What's going on
Parte II
No tardaron en moverse pero pronto había comenzado algunos problemas, tanto Tamao, Jean y Lyserg pensaban en que lo mejor era avisar a la policía pero Yoh, Horo-Horo y Hao pensaban en que lo mejor era ir por su propia cuenta.
Pero Ren y Pino pensaron en algo que pudiera ser mejor.
—Debemos encontrar a Ana, si él la tiene no puede tenerla en un lugar cómo su sala o un dormitorio, debemos dar con el lugar en el que la tiene y así llamar a la policía, sabemos que aquí ellos sólo harán preguntas realmente no cre que busquen, si mató a Zria, Matilda y Seyrarm quien podría asegurar que no quiera cargarse con unos policías.
Les tomó tres días ponerse de acuerdo, Hao, Ren, Yoh y Pino irían, Hao e Yoh buscarían a Ana en la casa de Fausto, Pino y Ren tratarían de vigilar y ayudar, Horo-Horo informaría a Marco si algo salía mal, habían pensado en decirle a él pero Marco tomaría medidas peores, hace una semana habían prendido fuego a la casa de un hombre que dijo haber visto a Zria viva cuando no era así, el solo recuerdo de ella ponía a Marco totalmente histérico.
Pilika y Jean llamarían de nuevo a la policía si ellos se tardaban demasiado, habían decidido hacerlo durante la tarde, Ren había vigilado a Fausto dos días y se dio cuenta que salía siempre a cierta hora en especifico.
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Yoh puso el pasaporte que Lyserg había hecho en la mochila, junto con algo de dinero, ropa, así como otras cosas que Pino y su amigo peliverde le pidieron, pasó sus manos por su cabeza para quitarse sus audífonos naranjas y los puso en la mochila, así como una carta, ésta la puso cerca a un lado del reproductor de música, en el fondo de la mochila.
Se arregló el cabello, recogiéndolo y se colgó la mochila al hombro, caminóo a cuarto de su hermano, abrió la puerta pero la cerró de nuevo pues Hao estaba besando a Marion, se quedó allí, en el pasillo.
—Mari cree que es algo peligroso
Hao volvió a besarla y la abrazó con fuerza. —Es Ana, Mari, yo haría lo mismo por ti, incluso no me hubiera detenido, apenas lo hubiera sabido y hubiera matado al cabrón.
Ambos se quedaron callados pero Hao habló —Si algo pasa, lo que sea… Marion sigue con tu vida, cuida de Ana, de Yoh, se feliz con alguien más, por favor.
Yoh se sorprendió de lo que había dicho su hermano pero no quiso interrumpirlos de nuevo, escuchó un sonido y Hao salió de la habitación, llevaba un arma y la escondió, su hermano lo miró con ojos desorbitados.
—Es necesario Yoh, ahora muévete
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Pino siguió fumando un cigarrillo, miró a su lado y se lo ofreció a Ren quien aceptó uno, ambos estaban esperando en un auto que estaba a unas calles de la casa de Fausto, Ren entonces vio que Fausto parecía caminar lejos de su casa pero caminaba en dirección a ellos, el chico se puso nervioso.
—Pino ¿Qué hacemos? parece mirarnos— ambos llevaban lentes negros pero Pino fue más discreto, usando una gorra y ropa que generalmente no usaba a diferencia de Ren que podrías saber quién era; Pino tomó a Ren de los hombros y lo besó, Ren estaba pasmado, no supo que decir, se quería quejar pero Pino lo soltó, cuando ambos abrieron los ojos Fausto ya no estaba, Pino miró al retrovisor.
—Acaba de dar vuelta en esa esquina, andando.
—Pino, si vuelves a hacer eso
—Tal vez me correspondas el beso, tranquilo chico sólo quedará entre tú y yo, andando.
Ren estaba aún quieto pero al escuchar como Pino cerraba la puerta del auto y salió para acompañarlo, caminaron dos calles para luego encontrarse con Hao y con Yoh, los cuatro se quedaron unos minutos a una calle de la casa de Fausto.
— ¿La tienes? — preguntó Hao a Ren y éste se levantó la sudadera, llevaba un arma, Pino no dijo nada pero Yoh parecía preocupado, siguieron andando hasta llegar a la casa, Hao les hizo una seña para que ellos se detuvieran, lo observaron a la distancia cómo sacaba algo de su bolsillo y comenzaba a abrir la puerta, al abrirla hizo una seña y todos se acercaron.
Pino suspiró apenas entró al lugar y comenzó a inspeccionar el lugar y le hizo una señal a Ren.
—Creo que Ana va a querer verlos a ambos más que a nada en el mundo.
Ren asintió y guio a Yoh a través de la casa, todo parecía ser ordinario.
— ¿Deberíamos gritar? — preguntó Yoh pero Ren negó.
—Puede que el lugar sea a prueba de sonido, vamos sólo queda esa puerta debajo de las escaleras.
Ana quiso gritar de felicidad al ver cómo había podido quitarse la cadena del pie, su pie tenía heridas abiertas, le dolía apoyarse pero el dolor era soportable al saber que era libre, al menos de una cadena, Fausto salía de casa a esa hora, no sabía para que pero poco importaba, intentó levantarse poco a poco, se apoyó en la pared y tocó su vientre, ya no estaba abultado, sino que estaba casi a la normalidad, durante el embarazo no había engordado tanto.
Caminó hacia dónde estaba la cortina y entonces escuchó cómo una puerta del lugar se abría, Ana se asustó y miró a su alrededor, dio dos pasos para alcanzar un bisturí que Fausto había dejado allí después de amenazarla ese mismo dia.
—Yo iré primero, cierra las puertas— susurró Ren mientras sacaba el arma, Yoh hizo lo que pedían, abrieron la otra puerta y avanzaron, vieron una silueta tras la cortina, aun cuando Ren gruñó algo Yoh se acercó rápidamente y corrió la cortina.
Frente a ellos, sosteniendo un bisturí, el cabello un poco más largo, pálida como la cera, ojeras violáceas, descalza y muy delgada estaba Ana.
Tanto Ana como Yoh se quedaron de piedra al verse, pero Yoh corrió a abrazarla, por un momento Ana estuvo a punto de dar un paso hacia atrás temiendo que fuera una ilusión para sentir como la abrazaba, reconoció su aroma, la calidez de su cuerpo.
—Yoh— fue lo único que la rubia pudo decir, cuando abrió sus ojos se encontró con los de Ren, Yo se separó pero no soltó su mano.
—Ren
Ren la miró, se sentía extraño, le dolía ver así a su amiga pero al mismo tiempo pudo notarlo enseguida.
— ¿Ana que le pasó al bebé?
Cómo si se trataran de palabras mágicas Ana comenzó a llorar haciendo que ambos se asustaran, se acercaron a ella y la reconfortaron.
—Lo escuché llorar y después nada, él se lo llevó, yo lo sé, me dijo que estaba muerto pero no le creo, no lo creo.
—Lo encontraremos, Ana, anda rápido no tenemos tiempo, cámbiate, vigilaré la puerta— añadió Ren mientras salía, ella miró confundida a Yoh.
— ¿Recuerdas el plan? Antes de esto, Ana, tienes que huir
La chica negó frenéticamente —No, no si no vas conmigo.
—Ana entiéndelo por favor —Yoh la besó, sólo el cielo sabía cuánto había extrañado sus labios, acarició su cabello, sus mejillas — te traje algo de ropa, te quedará un poco holgada y tenis y algo más.
Ana se cambió, los jeans le quedaban, eran suyos después de todo al igual que la blusa pero la camisa que se puso era de Yoh, manga larga a cuadros, cuando se puso los tenis por un momento se sintió ella misma.
— ¿Cómo dieron con él? No… dejé ninguna pista.
Yoh preguntó si había un baño y Ana asintió mostrándole que había una puerta al entrar se encontraron con un baño, allí Ana solía asearse, Yoh le quitó la camisa pero le dijo que se dejara la blusa, sacó otra cosa de la mochila lo que parecía tinte, Ana frunció el ceño pero entendía el porqué, se dejó aplicarlo.
—Lo teñirá enseguida
—Eso deberíamos hacerlo saliendo Yoh.
—Si sales y alguien te ve puede ser peor, según todo el mundo, tú estás estudiando en Islandia.
Tenía veinte minutos con la pintura para el cabello y se lo quitó, Yoh le ayudó a enjuagárselo, ninguno hablo de las marcas de Ana o de lo delgada que estaba, era horrible verla así pero la sola mención del bebé había hecho que ella rompiera en llanto, no quería eso, cuando secó su cabello ahora Ana tenía el cabello de un tono castaño claro y no rubio brilloso, le colocó la camisa y besó su frente.
—Tienes que irte pero me reuniré tan pronto…
Fue interrumpido por el sonido de su celular, le sorprendió que era Horo-Horo.
—Salgan ahora, salgan ahora
— ¿Viene para acá? — preguntó Yoh haciéndole una señal a Ana para que salieran de la habitación
—No, Lyserg acaba de ver a Marco irse, va bien armado
—Mar… Oh no
Yoh colgó y tomó la mano de Ana, al abrir la puerta Ren estaba cerca, apenas iba abrir la boca cuando escucharon sonidos de disparos, Ana intentó correr pero Yoh la detuvo y Ren se puso enfrente.
—Creo que deberíamos bajar— dijo Pino mientras veía por la ventana —De todos modos no hay nadie
Hao asintió ya habían pasado casi hora y media que ellos estaban abajo, tal vez dieron con Ana —Si, debemos ayudarles.
El chico estaba en la sala mientras que Pino en la cocina, se acercó a las escaleras pero sintió algo en su cuello y comenzó a forcejear.
— ¿Creíste que no te reconocería? — Dijo Fausto detrás de él, lo estaba asfixiando con un estetoscopio —Parece que su plan tiene muchas fallas, apenas acabe contigo mataré a todos aquí y todos pensarán que se los tragó la tierra.
Pino trató de zafarse y creyó haberlo hecho cuando sintió que el agarre era más flojo pero era Hao había golpeado a Fausto.
—Lo malo con los locos es que empiezan a monologar y se olvidan que alguien puede callarlos.
A pesar de esa apariencia desalineada Fausto era bastante bueno peleando, Pino quiso ayudar a Hao pero debían sacar a Ana de allí.
—Pino cuidado.
La advertencia de Hao fue suficiente para que Pino se girara pero aun así sintió un pinchazo y como sentía que algo ardía, Fausto le había clavado un cuchillo, el rubio pudo empujar y Hao se fue contra él, Pino respiró hondo y comenzó a caminar hacia la puerta debajo de la escalera, se detuvo y sacó su celular, marcó a Meene, era la hermana de Marco, ella sabía el porqué de la llamada.
Hao esquivaba a Fausto, se reprendió al dejar el arma en la sala pues apenas escuchó a Pino fue corriendo sin pensar en que el arma estaba en el sillón, Fausto dio un golpe que derribó al muchacho y caminó en dirección a la sala, Hao se levantó y fue alcanzarlo pero apenas llegó a la sala lo vio dispararle.
— ¿Qué fue eso?
Ren abrió la puerta y los tres se encontraron con Pino, escucharon entonces truenos pero era lo de menos, Ana soltó un grito al ver a Pino manchado de sangre.
—No es nada, una venda y estaré mejor andando.
Los cuatro salieron pero Yoh no veía en el pasillo a Hao, apretó sus labios y se giró para ver a Ana, le puso la mochila y sacó los audífonos de ésta para ponérselos en el cuello.
—Te amo.
Y sin más corrió en dirección a la sala.
—NO, YOH
Gritó Ana.
— ¿Ana? — la voz de Fausto fue ronca y directa, Ren y Pino no lo pensaron dos veces y sacaron a Ana por la puerta trasera, allí Ren se quedó quieto y todos lo entendieron, con lágrimas en los ojos la rubia le sonrió.
—Gracias Ren.
La lluvia caía sobre ellos, de manera tan tempestuosa y Ana y Pino corrieron hacia el auto.
Cuando Ren entró vio a Fausto en el suelo, escupiendo sangre.
—Eres pésimo apuntando— Hao estaba de pie, su camisa estaba llena de sangre, Yoh tenía las manos salpicadas con sangre de Fausto, Ren sacó su arma.
—Yoh— el castaño tomó el arma y apuntó a Fausto.
No estaban para palabras sólo para miradas tan desafiantes, decididas, era ahora o nunca, Fausto aun en el suelo tomó el arma pero no se tomó el tiempo de amenazar a Yoh, simplemente tiró del gatillo, Hao, a sabiendas de sus intenciones corrió y se puso en frente de su hermano.
Hao cayó e Yoh lo vio, le había dado justo en el pecho, el castaño tiró del gatillo a un Fausto sonriente.
Justo en la cabeza.
Ren estaba atónito, se habría quedado quieto de no haber escuchado las sirenas que parecían escucharse a pesar de la lluvia que había allá afuera, Yoh sostuvo a su hermano.
—Hao, Hao vamos, tenemos que ir al hospital.
Su hermano negó, colocó una mano sobre la mejilla de su gemelo.
—Yoh vete— Hao cerraba sus ojos y los abría lentamente, su hermano negaba con lágrimas en los ojos ¿Cómo es que la sangre se había secado tan rápido?
—No me iré sin ti, mamá nos matara—Yoh hablaba a duras penas pues el nudo en su garganta era inmenso, sus piernas temblaban, las lágrimas no paraban.
—No seas tonto Yoh, ya no puedo, vete—Hao volvió a toser mientras Yoh lo veía totalmente nervioso, su hermano tenía la camisa roja de sangre, seca y fresca, de él y tal vez de la de Fausto, t varios hilillos de sangre corrían por la comisura de sus labios, su nariz parecía haber dejado de sangrar, jamás había visto a Hao así, notó que cerraba los ojos.
—No Hao, quédate conmigo por favor.
Su hermano le sonrió —Las cosas que hacemos por amor, nadie dirá que no amo a mi hermano— dijo con burla Hao al momento en el que cerró sus ojos y soltó la mano de Yoh
—No, Hao ¡Hao! Despierta hermano— Yoh comenzó a llorar y Ren apartó la vista, no sabía qué hacer, tenía la garganta hecha nudo pero escuchó cómo las sirenas estaban tan cerca y después escuchó el sonido de un auto y cómo alguien entraba dándo una patada a la puerta, era Lyserg totalmente empapado, vio la escena y gritó algo, Ren reaccionó y ambos se llevaron a Yoh de allí.
—Deja el arma Yoh, déjala— le decían Ren y Lyserg, Yoh la soltó y se marchó sin decir más, corrieron al auto el cual Chocolove conducía, marcharon apenas habían entrado, vieron cómo las patrullas se acercaban y todos agacharon la cabeza, siguieron andando hasta que detuvieron el auto, todos salieron y comenzaron a caminar para luego ser recogidos por la hermana de Ren.
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Todos guardaban silencio en la sala, Jean había salido al patio con Men para que éste no escuchara, Yoh había puesto una mano en su hombro y éste se había volteado para verlo con aprehensión.
Horo-Horo y Peyote miraban al suelo al igual que Kana.
—Ese día— continuó Ana—había visto después de varios meses a mi padre, a mi mejor amigo y al amor de mi vida pero sólo un instante, estaba totalmente desconcertada, Pino y yo fuimos a un apartamento, allí vi que la bala sólo le había rozado, se curó pero lo necesario, una hora después estaba en un avión, Lyserg me había hecho un pasaporte falso para ir a Islandia, allá podría ser yo de nuevo.
Pino me dijo que debíamos tener muy poca comunicación con ellos que al menos escogiera dos contactos, uno fuiste tu Pilika, aunque sólo te hablé hasta que concluí mis estudios universitarios, el segundo fue Ren, fueron mensajes ocasionales desde siempre, le hice prometer que no contara demasiado a menos que fuera importante, me contó que apenas nos fuimos Marco llegó, la policía lo encontró en la casa de Fausto junto a su cadáver, las armas que Hao y Ren portaron ese día eran de Marco por lo que pudieron incriminarlo a él por el asesinato, aun cuando las huellas digitales no concordaban, la policía había encontrado una excusa para aprehenderlo, había muchos cargos contra él, drogas, prostitución y asesinato, como Lyserg y Jean no tenían su dinero en ninguna de las cuentas de Marco o Luchist o compartían su apellido fueron pasados por alto.
En el avión me percaté del reproductor de música, escuché las canciones de Yoh, escuché mis canciones cada día, pensando cada día en él, en lo que hacía, supe que por Hao lo habían investigado a él y como muchos sabían que era mi novio, y el caso de mi madre aún estaba abierto, estuvo siempre en la mira por lo que era riesgoso seguir en contacto, cuando encontré el reproductor encontré la carta, eran varias hojas, varias de ellas impresiones de periódicos y al final una carta.
Los recortes estaban en varios idiomas pero más que nada en alemán, en ellas se hablaba de cómo el mejor doctor del país había perdido a su esposa en un intento de robo, en otro hablaba de cómo el doctor Johann George Fausto había sido destituido por realizar prácticas bastante… inapropiadas así cómo alegaban la pérdida de su cordura, había dos recortes pequeños en los que se decía que habían desaparecido tres jóvenes, todas rubias, cerca de la misma edad en barrios bajos de la ciudad en la que vivía Fausto.
Lo que él intentaba hacer era revivir a su esposa, había experimentado con varios cadáveres, con varias jóvenes, con Matilda Matisse y con Seyrarm, yo fui otro blanco pues no solo tenía similitudes con su esposa sino que también poseía su mismo tipo de sangre.
La carta era de Yoh.
Ana
Espero esto sea suficiente para que sepas la razón del porqué ese enfermo fue tras de ti, me siento cada día más culpable de haber tardado tanto, tal vez tengamos tiempo para hablar, si lees esto, eres libre pero no estoy a tu lado, por ahora.
Mi amor por ti es eterno, soy tuyo hasta que de mi último aliento, nos volveremos a encontrar pero ahora tengo con conformarme con el recuerdo de tu sonrisa, tus besos, el brillo de tus ojos apenas comparable con el brillo de la luna, te amo Ana a ti y a Hana.
Por ahora sólo hay que creer en el destino.
Yoh.
—Llegamos a mandarnos cartas o algunas palabras por medio de Ren, él se dedicó de lleno a su trabajo y yo al mío, apenas gané fama y recibía más mensajes de él, nos contactábamos y no fue hasta hace unos meses, en los que estaba dando un paseo y lo vi, justo en frente de mi, no hicieron falta palabras o más.
Valió la pena todo ese tiempo pues hablamos durante todo un día sin si quiera dormir, nos besamos hasta que nuestros labios dolían y lloramos hasta quedarnos dormido.
Ana acarició su collar y de éste colgaba el anillo que Yoh le había dado hace tanto tiempo.
—12 años nunca olvidé, puse mi corazón en un lugar aparte, a la espera de tiempos mejores, cuatro días después de que nos encontramos fuimos a buscar un juez y nos casamos.
— ¿Qué?!
Gritaron todos, incluso Pilika, Yoh fue hacia dónde estaba Ana y besó sus labios.
—No podíamos esperar demasiado, un día después Pilika llamó y creímos que era el destino, fue una ceremonia civil, ni si quiera invitamos a Pino.
—De todos modos no tardará en llegar.
Ana miró a Yoh y éste sonrió —Cuando dije reunión creíste que no incluía a tu padre? Invitaría a mis padres pero ellos ya no están.
La rubia se acercó a Yoh y lo besó.
Pilika hizo una seña para que terminaran de filmar
Comenzaron a charlar y no tardaron en llegar Manta y Chocolove, después llegó Jun en compañía de Pino, parecía que no hubiera envejecido, felicitó a los recién casados.
Sin querer Chocolove puse la misma canción y todos en coro cantaban
And I try, oh my God do I try
I try all the time in this institution
And I pray, oh my God do I pray
I pray every single day for a revolution*
Ana abrazaba con fuerza a Yoh, Ren y Jean se dieron un beso, Chocolove abrazaba con fuerza a Pilika, siguieron bromeando y charlando aun cuando hablaban del pasado no era añoranza o miedo, estaban felices de reencontrarse y haber seguido con su vida.
And so I wake in the morning and I step outside
And I take a deep breath and I get real high
And I scream from the top of my lungs
What's going on?
And I say hey, hey...
I said hey, what's going on?*
—Sólo falta Lyserg— comentó Ana mientras daba un sorbo a su bebida, Yoh y Ren se miraron — ¿Sucede algo, muchachos?
Yoh respiró hondo y se acercó a Ana —Cuando hablamos lo de Hana
Ana negó —Yoh, por favor, se lo que escuché pero luego no escuché llanto alguno, era tan pequeño, nació prematuro y… — Ana frunció los labios y negó.
Escucharon que llamaban a la puerta e Yoh la tomó de la mano y fueron a la puerta.
—Lyserg y yo investigamos, buscamos por cielo, mar y tierra… Y Fausto no le hizo daño, él… lo entregó a un orfanato, uh… Pero Lyserg lo encontró.
— ¿Lyserg?
Al abrir la puerta, se encontraron con una chica de cabello largo y rosa, vestido gris y les sonreía, entró, seguida de ella entro un muchacho de cabello verde.
—Ven Hana— susurró Lyserg.
Un chico entró, tenía doce años, era alto, bastante delgado, el cabello algo largo, rubio con ojos castaños, pero su rostro, no había ninguna duda.
Ana lo observó petrificada, era el rostro de Yoh pero su mirada, el color de su cabello, desvió la mirada ¿creería que lo había abandonado? ¿Los odiaría a ambos? ¿Sabría a algo? ¿Cómo es que nadie había adoptado a alguien tan lindo cómo él?
— ¿Y? ¿No piensan abrazar a su maldito hijo? — Masculló el niño mirando a ambos, sobre todo a Yoh que le sonreía embobado.
—Cuida esa boca, enano— respondió su madre dejando a todos con la boca abierta, incluso al mismo niño, ambos se miraron, Ana se acercó.
Mientras Lyserg y Tamo entraban, hablaban con los demás, lo mejor era darles tiempo a los tres.
—Yo… Hana… Es decir nosotros te pusimos Hana
El muchacho los observó y asintió —Lo sé, cuando tenía seis las señoras del orfanato me dijeron que un hombre me entregó al orfanato, que mi nombre era Hana — el chico hizo una mueca —Nunca dejé que me adoptaran, una de las encargadas más jóvenes, dijo que el hombre que me entregó podría haber sido alguien muy malo, yo era muy pequeño y me entregó sin más… yo…
Ana lo abrazó con fuerza, el chico se sorprendió pero respondió el abrazo mirando a Yoh ambos se sonrieron con algo de timidez, cuando se separaron sólo un poco, Yoh se acercó para abrazarlos.
Yoh y Ana se miraron y a su vez miraron al chico, los tres tenían los ojos llorosos.
—Feliz Cumpleaños, Hana— Dijeron al unísono sus padres.
El rubio no lo creía, era la primera vez que alguien lo felicitaba sin que se hubieran enterado por terceros, no solía decirle a nadie su fecha de nacimiento, les sonrió a ambos.
—Estoy en casa.
Los tres pasaron a la sala, en dónde todos estaban reunidos, la fiesta estaba por comenzar, una gran reunión.
Primero que nada, la canción la que tiene los * tanto en el capitulo nueve como en éste es la misma, se llama What's up? y es de 4 Non Blondes
Fue de Shaman King de hecho, el primer fanfiction que leí aquí, no era el mejor fic, si lo pienso en retrospectiva pero me sorprendió tanto, nunca había leído un fanfic en ese entonces, comencé a leer más, no sólo de Shaman King, después de Naruto y después de Harry Potter...
Terminar éste fic no ha sido una tarea fácil, si hay alguien que lo sigue desde el principio debo decirle que son importantes para mi, muchas gracias por el apoyo, terminarlo me motiva a seguir con los demás, darles un cierre, no tengo palabras para describir lo que siento, es mi primer fic y debo decir que no todos serán tan "apresurados" cómo éste pero debo decir que dudo querer tanto otro fic cómo éste.
Gracias, por su apoyo y por leer mis ideas, pronto terminaré otros fics, el siguiente es Thank You y seguido de ése "En Otra Vida Tal vez"
Cualquier cosa búsquenme en Facebook mi página es Hécate Blackmood
Gracias Totales