Capítulo 13: Dudas
El regreso de Rachel al instituto había sido difícil dado que aún no recordaba nada, o al menos eso creían sus padres y amigos; la morena por breves instantes tenía episodios que solo lograban confundirla porque definitivamente esa no era ella.
—Hey Rae —Puck llegaba a su lado y la abrazaba —, ¿cómo vas? —preguntaba preocupado, era el segundo día de la morena y justo ese día él no compartía ninguna clase con su amiga.
—Aun no comprendo del todo el temario de Química —dijo algo frustrada—, Quinn me ha estado ayudando —se sonrojo un poco— y aun así está siendo difícil.
—Ánimo Rach, sabes que yo estaría totalmente dispuesto a ayudarte si Química no fuese tan complicada.
Rachel le sonrió, agradecía el tenerlo como amigo y hermano, siempre estaba para ella justo como en ese mismo momento, quizá la mayoría de las veces no era de gran ayuda y la confundiera aún más pero era un gran apoyo para ella.
— ¿Cómo van las cosas con Rachel? —fue lo primero que preguntó la latina cuando Quinn se sentó a su lado.
Quinn volteó a ver a Santana y suspiró, desde el momento en el que se enteró de la amnesia temporal de Rachel supo que nada iba a ser igual y, por supuesto, que las cosas no serían nada fáciles a partir de ese momento.
—Todo bien —dijo no muy convencida.
— ¿Qué pasa? —preguntó la latina.
—No sé, a veces siento que no quiere estar cerca de mí —explicó—, me ignora y prefiere irse con Joanna.
— ¿Estamos hablando de la misma Rachel? —ese comportamiento no se lo esperaba para nada.
—Lamentablemente, sí.
—Mira Q, no sé qué le esté pasando, pero todo esto se me hace tan extraño —trataba de calmar a su amiga—. Si justo ayer estábamos hablando tan bien de ti y cómo podría acercarse a ti, a veces creo que si recuerda algo pero nos miente —esa teoría estaba rondando por su cabeza desde la plática con la morena.
— ¿Estuvieron hablando de…?
— ¡San! —Rachel llegaba completamente feliz y abrazó con mucho cariño a la latina —. Hola —fue el saludo que recibió Quinn.
—Oye Q, necesito hablar con esta enana —lo que acababa de presenciar la preocupaba, por lo mismo necesitaba hablar urgentemente con Rachel.
Quinn dio una mirada rápida a la morena y le sonrió con tristeza a la latina quien le sonrió haciéndole saber que todo estaba bien.
— ¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué la tratas así? —atacó cuando Quinn estuvo lo suficientemente lejos — Pensé que el accidente te había quitado la memoria, pero no pensé que también te hubiese quitado las pocas neuronas que te quedaban.
—Yo…
—Tú nada —la interrumpía —, ¿acaso no te das cuenta de que lastimas a Quinn?
Rachel bajó la mirada, definitivamente sabía lo que estaba haciendo, pero cada vez que veía a Quinn sentía una fuerte presión en su pecho; además en los breves episodios que llegaban a su mente, se podía dar cuenta que ella no merecía para nada a la rubia, aunque no estaba del todo segura si lo que veía había sido real o solo un engaño de su mente.
—Lo… lo siento —logró decir en un breve susurro.
—No es conmigo con quien tienes que disculparte, y lo sabes —le recriminaba, quería entender por qué Rachel se estaba comportando de esa manera con Quinn.
Rachel volvió a bajar la mirada y jugaba con sus manos, Santana al ver que la morena ya no iba a decir nada decidió irse de aquel lugar.
Habían pasado aproximadamente cinco minutos desde que se alejó de Rachel cuando sintió que alguien la jalaba bruscamente y la metía a un salón vacío.
—En serio, ¿qué demonios te pasa? —preguntó bastante enojada.
—Yo… no sé cómo decirlo —vio directamente los ojos de la latina y suspiró —, yo… yo he recordado algunas cosas, o no sé, no sé si estaba recordando o imaginándome algo que nunca pasó o quizá, realmente si pasó pero no quiero creer que eso haya pasado y necesito saber porque…
— ¡Rachel! —levantó un poco la voz e interrumpiendo su discurso —No tengo la menor idea de lo que esté pasando por tu mente, y quisiera poder ayudarte con tus recuerdos pero bien sabes que nadie tiene autorización de hacerlo.
La morena suspiró frustrada, creía que Santana iba a ayudarla en ese momento, solo que la latina tenía razón, el doctor especificó que absolutamente nadie podía hablarle a Rachel sobre los pasados dos meses, diciendo que los recuerdos vendrían por si solos, o que quizá jamás regresarían, y eso era a lo que más le temía Rachel, que los recuerdos no regresasen y estar siempre con la duda de lo que pasó en esos dos meses.
— ¿Quinn y yo comenzamos a salir? —preguntó, al menos eso quería saber, además de que era lo que más rondaba por su mente en esos días.
— ¿Qué? —la latina no sabía qué responder a eso, quizá haciéndose la tonta podría evadir la pregunta porque realmente no tenía idea de cómo actuar después de tal cosa.
—Cuando estaba en el hospital, alguien, que ahora sé que fue Quinn, cantó Treasure de Bruno Mars—Rachel estaba emocionada por compartir su descubrimiento —, y no solo eso, ésta persona me confesaba que me amaba y… y hace unos tres días tuve un recuerdo, o eso creo —quería creer que no era un recuerdo —. Supongo que estábamos en la habitación de Quinn y ella cantaba esta misma canción, después de eso nos besábamos y me pedía que fuera su novia, por favor Santana, dime si es verdad o no —suplicaba, para ella ese era el recuerdo más importante hasta ese momento y realmente esperaba que fuese verdadero.
—Eso sí paso, Rach—Rachel volteó para ver a Quinn, quien fue la que confirmó la autenticidad de su recuerdo.
La morena le dio una rápida mirada a la latina quien asintió e hizo señas para que fuera con Quinn, Rachel no esperó más y abrazó a la rubia mientras ella repetía una y otra vez cuanto lo sentía.
Santana decidió dejarlas solas por un rato, al final de cuentas tenían mucho de que hablar y algunas cosas que aclarar.
Confiaba en que Quinn se pusiera a trabajar y pudiera mantener a Rachel a su lado, porque Joanna seguía rondando a Rachel y dada la situación de la morena, en cualquier momento podría por fin ganarle.
— ¿Quisieras ir por un helado? —preguntó la rubia, a pesar de que Rachel se veía emocionada por saber que desde hace algunos días eran novias, estaba nerviosa, no sabía si la morena quería retomar su relación o acabarla de una vez por todas.
— ¿Justo en este momento? Es que aún tenemos clases y no quisiera perderme más de los temas que apenas entiendo.
—Iríamos a la salida —respondió riendo, le encantaba que Rachel fuese tan centrada cuando se trataba de las clases.
—Nada me gustaría más —fue lo que dijo antes de sentir como Quinn entrelazaba sus manos y la llevaba a la siguiente clase, que por suerte, ambas compartían.
El resto de las clases pasaron demasiado lento para el gusto de Quinn, ya que lo único que quería era estar con Rachel y aclarar todo.
Estaba un algo insegura de lo que podría pasar y de que era lo que podía decirle y que no, porque a pesar de que la morena recordaba algunas cosas, estaba segura de que el recuerdo más claro que tenía era el que le había confesado a Santana.
Tanto Rachel como Quinn iban de salida cuando la entrenadora las detuvo, Quinn no sabía si eso iba a ser buena idea dado que, gracias a eso Rachel tuvo el accidente, además de que le había prometido que de pasarle algo ya no regresaría, aunque claro, la morena no podía recordar tal promesa.
— ¡Berry! —Fue lo que gritó la entrenadora Beiste—Necesito hablar urgentemente contigo.
La morena asintió y le hizo saber a Quinn que iría, la rubia le sonrió y aun así la siguió hasta la oficina de la entrenadora.
—Señorita Fabray, si gusta puede entrar —dijo la entrenadora al lado de la puerta.
Ella no lo dudo ni un segundo y entró, al ver que Rachel le sonreía supo que había hecho bien.
—No sé si usted lo recuerde Berry, pero estaba dentro de los Titanes antes de su lamentable accidente.
—Ummh, sí — respondió en un susurro.
—Bueno, hemos hablado con sus padres y compañeros de equipo —comentó viéndola fijamente—, se ha decidido que su permanencia dentro de los Titanes será decisión suya, he de admitir que esto no es mi total agrado y la mismísima Sue Sylvester opinó que mantenerla dentro del equipo sería la peor decisión que podríamos tomar…
—Yoo… ¿podría pensarlo? —Rachel interrumpió a la entrenadora.
—Por supuesto, Berry —respondió la entrenadora —. Nada me gustaría más que mantenerte con nosotros, porque eres una excelente jugadora pero también tienes y tenemos que ver por tu propio bienestar —Rachel volteó a ver a Quinn, pidiéndole con la mirada que la sacara de ahí —, todos estamos de acuerdo en que dejes este deporte, por lo que tus padres dijeron que lo mejor sería dejar la decisión en tus manos.
—Disculpe entrenadora —Quinn intervenía —, parece como si Rachel estuviese por tener un ataque de pánico…
—Claro, claro. Discúlpeme, Berry —parecía arrepentida —. Búsqueme cuando tenga una respuesta y se sienta mejor.
La morena asintió sonriendo y salió lo más rápido posible de esa oficina. La entrenadora al ver eso se disculpó nuevamente y Quinn apenas pudo sonreírle.
Alcanzarla había sido un gran reto para la rubia, Rachel era una buena corredora.
—Rach, espera —fue lo que pudo decir al ver a la morena más cerca.
Tras charlar un poco, Rachel le confesó durante la plática con la entrenadora logró recordar la promesa y por lo mismo se había puesto así dentro de aquella oficina, Quinn no sabía cómo reaccionar ante aquella confesión, a veces temía que Rachel recordara todo lo que pasó en esos dos meses y se arrepintiera de todas las decisiones que tomó en aquel entonces. Tenía miedo de que la morena le dijera que no sentía absolutamente nada por ella y que la dejara en paz, sabía que eso terminaría por quebrarla.
—Esto, lo que estamos haciendo ahorita —las dos ya se encontraban dentro de la heladería y Rachel parecía estar más nerviosa de lo normal —, ¿estamos en una cita? —finalmente logró preguntarle a Quinn con algo de nerviosismo y miedo en su voz.
—Por supuesto, para mí esto es claramente una cita —respondió como si nada.
Rachel simplemente se limitó a sonreír y todos los miedos que habían estado rondando por su cabeza desde que entraron a aquel establecimiento se evaporaron, o al menos por ese momento.
—Rach, ¿estás bien? —preguntó Quinn, llevaban aproximadamente quince minutos en silencio.
— ¿Eh? Sí, sí, no te preocupes —sonrió, pero la rubia no le creyó nada.
—Te conozco bien y sé que me estás mintiendo —fue lo que Quinn le dio como respuesta.
—En serio que no es nada, Q —volvía a decirle, Quinn le dio una mirada acusatoria —. Es que, no sé que somos ahora, aún seguimos juntas o tendremos que "volver a conocernos" —por más que había querido esa pregunta no había salido de su mente desde que Quinn le confirmó que eran o habían sido novias.
—Rach—estiró sus manos y tomó las manos de la morena entre las suyas —, seremos lo que tú quieras que seamos, no te quiero incomodar, ¿ok? —le dijo queriendo transmitirle algo de tranquilidad.
—Estoy preocupada por Rae y Quinn—le dijo Brittany a Santana en cuanto entraron a la habitación de la primera.
—No tienes por qué estarlo Britt, ellas realmente están tratando de arreglar todos sus asuntos —trataba de calmarla.
—No sé, San —Brittany lucía verdaderamente preocupada —Y si… después de todo, de nuestra relación falsa, el descubrimiento, que Quinn y tú nos perdonaran, Rachel no logra recordar nada.
—Quizá eso sea lo mejor, Britt—comentó la latina—. Sería como un nuevo comienzo, una segunda oportunidad para hacerlo todo de una mejor manera.
—Aun así me preocupan —para Britt todo lo sucedido la estaba estresando de sobre manera.
—Tranquila, Britt—Santana la abrazó —. Ya verás que todo saldrá bien.
Después de su conversación y terminar de comer sus respectivos helados, las dos chicas emprendieron camino hacia el parque, ésta sería la primera que Rachel pisaría ese lugar después de los sucesos ocurridos.
—Gracias Quinn—Rachel decía mientras disimuladamente, según ella, tomaba la mano de la rubia y entrelazaba sus dedos —. Este ha sido el mejor día de mi vida.
—No tienes que dar las gracias. Amo pasar cada momento contigo —sonrió esperando que lo dicho no fuese demasiado para Rachel, porque realmente esperaba que su relación pudiese prosperar.
Rachel simplemente apretó la mano de Quinn y soltó una ligera risita, estaba nerviosa por estar así con su crush de hace años, su primer amor; sabía que ahora la relación que tenían estaba en sus manos, Quinn se lo había dicho anteriormente y Rachel estaba segurísima de que quería intentarlo.
Sería difícil porque no estarían retomando su relación, más bien estarían empezándola nuevamente, y aunque solo hubiesen estado dos días juntas antes del accidente, esos dos meses habían sido cruciales para ellas y para su relación, y aquello frustraba a la morena dado que no lograba recordar como ella quisiera.
Rachel odiaba dejarse llevar por sus pensamientos porque a veces llegaban pequeños flashes a su mente, y algunos le daban miedo. No sabía diferenciar entre lo que había sucedido realmente y las jugadas que se hacía a ella misma.
— ¿Puedo besarte? —preguntó la morena.
La pregunta resulto sobrando, Rachel no esperó respuesta y se lanzó contra Quinn quien se abrazo a la morena para no perder el equilibrio. Dicho beso no duró tanto, pero ambas se sonrieron y siguieron su camino. Quizá ahora las cosas irían por un mejor camino y por fin lograrían ser felices.
¡Hola!
Disculpen la tardanza, y que el capítulo sea tan corto. Justo hace un mes tuve una operación de emergencia en el ojo izquierdo y se supone que no debo usar demasiado el celular, computadora, etc. Pero si no lo hacía, esto iba a tardar más en subirse y nuevamente perdería la inspiración. Espero sepan comprender y esperar para los próximos capítulos.
Gracias, hasta la próxima :)