Soul Eater no me pertenece. De lo contrario, ya sería la señora de Eater.

No hay lugar como el hogar

Biblioteca

Era extraño pero a la vez agradable, cambiar una vez de ambiente e ir más allá de lo mismo.

Soul no podía evitar pensar eso mientras caminaba por un pasillo extenso, con paredes empapeladas en un suave color amarillo, sospechosamente parecido al que decoraba el interior de su living, repletas de fotos de ellos dos, de Spartoi, de Death City, hasta el viejo verde de Spirit estaba en algunas de ellas.

Sonrió suavemente. Obviamente. Por más de que Maka clamara odiar a su padre a los cuatro vientos, algo del cariño incondicional que le había tenido de pequeña siempre quedaría dentro de ella, por más errores y estupideces que el pelirrojo hiciera.

Llegó hasta el final del pasillo, en donde una puerta cerrada se alzaba frente a él. Era blanca, de madera, simple, como ella. Pero eso tampoco lo extrañaba, considerando el lugar en donde se encontraban.

La abrió sin siquiera hacer fuerza y entró al amplio espacio frente a él. Recorrió toda la habitación con ojos perezosos, grabando nuevamente lo que hacía ya algún tiempo Maka le había permitido conocer.

El lugar tenía forma redonda y, pegados a las paredes, había miles y miles de libros. Algunas secciones estaban ordenadas alfabéticamente, otras por géneros, otras por autores y otras descansaban sobre un escritorio ubicado cerca del estante más alejado. En el medio del espacio y de los libros y de las luces tenues, se alzaba un sillón rojo, una clara imitación del que descansaba dentro de la Black Room, acompañado de una lámpara de pie que proveía la iluminación necesaria para cualquier persona que dedicara su tiempo a leer. Y allí, sentada sobre los cojines rojos, se hallaba Maka, con las piernas contraídas hacia su pecho y un extenso libro posicionado sobre sus rodillas. Ni siquiera se inmutó con la entrada repentina de su arma, sino que simplemente pasó otra hoja y continuó leyendo, permitiéndole a Soul acercarse a paso tranquilo y acomodarse en el brazo derecho del sillón.

- Me has robado la idea del sillón rojo, ¿verdad? La última vez que entré aquí era verde. – molestó la guadaña.

- Me gusta más este – respondió Maka, finalmente marcando la página del libro, cerrándolo y volviendo su vista hacia Soul – Me recuerda al de la Black Room y ese sí que es un sillón cómodo. Especial para leer.

- Eres una nerd. ¿Lo sabías? Lees hasta en tu alma. – replicó él, quitándole el libro y colocándolo en una mesa cercana.

- Yo que tú tendría mucho cuidado en insultarme, especialmente aquí. Hay demasiados libros como para elegir, el Maka-chop sería mortal.

Soul echó la cabeza hacia atrás, dejando salir una risa tenue. Casi al instante, algunos libros de los estantes cayeron de sus lugares hacia el suelo, aunque eso no fue nada nuevo. Después de todo, ambos se encontraban en el alma de Maka: cualquier cosa que hiciera su arma movía lo más profundo de su ser y, como consecuencia de ello, lograba sacudir lo más profundo de su corazón. Soul aún no conocía la simple naturaleza de los libros que caían solos de sus estantes, él simplemente pensaba que era algo que hacían por su cuenta, de vez en cuando.

- ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas haciendo la cena… - comentó Maka, levantándose del sillón y alisando su remera. A diferencia del traje a rayas y el vestido negro, en La Biblioteca, ellos simplemente usaban su ropa para ir a dormir. El conjunto color amarillo y verde de ella y los pantalones azules y remera roja de él. Era muchísimo más informal que en la Black Room pero así era el alma de Maka: simple y relajada.

- Ya está lista. Fui a decírtelo pero estabas dormida con los auriculares puestos. Pensé que podría encontrarte aquí, siendo que antes estabas leyendo.

Maka asintió sonriendo de lado:

- Sí, claro. Al parecer te gusta mucho mi alma, Soul, esta es la quinta vez en la semana que apareces por aquí.

- C-claro que no – eso sí logró poner nerviosa a la guadaña, un sutil sonrojo apareciendo en sus mejillas – Solo… es tranquilo y… es, mh… cool, ¡sí! Es cool cambiar de ambiente de vez en cuando, siempre estamos en la Black Room. Ahora que dijiste que no tienes problemas conmigo estando aquí, vengo seguido a recordarte que debes dejar de ser un ratón de biblioteca y salir al mundo.

- Aja, claro -. Replicó Maka asintiendo, pero sin borrar su sonrisa. Su arma era demasiado orgullosa como para admitir que le gustaba el sentimiento de ir y venir tan libremente por su alma, pero ella no era nadie para obligarlo a decirlo. De todas formas, tampoco lo necesitaba, el hecho de que Soul siempre entrara en casi todos sus ratos libres era la única prueba que necesitaba. – Bueno, vamos a comer, ¿Qué preparaste?

- Curry, hoy es jueves. Jueves es noche de curry.

- ¡Perfecto! Tenía ganas de comerlo. La última vez que lo preparaste, viniste aquí y te olvidaste el fuego prendido. ¡Era un desastre!

- …

- ¿Soul?

- …

- Dime que no dejaste el fuego prendido otra vez.

- Ehm… ¿no dejé el fuego prendido… otra vez?

- ¡SOUL!

.

Me dí cuenta de que siempre se habla de la Black Room pero ¿Qué onda con el alma de Maka? Chan chan channnnnn. :O

¡Besos enormes!

Hikari x Takeru