Autor: PauYh796

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Numero de palabras del capítulo sin notas: 3.324


La vida que pende de un hilo.

Condenados a vivir.

Se miraron fijamente. De repente eso parecía un encuentro de película romántica, pero no, aquello era más bien un encuentro de película de terror. Naruto sintió ganas de vomitar.

Celda 16-A, hogar, no dulce hogar, de Neji, Sasuke y ahora Naruto; pero "Sasuke" es el mismo "Uchiha bastardo" al que toda la prisión odia, ese que mató al chico que todos adoraban. Y ahora es su compañero de celda. Muy bien, la suerte no estaba de su lado.

—Que alguien me mande con Sai —masculló Naruto en voz baja mirando fijamente al catre, donde Sasuke se encontraba tendido mirándole fijamente como si estuviera desnudo o algo así—. Incluso con Hidan… —continuó—. No, creo que eso sería mala idea.

—¿Qué haces acá? —le espetó Sasuke desde su lugar.

—Duermo acá —le replicó el rubio—. ¿No recibes cartas? —se obligó a preguntar.

—No. —Replicó Sasuke como si nada.

Naruto avanzó unos cuantos pasos quedando más cerca del catre y tras unos segundos de silencio Sasuke le habló sacándole de sus pensamientos.

—Vete —le ordenó.

¿Pero quién se creía ese tipo? ¿Quién se creía para dar órdenes así como así? Que bastardo tan hijo de puta. Naruto había fruncido el ceño notablemente y sus brazos se tensaron, formó un puchero que inconscientemente atrajo la atención de Sasuke.

—No me voy —sentenció el rubio—. No me importa lo que el señor me ordene —cruzó los brazos sobre su pecho.

La mirada de Sasuke se volvió ruda de repente, miró directamente a Naruto; igualito a ese juego de "quién mantiene los ojos abiertos durante más tiempo". Quien los viera se pensaría que no eran más que dos niños jugando por su territorio. Si Naruto era Garfield… Sasuke sería… ¿el mítico gato de la mala suerte? Claro que sí. Todo él es negro, por consiguiente él se vuelve el gato de la mala suerte. Aunque… le faltan los ojos amarillos.

Un escalofrío le recorrió la espalda a Naruto, entonces quiso corroborar sus sospechas por más que esas ya fuesen del todo ciertas. Escalofriantes sospechas…

—Tenías una foto —dijo bajando los brazos—, de "tu último asesinato".

—Ajá —aceptó Sasuke con toda la naturalidad del mundo.

—¿Quién es?

Con movimientos casi insonoros Sasuke llevó una mano a su pantalón y sacó una foto arrugada y maltrecha. Probablemente a sabiendas de la distancia que los separaba alzó la foto en dirección a Naruto, quien no llegaba a ver. Entonces se acercó más hasta que divisó al chico de la foto, con cabello castaño y un aura de pureza que le causó un retorcijón en el estómago.

—Él estuvo acá —afirmó Naruto sin darse cuenta.

Sasuke se burló de él con toda la intención. —Es inevitable… —dijo—, él durmió en este mismo catre. Él no merecía estar acá.

Este bastardo…

Un nudo de rabia pura se instaló en la garganta de Naruto, se irguió desviando su mirada de la de la foto del chico. Sasuke sonrió con burla y Naruto sintió que su cabeza explotaría. —Lo que no daría por estar con Sai… —masculló de nuevo para sí tocándose la sien.

—¿Hablas?

—¿Y qué? —Le espetó Naruto—. ¿Lo mataste para sentirte bien y tener un lindo recuerdo?

Sasuke se quedó en silencio sepulcral pero irónicamente burlón; ¡es que era el colmo! Ese tipo prácticamente se jactaba de sus crímenes. ¡Por eso era un bastardo! ¡Claro! Sai tenía toda la razón en odiarlo. Gruñó entre dientes. —Terminé. —Naruto se dio la vuelta—. Prefiero volver con Kiba que estar con semejante psicópata.

—Entonces ve. Pero seguimos en la misma prisión y para más colmo en la misma celda. Y yo no dejo nada pendiente. —Sasuke se levantó con una sonrisa orgullosa de su amenaza, pasó junto a Naruto rozando levemente su hombro con el brazo del chico y salió de la celda.

Naruto ahora estaba con la boca tan abierta como si se fuera a comer una manzana de un bocado. ¡Maldito hijo de su putísima madre! —Oh no… —afirmó Naruto con rudeza a la soledad de las paredes—. No me vas a mangonear, Uchiha.

—¿No puedo apelar a libertad condicional?

—No.

—¿Ni siquiera si tengo una recomendación especial de la directora de la cárcel? Mi buen comportamiento es clave en estas cosas.

—No conozco ninguna amable directora que planee apelar a la libertad condicional de un chico que lleva acá dos meses.

Naruto rodó los ojos. —Los cambios pueden ser así se rápidos y eficaces. —Apoyó las manos en el escritorio y las esposas tintinearon agudamente. —Resulta que esa directora es también mi doctora. Usted puede decir que "ya no estoy loco".

Tsunade enarcó una ceja. —¿No lo estás?

Naruto sabía una sola cosa: era hora de jugar al chico bueno.

—Puedo asegurarle mi inocencia —rectificó—. No soy más que una víctima de las circunstancias.

—Entonces definitivamente no mereces estar acá —dijo la mujer con ojos de "no-te-creo-ni-una-mierda".

—Ya sabe cómo es la justicia actualmente… los inocentes pagan por culpables. ¿Sabe de las atrocidades que me hicieron desde que llegué? —Tapó sus ojos dramáticamente como queriendo llorar.

Tsunade siguió mirándolo con ojos frívolos. —Ajá ¿y por eso quieres apelar a tu libertad?

—¡Exacto! —chilló el rubio concentrándose en su máscara de niño bueno.

—Probablemente piense en hacer algo al respecto. Es verdad que pagan inocentes por culpables.

Queriendo sacarse rápidamente al rubio de encima y con una duda en la mente Tsunade llamó a los guardias que se encargaron de levantar a Naruto y arrastrarlo fuera de su oficina, como no podía ni caminar bien por las cadenas era considerado que los guardias le ayudasen.

Cuando estuvo sola en su oficina se levantó y caminó al archivero donde guardaba los expedientes de todos los presos del edificio tres, sin tener que rebuscar en exceso encontró el de Naruto, era la carpeta más nueva y la que al parecer se volvería la más interesante durante los siguientes minutos.

Su plan en un principio era buscar datos de la familia de Naruto, en busca de su estado psicológico; lo curioso fue descubrir que en la ranura donde debían ir los datos de toda su familia aparecía un solo nombre, que si bien el apellido no coincidía, ella creía recordar que ese nombre no pertenecía más que al abogado de Naruto en el juicio.

Con el número de contacto en sus manos Tsunade no dudó ni un segundo en llamar al hombre.

—Quisiera hablar con Iruka Umino —pidió cuando una recepcionista atendió al otro lado de la línea.

—El jefe está ocupado pero si gusta puedo dejarle un mensaje —contestó la recepcionista con una voz petulante.

—Tiene que ver con su último caso, creo que a su jefe le puede interesar.

La recepcionista, atrapada por la situación, simplemente pidió un momento y en cuestión de segundos Tsunade estaba hablando con el hombre, alguien de voz amable y sumamente interesado por el rubio. Ella se presentó como la directora de la cárcel en la que ahora residía Naruto y en cuanto mencionó que también era su doctora designada el hombre no dudó en hablar.

—¿Qué pasa con Naruto?

—Es la pregunta que debería hacer yo. —Replicó Tsunade—. Hace nada tuve al chico en mi oficina pidiendo libertad condicional cuando no lleva acá ni una décima de su condena.

—No se le puede culpar —concedió Iruka riéndose nerviosamente.

—¿Qué clase de estado psicológico tiene Naruto? Usted debería conocerlo bien ya que aparece como familia de él.

—Mire Tsunade-san, Naruto hará lo que le sea necesario para conseguir lo que quiere; podrá cambiar de personalidad cada minuto si con eso consigue manipular a la gente, se venderá a sí mismo y a sus compañeros si hace falta. Sé que él se puede volver peligroso si se siente acorralado.

—¿Eso fue lo que le trajo acá? —preguntó ella cuestionándose el cariño de Iruka sobre Naruto.

—Lo que le llevó ahí no fue su personalidad sino cómo los demás se aprovecharon de ella.

—¡Adivina quien llegó!

—Sai… ¿tengo que aguantarte todos los días? —Naruto golpeó su frente en acto masoquista.

—Haberlo pensado antes de cometer crímenes y esas cosas. —Sai sonrió—. Como sea… ¡adivina! —luego no dejó ni tres segundos de lapso antes de continuar—. Hay un juez de la corte suprema hablando con Tsunade.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

Con sonrisa de chismoso continuó. —Cada vez que un juez viene significa que a alguien están a punto de liberarlo o de condenarlo antes de tiempo.

—Ajá… ¿Y?

—Dijiste que apelaste a tu liberación bajo palabra. Nadie quita que esto sea por ti.

En ese momento Naruto se levantó del suelo cual resorte y miró fijamente a Sai como buscando el atisbo de mentira en sus palabras. Parecía tan cierto que un cosquilleo de enamorado se le instaló en el estómago.

—¿No mientes? —preguntó corroborando.

—Digo que probablemente.

—Pero hay una posibilidad.

—Tampoco te emociones —replicó Sai sonriendo todavía—. También puede ser una terrible condena para alguno de nosotros.

Pero emocionado ante la esperanza Naruto se sentó en el pasillo junto a su celda mirando fijamente la entrada al edificio, soñando ampliamente cómo sería ver a Tsunade entrar, dirigirse justo hacía él y decirle que efectivamente podía pasar por esa puesta de metal que lo separaba del resto del mundo.

—¿Feliz?

Naruto alzó la mirada, y desde arriba Neji lo miraba con una ceja alzada, ¿de dónde mierda había salido? ¿Es un fantasma o algo así? —Sólo soñando —replicó el rubio—. ¿Sabes que hay un juez de la corte yo-no-sé-qué con Tsunade ahora mismo?

Neji se tensó por un segundo tan rápido que Naruto no lo notó absorto en sus fantasías. Luego se miraron fijamente otro tanto, hasta que Neji notó la incongruencia y habló. —¿Eso qué tiene que ver contigo?

—Liberación o condena. ¿No te parece intrigante ver cómo alguien vive o muere?

—Idiota. —Masculló Neji por lo bajo—. ¿Qué te hace pensar esto es un juego? —le espetó.

—Dame un videojuego y dejo de entretenerme con esto.

Un bufido sonó por lo bajo en lo que Neji entraba a la celda. Se hacía tarde, tenía hambre y sueño, pero más eran sus ganas de corroborar la maravillosa historia de Sai; ¿libertad o condena? Dos opciones tan opuestas dadas en un mismo segundo.

Sus vaguedades se vieron interrumpidas por Sasuke, que venía por el pasillo en dirección a él; y mientras más él se acercaba todos los presos cercanos se alejaban como temiendo contagiarse de cólera. Era ese andar elevado y de chico malo lo que dejó a Naruto mirando como idiota al vacío incluso cuando Sasuke llegó y lo quiso pasar de largo sin importarle su mirada perdida.

—¿Recuerdas su nombre? —preguntó Naruto antes de que Sasuke se perdiera del todo.

—¿Qué dices? —le rebatió el bastardo parando su entrada a la celda.

Claro, Naruto no recordaba que para ser escuchado era necesario gritar dos veces lo mismo. —El chico… cabello castaño y ojos grandes, asesinado por el Uchiha bastardo, nadie recuerda su nombre, todos olvidaron. ¿Recuerdas su nombre?

La vista de Sasuke se perdió en el vacío unos segundos, luego fijó los ojos en Naruto mostrando una mirada de odio contundente.—Deja de meterte en problemas ajenos. Te irá mal —amenazó Sasuke antes de entrar en la celda de pasos largos y firmes, tensos sin embargo.

—De seguro no lo recuerda… —se dijo Naruto inflando los cachetes—. No sería raro en un asesino como él. Nunca les importan sus víctimas.

Y justo cuando pensó en rendirse y entrar a la celda a dormir la puerta abriéndose resonó en todo el edificio junto al sonido de unos tacones contra el suelo. Tsunade entró acompañada de un hombre alto —el juez seguramente— y dos guardias más. Naruto concentró su vista en la mujer recordando las fantasías que lo habían acompañado a lo largo de esas horas. ¿Libertad o condena? ¿Para quién? ¿Con qué motivo?

Tsunade lo miró y a pesar de que frunció el entrecejo comenzó a caminar en dirección a él. Fijo tenía tan mala suerte que en vez de ser liberado sería él el condenado.

—Naruto —demandó ella con voz firme.

El chico rebotó cual resorte desde el suelo y en menos de dos segundos estuvo erguido totalmente frente a la mujer. —¿Esta es tu celda? —preguntó.

Naruto asintió varias veces, Tsunade lo pasó de largo y entró en la celda, él la siguió dentro y entendió por fin que el espectáculo del juez no se dirigía hacia él. Más bien hacia otra persona, uno más alto y de cabello más oscuro.

—Hyuga Neji —llamó Tsunade. El chico castaño alzó la mirada desde su respectiva cama y al ver a grupo tan glamoroso se sentó al borde de su catre; al otro lado de la celda el Uchiha bastardo hizo lo mismo.

—¿Me gané la lotería? —se preguntó Neji.

—El juez ha dictaminado qué curso seguirá tu caso, el cual te será anunciado en una audiencia a primera hora mañana.

Justo detrás de los guardias un grupo de presos se había aglomerado fuera de la celda, dada la mirada de Neji entraron en silencio sepulcral mientras a la vez Naruto observaba con el ceño fruncido.

—¿Y viene la directora en persona a decírmelo? —Neji rodó los ojos, los presentes seguían mirando con curiosidad y los cuchicheos comenzaron a resonar—. Hay gato encerrado —una risa agría salió de los labios del chico—. ¿O debería decir preso encerrado?

Tsunade torció la boca, directamente la habían descubierto. —La relevancia del caso es tanta que muchas personas asistirán, los noticieros estarán llenos de tu nombre y el peso de tu familia se hará notar, por ello entre menos escándalo se forme en la audiencia mucho mejor.

—Dígame de una vez lo que quiere que aparente mañana, dígame qué me van a decir.

—No es conveniente decirlo en un lugar público.

Los murmullos se hicieron mayores, Naruto apretó los dientes; sólo él y Sasuke tenían primera fila en la tragicomedia que daba lugar. ¿Qué mierda pasaba? ¿Qué mierda tenía que decir Tsunade?

Neji golpeó con rudeza la parte superior del camarote. —¡DÍGAMELO! —bramó perdiendo la cordura—. ¡TODOS SE ENTERARÁN DE CUALQUIER MANERA!

Tsunade habló con voz áspera y rígida. —Una vez te digan la condena no armarás problema, una vez se cierre la audiencia los guardias te arrastrarán fuera de los reporteros y lejos de tu familia, luego se podrá programar una visita, el silencio será nuestro mejor aliado.

La mujer calló y los cuchicheos fuera de la celda sonaron con más fuerza, pero Tsunade imbatible a ellos dijo la peor parte. —Mañana el juez te sentenciará a pena de muerte.

Y un silencio sepulcral se apodero del lugar donde el silencio no era permitido.

—Qué fuerte ¿no?

—Y que lo digas, hace años que no había una condena de esa clase en el país. Me sorprende que siga siendo legal.

—Lo más curioso —apostilló Sai—, es que no importa cuántos murmullos hayan, parece que Neji no atiende, sigue con esa expresión seria.

—¿Quién querría mostrar debilidad ahora? —chistó Naruto.

—Es verdad… —Gaara se tomó el mentón—, en este momento nadie querría que lo vieran llorar.

—Debe ser horrible que te arrebaten la vida de esa forma, ni que fuera voluntad propia. —Todos concordaron con la opinión de Kakashi y se sumieron en un silencio reflexivo. De algún modo todos se pusieron en lugar de Neji, ¿qué pensarías si alguien más te ordena cuándo debes morir?

—En cualquier caso… —se preguntó el rubio negándose a recordar sus ilusas fantasías—, ¿cómo creen que sea la sentencia?

—No te creas que sigue siendo la silla eléctrica —Shikamaru se rascó la cabeza unos segundos y luego siguió hablando como si nada—. Ahora los métodos son menos tortuosos; una inyección letal puede ser lo más probable.

—¿Qué clase de crimen cometió?

Shikamaru bostezó sonoramente y Naruto rodó los ojos por la falta de seriedad, pero no se quejó en cuanto Kakashi comenzó a narrar. —Viene de una prestigiosa y poderosa familia, desde niño él junto a su prima Hyuga Hinata fueron instruidos para heredar los negocios familiares; pero desde siempre hubo un especial afecto por Hinata, todos tenían más fe en ella que en el mismo Neji quien a escasos dieciséis años ya había inflado las ganancias para la familia; a fin de cuentas era Hinata la única que le podría dar a los Hyuga la imagen pura e inocente que necesitaban y a la vez Neji la necesitaba para escalar más alto dentro de su propia estirpe.

—Me lo imagino. —Interrumpió Naruto. Aquello era historia de novela barata. —Neji mató a su prima al estar celoso de su éxito.

Sai se carcajeó, Naruto le lanzó una mirada asesina. Maldito gato de mala suerte. —No tontito —le corrigió Sai con sorna—. Neji necesitaba tanto a Hinata que se obsesionó con cuidarla de todo peligro, y un día cuando un presidente de no sé qué cosa empujo por error a la chica Neji se le lanzó con tal furia que lo empujó escaleras abajo matándolo en el acto.

—¿Y ya? Quiero decir… ¿lo condenaron a muerte por eso?

—De nuevo te equivocas —Sai rodó los ojos—. Los Hyuga se encargaron de que Neji no fuese a prisión, pero el problema comenzó cuando él amenazó y mató a varias personas que tenían que ver con su prima.

—Es decir que básicamente mató a mucha gente por amor —una risa irónica no dudó en salir de la boca de Naruto.

—Para mí que su condena tiene influencias tras de sí —secundó Gaara. Allí mismo habían personas incluso más asesinas que Neji y seguían vagabundeando por ahí, Sasuke era el perfecto ejemplo de ello—. No fueron más de cinco personas, pero eran personas importantes. Parece ser totalmente injusto.

Varios asintieron. —Pero debes entender —explicó Kakashi—, que acá nadie ni nada es justo.

—Iré a mi celda a ver cómo están las cosas, seguramente Neji ya volvió de la audiencia —dijo Naruto levantándose del suelo y encaminándose a su celda sin decir más.

Las despedidas ahí no eran gran cosa, no importaba a qué rincón Naruto fuese a parar, siempre se terminaba encontrando con algún idiota; por suerte —para él— últimamente no se había topado con Kiba porque pasaba poco tiempo desde el último desastroso encuentro y ahora mismo su cuerpo no estaba en condiciones de tener una "situación" entre las piernas.

—Bueno, no lo pienso como si deseara que se repitiera —se excusó a sí mismo pasando por el lado de un guardia que lo miró mal.

Llegando a su celda escuchó murmullos provenientes de ella, pero en esplendor de su incompetencia como ser humano y demostrando lo inoportuno que podría llegar a ser entró de dos zancadas largas. Neji calló abruptamente y Sasuke le mando una mirada psicópata. Uff… vaya chico, ¿quién tenía en el mundo unos ojos como aquellos?

—Largo —le espetó Sasuke a Naruto.

—¿Me vas a sacar? —replicó el rubio con una sonrisa prepotente.

—No me gusta meterme con niñatos masoquistas pero si eso es lo que quieres. —Hizo amago de levantarse pero la mano de Neji en su brazo terminó por impedírselo.

—Déjalo —intervino—. Él no cuenta.

Eso era más que una falta de respeto. Naruto chistó sintiéndose fuera de lugar de repente pero no optó por irse, era mejor quedarse para darle un escarmiento al Uchiha bastardo, claro que sí; nada mejor que su presencia para incomodar al hijo de puta.

—Todo lo que dijo Tsunade fue verdad —dijo Neji ignorando al rubio.

—Hmp —bufó Sasuke—. ¿Entonces?

—Mañana en la noche tendré mi última cena.

Los ojos blancos de Neji se trasformaron en el vacío mismo, sin ninguna luz que admirar Naruto comprendió el excluyente dolor que separaba a los vivos de aquel que, llegado a ese punto, ya estaba muerto.

También condenados a morir.


Mejor tarde que nunca, ¿eh?

Han pasado eones desde que actualicé pero de repente me dieron ganas de hacerlo.

Recuperar algo que había perdido :3

Espero que tenga la misma bienvenida esta historia como la tuvo hace años.

Gracias por leer.