Disclaimer: Todo del señor Martin.
Notas: Este fic participa en el reto "Pairings arriesgados" del foro "Alas Negras, Palabras Negras".
Oía el llanto del acero a través de los cristales, a pesar de los firmes y gruesos muros, como un murmullo lejano y molesto, como un enjambre de moscas zumbando demasiado cerca de su oído.
"En mis sueños, lo mato cada noche. Un millar de muertes seguirá siendo menos de lo que merece".
Su mano masajeó insistentemente la sien derecha con movimientos lentos y circulares. Sabía que aquel estúpido gesto no era más que un simple acto reflejo de la humanidad, que para que su cabeza dejara de zumbar al ritmo de aquel ejército de moscas debería abrirse la tapa de los sesos y estrujarse el cerebro a dos manos. La idea cada vez resultaba más tentadora.
"En mis sueños, lo mato cada noche. Un millar de muertes seguirá siendo menos de lo que merece".
Si cerraba los ojos de aquella forma, de esa en la que los párpados duelen y ves pequeñas lucecitas blancas, si se esforzaba e ignoraba el dolor y la rabia, lograba verlo de nuevo.
Veía sus inmaculados cabellos de plata ondear con la gracia de una bandera, veía los altos pómulos esculpidos en el más duro y exquisito mármol, veía una vez más aquel porte regio y aquella armadura maldita.
Si cerraba los ojos de aquella forma, de esa en la que los párpados duelen y los ojos escuecen, de aquella en la que puedes jurar que se te están rompiendo varias terminaciones nerviosas, no era a Lyanna a quien veía. No era a la joven y hermosa Stark a la que ansiaba ver.
"En mis sueños, lo mato cada noche. Un millar de muertes seguirá siendo menos de lo que merece".
- Maldita sea, Ned. Ni siquiera recuerdo el rostro de tu hermana, ni siquiera el timbre de su voz.- Una mano de dedos gruesos y rechonchos volvió a reanudar su insistente masaje. Si supieras que en mi mente mato a ese cabrón por haber elegido al lobo en vez de al venado…
Su enorme figura se sacudió con fuerza al compás de unas secas e inesperadas carcajadas; una risa fría y amarga. Unos minutos después un potente puño se estrelló contra la madera del reposabrazos.
- ¡MÁS VINO!