Descargo de responsabilidad:

Historia basada en la serie Érase Una Vez (Once Upon a Time). No poseo ningún derecho sobre la serie ni sus personajes.

Nota: Por petición popular (aunque ya tenía pensado hacerlo porque es mi fanfic favorito), aquí está la traducción de Incoming Messages, otra historia de hunnyfresh y posiblemente el fanfic más famoso de Swan Queen. ¡Disfrutadlo! :)

Nota2: El capítulo 2 se publicará el miércoles 5 de junio.


CAPÍTULO 1

Regina sabía que algo estaba pasando por la forma en que Henry y Kathryn entraron a su oficina. Las miradas traviesas e intrigantes que se lanzaban mutuamente alertaron a la alcaldesa de que los dos tenían un plan entre manos que la involucraba a ella y estaba segura de que, fuera lo que fuera, no le iba a gustar. Se quedó observando alternativamente a su hijo y a su amiga, esperando a ver quién cedía primero.

-Regina -empezó Kathryn con un tono suave que invitaba a ser escuchado-, hay algo que queremos hacer por ti.

-¿Vosotros dos? -preguntó Regina con escepticismo.

-Ajá -contestó Henry.

La sonrisa en el rostro de su hijo hizo flaquear un poco a Regina. Quizá pudiera estar abierta a cualquiera que fuera su plan.

-Pensamos que te haría bien que salieras más -dijo la rubia. La inclinación de la cabeza y la manera en que Regina levantó una ceja la hizo continuar-. En un nivel más… íntimo.

-No tengo ni idea de a qué te refieres -dijo Regina sacudiendo la cabeza y volviendo a teclear en su ordenador.

-Como una cita -contestó Henry.

Regina agitó la cabeza.

-¿Perdón?

-¡Puede que encuentres a tu amor verdadero! -comentó Henry encogiéndose de hombros-. Es lo que todo el mundo quiere, ¿no?

La alcaldesa volvió la cabeza y se dirigió a la rubia.

-¿Me has organizado una cita?

-¡No! -se apresuró a aclarar Kathryn-. No, sé que te gustaría ser tú quien iniciara una cosa así, pero hemos…

Se detuvo como si estuviera reevaluando su plan.

-¿Qué habéis hecho? -inquirió Regina con tono autoritario.

Kathryn hizo una mueca. Era evidente que en aquel momento habría dado cualquier cosa por refugiarse en la seguridad de su hogar y olvidar todo lo que Henry y ella habían planeado.

-¡Te hemos inscrito en una web de citas! -exclamó Henry por fin.

La mirada de Regina se oscureció al tiempo que miraba a la que estaba cerca de convertirse en su ex amiga.

-¿Que habéis hecho qué?

-No es necesariamente para ligar, Regina -aclaró Kathryn mientras arrastraba una silla enfrente del escritorio y se sentaba-. Puedes encontrar amigos por correspondencia, para chatear y, sí, puede ocurrir que encuentres a alguien con quien quieras tener una cita.

La alcaldesa se dirigió a su hijo y le habló amable pero firmemente.

-Henry, ¿puedes esperar fuera, por favor?

Henry intercambió una mirada con Kathryn antes de sentarse en una silla vacía a su lado.

-También fue idea mía.

Regina puso los ojos en blanco y suspiró. Aparentemente esos dos se habían aliado en su contra.

-Te hemos creado un perfil -explicó Kathryn-. No te preocupes, no hemos usado ninguna imagen personal y tu nombre no aparece explícitamente.

-Se me ha ocurrido un nick muy chulo -afirmó Henry orgulloso de sí mismo.

-El Servicio de Citas Singlebrooke es una página muy seria. Lo he comprobado -continuó Kathryn. Sacó un bolígrafo y un trozo de papel de su bolso y apuntó unos datos-. Y tu perfil ya ha tenido cierto éxito.

Esto intrigó a la alcaldesa. Aceptó el papel que le extendía la rubia con su nombre de usuario y contraseña.

-¿MadameRegia? -preguntó. Levantó la vista con escepticismo.

-Guay, ¿eh? -comentó Henry, radiante.

Regina frunció los labios y colocó el papel a un lado de su escritorio.

-Echaré un vistazo al perfil y decidiré si mantengo la cuenta o no.

Henry sonrió y se bajó de la silla seguido por Kathryn. Levantó la mirada hacia la rubia mientras salían de la oficina.

-Ya verás, se va a quedar con ella.


Emma se sentó descansando los pies encima de su escritorio con un pastel de garra de oso en la mano. Eran las ventajas de ser la sheriff en un pueblo pequeño: cobrar por no hacer nada. Justo cuando estaba a punto de clavar el diente a su pastel, Ruby, su ayudante a tiempo parcial, asomó la cabeza con una amplia sonrisa.

-Bueno… -empezó Ruby mientras entraba casi bailando a la oficina y se sentaba.

Emma decidió posponer el mordisco.

-¿Qué?

-Estaba aburrida la semana pasada -explicó Ruby-, y puede que me haya procurado un poco de diversión a tu costa.

Emma bajó las botas del escritorio y dejó el pastel en la caja.

-¿Has hecho algo que podría hacer que me despidieran?

-No, claro que no -se apresuró a aclarar la morena-. He dicho diversión, no suicidio profesional.

Emma se volvió a reclinar en su silla y cogió de nuevo la garra de oso. Le pegó un gran mordisco y habló con la boca llena.

-¿Qué has hecho?

Ruby sonrió maliciosamente.

-Puse tus datos en una web de citas en línea.

Emma tosió y estuvo a punto de ahogarse con el pastel. Una vez aclarada su garganta, balbuceó:

-¿Que has hecho qué?

-¡Tranquila, no lo he puesto todo! -aclaró la joven morena despreocupadamente-. Sale todo menos tu nombre y tu género.

-Espera. ¿Mi género? -preguntó Emma sin entender.

-Puse que eras un hombre -aclaró Ruby encogiéndose de hombros antes de coger un donut para ella-. Ha habido muchas señoritas queriendo chatear contigo durante la semana pasada.

Emma lanzó a su amiga una mirada de incredulidad.

-¿Por qué me estás contando todo esto?

Ruby levantó las cejas.

-Igual tú también querías chatear con las señoritas.

Emma puso los ojos en blanco.

-Aparentemente soy un hombre.

-Sí, y uno muy popular.

Ruby se levantó y caminó hacia el lado del escritorio donde estaba Emma para teclear en su ordenador.

-¿Servicio de Citas Singlebrooke? -leyó Emma en la pantalla sin poder contener la risa-. ¿En serio?

-Solteros en Storybrooke -dijo rápidamente Ruby quitándole importancia. Inició sesión en la cuenta de Emma y se irguió orgullosa-. Voilà.

-CaballeroDeOxidadaArmadura -leyó Emma soltando una carcajada-. ¿No se te podía haber ocurrido nada mejor, Rubes?

Ruby guiñó un ojo y se giró para irse.

-Me lo agradecerás algún día.

-Lo dudo -murmuró Emma y se puso a echar un vistazo a la página.

Hizo click en su perfil y no le sorprendió comprobar que Ruby no había incluido una foto, lo que le sorprendió fue el número de mensajes que había recibido aún sin contar con una. Ruby tenía que haber escrito una pasada de perfil.

Emma exploró la página hasta encontrarlo y lo leyó entre fascinada y boquiabierta.

Rubio de treinta y pocos años con un sentido del humor que, según dicen, rivaliza con el de un niño. Me gusta viajar y vivir aventuras, pero elegiría un aperitivo y un DVD antes que eso cualquier día. Bastante inteligente en apariencia y nunca con miedo a formarme una opinión. Soy una persona amable y, aunque un poco celoso de mi intimidad, estoy volviéndome más abierto a formar nuevas amistades. Diría que merece la pena llegar a conocerme a fondo. Busco una persona de mente abierta, inteligente y que no tenga miedo de un cabezota como yo.

Emma sacudió la cabeza muerta de la risa después de leer el perfil. Tenía que reconocer que Ruby se volvía muy creativa cuando estaba aburrida. Lo que la morena había escrito la describía a la perfección y a Emma le complació comprobar que no sonaba nada mal.

La curiosidad venció a la sheriff e hizo click en su bandeja de entrada.

He leido tu perfil. Me ENCNTARIA conocrt! ;)

Emma arrugó su nariz. Tenía toda la pinta de ser una adolescente calenturienta. Borró el mensaje inmediatamente.

No me importaría dar brillo a tu armadura.

Emma soltó una carcajada y pasó al siguiente.

Da la impresión de que tienes algunos problemas para abrirte con la gente. Eso es muy tierno y sensible, espero que algún día puedas abrirte conmigo.

Muy bonito pero, ¿sensible? ¿Emma? De ninguna manera. Borrar.

Emma resopló al ver el montón de mensajes y miró por encima los que quedaban. No es que fuera a utilizar esa página en absoluto. Simplemente estaba mirando.

Así que mirando, lo vio. Echando un vistazo a perfiles al azar, una cierta MadameRegia captó la atención de Emma.

Soy una morena atractiva de treinta y tantos años. Soy madre soltera de un niño y mi hijo es una parte extremadamente importante en mi vida. Abstenerse hombres con miedo a los niños. Trabajo en la política…

Emma se detuvo. Todo esto sonaba extrañamente familiar.

…trabajo en la política y ostento un cargo de gran autoridad. Muchos se encuentran bajo mi mando, por lo que es fácil adivinar por qué se me considera intimidante. A decir verdad, sólo estoy buscando a la persona correcta para hacernos compañía mutuamente. No soy una persona tímida, pero sí reservada. Valoro a mi hijo sobre todas las cosas, seguido de la honestidad y la integridad.

Emma frunció el ceño. No podía ser.

A aquellos lo suficientemente valientes como para contestar, por favor, no perdáis vuestro tiempo si nada de lo anteriormente expuesto es de vuestro agrado.

Sí. Emma se reclinó en su silla con los ojos muy abiertos. Era el perfil de Regina. Así que Regina estaba buscando amor. Vaya, eso sí que era un giro inesperado.

Emma releyó el perfil dos veces antes de deducir que se trataba, en efecto, de Regina. Emma no podía concebir el hecho de que la alcaldesa estuviera buscando un poquito de amor en su vida. Amor que no iba a venir de ella.

Aunque el perfil de Regina decía "atractiva", Emma ya había resuelto desde hace mucho tiempo que la morena era una mujer extremadamente hermosa. Atractiva era quedarse corta.

Emma volvió a inclinarse hacia atrás en su silla con un dedo debajo de la barbilla y expresión contemplativa. Bueno, sólo había una forma de saber con seguridad que se trataba de Regina. La respuesta obvia era mandarle un mensaje. Si no era la alcaldesa, así se quedarían las cosas. Y si lo era, entonces Emma tendría la oportunidad de hablar con ella sin que la conversación derivara en una discusión -aunque le encantaba discutir con ella- y podría llegar a conocerla mejor.

"Bueno, allá va", se dijo Emma.

Antes de pararse a pensarlo, Emma dio click en el botón "mensaje" que aparecía en la página de la supuesta Regina. Se abrió una ventana emergente que retó a Emma a mandar un correo a la alcaldesa. Sus dedos planearon sobre el teclado y empezó a escribir.