Cuando entró a casa de su madre ésta la recibió de forma fría indicándole que se sentara. Después fue hasta su escritorio y tomó un sobre que se encontraba encima, caminó hasta su hija y se lo entregó.
J-Antes de que abras eso, quiero decirte que me siento muy decepcionada. –la chica bajó la mirada, sabía a lo que se refería.-Rachel me contó todo lo de su absurdo trato y por qué se fue. Quinn, no se en qué estabas pensando…
No quería ser descortés y sabía que la mujer tenía toda la razón en su reclamo, pero no pudo aguantar la presión de tener ese sobre en las manos y sin prestar más atención rompió un lado para revelar su contenido. Lo primero que salió fue la medalla que le había regalado por su cumpleaños, entonces sintió que una fuerza invisible ejercía presión sobre su pecho. Luego sacó una carta, al desdoblarla, reconoció la cuidada caligrafía de Rachel plasmada en ella.
Quinn,
Se que debe haber sido repentino para ti encontrar que me fui de tu apartamento y sobretodo recibir esta carta de manos de tu propia madre, pero considero que es la única persona en la que puedo confiar en estos momentos. Por eso, espero que entiendas y me perdones el haberle contado nuestro secreto, sentí que debía pagar su cariño y amabilidad siendo completamente sincera.
Ya debes saber que Sugar, Jessie y Joe vinieron a verme. Me contaron muchas cosas sobre ti y aunque siento que no fueron del todo sinceros, no te miento, todo esto me ha dejado bastante confundida. Siento que lo mejor que puedo hacer es alejarme y no sólo de ti, creo que cumplí gran parte de mi sueño al poder realizar ese proyecto, pero me niego a seguir trabajando en un ambiente tan viciado y corrupto.
Entiendo que las cosas que han pasado entre nosotras cambiaron los planes que teníamos al inicio y fue lindo soñar con que podríamos estar juntas siempre, pero lo cierto es que me engañé pensando que podría ganarme tu amor. Fuiste muy cruel al pedirme ser tu novia verdadera, eso me hizo volar muy alto y ahora me estrello con la realidad.
Lo de hoy demuestra que nunca podré competir con lo que sientes por Sugar, si fuiste capaz de hacer esas cosas por complacerla, es imposible pensar que yo pueda llenar el lugar que ella ocupa en tu corazón.
Sin embargo, no te guardo rencor, al contrario, te amo tanto que no fui capaz de despedirme de ti cara a cara y devolverte esa medalla que tanto significado tiene. Te suplico no me busques Quinn, no me hagas más difícil la tarea de olvidarme de ti.
Siempre tuya,
Rachel Berry.
PD: Por favor cuida de Juliet, no la dejes regresar con Sugar porque no sabe tratarla bien. Bueno, ella no sabe tratar bien a ningún ser vivo.
Sobre el papel comenzaron a caer gotitas que le brotaban de los ojos y resbalaban por sus mejillas.
Q–Está bien, si así lo quieres, respetaré tu deseo de no volver a verme y… -no pudo concluir su monólogo porque recibió un golpe en la nuca. – ¡AUCH! Madre, qué rayos…
J-¿No piensas ir a buscarla? –La mirada severa de Judy la atemorizó.
Q-Pe...pe… pero ella dijo que no quiere que… – ¡Zas! recibió otro pescozón. – ¡Mamá!
J-No seas tonta hija mía, esa chica se fue porque piensa que no la amas, tienes que encontrarla y sacarla de su error… porque con o sin trato, estoy segura de que te enamoraste de ella, ¿no es así?
Q-¿Cómo lo supiste? – preguntó desconcertada y Judy levantó la mano en forma amenazante -¡Si! la amo, la amo –se apresuró a decir mientras se sobaba la nuca -pensaba decírselo, pero cuando llegué al apartamento se había ido –dijo juntando los dedos índices.
J-Ay hija mía, heredaste la lentitud y estupidez de tu padre –suspiró –si quieres que vuelva contigo, ve y dile lo que sientes. Sino, seguirá pensando que continuas enamorada de… "esa" – refiriéndose a Sugar.
Aquellas palabras le hicieron recordar lo que Rachel le dijo alguna vez.
"Quinnie, debes aprender que no es bueno suponer. Las cosas deben decirse con palabras, sino la otra persona nunca entenderá."
Ciertamente, si le hubiese hablado antes a Rachel de sus sentimientos quizá no estarían pasando por ese mal rato.
Q-¡Eso haré! Bien, ¿a dónde se fue?
J-No te lo puedo decir –Quinn cayó de espaldas con el tic en el ojo más marcado que nunca. En seguida se puso de pie hecha una furia.
Q-¡¿Cómo es que no me lo puedes decir?! –gritó.
J-No me hables así señorita, recuerda que soy tu madre –Quinn imitó a un cachorrito regañado con las orejas gachas.
Q-Lo siento mamá –dijo apenada.
J-Prometí a Rachel no decirte a dónde iría –dijo tranquilamente ignorando por completo los pataleos de su hija. –Debes encontrarla tú solita y ahora vete porque ya casi es la hora de Doctor House.
Luego de casi sacar a patadas a la pequeña Fabray, Judy sonrió ampliamente. Confiaba en que su hija y Rachel podrían arreglar las cosas. Además, su experiencia en la vida le indicaba que las cosas que más trabajo nos cuestan son las que más apreciamos.
Quinn se dedicó en cuerpo y alma a investigar el paradero de Rachel, contrató a un investigador privado y visitó todos los sitios que solía frecuentar en busca de alguna pista que pudiera revelarle su paradero. Sin embargo, era como si la tierra se la hubiese tragado.
A medida que pasaban los días más frustrada y triste se sentía, dejó de asistir a los entrenamientos y ya no se ocupaba de cumplir sus compromisos con los patrocinantes. Finn, su manager, estaba al borde del ataque de nervios pues la carrera de su protegida pendía de un hilo. Una a una las grandes empresas que la auspiciaban fueron derogando sus contratos. Todo esto a la princesa de hielo le daba igual, cuando no hubo un lugar más que revisar en Nueva York, se encerró en su apartamento y no salía de ahí más que para llevar a Juliet a dar la vuelta.
Una tarde como cualquier otra, llegó una visita inesperada que logró encender una pequeña luz de esperanza en la otrora campeona de motocross.
-Señorita Fabray, buenas tardes –dijo con su vocecita, por un instante pareció sorprenderse de lo descuidada que lucía. Hacía juego con el lugar que estaba hecho un desastre, lo único que estaba ordenado y limpio era la zona donde se encontraba el piano -parece un santuario –pensó.
Q-¿Qué quieres Santana? –preguntó de mala gana.
S-Vengo porque he encontrado datos que pueden servirte para encontrar a Rachel.
Q-¡Habla! – dijo más fuerte de lo que hubiese querido, logrando sobresaltar a la otra –lo siento, en verdad no quise sonar así de mal, pero por favor cuéntame lo que averiguaste.
S-No te preocupes, verás, estuve investigando en los archivos de Estrella Roja EC…–Cómo no se me ocurrió hacer eso. Ese investigador es un fraude –pensó.-Y bueno, no habían demasiados datos de su residencia anterior y Ohio es bastante grande…-¡Ohio! Definitivamente, que tonta eres Quinn Fabray –se recriminaba.-Sin embargo, es una suerte que los Berry sean una de las familias más poderosas de la zona y sean muy conocidos, no será difícil dar con Rachel.
Aquella revelación la hizo llenarse de vergüenza al recordar las veces que secundaba a Sugar cuando se burlaba de Rachel por no tener dinero.
S-Gracias a una fuente fidedigna obtuve varios datos. También supe que Rachel discutió con su padre, porque éste esperaba que ella se encargara de los negocios familiares, lógicamente siendo ella su hija mayor, por esa discusión fue que tomó la decisión de venir a NY.
Q-Ahora recuerdo, Rachel me contó que se sentía muy mal por lo que dijo a su padre y que esperaba un día arreglar las cosas. ¡Tienes razón Santana! Rachel tuvo que volver a Ohio, no podría haber ido a otro lugar. –En una reacción inesperada la rubia abrazó a la latina, levantándola del suelo y girando con ella. –En seguida salgo, ¡Juliet, vamos a buscar a Rachel! –gritó mientras soltaba a una mareada Santana y entraba a la habitación buscando algo que guardó en su bolsillo. La akita ladraba emocionada, Quinn no era la única que extrañaba a la chica de ojos marrones.
Al llegar a Ohio, no fue fácil dar con la casa principal de la familia Berry. Santana le anotó varias direcciones que tuvo que ir visitando a pie. Además, la gente las miraba de forma despectiva y con cierta aprensión. Tal vez por su apariencia tosca, por ser forasteras, porque temieran a Juliet o todas las anteriores.
Casi al final de la tarde, llegaron al último lugar que indicaba la lista, Quinn intentó anunciarse en la propiedad pero los vigilantes les negaron la entrada. Entonces, agotadas y sedientas, se sentaron cerca de la puerta principal intentando pensar qué hacer. Mientras acariciaba el lomo de la akita le vino una, quizá no muy estética, idea.
Q-Debo estar loca por hacer esto, pero si es la única forma de encontrarla... Juliet, ¡llévame donde está Rachel! –y se agarró con fuerza de la correa justo cuando la aludida arrancó a correr a toda prisa.
De nada sirvieron los intentos de los vigilantes por evitar que el animal entrara arrastrando consigo a la morena. Y así, atravesaron las puertas de aquella enorme propiedad internándose en el juego de pasillos y salones.
Cuando pasaban por el patio interior, Quinn sopesaba la idea de soltarse y enfrentarse a la marea de gente que las perseguía o seguir recibiendo magulladuras. En ese momento, Juliet se detuvo súbitamente ocasionando que se cumpliera la primera ley de Newton y la rubia siguiera de largo, cayendo encima de alguien.
Q-¡Le ruego me disculpe! –logró decir sin fijarse mucho dónde apoyaba sus manos y sobre quién había caído.
-¡Auch! alguna vez te dije que chocar así no era bueno.
Q-¡Rachel! – gritó emocionada, tenía el corazón latiendo a mil -me alegra tanto verte –sollozaba.
Al parecer, la morena se encontraba recostada a la sombra de un árbol del patio interior cuando Juliet notó su presencia y se detuvo contenta de haber cumplido la misión que le había sido encomendada.
R-Quinn… te pedí que no me buscaras –dijo tristemente, recordaba perfectamente la razón por la cual se fue de NY.
Q-Se que fue así, pero tengo algo que decirte…
R-Está bien -interrumpió -pero antes ¿Podrías soltar mis senos y levantarte? -enrojeció hasta las orejas, instintivamente había colocado sus manos al frente para protegerse y no había notado dónde se habían posado.
Q-Lo… ¡lo siento! – dijo retirando inmediatamente las manos - Con razón se sentía tan bien -pensó.
Cuando Quinn se hizo a un lado, Juliet aprovechó para saludar a la morocha con un par de lamidas en el rostro. Después que ambas estuvieron de pie; Rachel tuvo que despachar a todos los sirvientes y vigilantes que llegaron pocos minutos después, casi sin aliento, dispuestos a echar a patadas a ese par. La señorita de la casa argumentó que la chica y su mascota eran gente de su entera confianza y que por un terrible descuido había olvidado dar aviso de que la vendrían a visitar.
Q-¿Te duele algo? –preguntó dulcemente.
R-Eso debería preguntar yo, mira cómo estás Quinn. –decía mientras la tomaba de los antebrazos que tenían varios raspones y golpes que comenzaban a tomar una coloración morada.
Q-No son importantes, me he hecho peores, ni siquiera due… ¡AUCH! –Rachel había presionado uno de los golpes, sacando nuevamente de Quinn lágrimas pero ahora de dolor.
R-Con que no duelen ¿eh? vamos a mi habitación, te curaré esas heridas.
La rubia obedeció, no quería contradecir a la morena que pareció firme y estricta. Mientras caminaban, Quinn admiraba lo hermosa que se veía Rachel ataviada con una vestimenta informal y el cabello recogido le daba un aire señorial que le hacía infundir respeto y admiración.
Ahora que lo pensaba, no la merecía, no se merecía a alguien tan perfecto. De repente se detuvo y soltó su brazo del amarre de la morena, consiguiendo que ésta y la akita la miraran con atención.
Q-He sido una imbécil mucho tiempo, hice tantas cosas estúpidas. Te suplico perdones mis errores, no sabes lo arrepentida que estoy…
R-Como dije en la carta, no te guardo rencor. Si viniste sólo a eso, puedes irte tranquila…
Q-¡No vine sólo a eso! por favor escúchame –dijo con autoridad y la morena guardó silencio –Rachel, llegaste en el peor momento, hasta hace unos meses mi vida era un desastre. Odiaba al mundo y me sentía muy frustrada. Al principio quise mantenerte alejada y me caías bastante mal, pero poco a poco me fui sintiendo diferente con respecto a ti. Tardé en darme cuenta de que te convertiste en mi persona más importante y vine aquí a pedirte que vuelvas conmigo porque… -tomando aire - Te amo Rachel.
Hubo unos minutos de silencio incómodo, donde la rubia realmente sintió pánico de que la dueña de aquella fascinante mansión rechazara sus sentimientos.
R-Q-Quinn ¿estás segura? ¿y… qué hay con Sugar?
Q-Estoy completamente segura, hace mucho que dejé de amar a Sugar, perdóname por haber tardado tanto en decírtelo.
R-¡Eres una idiota! –y la abrazó rompiendo en llanto.
Q-Lo se –entonces, sacó de su bolsillo aquella vieja medalla y se la entregó.
R-Creo que ya lo sabes de sobra pero, también te amo.
Rachel tomó el rostro de Quinn entre sus manos y cuando sus labios apenas se rozaron la rubia sintió una descarga de energía recorrerle el cuerpo, pronto sus lenguas entraron en contacto consiguiendo despertar mil sensaciones en ambas, cuanto había extrañado sus besos. Quinn notaba como las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, pero esta vez era como si la felicidad que llenaba su corazón fuese tanta que terminó saliéndosele un poco por los ojos. La morena al notarlo, comenzó a beber sus lágrimas una a una en cortos besos por sus mejillas y mentón; luego terminó besando tiernamente la punta de su nariz y regalándole la más hermosa sonrisa que la rubia hubiese visto jamás, o al menos eso le pareció.
Juliet, que ladraba y daba saltitos moviendo la cola, las regresó a la realidad y ambas se sonrojaron al notar sobre ellas las miradas perplejas de las personas que por ahí se encontraban.
R-Creo que mejor vamos a curarte estas heridas –dijo Rachel - y luego… llévame a casa Quinn.
Q-Con gusto, hermosa dama - y tomándola de la mano, siguieron caminando.
Cuando Quinn y Rachel volvieron juntas a NY, decidieron empezar una nueva vida y hacer las cosas bien desde el inicio (o reinicio, igual ya tenían prácticas de convivencia).
Dejaron el apartamento y entre las dos compraron una casa con vista al mar. Compartían los gastos y la fueron remodelando al gusto y necesidades de las tres (Juliet obtuvo un patio enorme y paseos diarios por la orilla de la playa).
Aparte de Judy, nadie más supo lo de su trato. La mujer era una suegra estupenda, las visitaba con frecuencia y era muy feliz de ver a su hija tan enamorada, o más bien, a sus hijas tan enamoradas.
Por el contrario, la familia de Rachel no vio con buenos ojos que se fuera con otra mujer; pero no intentaron nada para impedirlo, después de todo su padre (con quien se reconcilió) estaba satisfecho de que su primogénita hubiese logrado éxito sin depender del apellido y entendió que no podía retenerla.
Por petición especial de Will Schuester y los socios de la empresa, la morena regresó a su puesto en Estrella Roja EC. Su trabajo la llenaba y el amor de Quinn era lo mejor de su vida, podía asegurar que era plenamente feliz.
La ojiverde volvió a competir, debía ir ganando forma nuevamente, pronto encontró nuevos patrocinadores, no tan poderosos como los anteriores pero era suficiente para poder seguir haciendo lo que más le gustaba en el mundo (aparte de Rachel). Aunque su fama no era tan grande como hacía un año, era más feliz así. Sin paparazzis ocultos por los rincones, sin fans molestos, ruedas de prensa o tener que modelar para promocionar algún producto. Volvió a competir por gusto y no por el dinero.
Lo último que supo de Sugar fue gracias a una postal que envió desde Londres, había obtenido un papel en una obra y estaba saliendo con un compañero de reparto. Quinn se alegró con la noticia, amaba plenamente a Rachel y era correspondida, tuvo que sufrir mucho para poder alcanzar esa paz y felicidad de la que gozaban ahora, quería que Sugar pudiera tener algo así… para que nunca se le ocurriera volver.
Jessie renunció a su puesto en Estrella Roja EC, consideraba que era lo correcto después de la forma como se comportó. Además, no quería que Rachel se sintiera incómoda con su presencia, estaba realmente arrepentido. El puesto de director de Estrella Roja Entertainment Company lo ocupó una ejecutiva nada formal llamada Tina, Brittany le tomó manía nada más verla.
Para disgusto de Quinn, a Jessie las ofertas de empleo en NY no le faltaron, terminó aceptando un puesto en una importante empresa farmacéutica y compró el antiguo apartamento de la rubia (ésta se lo vendió por el triple del valor real). Tiempo después empezó a salir con una elocuente y voluptuosa chef llamada Harmony, casualmente ex compañera de Quinn en la secundaria. La relación entre Jessie, Rachel y Quinn nunca volvió a ser la de antes, pero lograron limar un poco las asperezas cuando se enteraron que fue él quien dio a Santana los datos sobre la chica de Ohio. Aunque nunca supieron que también gracias a él, Sugar salió de sus vidas.
R-Creo que Jessie y Harmony pronto harán el anuncio, ¿no lo crees?
Q–Mmm no se, ¿a qué te refieres? -Quinn estaba recostada en el regazo de Rachel mientras jugaba con la consola. Ambas disfrutaban de una tarde tranquila en casa.
R-Que llevan saliendo varios meses, es posible que pronto quieran formalizar su relación.- ¡Quinn!, a la derecha, ¡detrás de ese auto! –Rachel le indicaba dónde estaban ocultos los zombies que debía eliminar.-¡Genial! St. James amarrado a la castaña parlanchina je je –pensó
Q–Eso estaría bien, Harmony es buena chica -dijo seriamente.
R-Creo que eso es lo que más llama la atención de Jessie.
Q-No creo que sea eso precisamente –y soltó una risita. Rachel no dijo nada pero sus músculos se tensaron y Quinn logró percibir su enojo.-No sabía que mi Rachy fuese celosa –la morena giró el rostro ofendida.
R-Son ideas tuyas –respondió.
Entonces la rubia activó la pausa, soltó el mando de la consola y se puso de pie.
Q-Creo, sólo por si acaso –dijo quitándose el jersey, dejando ver un hermoso y elegante brasier azul marino –que debo dejarle claro a la famosa compositora Rachel Berry –ahora dejaba caer suavemente sus pantalones deportivos quedando sólo en ropa interior –que la amo y que sólo me gusta ella.
Luego extendió su mano a la morocha invitándola a ponerse de pie y juntas se dirigieron a la habitación.
Fin