*Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen son propiedad de Stephenie Meyer. Yo solo los utilizo para crear mis propias historias.

*Advertencia: Está clasificada con "Rated M". Contiene escenas de sexo y vocabulario explícitos.


Muchísimas gracias a mi beta Sool Onuma, Betas FFAD.

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Me desperté totalmente agotada, mi cuerpo era una maldita carga en estos momentos. Se sentía como si una manada de elefantes me hubiese pasado por encima. Me removí en las sábanas quedando boca arriba mirando el techo blanco de la habitación. Mi centro dolía, demonios… Jodida noche la que tuve y pensar que sería la primera, tal vez no fue muy buena idea haber aceptado todo esto desde un principio, pero… ¿para qué mentir? Fue la mejor noche, todavía podía sentir sus manos sobre mi piel, su mirada lujuriosa devorándome, sus besos y su polla entrando y saliendo de mí. Era una maldita tortura cómo me hacía sentir.

Me levanté de la cama y tomé el teléfono que se hallaba en la mesa de luz para mirar la hora. 7:00am. ¡Mierda!

Corrí rápidamente hasta el baño, me vestí y arreglé con la misma ropa de ayer. Esto no podía volver a pasar, me daba demasiada vergüenza salir y que Josefine me viera.

Tomé mis cosas y sentí que mi celular vibró en uno de los bolsillos de mi short.

*Isabella, puedes irte tranquilamente, pero te quiero aquí al mediodía. Edward Cullen*

Decidí no objetar ni responderle, quería irme.

Corrí bajando las escaleras lo más rápido que pude evitando toparme con cualquier persona, sin embargo, cuando salí me estampé contra un pecho fuerte…

—Disculpe, señorita Isabella. —James me miraba expectante.

—Eh… no te preocupes, fue mi culpa por no darme cuenta.

—El señor Cullen me ha pedido que la lleve a su casa y luego vaya a recogerla al mediodía. —¿Qué diablos? ¿James sabía que me quedé anoche con él? ¿Pasaría muy seguido esto?

—No hay problema, puedo venir en mi auto. No hay necesidad de que me vayas a buscar. —No estaría yendo y viniendo todos los días con un chófer.

—Pero señorita…

—Nada James, no te preocupes por el Sr. Cullen, yo hablaré con él. —No quería que él se metiera en problemas por mi culpa y ya sabía lo dominante que podía ser Edward.

Me monté en el coche y salimos directo a mi casa. Tenía sueño, todavía estaba cansada por toda la actividad de la noche. Tuve que luchar profundamente al llegar a mi hogar para no tirarme a la cama para descansar y dormir todo el día, me di un baño nuevamente, cepillé mis dientes y me vestí con un pantalón corto de jeans color marrón y una remera gris ya que hacia demasiado calor como para andar muy abrigada.

Bajé para ir a la cocina y pasé por al lado de mi madre.

—Buenos días. —Caminé hasta ella y deposité un beso en su mejilla.

—Buen día, hija —respondió dándole un sorbo a su café—. Esmeralda ha dejado tu desayuno apartado en el microondas.

Asentí y me dispuse a desayunar. Necesitaba recuperar fuerzas, tenía que aguantar otro día en la casa de Edward. ¿Qué haría si hoy me volvía a decir que me quedara? No podía, no aceptaría. Necesitaba mudarme, tenía que irme a un lugar donde pudiera estar tranquila y llegar a la hora que quisiera sin tener que darle explicaciones a nadie. Por ahora… hasta que me casara con Jacob.

Vamos Isabella, tú puedes… animó mi conciencia. Tomé aire y alcé la vista hacia mi madre que me miraba interrogante.

—Renée… —Fijó sus ojos en mí para prestarme atención—. Mamá, quiero comprar un apartamento, dentro de unas semanas comenzaré la universidad. Sabes que soy responsable, quiero independizarme. —La observé fijamente diciendo mis palabras con convicción y firmeza para no darle razones de negarse o impedirme hacer lo que quería.

—Solo tienes 18 años, Isabella…

—Lo sé —dije evitando que continuara—, pero la edad no importa, muchas de mis amigas viven ahora solas y sus padres lo permitieron.

Escuché un suspiro de su parte.

Sí, estás ganando… dijo alegre mi voz interior.

—Tendrás que hablar con tu padre también sobre esto, si Charlie está de acuerdo pues este fin de semana iremos a ver contigo lo de tu nueva casa. —Sonreí feliz. Mi madre a veces podía ser una persona normal y no aquella mujer anticuada, solo a veces.

La mañana pasó rápidamente entre la conversación con mis progenitores. Charlie había aceptado y este fin de semana me comprarían un apartamento, solo quedaba encontrar uno que fuera de mi agrado. Hablé con Rose quien me pidió relatarle con lujos y detalles todo lo que había sucedido. Jake también me llamó para saber cómo estaba, quedamos en vernos esa noche. Lo extrañaba…

Tomé las llaves de mi carro, un hermoso Audi color plateado… Recuerdo que casi muero cuando mis padres me lo regalaron en mi cumpleaños número 16. ¿Qué puedo decir? Soy una chica a la cual le encanta la jodida adrenalina y velocidad.

Manejé hasta la casa de Edward pero él no se encontraba allí, eso era bueno, podría cuidar tranquila a Vanessa sin preocuparme por su presencia.

—Bells, ¿podemos bañarnos en la piscina? —me pidió Nessie mirándome con los ojitos dulces, sabía que con eso podía convencerme.

—Pequeña, no tengo traje de baño para meterme contigo. Si quieres ve tú ¿ok? Yo estoy pendiente de ti y luego jugamos juntas. Ella asintió y salió corriendo para ir a cambiarse.

Me alegraba ver tan feliz a Vanessa, me encantaba compartir con ella, era algo que me salía natural… Rose siempre decía que sería una increíble madre, se me daba muy bien lo de los niños, por esta razón había decidido ser niñera, pero estaba por terminar ya que la universidad comenzaría en unas dos semanas y tendría que renunciar.

Edward debería contratar a otra persona para que trabajase aquí cuidando a su hija. Tenía que darle la notica lo antes posible.

Me senté en una de las sillas que estaban bien acomodadas al lado derecho de la gran piscina, me aseguré de que la niña siempre estuviera en la orilla y pasé esas horas pensando en que extrañaría cuidarla. La pequeña salió feliz, temblando y con los dedos como pasas a causa del agua.

Bañé, cambié y acosté a Vanessa para que durmiera unas dos horas -como siempre-. Salí para ir al baño y decidí ir al del cuarto donde me había quedado la noche anterior. Abrí la puerta e inmediatamente los recuerdos comenzaron a invadir mi mente, los besos de Edward, sus manos sobre mi piel, el sonido de nuestros cuerpos chocando y encajando de manera perfecta, sentí como un conocido calor asaltaba mi cuerpo.

De pronto, unas manos sostuvieron mi cadera, mi cuerpo se tensó, pero lo reconocía… sabía que era él. Sus pasos me guiaron hasta dentro de la habitación tomándome por detrás, cerró la puerta y colocó el seguro. Me acercó a él restregando mi trasero contra su erección haciéndome jadear, sus dedos se hundían en mi cadera y subían hacia mi vientre excitándome, acalorándome. Su colonia ligada con su aroma tan peculiar me embriaga y lograba que perdiera la razón dejándome llevar por el momento, por su toque. Su aliento caliente golpeó en mi cuello estremeciéndome, su lengua recorrió mi garganta y hombros dando pequeños mordiscos mientras sus manos me apretaban más hacia él y mi intimidad se humedecía preparándose para ser invadida por él.

Tuve que contener un gemido mordiendo mi labio inferior cuando metió su mano derecha en mi short, hizo a un lado mi braga y llegó a mi sexo.

—Joder… —gruñó cuando sintió mi humedad. Su dedo comenzó a restregar suave y tortuosamente sobre ese pequeño botón de placer, no pude evitar moverme contra su mano buscando más—, tienes que quedarte hoy, Isabella. Dios… dime que sí —dijo de manera exigente, pero no podía, no debía.

Su dedo índice se introdujo en mi interior y mis manos se alzaron por sobre mi cabeza agarrando su cabello entre mis dedos. Su toque me volvía loca, deseaba más. Sus besos húmedos recorrían mi cuello, sus dedos exploraban mi intimidad, mi pulso estaba acelerado y trataba de calmar los gemidos que luchaban por salir de mis labios, pero entonces sentí que el tiempo se detuvo y lo único que se podía escuchar eran nuestras respiraciones en la habitación. Un nudo comenzó a formarse en mi vientre, todas mis terminaciones nerviosas despertaron y el orgasmo me golpeó con una fuerza descomunal, Edward tuvo que sostenerme entre sus brazos para evitar que yo cayera en el suelo.

Mi mente se nubló y los últimos espasmos del orgasmo golpearon mi cuerpo. Nunca me acostumbraría a la manera en que Edward me hacía sentir, se podía decir que junto a él siempre estaba perdida en el paraíso, solo esperaba encontrar luego el camino de vuelta a la realidad.

Un suave beso tocó la piel de mis hombros, me soltó asegurándose que ya estaba mejor para estar de pie sin su ayuda e inmediatamente lo que me había dicho antes llegó a mi mente. "Tienes que quedarte hoy, Isabella. Dios… dime que sí." NO, NO, NO… repetí la repuesta una y otra vez en mi mente tratando de convencerme que en realidad era lo que quería y debía hacer.

Respiré profundo tomando valor para enfrentarme a él, pero fue una jodida mala idea, Edward se veía demasiado sexy para su propia seguridad. El traje negro de Dolce & Gabbana lo hacía ver exquisito, como decía Rose cuando veía a algún hombre muy hermoso… "está para comérselo con los dedos". Sí, así estaba el Sr. Cullen en estos momentos. Pasé mi vista por todo su cuerpo, su hermoso cuerpo de Adonis hasta llegar y toparme con su mirada oscura, creo que pude ver la sombra de una sonrisa torcida dibujada en sus labios.

—Entonces, Isabella, ¿te vas a quedar? —Su tono fue seductor y raramente no se escuchó como imposición. Tardé unos minutos para entrar en razón y por fin responder con un "NO". El rostro de Edward se tensó, parecía debatir algo en su mente, luego se volteó para abrir la puerta y se fue. Odiaba haberme negado. Claro que quería quedarme… moría por estar juntos nuevamente, pero no podía ser aquí, no de nuevo.

Recordé lo que venía hacer en un principio así que fui directamente al baño, me lavé el rostro, acomodé mi ropa y salí de la habitación como si nada hubiese sucedido. Esto era una maldita locura, suspiré sonoramente mientras caminaba hacia el cuarto de Vanessa. Edward estaba loco si pensaba que yo me quedaría nuevamente, pero si quería seguir con esto, sea lo que sea, tendría que buscar la manera de que funcionara, que nadie se enterara hasta que acabara.

Vestí a Nessie nuevamente para dejarla y poderme ir por fin a casa. Jake venía hoy y estaba muy entusiasmada en verlo, lo extrañaba. Ok… hasta yo misma sabía que eso sonaba totalmente alocado sabiendo que estuve con Edward anoche, también me besó hoy y había tenido un fabuloso orgasmo gracias a sus benditas manos, pero solo era deseo… sí, solo era el deseo de follar, nada más… Con Edward era fuego, adrenalina, pasión, morbo y prohibido; en cambio, Jacob era mi sol, seguridad, amor, cariño y ternura.

Definitivamente estaba loca y demasiado confundida.

Si esto llegara a descubrirse, si alguien más se enteraba sería todo un maldito desastre. No me casaría con Jacob, además de que rompería su corazón, mis padres me odiarían, Renée seguro me desheredaría, mi vida quedaría totalmente arruinada y destruiría muchas más… Edward perdería a su prometida y quién demonios sabe lo que mi padre sería capaz de hacerle si supiera que su niña estuvo haciendo cosas inmorales -como diría él- con un hombre de 29 años, con hija y comprometido. ¡Oh, por Dios!

Tenía que pensar en algo antes de que le entrara el "Jodido Sr. Mandón" a Edward nuevamente.

Salí despidiéndome de la pequeña Nessie, me encontré con Josefine en el camino y la saludé con un efusivo beso en la mejilla, esa mujer era un amor. Por suerte no logré ver a Edward por ningún lado así que caminé directamente hacia mi auto y me subí manejando directamente a mi casa. Prendí el IPod y di play a mi lista de reproducción.

DNA de Little Mix comenzó a sonar, genial…

Está en su ADN

ADN

Está en su ADN

Y él solo me quita el aliento

Lo siento cada día, y eso es lo que lo hace un hombre

No es difícil de entender

Perfecto en todos los sentidos

Lo veo en su cara

Nada más que decir

Está en su ADN.

Perfecto en todos los sentidos, suspiré… El rostro de Edward vino a mi mente. No, no… bueno, sí es perfecto al parecer, pero yo solo quería a Jacob, solo a él.

Llegué a casa encontrando a mi madre con una de sus amigas "ricachonas y plásticas" -como todas-, viejas superficiales que no tenían más que hablar sino estar alardeando de lo que poseían. Caminé hasta ellas saludándolas educadamente, mi madre me regañó por mi vestuario de nuevo ya que antes de irme esta tarde me había dicho lo inadecuado que era ir a la casa del Sr. Cullen en estas fachas -sus palabras, no las mías-. La Sra. Stanley, madre de mi amiga Jessica, me saludó con cortesía, era una vieja horrible y siempre me cayó mal. Estaba más operada que la mujer de E! de Fashion Police, tuve que luchar para no reírme delante de ella. Me despedí de manera cortés de las dos dejándolas seguir con sus banalidades y subí directamente hacia mi habitación a prepararme para la visita de Jake.

La noche pasó rápido entre charlas de Jake sobre la universidad, trabajos por hacer, proyectos… en fin, escuché atentamente a mi chico mientras admiraba su hermoso cuerpo. Jake no estaba para nada mal, sus músculos se visualizaban con gran facilidad con esa camisa blanca e instintivamente mordí mi labio inferior cuando imágenes de su torso desnudo vinieron a mi mente. Él no intento nada esa noche y eso en parte lo agradecía, creo… De alguna manera me sentía culpable por lo que estaba haciendo, pero ¿cómo demonios podía hacer? Esperar a que él se decida casar no era una opción, yo no quería casarme, no ahora. Solo tengo dieciocho años.

Di vueltas en la cama pensando en una manera para poder estar con Edward nuevamente.

Eres una descarada, ya lo extrañas…

Demonios, claro que lo extrañaba, ¿cómo alguien puede ocasionarte tantas sensaciones con un solo toque? No lo entendía, era tan diferente a lo que sentía con Jake.

"Lo prohibido se nos hace tentador", ese dicho tenía tanta razón.

Morfeo se apiadó de mí, pero esta noche no parecía tener el mismo aspecto que siempre ya que me perdí en esos ojos esmeraldas cayendo en sus brazos gustosa.

Desperté el jueves con más ánimo después de un buen descanso, además de que encontré la solución para el problema de estar con Edward.

Querida, te tengo una buena noticia y una mala, la buena es que ya tienes lugar para estar con el jodido Sr. Cullen, pero la mala es que tu pobre cosita tendrá que esperar hasta la próxima semana.

Estúpida conciencia…

Bueno, lo que importaba es que ya tenía el apartamento que mis padres me comprarían y me venía excelente en estos momentos. Me aplaudí mentalmente por hablar con mis padres para que me dejaran vivir sola.

Entré al baño para darme una ducha, me arreglé rápidamente con un jeans, una camisa blanca, me coloqué un lindo colgante que Rosalie me regaló, un poco de maquillaje, el cabello en un moño y unos lentes de sol. Me miré en el espejo fijándome que estuviese bien; busqué en el armario el traje de baño para jugar hoy en la piscina con Nessie y bajé a desayunar. Mis padres no estaban, así que luego de desayunar partí al trabajo.

Nessie estaba muy entusiasmada, en cuanto le mostré que traía el traje de baño me pidió cambiarse para bañarnos. Edward no estaba en la casa cuando llegué así que decidí no pensar más en él, cuando tuviera las llaves de mi apartamento en mano hablaría con él y bueno, también quedaba decirle que no podría seguir cuidando a Vanessa.

Comenzamos a jugar en la piscina, gracias al cielo yo sabía nadar debido a que Vanessa me pidió que la enseñara. Reí de mí misma recordando como Charlie me instruyó, muchas veces le hacía pasar sustos cuando me ponía a jugar sola tratando de aguantar la respiración. Tomé a Nessie para que se agarrara del borde con sus manos y luego comenzase a mover sus pies, le mostré exactamente como Charlie me había enseñado.

La pequeña y yo jugamos a aguantar la respiración, claramente en la parte menos honda de la piscina. Reí cuando ella me ganaba y en realidad no era porque yo la dejase, realmente era buena. Un carraspeo me hizo parar antes de introducirme con ella nuevamente para la revancha, levanté mi rostro y lo que vi me dejo atónita. Un hombre corpulento nos miraba, sus cabellos cortos rizados y los hoyuelos en sus mejillas a causa de la enorme sonrisa que tenía en sus labios le daban el aspecto de un niño pequeño… claro, nada más en el rostro, ya que su cuerpo parecía el de un dios de la mitología griega.

De pronto la voz de Nessie me sacó de mis pensamientos.

—Tío Emmett. —Se movió rápidamente en el agua para llegar a la escalera y salir corriendo hacia los enormes brazos del que ahora sabía que era su tío. Él la abrazó cargándola con ternura y entusiasmo, depositó un beso en su mejilla y la dejó en el suelo pasando su mano por el cabello de ella desordenándolo.

Me moví hacia la misma escalera que Nessie había utilizado para salir y me uní a los dos.

—Mucho gusto, Isabella Swan —dije cuando ya estaba de pie delante del dios griego. En definitiva la genética había sido demasiado buena con la familia Cullen.

—Un gusto, Isabella. Soy el tío de esta pequeñita…

—¿Emmett? —La voz de Edward se escuchó a unos cuantos pasos de nosotros. Di la vuelta para verlo, el jodido Sr. Cullen tenía cara de cabreado.

—….y el hermano de este amargado. —Emmett terminó su oración con una risa burlona.

El ambiente se sentía tenso, en realidad no tenía idea del porqué, es decir… son hermanos, ¿no? Tal vez no se llevaban bien, sinceramente esta era la primera vez que veía a alguien de la familia de Edward en la casa, era extraño… suponiendo que tiene una hija, yo sin necesidad de tener algún parentesco deseaba verla y compartir con ella, ¿cómo la familia de Edward no?

Nessie rompió el silencio cuando corrió todavía mojada a causa del agua de la piscina hacia su padre, él sonrió… su rostro cambió completamente al verla tan feliz porque él estuviera allí y eso me alegró, me gustaba verla contenta.

Me fui con la niña hacia la habitación para cambiarnos dejando a Edward y a Emmett en el área de la piscina, este último se despidió de manera muy amable, pero para nada insinuante, bueno… al menos a mi parecer aunque creo que al Sr. Cullen no le causó gracia ya que su rostro se tensó de inmediato haciéndome apresurar para salir de allí lo antes posible.

¿Qué diablos? ¿Estaba celoso?

Nah… Estás pensando bobadas.

Sí, solo eran cosas mías.

Terminé de bañar y vestir a Nessie para que bajara a almorzar así que aproveché el momento para darme un baño y vestirme, decidí que cuando fuera la hora de su siesta hablaría con Edward sobre mi retiro y tal vez podría comentarle lo del apartamento. Sentí mis mejillas calientes a causa del rubor, el solo pensar decirle que viviría sola y podríamos estar juntos me apenaba. Tal vez podría sacar el tema de manera casual, hablar sobre mi mudanza cruzando los dedos para que él se dé cuenta de lo que realmente quiero darle a entender.

Suspiré pensando la manera adecuada para decirle… mejor dejaría que saliera en el momento, ya encontraría la manera de contarle.

Almorcé en la cocina junto a Josefine hablando cosas triviales, mientras Edward, Emmett y Nessie lo hacían en el comedor. Normalmente también lo hacia allí, pero hoy era mejor dejarlos solos, era un momento familiar y no quería incomodar.

Subí con Vanessa a su habitación, ella estaba agotada a causa de nuestra actividad en la mañana así que era hora de la siesta. Le di un beso en la mejilla y tomando todo el valor que podía salí directo al despacho de Edward, luego del almuerzo él y su hermano habían entrado allí y todavía no salían.

Cuando me dispuse a tocar la puerta de madera para pedir permiso y entrar, no pude evitar escuchar la conversación que se daba dentro.

—Ella quiere la custodia compartida de Vanessa, Edward. Ha ido a casa y mamá la ha corrido. ¿Cómo demonios se atreve a aparecer? —¿Custodia de Vanessa? Oh, por Dios… Tuve que tapar mi boca antes de que un pequeño grito de asombro escapara de mí. La madre de Nessie, ella… ella había regresado.

Unos pasos fuertes sonaban de aquí para allá en la habitación, supuse que era Edward.

—No le daré la custodia. —Su voz sonó cortante. Definitivamente estaba enojado.

El silencio llenó el lugar. Me sentía como una total chismosa pero tenía curiosidad, no sabía mucho de la madre de Vanessa, solo que la había abandonado. Me hacía la misma pregunta que Emmett, ¿cómo demonios se atrevía a aparecer? A la pequeña Nessie seguro le ha hecho tanta falta su madre. No entendía como alguien no querría estar cerca de ella.

—Alice te manda saludos, dice que Tanya volverá el lunes —habló Emmett rompiendo el silencio—. Y déjame decirte, hermano, que si tú no decides casarte de una buena vez con Tanya, Alice misma te llevará con una correa en el cuello al altar.

—¿Qué demonios? Estoy harto de discutir esto con Alice. —La risa de Emmett se escuchó.

—Ya hermano, mejor hazme un favor y dime, ¿quién es Isabella? ¿Tiene novio?

—¡Emmett! —La voz de Edward sonaba molesta y él solo respondió con una risa.

—Ah, vamos Eddie, ¿me vas a decir que no es linda? —Una carcajada amenazó con salir de mis labios al escuchar el apodo que tenía, tuve que tapar mi boca con mis manos para contenerme, pero al parecer fue muy tarde porque la voz de Edward habló.

—¿Quién está ahí? —De pronto los pasos se escucharon, venían directo hacia mí. Mierda… Miré rápidamente hacia los lados buscando una escapatoria, pero cuando volteé para huir escuché la puerta abrirse y definitivamente había sido descubierta.

—¿Isabella?

Respiré y me dije a mí misma: Vamos, da la cara y miente.

—Eh… ¿Sí, Sr. Cullen? —contesté cuando ya estaba frente a él y quedé perdida por su imagen, su cabello cobrizo estaba todo enmarañado, parecía que había pasado sus dedos una y otra vez por él, la camisa blanca que antes estaba perfectamente abotonada y adornada con una corbata verde, ahora no poseía esta y tenía los primeros tres botones desabrochados dejando ver unos cuantos vellos que adornaban ese hermoso pecho de adonis. Subí mi mirada después de entrar en razón que lo había observado más de la cuenta—. Yo… ehh… necesito hablar con usted.

Ahora lo más interesante eran mis manos, sí… mis manos. No podía alzar mi rostro. Mierda, este hombre me intimidaba, pensaba en acariciar su pecho, tocarlo, besarlo, todo en él me invitaba a comerlo completo. Ok… parecía una jodida ninfómana.

—¿Está todo bien? —La voz gruesa, pero simpática de Emmett se escuchó y yo levanté mi rostro, lo vi y solo pude asentir dándole una sonrisa.

—Isabella… ¿puede ser en otro momento?

—Sí, no hay problema Sr. Cullen. —Y esa fue la mejor excusa para salir huyendo de allí, no sin antes disculparme por mi interrupción.

Bien hecho, Isabella, ahora los dos pensarán que eres una cotilla.

Estúpida conciencia, no ayudas en nada.

Decidí no pensar en eso, el día pasó y no me volví a encontrarme con Edward o Emmett, lo cual agradecía ya que no quería tener otro momento incómodo, creo que ya eran suficientes para un solo día. Me despedí de Nessie y Josefine terminando así otro día de trabajo.

Llegué a casa y encontré a Charlie, le di un abrazo y me recosté un rato con él en el sofá viendo el juego de beisbol. No soy fanática de los deportes, pero a veces me gustaba solo el hecho de compartir un momento así con él, en realidad me agradaba pasar más tiempo con mi padre que con Renée.

Mi celular sonó y subí a mi habitación para hablar con Jake quien me avisó que no vendría. Estaba muy ocupado con los estudios así que dudaba que nos viéramos el fin de semana, eso me entristeció un poco, últimamente estaba un poco agobiado y no podíamos estar tanto tiempo juntos, pero lo entendía, primero que todo eran sus estudios y eso yo lo respetaba. Decidí contarle lo del apartamento que mis padres me comprarían, él se alegró mucho; me comentó que Quil y Embry estaban planeando unas vacaciones para cuando terminara el semestre. Le conté sobre mi salida el día de mañana con Rose, prometí que no bebería, en realidad no era algo que debería de hacer ya que nunca bebo -al menos no en exceso-, pero si eso lo dejaba más tranquilo no había problema. Corté la llamada luego de desearnos una feliz noche y decirle cuánto lo extrañaba y amaba.

Me levanté de mi cama para darme una ducha, el agua caliente corría por mi cuerpo y no pude evitar recordar la conversación que había escuchado sin querer esta tarde. ¿Por qué la madre de Nessie había vuelto? ¿Ella lo sabría? Bueno, creo que no ya que ella me lo hubiera dicho, pero ¿cómo reaccionara cuando se diera cuenta? Me dolería mucho verla triste, ella no merecía eso.

Salí del baño y tomé un camisón de algodón que siempre usaba como pijama, hacía días que no leía, pero esta noche quería dormir temprano, quería soñar… sumergirme en ese mundo de fantasías donde yo podía ser de Jacob y a veces… de Edward.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

El viernes por fin llegó y un mensaje de Rosalie con él. Joder… al fin había aparecido, en realidad sus padres le habían quitado el celular por castigo, la muy loca se había ido con su novio, ahora ex para el apartamento de este. Sí, ahora ex ya que el muy idiota la engañaba, Rose contestó su celular y resultó ser "la novia" cuando ella preguntó quién era la chica que llamaba.

Idiota… Ese maldito de Royce nunca me cayó bien.

En fin, mi querida amiga quería salir ahora más que nunca y olvidar sus penas así que hoy era noche de fiesta. Después de vestirme con una blusa azul cielo holgada, unos jeans y mis Converse negras, salí hacia mi trabajo. Hoy tal vez si podría hablar con Edward.

Pero no fue así, en todo el día no lo vi a él ni su hermano. Tendría que esperar. El día pasó sin ninguna novedad, en la mañana jugamos un rato con Nessie, tocamos el piano por la tarde y así finalmente mí día laboral finalizó.

Llamé a Rose antes de salir para confirmar, quedamos en que nos arreglaríamos en mi casa y se quedaría conmigo hoy. Manejé entusiasmada hacia mi residencia, Rose llegó unos minutos más tarde que yo. Los insultos y maldiciones a Royce no se hicieron esperar.

—Él se estaba bañando Bells, fue… fue una maldita casualidad que solo esa vez no lo hice con él, sino que me bañé antes y estaba cambiándome cuando sonó el celular, una tal Natasha decía en la pantalla —me explicaba Rose mientras gesticulaba con las manos dándole una poco de drama a todo el tema—. ¿Y sabes qué sucedió? —negué, en realidad sí lo sabía… es decir, ya me lo había contado por mensaje esta mañana, pero mi amiga necesitaba desahogarse y yo la escucharía—. Respondí, joder Bells, respondí el maldito celular lo más tranquila. Ella me dijo: "¿Hola? Por favor con Royce", yo le dije "¿quién habla?" Y ella me contestó: "su novia, ¿eres su prima?" Demonios, ¡¿su prima?! ¡¿Cómo demonios voy a ser su prima?! —No pude evitar y me reí a carcajadas cuando trataba de imitar la voz de su "socia".

—Hey, no te rías. —Una almohada golpeó mi cabeza y reí más mientras Rose también lo hacía.

—No vale la pena, amiga —dije cuando pude parar y por fin respirar—. Vamos, gatita, esta noche olvidarás tus penas, te puedes encontrar con un galán que esté como te gusta. —Mi amiga suspiró, ahora su rostro estaba triste. Demonios, odiaba verla así.

—Lo quería —confirmó en un susurro.

—Lo sé, él solo… no valía una mierda.

Decidí cambiar el tema, pero no fue buena idea cuando la atención de ella se centró en mí. En mí y Edward. Rose moría de envidia, eso me hizo reír, según ella era una jodida suertuda por tener a ese hombre. Casi cae de bruces cuando le conté lo que había hecho, mi primera vez y el maravilloso orgasmo que él me había dado ese día en la tarde. Entre charlas buscamos lo que nos pondríamos esa noche, Rosalie optó por un bello vestido rojo strapless que realzaba sus senos y dejaba visible su bella figura, su cabello rubio estaba con unos cuantos rizos aquí y allá estratégicamente hechos por ella y un poco de maquillaje destacando su mirada. En cambio, yo me decidí por uno blanco estampado, chaqueta de cuero negra, mi cabello estaba trenzado de lado un poco suelto y estaba maquillada igual que Rose.

Luego de estar listas salimos en mi bebé hacia el mejor club de la ciudad "Night" y entramos rápidamente. Ser amigas del hijo del dueño nos daba la ventaja de no hacer la jodida cola kilométrica. La música movida sonaba fuertemente, el lugar estaba repleto… Caminé agarrada de la mano de Rose hasta la barra.

—Dos margaritas —pidió ella cuando el barman caminó hasta nosotras para atendernos mirando de más a mi amiga, sin embargo no le prestó atención.

Rose y yo charlábamos mientras tomábamos nuestras bebidas, más de uno se acercó para sacarnos a bailar, pero ella no estaba de ánimo así que los ahuyentaba a todos con su cara de "vete de aquí, idiota". Rosalie es una hermosa persona, pero cuando anda de malas pues ni yo puedo sacarla de allí.

Después de cinco margaritas y escucharla hablar de Royce unos 215 veces más o menos -ok, lo sé, estoy exagerando pero ya me parecía que era así-, decidí arrastrar a mi amiga a la pista de baile. La canción de Rihanna, "Where have you been" comenzó a sonar, caminé pasando entre la multitud hasta el centro de la pista mientras las luces blancas parpadeaban alumbrando escasamente el lugar.

Comencé a bailar junto a Rose al ritmo de la música, no me desenvolvía tanto como mi ella, pero el licor en mi cuerpo había hecho un raro efecto en mí. Contoneaba mis caderas de un lado a otro mientras alzaba mis brazos moviéndome de una manera que yo creí era sensual con mis ojos cerrados disfrutando del sonido de la música. De pronto unas manos tocaron mi cintura, abrí los ojos sorprendida para darme cuenta de que mi amiga no estaba sola, ahora bailaba con un chico demasiado alto y vagamente conocido. Mi pareja me acercó a él y sentí su olor, su aroma me embriagó haciéndome olvidar por completo lo que iba a hacer. Guiaba mis movimientos y bajé mis manos sujetando las de él que eran fuertes, grandes y con dedos largos.

La canción terminaba y yo deseaba voltear para ver quién había sido mi pareja.

Puedes tenerme todo lo que quieras,

De cualquier forma, cualquier día,

Para enseñarme dónde estás esta noche.

He estado en todas partes, tío,

Buscando a alguien,

Alguien que pueda complacerme,

Amarme durante toda la noche.

He estado en todas partes tío,

Buscándote a ti, nene,

Buscándote a ti, nene,

Buscándote a ti, nene.

De pronto las manos que me sujetaban ya no estaban, la canción finalizó y el desconocido había desaparecido entre la gente.

Ya estás alucinando, seguro te lo imaginaste.

Tal vez sí, quizás me lo imaginé. Ok… basta de bebida por esta noche.

Comencé a caminar buscando a Rose, pero la muy hija de su madre me había dejado sola, ahora a saber dónde demonios se había metido. Joder…

¿Y si la secuestraron? ¿Si alguien se la lleva y la droga para donar sus órganos?

Respira profundo, Isabella. Conté hasta diez tratando de calmarme para encontrar a mi desaparecida amiga. Caminé por el bar mirando a las personas buscando su rostro…

Nada. ¡Mierda!

El celular…

¿Cómo no lo pensé antes? Yo había decidido dejar el mío en el auto para estar más liberada esta noche, pero Rose no quiso hacer lo mismo, quería ver los mensajes y llamadas cuando Royce volviera suplicando perdón y ella se negaría rotundamente. Salí del pub al estacionamiento lo más rápido que pude, estaba asustada.

—Jodida Rosalie Hale si no te ha pasado nada yo misma te voy a matar por hacerme pasar este susto —dije en mi interior mientras caminaba hacia mi auto.

Abrí la puerta, agarré el celular y marqué el dos, el número de ella estaba guardado como llamada automática. Después de diez minutos llamando, dos mensajes de voz, tres de textos y como treinta llamadas al celular de Rosalie, me respondió con un mensaje de texto.

*Bells, no te imaginas al hombre que he conseguido, el hijo de puta está muy bueno, joder, es un dios griego que ha bajado del olimpo. El cielo se ha compadecido de esta mortal, nos vemos en veinte en tu auto. Te quiero, Rose*

—¡Qué le den…! —A mí me va a dar un maldito infarto y mi amiga ligando por ahí—. Rosalie Hale me has arruinado la puta noche.

Entré nuevamente al pub, demonios… necesitaba ir al sanitario, los nervios más los líquidos estaban haciendo efectos y mi vejiga estaba por explotar. Pasé entre las personas para llegar al baño de damas volteándome una que otra vez, sentía que alguien me seguía. Moví mi cabeza sacando los estúpidos pensamientos de mi mente, definitivamente el alcohol estaba haciendo efecto.

Pasé rápidamente al baño ya que para mi suerte no había cola, descargué mi vejiga y cuando iba a salir alguien entró al cubículo conmigo. Iba a gritar, pero la mano del intruso en mi boca me lo impidió, cerré los ojos esperando lo peor, joder. Mi corazón bombeaba rápidamente, no me atrevía a abrir mis ojos siquiera a moverme cuando él habló.

—Isabella… —dijo quitando la mano de mi boca, se lo agradecía, la respiración ya me faltaba. Abrí mis ojos solo comprobando lo que mis oídos ya habían escuchado, la voz de… la voz de Edward.

Mi corazón se detuvo, mi cuerpo reaccionó a él de inmediato, a su cercanía. Estaba vestido jodidamente sexy, una chaqueta de Balenciaga negra, una camisa blanca que se veía más que ajustada a su hermoso pecho tallado, unos jeans desgastados y unas Converse. Se veía joven… demasiado violable para su seguridad.

Encontré mi voz que estaba escondida detrás de mí diosa que saltaba de emoción como una niña pequeña que tenía un nuevo juguete frente a ella.

—Señor Cullen… —Sin embargo no me dejó terminar, le iba a preguntar qué hacía aquí pero sus labios se estamparon con los míos impidiéndomelo.

Me giró haciendo que quedara contra la pared del cubículo, su cuerpo cerca del mío se sentía caliente, era la sensación más jodidamente buena que hubiese podido sentir jamás. Me besaba con pasión, podía sentir su necesidad, sus manos vagaban por mi cuerpo quemando por donde pasaban, mi cuerpo se arqueaba de manera automática para buscar la fricción, la cercanía a esa fuente de placer entre sus piernas. De pronto, me tomó por sorpresa cuando sus manos fueron hacia mi trasero alzándome con agilidad provocando que mi vestido se subiera y nuestros sexos se rozaran al aferrarme con mis piernas a su cintura, Edward me sostenía con firmeza, podía sentir bajo mis manos sus músculos tensarse gracias a la fuerza que realizaba al tenerme así cargada contra la pared. Él descendió una de sus manos con velocidad desabrochando rápidamente su pantalón y sacando así ese enorme falo que tenía por miembro entre sus piernas. Echó mi tanga a un lado dándole paso a su sexo para entrar en mí lentamente, podía sentir como poco a poco me llenaba.

—Ahh… —jadeé cuando entró por completo, lo cual todavía me parecía imposible.

Edward me besó con pasión, su lengua danzaba con la mía con destreza, mis manos se sostenían de sus hombros para mantenerme. Su miembro entraba una y otra vez en mí haciéndome gemir, no sabía si alguien más estaba en el baño, podrían descubrirnos y echarnos, pero… ¡a la mierda todo, a la mierda Rose, Jake, mis padres, TODO! Si nos descubrían valdría la pena, por tan solo sentir sus besos, su toque, por sentirlo tan jodidamente bien dentro de mí.

Edward comenzó a acelerar sus movimientos introduciéndose más fuerte, mi cuerpo temblaba cada vez que lo sentía entrar por completo y luego salir para hacer lo mismo nuevamente. Sus besos se turnaban entre mis labios y mi cuello, me sostuve fuerte de sus hombros ayudándolo, tratando de no dejar caer mis piernas, pero de alguna manera alzándome para hacer de nuevo que su eje saliera y entrara provocando más fricción. Quería llegar, lo necesitaba pero no más de lo que necesitaba que él lo hiciera.

—Más... Ahh Edward… —jadeé por último cuando sentí que todas mis terminaciones nerviosas despertaban y ese tan conocido nudo en mi vientre aparecía, Edward me tomó fuerte de las caderas adentrándose con más fuerza si era posible.

—Isabella… puedo… Joder… me voy a venir dentro de ti. —Su voz sonó ronca, demandante y yo solo pude asentir como respuesta cuando esas sencillas palabras hicieron que todo dentro de mí explotara, mi cuerpo tembló y me dejé llevar por el jodido paraíso del orgasmo que él me estaba entregando. Edward dio dos estocadas más y sentí el líquido caliente de su semilla dentro de mí.

Agradecía al cielo porque Jake fuera tan prevenido para que yo no saliera embarazada, incluso sin tener relaciones sexuales me había hecho tomar la píldora. Ahora aquella decisión no era tan fastidiosa cuando podía estar tranquila con Edward.

Tratando de recuperar la respiración, me soltó con delicadeza para poder ponerme de pie, me sostuve de él mientras trataba de nivelar mi mente y hacer que mis piernas funcionaran debidamente para no caerme. Se separó de mí cuando ya estaba bien y acomodó su pantalón guardando a su amigo, no pude evitar mirar y quedé realmente sorprendida al notar que no estaba completamente bajo. ¿Cuánto más podría aguantar? ¿Toda una noche?

No pude evitar morder mi labio inferior al imaginarlo.

—No debería bailar con desconocidos —señaló haciéndome mirarlo, esperen… ¿Cómo dijo? Es decir que…

—Eras tú —contesté más como afirmación que como pregunta. Él solo sonrió haciéndome saber que sí, estaba demente. Mierda, este hombre estaba peor de lo que pensé y joder… me estaba arrastrando con él a la locura.

Unas risas de chicas se escucharon fuera. Sentí mis mejillas arder, nos habían escuchado.

—Tenemos que salir, Isabella. —Los ojos de Edward eran realmente hermosos, cualquier chica podía perderse en ellos y yo… no era la excepción—. ¿Isabella?

—Eh… sí, déjame salir primero. Espera cinco. —Tenía que dejar de ser tan idiota, no lo había escuchado por estar mirándolo embobada.

Respiré y salí rápidamente, dos chicas que se lavaban las manos me dieron una mirada pícara y se rieron, si antes lo dudaba pues ahora estaba segura… nos habían escuchado.

Entré rápidamente al cubículo siguiente, tomé un poco de papel sanitario para limpiar mi intimidad. Seguro Rose estaría como loca porque no había aparecido.

No esperé a Edward, tenía que salir o Rose se iría sola en un taxi. Lo haría, era tan terca que no le gustaba esperar. Pasé entre las personas con rapidez, salí hacia el estacionamiento y allí estaba mi amiga con cara de idiota recostada en mi bebé.

Rose dio la vuelta cuando escuchó mis pasos y solo me sonrió.

—¿Todo bien? —pregunté extrañada al notar que no estaba enfadada por la espera.

—Estupendamente bien, Bells —rió sola de un chiste que yo no tenía idea.

Agradecía que con quien se encontró la había hecho olvidar, aunque sea por esta noche.

Nos montamos juntas en mi coche y manejé con tranquilidad a casa. Cuando llegamos, las dos estábamos tan agotadas que solo nos despedimos para irnos a nuestras habitaciones, mañana hablaríamos de esta noche. Joder y ¡qué noche!

La manera en que Edward me había hecho sentir me asustaba, sus besos me hacían estremecer... me sentía desfallecer entre sus brazos y no tenía el control de mí, me olvidé de todo, incluso de Jacob. No sabía exactamente si todo esto era bueno, si estaba bien que me sintiera así con él o todo era un error y terminaría perdiendo en vez de ganar…


Bueno… HE VUELTO! xD sé que he estado más de un mes desaparecida pero bueno tengo una excusa, el amor a tocado a mi puerta :3 venga creo que he encontrado a mi Sr. Cullen personal jajaja. Siento haberlas hecho esperar tanto por la actu chicas pero como ven nuestro Adonis ha vuelto con todo.

¿Qué pasara ahora? ¿Quién bailo con Rosalie en el pub? ¿Descubrirá Emmett el secreto que guardan Edward y Isabella? ¿Se casara Edward? ¿Qué pasara con Jacob? ¿Qué onda con la loca conciencia de Isabella? (lo sé, no soy nada normal xD)

Muchísimas preguntas sin respuestas, así que las invito a seguir está loca que actualiza cada que le da la gana (ok no xD les prometo que ya no tardare tanto) con esta historia llena de secretos, pasión, engaños y ternura.

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Adiosito guapuras :* nos leemos la próxima.

PD: Muchas gracias por la espera, por los reviews (los cuales leo pero se me dificulta responder todos) por poner la historia como su favorita y mucho más. Son un amor