Disclaimer: Los personajes pertenecen a la escritora Suzanne Collins
Mi linda chica
Capítulo 1
(Fortunate son- Creedence Clearwater Revival)
Peeta PVO
Lunes 31 de enero de 1972
Me levante excepcionalmente animado. Me di una ducha rápida y me alisté para ir al instituto. Era mi último semestre allí. Hoy era el día de la foto para el anuario y realmente deseaba verme bien. Acomodé mi cabello rizado y rubio lo mejor que pude. Elegí el sweater azul del instituto, unos jeans Oxford y mis clásicas zapatillas negras. Además de la foto, hoy me animaría hacer lo que venía planeando desde el primer grado de la escuela primaria. Invitar a salir a Katniss Everdeen. No es que yo fuera de los tipos raritos del instituto, de esos que se las pasan horas encerrados en la biblioteca y en laboratorio, alucinados con la era espacial. No. Soy el capitán del equipo de lucha libre y de básquet de la escuela. Muy popular. Con miles de amigos. Jamás me costó acercarme a la gente, y mucho menos a las mujeres, con excepción. La reservada Katniss. Simplemente mi cerebro se anulaba cuando estaba cerca de ella. No sabía cómo hablarle, que decirle sin quedar como un estúpido. Pero hoy, si la suerte está de mi lado, lo haré. Le pediré que salga conmigo. En los últimos doce años he observado pequeños detalles que me permiten conocerla un poco. Sé que le agradan las cosas sencillas, la música, es paciente y agradable con los niños (en especial con su pequeña hermana Primrose), es atlética y le gusta leer. ¿Cómo sé todas estas cosas? Porque soy un maldito acosador. Me la paso espiándola. A veces ella me descubre, y simplemente desvía la mirada.
Escuche la voz de mamá desde la cocina avisándome que está el desayuno, de fondo de escucha la radio. Están haciendo un breve resumen de los caídos en Vietnam. No sé por qué sigue escuchando aquello.
Apure el desayuno y me apresure a salir.
El frío ha menguado un poco, pero aún las calles de Filadelfia están gélidas. Estacione mi Mustang 67 azul en el estacionamiento del instituto y apresure el paso hasta el edificio. Allí me esperaba mi grupo.
-¡Mellark, qué guapo vas!- exclamó Cato Gham, mi mejor amigo desde los ocho años y próximamente mi compañero de dormitorio en el campus de Dartmouth, donde estudiaré Administración y él Ciencias.
-Ese el día de la foto, Gham. Podrías haberte esforzado un poco y lavarte la cara.- respondí, en broma. Cato me dio un puñetazo suave en el hombro.
El primer timbre nos indicó que debíamos apurarnos o llegaríamos tarde a la clase del señor Boggs. Aquel viejo barrigón que dictaba las clases de física tenía muy pocas pulgas y menos a la mañana. Tomé mi lugar, casi al fondo del salón. Aquel era mi lugar estratégico, porque podía ver la espalda de Katniss y distraerme con las intrincadas curvas de su larga trenza oscura.
Casi como invocándola con la mente, apareció ella. Vestía una falda hasta la rodilla de color café, un jersey abrigado verde y unas botas de caña alta marrones. Me volvía un puto asesor de moda cuando se trataba de ella. Su rostro iba despreocupado como siempre. Se sentó en su acostumbrado lugar, a la derecha de su mejor amiga, Rue Klein. Agradecí no sentarme justo detrás de Rue, porque no vería nada con su afro negro. Katniss se giró un poco hacia su amiga, secretando con ella y dedicándole una de esas sonrisas que yo deseaba para mí. Su falda se subió unos centímetros y pude deleitarme con su piel oliva. Se veía tan suave…
Cuando sonó el tercer timbre, el señor Boggs cerró la puerta del salón y comenzó con su aburridísima clase. Sin embargo, a los pocos minutos, la puerta se abrió, dándole paso a un muchacho que jamás había visto. El señor Boggs frunció el ceño, pero el joven, impasible le enseñó un papel. El profesor leyó rápidamente la nota.
-Bueno, el señor Hawthorne ha sido transferido a nuestra escuela. Por favor tome asiento allí atrás, de tras se la señorita Everdeen.
Hawthorne asintió y avanzó hacia donde le señalaba el profesor. Tenía un aspecto ciertamente peligroso. Llevaba unos pantalones ajustados de cuero negros, borcegos militares, una camiseta blanca y una chaqueta negra llena de pinches y tachas. Un aro rebelde en la oreja y otro en la nariz. El cabello oscuro y los ojos grises. Parecidos a los de Katniss. Las miradas curiosas de mis compañeros lo acompañaron conforme pasa. Rara vez se veía alguien así en Jackson High.
La clase retornó a su curso normal.
De pronto algo me inquietó de sobre manera. Ese muchacho, el nuevo, hablaba en voz baja con Katniss, aprovechando que el señor Boggs escribía fórmulas y más fórmulas en el pizarrón. Ella cada tanto sonreía tímidamente. Hablaban con una fluidez envidiable. Yo deseaba hablar así con ella. Había salido con varias chicas del instituto, pero ninguna como ella.
Al cabo de unos largos minutos, terminó la clase y me apresuré hacia el pupitre de Katniss, quien aún hablaba con ese joven. Esta era de las pocas clases que compartíamos y me sentía valiente.
Mi corazón se agitaba cada vez más en mi pecho con cada paso que daba hacia ella. Finalmente llegué. Katniss volteó a verme, con la mirada curiosa.
-Hola, Katniss- balbuce. "Estúpido"
-Hola, Mellark- respondió ella, curvando un poco los labios hacia arriba, como formando una sonrisa.
Durante unos segundos me quede parado allí como un idiota, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua.
-¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó amablemente Katniss.
-Eh… sí… yo… uhmm… ¿quisierasirconmigoalaferiadelcondadoelviernes?- dije rápidamente, sintiendo mis mejillas arder.
-¿Cómo? No te entendí, perdón- dijo Katniss, mirándome curiosa.
Suspiré liberando todo el aire que estaba conteniendo. "Tú puedes, Mellark". Carraspee.
-Katniss, ¿quisieras ir conmigo a la feria del condado el viernes?- me sorprendí de la tranquilidad con que logré decir esa frase.
-Oh, lo siento, Peeta. Gale me ha invitado a un concierto este viernes.- respondió ella.
-¿Gale?
-Él es Gale.- señalando hacia atrás, al joven de los piercings.
-Oh, disculpa. Peeta Mellark- me presenté, forzando una sonrisa. En general, soy una persona amable y jamás me llevado mal con las personas, pero con Gale Hawthorne haré la excepción.- ¿El sábado estas disponible, Katniss?- pregunté, esperanzado. "Por favor di que sí"
-Mmhh… si, el sábado está bien- respondió ella, dedicándome… una sonrisa.
-El sábado entonces.- dije, otorgándole una sonrisa de lado, esa que siempre me dijeron que era genial.
Katniss asintió y se dispuso a levantarse de su lugar.
-¿Me enseñas la escuela, Catnip?- preguntó Gale, con una voz roca y sensual, como la de un rock star.
-Claro.- respondió ella.
¿Catnip? ¿Desde cuándo era Catnip? ¿A dónde iba este muchacho con tanta confianza?
Los observé perderse en la marabunta de gente que se apresuraba a sus clases. Reflexioné. Katniss Everdeen había dicho que sí. Iba a salir con Katniss el sábado. Oh mi Dios.
No me puse a chillar como un loco porque tengo una imagen que mantener. Me reuní nuevamente con Cato al final del pasillo y le comenté las novedades.
-¿Con Katniss Everdeen? ¿No hay ninguna chica más aburrida con la que desees salir?- preguntó Cato, cambiando de lado el peso de sus libros. Él algo más alto que yo y fornido, no por nada era mariscal de campo en el equipo de futbol.
-A mi no me parece aburrida.- defendí. Cato era un buen amigo, pero le faltaba aprender a conocer a las mujeres… no solo acostarse con ellas.
-Como digas, hermano- respondió él, con una sonrisa ladina.- Mientras tú te aburres hasta la muerte con Everdeen yo planeo un fin de semana alocado con Glimmer Bradley, sus padres estarán fuera.
Glimmer era miembro del equipo de animadoras, increíblemente hermosa e increíblemente fácil. Varias veces había tenido que sacármela de encima en bailes y fiestas. A mí no me iba aquello de solo practicar sexo porque sí, para mí debía haber sentimientos. Por eso no lo había hecho con nadie. Quería encontrar alguien especial.
La semana avanzó lentamente hasta que el sábado finalmente llego. Mi nivel de nerviosismo iba en incremento conforme pasaban las horas. Pasaría a buscar a Katniss a las tres de la tarde.
Estacioné mi Mustang en la puerta de su casa y el ronroneo del motor pareció anunciarle mi llegada porque no me dio tiempo a bajar del auto, cuando ella abrió la puerta. Llevaba jeans Oxford, una polera blanca y un largo chaleco de piel marrón. Su cabellera oscura y larga enmarcaba su rostro divinamente. Los ojos grises delineados con negro se veían espectaculares. Tragué saliva en seco cuando ella me dedico una hermosa sonrisa mientras la ayuda a entrar al auto.
-Hola- susurré tímidamente. Ella realmente me intimidaba. En el buen sentido.
-Hola, Peeta- respondió Katniss- ¿Nos vamos?
Salí de la ensoñación que estaba teniendo, viendo como el sol de invierno le sacaba débiles destellos a su cabellera castaña. Puse en marcha el auto y salimos hacia la feria.
No era un lugar muy "guay", pero el lugar perfecto para una cita de adolescentes. Katniss me jaló por la manga para incitarme a subir a una montaña rusa. Luego me sorprendió con su destreza en el tiro al blanco, tanto con rifle como arco. Al final ella terminó ganando dos osos de felpa enormes, que yo debía haber ganado para ella. Me sentía un poco abochornado.
-Bueno, ahora que he ganado los osos, supongo que soy el chico- dijo ella, risueña.- ¿Y dime, Peeta, que piensas hacer cuando terminemos el instituto?- agregó, impostando la voz, haciendo que sonara ronca como la de un muchacho.
Lancé una carcajada antes de poder responder. Era valiente, habilidosa y graciosa. Katniss era una caja de sorpresas.
-Conseguí una beca en Dartmouth para estudiar Administración- respondí orgulloso, para luego darle un sorbo a mi bebida.
-¡Vaya! Felicitaciones, Peeta, una Ivy League.- dijo Katniss con una sonrisa.
-¿Y tú?- hice un esfuerzo por aplacar la ansiedad en mi voz.
-Pues… conseguí una plaza en Drexel para estudiar Letras.- respondió ella, abrazando un poco más el oso.
-Eso es fantástico, Katniss.- afirmé.
Katniss volteó la cabeza hacia la feria, parecía preocupada o nerviosa. ¿Qué podría sucederle? Quizás ya se hubiera aburrido de estar aquí…o yo la estuviera aburriendo. Me removí incomodo en mi asiento.
-¿Estás bien? ¿Quieres que te traiga algo de beber?
-Estoy bien, Peeta.- respondió Katniss, esbozando una sonrisa.
-¿Seguro?
Ella asintió.
-Sólo estoy preocupada. Cuando me vaya, Prim quedará sola en casa. Mi madre trabaja muchas horas en el hospital y yo…
La mamá de Katniss trabaja como enfermera en el hospital municipal. Lo sabía porque había sido la señora Everdeen quien atendió a mi madre cuando intentó suicidarse. Cinco años atrás, mi hermano mayor Stear murió en Vietnam, él había terminado su servicio militar, pero fue convocado para ir al combate. Jamás volvió. Mamá enloqueció. Gracias a la ayuda de la paciente y amable señor Everdeen, como así también de las hermanas Everdeen que trabajan en el servicio comunitario del hospital, mamá pudo superar la situación. Pero jamás volvió a ser la misma. Extraño mucho Stear. Él, Ben (mi otro hermano mayor) y yo éramos inseparables. Ben se vio exento del servicio porque es asmático.
-Estoy seguro de que Prim estará bien- dije, tratando de animarla.- Es una chica muy inteligente.
-Lo sé- respondió, mordiéndose el labio inferior.- Supongo que siempre la veo más pequeña de lo que en realidad es. – me sonrió con complicidad.
Al caer la tarde, regresamos a su casa, conforme avanzaba por las calles me sentía cada vez más ansioso. Si ella me lo permitía, la besaría. Llevaba toda la vida anhelando por un beso suyo. Katniss ajena a mis pensamientos, tarareaba una canción.
-Realmente me has sorprendido, Peeta- soltó, mientras aguardábamos en un semáforo.
-¿Ah, sí?- no entendía a qué se refería.
-Sí. Pensé que todos ustedes, los populares, eran unos idiotas. Recuerdo la vez que Cato Gham me invitó a salir. La pasé muy mal.- respondió. Mi corazón latió salvajemente. ¿Cato había salido con ella? Jamás me lo había dicho. Ese maldito bastardo traidor. Sabía lo mucho que Katniss me gustaba. ¿Por qué había hecho eso?
-¿Cato Gham?
-Sí. Me llevo al cine. Vimos una película aburridísima, "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra". Se paso toda la filmación tratando de besarme y tocarme el trasero.- respondió, haciendo un mohín de disgusto.
Iba a romperle la cara a Cato. ¿Cómo se atrevía hacerle eso a Katniss? ¿A tratarla como si fuera una de esas zorras que suele frecuentar? La ira se agolpaba en mis venas. Mis manos apretaron con fuerza la rueda del volante.
Katniss tosió un poco.
-¿Estás bien? Estaba muy frío allí afuera.- dije con preocupación. Quise patearme a mí mismo por no haberle ofrecido mi abrigo. Soy un pésimo caballero.
-Estoy bien. Creo que inhalé mucho humo anoche.- respondió con timidez.
-¿Humo?
-Durante el concierto. La gente a mi alrededor estaba fumando. – respondió. Recordé su cita con Hawthorne. ¿A qué clase de tugurio había llevado a la preciosa chica que estaba a mi derecha?
-No deberías frecuentar ese tipo de lugares.- inevitablemente mi voz se tiñó de reproche.
Katniss me miro con el ceño fruncido. Estaba visiblemente molesta.
-Hago lo que me place- dijo con irritación.- El lugar no era malo y la banda era muy buena.
-No ha sido mi intención decir aquello.- aclare, aunque era mentira.- Pero si el humo te molesta…
-Me acostumbraré.
-¿A qué te refieres?
-A qué mi nariz se acostumbrará al olor con el tiempo.
-¿Piensas volver?
-Claro. La banda ha sido genial y están buscando una vocalista.- respondió con firmeza. – Mi sueño ha sido siempre cantar.
Tiene una voz maravillosa y seguro es estupenda cantando.
-¿Te vas a postular?
-Sí. Gale me llevará a la audición. Conoce a los de la banda. Eso me asegura puntos extra.
Si Gale conoce a la banda, sospecho que clase de personas son. Katniss es demasiado buena para codear con ese tipo de personas. Temo que… la cambien.
La irritación que sentía por Cato, ahora se traslada a Gale, el chico nuevo. No me gusta que se involucre tanto con Katniss. Siento celos. Los celos me ponen estúpido, por eso no razono cuando digo:
-No deberías juntarte con ese chico, Gale.- me mordí la lengua por lo que había dicho.
-¿Y tú quién crees que eres para decirme con quien debo juntarme o no? – preguntó irritada- Te crees que porque eres popular, jugador estrella y buen alumno, puede decirnos al resto con quien juntarnos. Pues entérate. ¡No!
-Katniss… yo no…
-No, tú no. Déjame aquí. – pidió enojada. Observé que faltaba una calle hasta su casa y estaba oscureciendo.
-Ya casi llegamos.- murmuré.
-Te digo que me dejes bajar- respondió, más enojada aún, haciendo gala de su terquedad.
Hice caso omiso de lo que me pedía y la deje en la puerta de su casa.
-Buenas noches, Mellark- dijo molesta, antes de azotar la puerta del auto.
Así no se suponía que terminarían las cosas. Se suponía que la besaría con dulzura y le pediría otra cita. Ahora ella estaba enojada conmigo y tendría que remediar la situación.
(Destroyer- The Kinks)
Hola! Si están acá abajo quiere decir que leyeron tooodo el texto de arriba, que espero les haya gustado. Es una historia relativamente corta, pero de capítulos bastante extensos, y la tengo prácticamente terminada, por lo que no voy a demorar tanto en actualizar. El contexto no es muy complicado de entender, son los Estado Unidos durante la década de los 70, terminando la guerra de Vietnam para enfrascarse en la Guerr Fría. Eso al margen, porque no va a ser lo trascendental de la historia, sino ellos dos. En cuanto a la música, son grupos más o menos de la época, casi todos oscilan entre 1965 y 1975. Aclaro antes de que aparezca algún lector al mejor estilo Capitan Obvious a decirme que la música no corresponde exactamente a la época de la trama.
Desde ya les agradezco que lean esta nueva historia, o al menos le den una chance ^_^
Saludos,
Ekishka