Naruto (C) Masashi Kishimoto.
Junto a ti
Capítulo II
Decisiones (Parte I)
El ambiente dentro de la guarida era húmedo y caluroso además de sofocante En cuanto cerraron la puerta trasera, que fue por donde entraron, la única ráfaga de aire fresco desapareció. Las estúpidas capas de paño, se quejaba ella mentalmente, no ayudaban con el ambiente; ante esto Karin se mantuvo en silencio, quejándose solamente a sus adentros, un actuar impropio de ella, cabe resaltar. Estuvieron subiendo escaleras durante largos, ásperos e incómodos minutos en completo silencio hasta llegar al penúltimo piso, donde se encontraba una vista panorámica a su entorno.
Sasuke entró primero a la enorme habitación, caminando con pesadez, cuidando cada paso, hacia el otro extremo del salón, donde recordaba; se encontraba el pequeño cajón de primeros auxilios. Necesitaría más que un par de vendas y aspirinas para apaciguar el dolor, pero por lo pronto se conformaría con eso.
Karin no mencionó nada al respecto, sin embargo, y sin darse cuenta, se sorprendió a sí misma queriendo ofrecer su ayuda. Limpiarle las heridas e intentar averiguar como sanar aquella ceguera no sonaba tan mal, después de todo, para eso servía: estaba como apoyo. Tan pronto aquel pensamiento cruzó su mente, lo desechó sin problema alguno. Sasuke ya no era de su preocupación.
Cual repelús, Karin se alejó hacia el otro extremo de la sala, completamente opuesto a donde Sasuke se encontraba, que era la zona más oscura. Se dejó caer en la polvorienta alfombra y usó su capa como almohada. No pensó en dormir, solo en descansar un poco, pues lo menos que quería era quedarse dormida con Sasuke a solas.
Razonando aquel ultimo pensamiento, le pareció irónico, pues era ella quien siempre buscaba estar a solas con él siquiera unos minutos. Recordarlo solo hizo que aquella punzada en el corazón se acrecentara.
Escuchó a Sasuke revolver entre gavetas y cajones, dejando caer un par de cosas, tales como frascos y cajas con píldoras. Intentó no prestarle atención y se dedicó a la nada. Hacer nada era mejor que entrometerse donde no la llamaban, se dijo. Pero, oh, malditas ganas de ayudarle las que la levantaron de su efímero descanso. Efectivamente, Sasuke estaba en aprietos al no saber que objetos tomar, o, mejor dicho, de donde. Algunos estaban regados en el piso.
Observó la escena con pena y resignación, para luego acercarse a él. Se agachó y le tendió en la mano las capsulas amarillas antiinflamatorias, lo demás lo dejó en uno de los cajones al azar. Acto seguido, abrió el frasco con alcohol, tomó algodón y lo mojó de éste.
Se aclaró la garganta, para que él supiera donde estaba y a que altura.
—E-Esto arderá — avisó, titubeando a último momento y una gota de sudor amenazó con rodar por el rostro. A regañadientes se posicionó justo delante de él, y, al no obtener respuesta pero tampoco una negativa ante lo siguiente que haría, pasó el pequeño algodón, casi con temor y delicadamente, por las heridas del rostro, limpiándolas. Sasuke contrajo la mandíbula ante el contacto.
Su cercanía la ponía nerviosa y eso le molestó. Por supuesto, no esperaba olvidar aquellos sentimientos por y hacia él en poco menos de un día; si al menos sus reacciones ante los mismos, pero al parecer le sería imposible por el momento. El cuerpo no le hacía ningún caso, solo temblaba y la adrenalina le subía hasta el pecho.
Desechó el algodón y tomó otro, esta vez mojándolo con agua del grifo y esta vez limpió todo su rostro, intentando no quedarse embelesada admirándolo, y apenas hubo terminado, dejó la venda frente a él.
—Creo que eso si lo puedes hacer — musitó ella arrebatadamente, echándole un largo vistazo, para después volver a su antiguo sitio con la cabeza gacha, mordiéndose los labios.
Sasuke no dijo ni una sola palabra.
Apenas tumbarse nuevamente en la alfombra, se permitió palpar su rostro, el cual ardía. Daba gracias al cielo o a quien le escuchase, el que Sasuke no pudiera verla.
Cinco minutos después, escuchó los resortes del sofá ser aplastados por el peso del Uchiha. El ambiente le parecía tenso de por si, para que, como si nada, el ritmo energético de Sasuke pasara a acompasarse. Seguro dormía.
Cerró los ojos, luchando por no darle atención a la respiración de su compañero. Si prestaba atención, era lo único que escuchaba. Nuevamente, sonrojo. Se maldijo internamente.
—¿Cómo puede dormir como si nada? — se preguntó en voz baja, tomando asiento y recargándose en la pared a su costado. Desde esa posición podía ver el ángulo frontal de Sasuke, su rostro ligeramente fruncido y su pecho subir y bajar en un vaivén pausado. Se lo quedó viendo así, expectante, sin pensar ni sentir nada realmente, durante lo que le pareció una efímera eternidad.
Lentamente, y casi por instinto, se puso en pie, intentando hacer el menor ruido posible. Como se encontraba descalza, hacerlo no fue una complicación, por lo que, lentamente, redujo la distancia que les separaba. Se encontraba parada frente a él, casi embobada y sin ser consiente de lo que hacía.
Dormido casi parecía otro. Casi parecía indefenso e inocente de cargos. Le parecía alcanzable como fugaz, así como una mera fachada, pues no, Sasuke Uchiha, consiente e inconsciente, era culpable de cargo tras cargo.
Posó su mano en el pecho, sintiendo, de nueva cuenta, aquella opresión quitándole el aliento. ¿Por qué debía doler tanto?, se preguntó. Recordaba haberse acostumbrado al dolor, a ser usada y desechada un y otra vez, entonces, ¿Qué tenía de especial aquella traición?
Quizás ya se había hartado, respondió su subconsciente. Quizás había esperado demasiado de alguien a quien, claramente, no le importaba el bienestar de nada ni nadie. Por eso, se dijo, ya no quería seguir siendo una herramienta.
¿Qué se sentiría no serlo? ¿Qué se sentiría ser apreciada de verdad por lo que se vale como persona y no por lo que pueden tomar de ti?, las interrogantes le nacieron cual vaga meta.
Sasuke no era tan distinto a los demás, pensó. Solo le usaba y, cuando tuviera oportunidad, la desecharía. La tuvo en un pasado, la tendría en un futuro. Ya no confiaba en él ni en nadie, por eso es que el temor, cual sombra del pasado, se apoderaba de todo su ser, haciéndola remontarse a su fragilidad infantil.
Fue entonces que valoró su existencia, pues poco le había importado hasta entonces. Había perdido la fe a base de carencias, luego, cuando logró salir de aquel agujero, una nueva se le presentaba. Algo debía reconocer de todo aquello por mas tenue que fuera: no quería morir sin siquiera haber vivido.
Sin embargo, y a pesar del conflicto emocional, no parecía sentir odio por aquel hombre frente a ella, quien estuvo a punto de arrebatarle la vida. No sentía las ganas subyugantes de aborrecerlo. No podía y no se lo explicaba, o no quería. Deseaba con todas sus fuerzas ser capaz de odiarlo, despreciarlo, de poder hacer con él lo que hizo con ella. Sin embargo, no podía. ¡Y quería, joder! ¡Si quería odiarlo!
Apretó los puños a sus costados, haciendo a sus nudillos blanquear.
''¿Por qué no te puedo odiar?'', se preguntó, frunciendo los labios.
¿Por qué, con apenas verle, sus rencores se desmoronaban a paso veloz? ¿Por qué no podía ser capaz de odiarlo si se lo merecía?
Gritó mentalmente, frustrada.
Sin poder evitarlo, nuevamente, sus ojos recayeron en él. En un ser que jamás sería (inocente, puro… bueno). ¿Por qué no podía ser siempre como cuando dormía?
Se acercó lentamente hacia él, solo agachándose un poco para estar próxima a su altura.
''Tan peligroso y a la vez tan vulnerable.''
¿Qué tan inaccesible sería poder sentirle de verdad y no como un dual sentimiento?
Podría acariciarlo solo un poco, disponerse a sentirlo sin que él se diera cuenta y conocer la textura de su piel. Acercó la palma de su mano hacia su rostro calmo y se quedó así, estática, casi rozándolo. Las dudas la invadieron de pronto.
Podría despertar, no seas idiota, creyó escucharse a sí misma, reprochándose.
Desistió en el último instante, alejando la mirada a otro lado, apesadumbrada. De haberlo hecho, habría dolido más, dictó la razón. A su vez, alejó la mano del rostro de Sasuke, casi temblando, casi recriminándose su cobardía o su valentía. Se alejó lentamente, sin girarse ni dejar de verle, a donde yacía de espaldas anteriormente.
La frustración la invadió de inmediato.
Por supuesto, Sasuke percibió todos los movimientos de Karin. Un pequeño contraste en la quietud del ambiente y despertó sin siquiera abrir los ojos. No habló, no se movió. Fingió seguir durmiendo para descubrir sus intenciones, poco después, le sorprendió lo que Karin planeaba.
Solo se quedó frente a él, observándole. Un poco mas y se encontraba a su altura, muy cerca de su rostro. Un poco mas, y casi podía sentir la mano de Karin acariciarle. Pero no ocurrió y supo que algo ocurría en ella.
La escuchó golpearse varias veces contra la pared, en un acto casi involuntario. Estaba desecha y lo percibía sin verle. ¿Qué había ocurrido de un momento a otro?
Ya no podía ocultar su curiosidad, necesitaba saber que le pasaba a Karin.
No abrió los ojos durante horas, pues la realidad era que su estado físico y mental eran deplorables en aquel momento. Al despertar, se sorprendería por lo fácil que podía llegar a ser elegir sin hacerlo.
Quedos rayos de sol se inmiscuyeron por la única ventana de la habitación. Karin abrió los ojos, de pronto con pánico y desesperación. Se puso recta y miró a todos lados, encontrándose con un Sasuke dormido, en la misma posición, justo como el día anterior. Descansaba plácidamente, sin restricción alguna, y ese fue el detonante para su próximo movimiento. Si antigua decisión: el quedarse con Sasuke o Taka en sí, se esfumó; nunca fue estable ni lo sería, por lo que, desperezándose y poniéndose en píe, tomó la verdadera decisión.
''Será mejor que me vaya ahora'', pensó, tomando con agilidad sus sandalias.
Sin pensárselo dos veces, solo echando una ultima observación al estado en el que se encontraba Sasuke, abrió la puerta de la habitación y salió corriendo, bajando escalones de dos en dos como alma que lleva el diablo (1). Cuando llegó a la puerta trasera, se permitió lanzar un largo pero tenue suspiro.
La calidez la abrazó apenas poner un pie fuera de la guarida, y entonces, justo cuando salió de la guarida, el chakra de Sasuke se descompuso de pronto; clara señal del final de su letargo. Escondió su chakra y se inmiscuyó entre unos arbustos cercanos, sin embargo, Sasuke no fue hacia ella ni se movió de donde estaba. Aquello le preocupó. ¿Tramará algo?, se preguntó.
Debido a que no veía bien sin sus gafas, tuvo que hacer un gran esfuerzo por no tropezarse con cada árbol o rama sobresaliente frente a ella. Corrió sin cesar, sin apenas respirar, solo sintiendo la fría bienvenida a su libertad. No se sentía como imaginaba, pero al menos le pertenecía.
Se dejó caer frente a un arroyo, bebió y se limpió la cara con el agua del mismo, y solo cuando se sació hasta el cansancio, se permitió echar un vistazo a su reflejo en el agua. Reguló su respiración poco a poco, intentando enfocar su rostro en el agua, sin éxito.
La tranquilidad no llegó.
Nuevamente cerró los ojos, los abrió, los cerró y viceversa, siempre obteniendo el mismo resultado. Era un jodido estorbo hasta para sí misma en aquellos momentos. Bufó molesta.
Si confiaba plenamente en su habilidad, ¿por qué se sentía nerviosa y apresada? Nunca dependió de su vista, sin embargo ahora sufría por ello.
—No veo nada — se dijo, posando ambas manos frente a sus ojos, vislumbrando solo un borrón claro perlado. Suspiró con desgana y se encaminó al este, cruzando de un salto el pequeño arroyo.
No supo cuanto tiempo estuvo caminando, pues cuando por fin paró fue debido a la presencia de decenas de ninjas, posiblemente de alguna aldea cercana, encaminándose al este, justo como ella. Hizo un mohín y se escondió tras un grueso árbol. Tragó con fuerza cuando logró contemplar las gruesas siluetas de los hombres. Apenas y lograba localizar donde y a cuantos metros se encontraban, pero nada más. No tenía idea de qué aldea serían o si realmente eran ninjas. Sin embargo, cuando uno de ellos habló, su estado de alerta se incrementó.
—Ese tipo escurridizo en serio causa problemas — mencionó uno.
—No dejará a su amigo bestia tan fácil, estén preparados — avisó otro.
Abrió los ojos desmesuradamente y tuvo que aferrarse al tronco del árbol para no caer de bruces contra la tierra. Hablaban de Juugo y Suigetsu, de eso no había duda. Se concentró, buscando el chakra del primero, encontrándolo solo por medio de una meticulosa búsqueda. Juugo se encontraba inclusive peor que Sasuke hace horas. Apenas y lo percibía. Se alteró de un momento a otro.
¿Debería intervenir?
Bufó con molestia, intentando alejar aquella idea, sin embargo, aquel sentimiento no desapareció. Quería salvarlos.
—No me importan — musitó, dándole la espalda a la situación —. No me importan — se repitió, mas para convencerse que por dejarlo en claro.
Y si no le importaban, ¿Por qué se daba la vuelta e ideaba un plan de emboscada?
''Seré idiota'', se reprendió mentalmente.
Encontró el chakra de Suigetsu a una distancia considerable. Posiblemente estaría reuniendo fuerzas, recobrando el aliento, pues se le percibía alterado y cansado.
''Pobres idiotas…''
—Sal de tu escondite, fenómeno escurridizo — alegó uno de ellos, con sorna. Y, como si lo hubiese invocado, el susodicho, cual charco de agua andante, se alzó sobre los hombres, embistiendo a uno, luego a otro, y, finalmente, a quienes cargaban a Juugo en una carretilla.
''¡Ese idiota!'', exclamó a sus adentros, mostrándose sorprendida por lo estúpido de su actuar; precipitado y sin pensarlo.
Juugo, inconsciente, automáticamente pasó a ser una damisela en apuros; no contaba con su ayuda.
—Piensa, piensa. — se dijo a sí misma, intentando idear algún plan.
Nada.
Comprendía que, como ofensiva, no ayudaría mucho, si no es que nada. Necesitaba a Sasuke, aunque éste se encontrara en pésimas condiciones como para combatir.
—Menudo dúo. — susurró, refiriéndose, casi sin percibirlo, a ella y Suigetsu; los únicos en píe.
O al menos hace unos instantes, pues uno de los hombres, siendo un ninja experto en agua, terminó por, literalmente, electrocutar a Suigetsu con ayuda de otro de sus camaradas.
El Hozuki cayó en su forma medio humana, medio liquida, frente a ella, siendo separados por la barrera silvestre en la que se escondía ella. Ahogó un grito y se aferró a una de las ramas del gran arbusto.
—¿Lo matarás? – inquirió uno de ellos, acercándose a paso cansado hacia ellos.
—No, vivo vale mas. — respondió quien parecía ser el líder.
—¡Joder, mira como dejó a Takeshi y Kasuki el fenómeno ese! — espetó uno.
Y otro:
—¡Si, por lo menos déjanos desquitarnos!
—¡Voy primero! — exclamaron uno a uno, eufóricos y ansiosos.
Karin se mordió el labio inferior con nerviosismo. Si no hacía algo, posiblemente terminarían matándolo, y no es que le importara la patética vida de Suigetsu, sin embargo, y a pesar del efecto ya esperado ante lo siguiente por acontecer, se dijo, no solo ella merecía ser libre.
Mejor que nadie sabía lo que, como toda rata de laboratorio de Orochimaru, se sufría en aquel lugar. Las carencias, opresiones, abusos y demás, eran el día a día en esa prisión. Sumidos en la inexistencia, presos sin elección, sí con razón. Sin propósito, sin incentivo alguno, nada. Podía ser egoísta la mayor parte del tiempo, pues así se le obligó a vivir desde niña; solo cuidando de sí misma en la lucha por la supervivencia constante. Sin embargo, y a pesar de las circunstancias en contra, se permitió pensar en un bien mayor. La libertad no es libertad, se dijo, si no se logra liberar a un común.
Pensar en la desgracia de sus compañeros solo incrementó su adrenalina.
Ellos eran igual que ella. Perecieron, sufrieron, lloraron la pérdida, lucharon por sobrevivir, se dejaron usar y desechar. No había alguien más igual a ella, que ellos. No Sasuke; ellos.
Justo cuando uno de los ninjas se disponía a insertar la katana en el torso de Suigetsu, Karin salió de su escondite sin apenas ser detectada. Una patada directo a la nuca y el hombre cayó inconsciente a lado del cuerpo mitad consciente de Suigetsu.
Tomó del piso, con ambas manos, la gran y pesada katana. La posicionó frente suyo de tal manera que pudiera balancearla de un lado a otro si alguno de los ninjas arremetía en contra suya. Las piernas le temblaban y apenas y distinguía lo que apuntaba ella misma hacia sus enemigos.
Jamás en su vida había portado un arma de tal calibre, apenas y usaba un kunai correctamente, pues lo suyo no era el combate cuerpo a cuerpo. Es mas, siquiera —se reitera—, es ofensiva.
—¡Joder, ¿de donde salió esta mocosa?!
¡Por la puta que los parió! ¿Mocosa? Ahora tenía un motivo más para rebanarlos en pedacitos.
La voz del hombre al que reconocía como el líder, socarrona y amenazadora, le hizo temblar aún mas.
—Vaya, vaya — canturreó, pasándose la mano por la barbilla —. ¿Pero que tenemos aquí? Una jovencita defendiendo a… ¿son tus amigos?
Karin no respondió.
—Ya veo, el ratón te comió la lengua. — alegó él.
Una gota de sudor le resbaló por el rostro. Estaba a nada de rectificarse y correr por su vida. Al menos lo había intentado.
—Oiga, líder — lo llamó uno de los presentes, nervioso, indeciso —. E-Ella es muy bonita…
Suigetsu comenzó a moverse de lado a lado, luego hacia arriba, alzándose débilmente y volviendo a caer cual charco de agua. Karin se lo quedó viendo, pidiendo a lo que fuera que le escuchara, que se levantara y peleara a su lado. No lo hizo.
—Tienes razón — dijo el hombre, llamando nuevamente la atención de la pelirroja —. No es fea, lastima que sea una criminal.
Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal. Criminal.
—Pe-Pero po-podría… yo… — titubeó aquel chico de aspecto flacucho, sin condición física optima ni mucho menos astucia. El tipo era un mediocre además de enfermo.
—Si la quieres es toda tuya — dijo el líder, sonriendo con suficiencia.
Karin, quien antes no terminaba de comprender lo que ocurría entre ese par, terminó por sorprenderse a sí misma buscando el chakra de Sasuke en los alrededores, en modo alerta.
—Pero, escúchame bien — le dijo, tomándolo del hombro y acercándolo hacia él —. Primero tienes que derrotarla.
Se mordió el labio inferior, reprimió una replica y frunció el entrecejo. No valía de nada confiar en su suerte, después de todo, notaba por la coloración de los chakras de los presentes, que todos eran unos cobardes y, a la primera oportunidad, le atacarían por la espalda. Era el líder de quien mas se debía cuidar, pues, a pesar de no poseer una gran cantidad de chakra, si superaba sus expectativas y en una lucha cuerpo a cuerpo, él sería el ganador. Si lograba empuñar un par de kunais o shurikens, quizás podría ganar algo de tiempo, pero no lograba divisar quien los portaba.
Era ella sola, su instinto y su perfeccionada habilidad. De nada servía depender de la ayuda de alguien, pues sabía, no llegaría.
No escuchó lo demás que hablaron, solo se concentró en memorizar la fluidez, los tintes, colores, todos los cambios que habían tenido cada uno de los chakras de los presentes, para así poder saber quien y con qué habilidad le atacarían. Para lograr salir ilesa habría de ser demasiado ágil, y eso estaba a la suerte.
Notó que el chico se llenaba de falsa decisión y empuñaba un kunai, y, sin pensarlo dos veces, se lanzaba al ataque. Intentó arremeter directo al estomago, siendo detenido por el gran filo de la katana, cortando el aire en una decima de segundo. El kunai salió volando directo al árbol más cercano, siendo incrustado con fuerza en el tronco del mismo. Ambos tomaron distancia a base de brinquitos nerviosos.
Nuevamente empuñó un kunai y se lanzó, esta vez con menos decisión que la anterior, hacia ella. Esperó un ataque directo, sin embargo, de un momento a otro, el chakra del chiquillo se movió a una velocidad impresionante que le fue difícil anticipar y esquivar aquel golpe certero que, de no haberse movido, habría ido a parar a la región lumbar.
Un ligero corte al brazo y la katana cayó al piso.
Karin ahogó un grito y se tomó el brazo herido. Pensó en beber de su misma sangre y así sanarse, empero, se rectificó en ultimo momento, pues podrían descubrir su habilidad sensorial y curativa tan peculiar. Maldijo mentalmente y, en un actuar ansioso, posicionó ambas manos a modo de defensa: una al costado, otra a la altura del pecho. Lo que viniera, lo afrontaría hasta el final, pues ya no había escapatoria alguna; la tenían rodeada.
El chakra de uno de los atacantes se movió directo hacia ella, por la espalda, luego al costado, y le pateo en el abdomen, provocando que ésta se doblara de dolor. Sin darle tiempo a recobrar la compostura, una nueva patada le corto la respiración, luego otra tras otra, tras otra. Tenía razón, en cualquier oportunidad aprovecharon para atacarla por la espalda. Cobardes.
—¿Sigues siendo valiente, perra? — inquirió con desprecio el mayor. La tomó del cabello y la hizo verle a los ojos, aunque ella no pudiera divisarlo correctamente.
—Tendrás el mismo destino que tus amigos fenome… — y la frase quedó a medias cuando la katana que, anteriormente ella dejó caer, atravesó el pecho del hombre sosteniendo a Karin.
Silencio, incredulidad y luego sorpresa. La sangre brotó del pecho del hombre, sacando de su órbita a Karin, quien se encontraba aturdida por el giro de acontecimientos.
Tres cuerpos, en sincronía, cayeron al piso. Uno en píe, otro de frente, y, por ultimo; el femenino, de lado, apoyándose en su codo en un intento por levantarse. Luego, un vocerío exaltado se dejó escuchar.
—¡E-Ese e-es… Uchiha…! — sin embargo, al igual que su líder, la oración quedó a medio terminar, pues un chidori a la distancia impactó en su pecho, matándolo al instante.
Sasuke había llegado a salvarlos.
Nota final capítulo II:
¡Porrrrrr fiiiiiiinnnn! Pueden matarme cuando quieran, sé que tardé mucho pero aquí está. Más o menos se va formando la trama, espero no tener mucho problema con eso.
Disculpen el ooc en Karin (si es que llegase a haber), en cuanto a Sasuke... la verdad ni lo hice hablar o interactuar así que no creo que el ooc, en este capítulo, lo definiera xD
Le dedico este capitulo a Ana y Midori, quienes me ayudaron con la edición y unas lindas opiniones en cuanto al capítulo. También a Carla Fernandez Arteaga y Marcela García, que anduvieron pendientes preguntando por actualización. TT_TT Gracias por leerme, chicas. Disculpar algún error de dedo u ortográfico.
Sin mas por decir, me retiro. ¡Nos leemos la próxima!
Lixy-Chan (2015)