegaba con la charola dispuesta con un buen plato de galletas de extraña apariencia y dos enormes vasos de leche que disfrutaban en la biblioteca entre charlas de los libros que acababan de leer.
El joven Stear es buen hermano; protegía a su explosivo hermano, tratando de conciliar entre los amigos de Archie para evitarle una buena revolcada aunque… en ocasiones se hacía el desentendido para que su hermanito recibiera una buena y merecida lección. En otras… tenía que "hacerle fuerte" a su hermano cuando la pelea era desigual. Regresaban desgreñados, sucios, con la camisa desgarrada, sangrando y con los espejuelos rotos. La tía abuela Elroy al verlos entrar sólo entornaba los ojos y los mandaba a asear, cuando los chicos subían las escaleras ella sonreía ante la lealtad de su sobrino favorito para con su hermano el busca pleitos.
El joven Stear es buen amo. Trataba con cortesía a todo el personal de servicio. Nunca abusó de calidad de amo, siempre pedía las cosas por favor y daba las gracias. Enseñó a la cocinera a leer por las tardes.
-Es tan triste que no pueda escribir su nombre- comentó el chico cabizbajo a George alguna vez.
-¿Y… qué harás al respecto? –Le cuestionó George mientras contestaba la correspondencia.
Los ojos del chico brillaron y salió corriendo de la habitación. Meses después Julia escribió su nombre en harina sobre la mesa de la cocina. Stear saltó de alegría y abrazó a la buena mujer que no paraba de llorar agradecida con el amo Stear.
George le enseñó a manejar a escondidas cuando aún necesitaba un cojín para sentarse y ver sobre el volante.
Él sonrió al recordar cuando la Sra. Emilia Elroy los pilló haciendo círculos en el claro de la propiedad, George sentado en el asiento del copiloto, al lado de Stear que tenía un caramelo en la boca que masticaba con nerviosismo mientras daba volantazos para esquivar los obstáculos.
El joven Stear es… su amigo, su buen amigo. Él era el único que le escuchaba y entendía de qué le hablaba. Stear le había confiado sus sentimientos por la Srita Candy; él había sido testigo de ese amor callado, limpio e inocente. Él lo admiraba por su dignidad y su silencio.
Ayer se había acercado a él en la mañana y le había invitado a pasear en auto, pasaron un buen domingo a la orilla del lago, recostados bajo la sombra de un gran árbol, frente al portal de agua de Lakewood. Habían comido una buena tanda de "galletas de revoltijo", Sándwiches de roast beef que Julia preparaba con esmero para Stear.
Le escuchó hablar del amor, de la familia, de la libertad, el patriotismo y el deber…
¡Cómo no lo adivinó! Cómo no vio entre líneas sus intenciones, ¿Cómo no supo que se estaba despidiendo? Esa mirada de temor velado no era causada por la expectativa de ir a la universidad a Boston. Tenía miedo… él lo sabía, pero su temor había sido opacado por su valor.
Él lo admiraba ahora más que antes, admiraba al chico jovial, al soñador incorregible, al hombre valeroso, a su amigo.
Cerró los ojos y elevó una oración callada, derramando su corazón al altísimo que siempre le había socorrido en sus momentos de turbulencia.
Pidió por su bienestar, porque sus sentidos fueran claros y sus manos seguras, porque no pasara hambre o frío, para que si sentía temor… pudiera ser consolado.
Oro con todo su corazón para que regresara a casa a salvo.
Abrió los ojos, secó sus lágrimas con el inmaculado pañuelo, peino sus cabellos, respiró profundo y tomando las cartas que él le había confiado, George salió de la habitación.
CONTINUARÁ…