Capítulo: 3
—"Harry… Quiero decirte el verdadero motivo por el que fui a buscarte a tu casa."
Pero, ¿qué quería decir el profesor con 'el verdadero motivo'? ¿Es que acaso no había venido por lo de la clase avanzada?
Harry decidió darle voz a sus pensamientos.
—"Emm, ¿a que se refiere profesor?" preguntó algo intimidado. Riddle se había inclinado hacia él, y ahora estaban más cerca que nunca. Escondió su brazo vendado debajo de las sábanas.
El profesor pareció dudar un momento, como si le fuera difícil decir lo que tenía en mente.
—"Te debo una disculpa, Harrison. Sé que mi comportamiento en la clase pasada fue inaceptable. Tu no lo hiciste apropósito, y estuvo fuera de lugar absolutamente todo lo que te dije. Te.. ruego-me-perdones."
No era una disculpa muy espectacular y el profesor pareció tener dificultad con la última oración, pero para Harry, que no se acordaba de la última vez que alguien le hubiera pedido una disculpa, el simple acto fue totalmente inesperado.
Sin duda, más tarde se avergonzaría de lo que estaba a punto de suceder.
Se echó a llorar.
No pudo evitarlo. No podía parar aunque quisiera.
A través de sus ojos empañados por las lágrimas podía ver que Tom Riddle lucía extremadamente alarmado por su reacción.
—"¿Harry? Harry, dije que lo siento. Perdón por comportarme de esa manera…" —Pero los sollozos de Harry aumentaban en intensidad.— "Shhh, ya, ya."
Harry se encontró de pronto rodeado por un par de fuertes brazos, y unos labios que besaban la parte de arriba de su cabeza.
Intentó no pensar en lo extraña o inapropiada que podía parecer la situación si sus padres entraran al cuarto en ese momento.
En vez de eso, se concentró en la cálida sensación que había brotado en su pecho mientras era abrazado por primera vez en mucho tiempo. Enterró su rostro cómodamente en el cuello de Tom Riddle, recordando que momentos atrás se preguntó como se sentiría hacerlo, mientras que el profesor lo acercaba más a su cuerpo.
¿Qué era lo que estaba haciendo?
Se repetía esa pregunta una y otra vez en su mente mientras consolaba al chico.
El no era del tipo de personas tiernas ni sentimentales, así que ¿por qué estaba dispuesto a mimar a Harry de esa manera?
El cabello del chico, aunque aparentemente indomable, se sentía muy suave en la parte derecha de su rostro. Los sollozos de Harry estaban disminuyendo, y su respiración estaba poco a poco volviendo a su ritmo natural. Tomaba esto como una buena señal, como que Harry lo había perdonado. Una de sus manos acariciaba la espalda del joven de forma tranquilizante, mientras que utilizaba la otra para sostener a Harry cerca de su cuerpo.
—"¿Harry?"
—"¿Hmm?"
—"No puedo evitar hacerte esta pregunta. Lo que te hice… como te traté… ¿influyó de alguna manera en tu decisión?"
—"Emm… en realidad no quiero hablar de eso…"
—"Comprendo que es algo más complejo… y que yo no soy ningún psicólogo pero, quiero que sepas que puedes confiar en mi, Harry. Yo te puedo ayudar en lo que necesites."
Y de alguna extraña manera, lo decía muy enserio. Comprendió que Harry, al que ni siquiera llevaba más de dos semana de conocer, despertaba en él un instinto protector que no sabía explicar y que ignoraba poseía.
Sintió a Harry tensarse en sus brazos. Al parecer sus palabras hicieron que el chico volviera a la realidad y se diera cuenta de que estaba prácticamente acostado encima de su profesor. El rostro de Harry estaba totalmente ruborizado. Trató de separarse de Tom, sin duda creyendo que lo estaba molestando, pero Tom no tenía intención de separar a Harry de sí mismo.
Al ajustar al chico de una forma más cómoda arriba de él, el estomago de Harry rozó rápidamente su miembro, y la inesperada fricción causó una ligera oleada de placer que le recorrió desde la entrepierna hasta el pecho.
No podía negar que la sensación fue levemente alarmante, —nunca antes le había pasado con un miembro de su mismo sexo— pero al ver que Harry no había notado nada, decidió que lo mejor era ignorarlo.
Notó que el chico trataba de esconderle el brazo vendado.
—"Sabes, no puedo entender como alguien tan inteligente como tu pudo hacer algo como esto." — No lo decía con malicia, sino con genuina curiosidad. Tomó el brazo vendado de Harry y lo inspeccionó. —"Es un acto de debilidad de tu parte. No lo vuelvas a hacer."
Tom creía estar siendo muy amable con Harry, al darle tan buen consejo. Especialmente cuando él no le daba consejos a nadie. Por eso, la reacción de Harry lo dejó totalmente sorprendido. El chico tenía los puños apretados, aparentemente furioso.
—"Si tan débil le parezco, no entiendo porqué se molestó en venir… profesor. ¡Déjeme solo!"
Harry trató de separarse de él bruscamente, y siseó de dolor cuando se lastimó su brazo herido.
¿Porqué el chico tenía que ser tan terco? ¿No podia simplemente aceptar un consejo cuando se lo ofrecen?
Aunque pensándolo bien… quizás esas no fueron las mejores palabras. ¿Pero quién lo puede culpar? El no tiene ni la más remota experiencia en esto.
—"Harry... quizás esa no fue la manera mas adecuada de decírtelo…" — Tom tomó la barbilla del chico con su mano derecha, y con la izquierda lo rodeó por la cintura— "El punto es que puedes contar con mi ayuda, si algo o alguien te está molestando, quiero que me lo digas. Te prometo hacer todo lo que esté en mi poder para solucionar cualquier problema que tengas. No quiero verte en este estado, Harry. He notado que tu no eres como cualquier estudiante común. Tu inteligencia y personalidad me atraen, y quiero ayudarte a descubrir todo tu potencial."
¿Huh? ¿Tu inteligencia y personalidad me atraen? ¿Qué acababa de admitir?
Tom tomó el brazo izquierdo de Harry —que con esas palabras parecía haberse tranquilizado otra vez— y le depositó un delicado beso en la venda.
Ya dado de alta y solo en su cuarto, Harry no podía dejar de pensar en la visita de su profesor al hospital.
Tenía tantas preguntas en su mente —¿Por qué me ofrece su ayuda? ¿Por qué se preocupa por mí? Nadie me ha demostrado tanta atención antes.— y sin embargo no le había hecho ninguna al hombre. Todo lo que había hecho era llorarle encima a su profesor y dejarse abrazar por él. Era como si Tom Riddle, con su sola presencia, lograra borrar todo pensamiento racional en la mente de Harry. Lo que era absurdo, Harrison ni siquiera era gay… ¿cierto?
La verdad nunca lo había pensado. Siempre había asumido que lo correcto era fijarse en chicas. Pero… ¿y si le gustaban los chicos? O los hombres, como el Profesor Riddle. Tan pronto el pensamiento cruzó su mente trató de alejarlo horrorizado. Ya le había dado bastantes decepciones a sus padres, de seguro no aguantarían una más, y tan grande. Por qué… sin duda, estaba mal lo que sentía, ¿verdad?
Harry enterró sus manos en su negro cabello y se dejó caer en su cama, frustrado. No era como si tuviera alguien con quién hablar de estas cosas. Jamás se atrevería a mencionarle nada de esto a ninguno de sus padres, y menos a su hermano. Era demasiado vergonzoso. Además, de seguro esto que creía sentir era algo pasajero. Sí, eso es. Esperaría a que se le pasara. Todavía tenía unos días de reposo antes de regresar a la Universidad. De seguro para entonces se aclararía su mente y dejaría de estar pensando en esas cosas.
Satisfecho con su solución al problema, Harry se envolvió en sus sábanas y trató de conciliar el sueño.
Pensó en como sus padres habían tratado hablar con él sobre lo sucedido, pero Harry simplemente no podía decirles nada. Toda la situación era muy embarazosa para él. No quería decirle a su familia lo miserable que era su vida. Que no tenía amigos, y que nadie lo quería. Harry deseaba que solo dejaran de hablar del asunto. Que lo olvidaran. Pero sabía que eso no iba a ser posible, y que le esperaba la tortura de tener que ir a un psicólogo.
Una hora más tarde, Harrison por fin se quedó dormido, y su último pensamiento fueron unos fuertes brazos rodeando su ligero cuerpo.
James, Lily y Daniel estaban en la sala de su acogedor hogar, sintiéndose impotentes y desesperados. Si Harry se rehusaba a hablar de su situación, ¿cómo lo iban a ayudar?
—"¿Creen que debimos ser más demandantes con él? ¡No podemos permitir que siga ocultándonos lo que le pasa!" —dijo James algo histérico. La verdad está situación lo estaba volviendo loco. Especialmente porque se sentía culpable al no haberle puesto más atención a Harry.
—"James, no creo que a la fuerza seamos capaz de resolver las cosas. Por más que nos duela, tenemos que aceptar que Harry no confía en nosotros." —la voz de Lily se quebró al final de la oración— "Harry tiene su primera cita con el psicólogo en unas semanas, quizás… quizás él sea capaz de ayudarnos."
—"Mamá tiene razón, no creo que Harry nos hubiese dicho algo a la fuerza. Pero… se que ya le pregunté esto antes a papá… pero tal vez tu, madre, hayas notado algo en el comportamiento de Harry? ¿Algún indicio de que lo estaba pasando mal en la escuela o algo—" Daniel paró de hablar al ver a su madre negar con la cabeza, consternada.
—"Yo… admito haber estado ocupada, quizás demasiado ocupada, con mi trabajo. Tu sabes cuán demandante puede llegar a ser mi profesión hijo, cuán exigentes pueden ser los horarios de nosotras las enfermeras… no es que esté buscando excusas… se que estuvo mal de mi parte descuidar a Harry… y no sabes como me arrepiento." —Lily había comenzado a llorar— "Pero de ahora en adelante voy a cuidar de él como es debido—"
—"Ya, mamá, no te alteres, por favor. Tú no lo hiciste apropósito." —La mirada que Daniel le envió a su padre hizo que éste suspirara miserablemente.
—"Daniel… se que tú me culpas por está tragedia—"
—"No, yo no te culpo. No creo que tu hayas sido el único factor que influyó en la decisión de Harry. Pero tú, que casi siempre trabajas en la casa, podías haberle prestado más atención. Quizás… quizás hubieses podido evitar lo que pasó."
Un pesado silencio siguió a esas palabras, y James, agobiado, hizo ademán de retirarse.
—"Espera, papá." —Daniel sonaba suplicante— "Discúlpame, no… no quise decir eso—"
—"Claro que sí quisiste, Daniel. Todos sabemos que tienes razón."
—"Papá…"
—"¡Por favor! No vamos a ganar nada discutiendo." —Lily se había secado las lágrimas, y ahora lucía determinada— "Los tres tenemos que mejorar. Los tres tenemos que demostrarle a Harry que puede confiar en nosotros, en su familia. Tenemos que hacerlo sentir querido. Te recuerdo, Daniel, que Harry no quiso hablar con ninguno de nosotros, así que el problema no es solo con James. Por favor hijo, tenemos que estar más unidos que nunca en esta situación."
—"Tienes toda la razón madre. Perdóname, papá."
James abrazó a su hijo mayor, y luego todos, todavía preocupados pero ahora determinados, se fueron a sus respectivos cuartos.
Esa noche Daniel no regresó a su apartamento con Cecilia.
Unos ojos oscuros lo miraban con lujuria mientras unas suaves y delgadas manos acariciaban su pecho. Estaba completamente desnudo, y se comenzaba a preguntar como había llegado aquí y quién era ese misterioso hombre.
Pero luego, una boca descendió hasta su cuello y comenzó a besarlo, chuparlo y lamerlo, enviando torbellinos de placer por todo su cuerpo, despejando completamente su mente.
— "Mmm. A-ah~"
—"¿Te gusta, Harry?" —la boca estaba cerca de su oreja. — "Dime como se siente." —La mano en su pecho bajaba lentamente hacía su entrepierna.
—"S-se siente~ Ah! Ah!" —La mano había llegado a su destino y se había envuelto alrededor de su erecto miembro, pero sin moverse. — "Mu-y rico-mm."
—"Dime Harry, ¿que quieres que haga?"
Harry empezaba a sentirse frustrado. ¡Por qué no se movía esa condenada mano!
—"Quiero q-que muevas tu mano." Harry había tomado la mano del misterioso hombre con la intención de moverla de arriba hacía abajo por su ya desesperada hombría.
El hombre misterioso rió, y continuó sus atenciones en el muchacho. Inclinó su cabeza con la intención de meter la punta del pene del chico en su cálida boca cuando…
Ojos verdes dilatados se abrieron en la oscuridad de su cuarto. Harry gruñó suavemente. No había estado tan exitado en su vida, y su cuerpo pedía a gritos eyacular.
Rápidamente hizo a un lado sus sábanas y se bajó los pantalones de su pijama liberando a su ardiente miembro. Sin pensarlo, comenzó a masturbarse furiosamente, echando su cabeza hacia atrás y arqueando su espalda de puro placer.
¡Ahhh! ¡Estaba tan cerca!
Sofocando su grito en la almohada, Harry eyaculó explosivamente; los dedos de sus pies contrayéndose y semen cayendo en todo su torso.
Se tomó unos momentos para calmar su respiración, disfrutando de las corrientes de placer que recorrían su cuerpo a causa de la reciente masturbación, intencionalmente ignorando la persistente vocecita en su mente que reconocía al hombre misterioso de su sueño.
Alargó su brazo y tomo unas toallas Kleenex que habían en la gaveta de su mesita de noche, y se limpió lo mejor que pudo antes de caer rendido otra vez, exhausto.
Tom Riddle se encontraba incapaz de conciliar el sueño. Las palabras que le había dicho a Harry lo habían sorprendido hasta a él mismo. Nunca antes le había ofrecido ayuda a alguien sin esperar algo a cambio. Jamás.
Tenía que poner en orden su cabeza. ¿Por qué se empeñaba en estar cerca del muchacho? ¿Qué era lo que le atraía de él?
Bueno, ciertamente era más inteligente que muchos de los cabezas huecas a los que tenía la desdicha de darles clase. No era odioso ni superficial, como muchos jóvenes hoy en día. Era respetuoso, y amable. Se notaba que su ambiente familiar no era el mejor. Era un chico solitario, nunca lo había visto con amigos en la Universidad, siempre tenía ese aire de melancolía a su alrededor … y tenía unos magníficos ojos verdes y un cabello negro-medianoche que contrarrestaba perfectamente con su pálida piel.
¿Pero que cursilerías estaba pensando?
Vamos, Tom, concéntrate.
Es verdad que el chico era… atractivo. Guapo no sería la palabra correcta para describirlo, no. Si tenía que elegir una palabra sería… hermoso. Sí, esa era la descripción más apropiada.
Ahora que ya lo había admitido, tenía que pasar a la siguiente y más apremiante duda. Una que casi no se atrevía a preguntarse a sí mismo pero que había estado cruzando su mente varias veces.
¿Estaba de verdad, sexualmente atraído por Harrison?
El chico es mucho menor que él, —sin mencionar que es un chico y su alumno— era impensable.
No, simplemente no. Harry era un niño bonito y nada más. El no podía estar sexualmente atraído por el muchacho, no. Era una locura.
¡Era ilegal, por todos los cielos! ¡Ahora recordaba que Harry es menor de edad! El chico se graduó antes de tiempo por sus excelentes notas, pero solo tiene dieciséis años.
Aunque, ¿cuándo las normas de la sociedad le han impedido tomar lo que quiere? Nunca.
Pero no, esto complicaba innecesariamente las cosas. Si de verdad le atraía de esa manera el chico —y no estaba admitiendo nada— podía poner en peligro su puesto en la Universidad. Hasta podían meterlo preso. No, una relación sexual con Harry podía causar muchos problemas.
Eso lo decidía todo. Su relación con el chico —por más hermoso que fuera— tenía que ser estrictamente profesional. Profesor y estudiante. No había necesidad de complicar las cosas.
Cielos, su mente era un caos.
Nota de la autora:Como pueden ver, Tom está en la etapa de negación, jaja. Mil gracias por sus reviews, favoritos, y alertas. Espero que hayan disfrutado el capítulo, y quiero decirles que he decidido actualizar una vez por semana.
Si les gustó recuerden dejar un review diciéndolo. Me motivan a escribir y a continuar la historia. :)
-Fly From Death
PS. Para los amantes del slash y de la pareja Harry/Voldemort les recomiendo una traducción que publiqué recientemente. Es un One Shot. La autora me permitió traducirlo al español. Se llama The Morning After.