Capítulo 7:
Finalmente, lo que tanto había deseado desde hacía algún tiempo estaba sucediendo, pero no del modo en el que yo quería que se dieran las cosas.
Rosalie y Emmett entraron a la biblioteca sin percatarse de nuestra presencia, tomados de la mano y sonriendo, riendo como ella lo hacía cuando estaba junto a Edward, de la misma forma pero luciendo mucho más… feliz.
Mi mejor amigo por supuesto tenía una expresión de confusión total en su rostro. Jamás lo había visto así, tan impactado, tan sorprendido. No se había movido ni un centímetro de su lugar y su boca se encontraba cerrada con fuerza, mientras sus ojos ardían en llamas. Miré a Alice buscando ayuda pero ella ya no estaba ahí, había desaparecido como por arte de magia. Solo nos encontrábamos los dos, experimentando millones de sentimientos similares pero en mundos diferentes.
-Edward, susurré intentando traerlo de nuevo hacia la realidad, pero él me ignoró completamente. Comenzó a caminar con paso lento hasta donde se había dirigido su novia, llevando mi celular con él. Cualquiera habría dejado de pensar en el móvil, mucho más en un momento como ese pero yo no podía permitirme semejante distracción. En sus manos estaba una foto que probaba lo mala amiga que había sido por no advertirle sobre la infidelidad de Rose, y él ya estaba lo suficientemente lastimado como para aceptar otra herida de mi parte.
Corrí prácticamente detrás de él intentando detenerlo pero eso no hizo falta, puesto que él estaba quieto detrás de una de las estanterías mirando hacia su novia.
Rose y Emmett estaban en lo mismo que hacían todos los días, disfrutando sin darse cuenta de que tenían un espectador fatal. Se veían muy felices juntos, y quizá eso era lo que más me dolía. Rosalie me había quitado la oportunidad de estar junto a Cullen, mientras que disfrutaba en los brazos de otro.
-No vale la pena, le susurré a mi amigo mientras le quitaba el móvil de las manos. Elimine la fotografía al instante puesto que ya no servía de nada. La verdad había salido a la luz y no había sido yo la culpable de eso. –Es mejor que nos vayamos.
Pero él no tenía intenciones de retirarse, en lo absoluto.
-Tú lo sabías, ¿cierto? La cubrías mientras yo como idiota pensaba que de verdad salía contigo.
-No lo supe hasta hace algún tiempo. Quise decírtelo pero no creí que fuera lo correcto.
-¿Por qué?, pregunto sin quitar la vista del espectáculo. Mi Edward era un masoquista, disfrutaba lastimándose a sí mismo y eso me dañaba a mí también.
-Iba a dolerte, no quería lastimarte, le confesé avergonzada. Ahora que lo decía, mis palabras sonaban mucho más crueles de lo que imaginaba. Me di cuenta de que buscando no dañarlo lo había lastimado mucho más aún.
-Me duele ver eso, pero en mi interior lo esperaba. Yo sabía que ambos se traían algo. Lo que más detesto es lo que tú me hiciste.
Él se volteo y clavo sus penetrantes ojos en mí, atravesándome por completo. Me sentí la peor basura del mundo casi al instante.
-Tienes que entender que lo hice por tu bien… Estaba asustada, tu amabas a Rose y no quería romper esa ilusión. Pensé que quizá era algo pasajero de ella pero a medida que pasaba el tiempo todo empeoraba más y más y me acobarde.
-No te creo…
Sentí que mi corazón iba a romperse en un millón de pedazos. No podía pasar nada peor, y para mi desgracia no tenía nadie que me apoyara puesto que Alice se había ido quien sabe a dónde y parecía que no iba a regresar.
-Antes lo que tú me decías era realmente importante para mí, pero ya no… No puedo confiar más en ti Isabella, no sé quién eres.
Dicho esto se acercó hacia donde estaba Rosalie, y ante la mirada sorprendida de ella se retiró, sin decir nada, sin producir ni siquiera un sonido.
-.-.-
-Ya no sé qué hacer, lo he llamado un millón de veces y no responde, estoy destrozada, le dije a Alice por el celular secándome las lágrimas del rostro por décima vez esa noche. Había pasado bastante tiempo desde lo de Rose y todo había empeorado de una forma lamentable.
Edward solo se dedicaba a ignorarme, ni siquiera era capaz de mirarme en la escuela cuando nos cruzábamos por los pasillos. Rosalie por supuesto quería asesinarme… Ella pensaba que yo había llevado a Cullen hasta ahí para que la viera y cada vez que la tenía cerca me susurraba amenazas por lo bajo.
Alice había sido un pilar muy importante en toda esa situación… A pesar de que su relación con Jasper avanzaba cada vez más y más jamás me había dejado de lado, y se había comportado como si fuera mi hermana. Sin ella definitivamente no estaría ahí.
-Debes darle tiempo cariño, él no está enfadado contigo. Lo está con Rosalie, pero al no decirle nada a ella descarga su enojo contra ti.
-¿Eso crees?, pregunte esperanzada.
-No realmente, pero es lo mejor que tengo.
Nunca me había sentido tan mal. A mí alrededor todos lo notaban y eso hacía que me sintiera peor. Yo era la mala de la película, la chica que había destruido la vida de dos personas: La de su amigo y la suya propia.
De repente, un golpeteo en mi ventana me llamo la atención y me saco de mi estado depresivo grave. Seguramente se trataba de Rosalie que quería arrancarme la cabeza pero ni siquiera eso me asustaba. Estaba entregada a lo que la vida me ofreciera.
Sin soltar el móvil me acerque hasta el enorme ventanal de mi habitación y corrí las cortinas para ver de quien se trataba. Vaya sorpresa me lleve al percatarme de que era Edward.
-Alice, debo colgar. Hablamos luego, le susurre temblando mientras arrojaba el aparato a mi cama. Estaba paralizada… ¿Qué hacía él ahí? Con cuidado abrí el ventanal dejándolo entrar a mi cuarto. Mis ojos se llenaron de lágrimas, el alma me dolía demasiado.
-Hola, susurro mirándome con pena mientras se sentaba en mi colchón, como si esa casa fuera suya. Y en parte lo era, él había pasado más tiempo ahí de pequeños que en su propia casa.
-Hola…
-¿Estás bien?, preguntó y yo no pude evitar reír irónicamente.
-Eso debería de preguntártelo yo a ti. ¿Cómo lo has tomado?
-Mejor de lo que esperaba, contesto. –Me siento libre, feliz por primera vez en mucho tiempo. Incluso me dan ganas de agradecerle a Rosalie el haberme engañado.
Lo observe con incredulidad y me senté a su lado.
-¿Por qué harías eso?
-Porque al romper con ella me di cuenta de que no la amaba, de que estaba enamorado de otra persona.
Mi alma dolió aún más que antes… Él estaba enamorado de alguien más.
-Oh, eso es genial… Estoy feliz por ti.
Edward volteo su rostro y me observo sonriendo, me miro con esos ojos suyos que yo tanto amaba.
-Esa persona eres tú, dijo sonriendo y luego de un suspiro continuo. –Cuando comencé mi relación con Rose lo hice porque pensé que de esa forma tú te pondrías celosa y me darías algo de atención. Te amo desde que tengo conciencia, desde pequeños soñaba con vivir junto a ti por toda la vida pero Bella, tú jamás me mirabas de otra forma, siempre decías que era tu hermano. Con el tiempo le cogí algo de cariño a ella pero siempre pensaba en ti. Por eso estuve dispuesto abandonarla con tal de permanecer a tu lado. Cuando la vi en la biblioteca me enfade porque de haberlo sabido antes, habría tenido mucho más tiempo para estar a tu lado.
Algo dentro de mí se había detenido repentinamente. No sabía que decir, no sabía qué hacer. Edward estaba confesándome su amor, estaba enamorado de mí y yo estaba en shock.
-¿Tú me amas?
-No estoy seguro, pero cada vez que pienso en ti siento que soy la persona más feliz del mundo. Si eso no es amor, no sé qué lo sea…
-Yo también te amo Edward, le conteste mientras me fundía con él en el más hermoso de los abrazos. Sus labios buscaron a la tienta los míos y en cuanto los encontró me llevo hacia el paraíso en tan solo dos segundos.
Ya nada me importaba, no necesitaba ser perfecta porque Edward me amaba tal cual era, y eso para mí era lo mejor del universo.
A partir de ese momento, solo seriamos dos almas unidas. Lo amaba con el infierno y jamás me cansaría de hacerlo.
FIN.